Capítulo Cuatro

CUATRO

19 de febrero, 2011

Solo me basta con tocar la bocina dos veces para que mi hermana extasiada de felicidad alza de la casa de mis padres y se siente de copiloto, apenas cierra la puerta, un grito de emoción la abandona y le tapo la boca con una mano para evitar que despierte a mi bebé durmiendo en el portabebés atrás.

Cuando retiro mi mano ella se disculpa y trata de contener las risitas tontas. Es lindo ver su emoción, creo que me hace arrepentirme de no haber sido una gran fan de bandas de chicos durante mi adolescencia, pero siempre estuve demasiado desesperada en crecer.

—Le avisaré a mamá y papá que ya vamos en camino —Me avisa y luego se encarga de poner la musica que por supuesto, es BG.5.

—Pareces muy emocionada y eso que no es la primera vez que los verás.

Mi hermana ha ido a un par de sus conciertos y creo recordar que alguna vez tuvo la dicha de conocerlos brevemente y tomarse una foto junto al club de fans al que pertenece.

—Sí, pero esta vez es diferente. ¿Quieres un chicle? —ofrece y acepto—. ¿Crees que me recuerden?

—Eres inolvidable, Kathe, pero tenemos que ser prácticas y es difícil recordar un rostro entre tantos, sin embargo, estoy segura que los llenarás con tu encanto,

—Estoy nerviosa —admite removiéndose en su asiento—. Por cierto ¿Sabes cómo llegar a Londres?

—Sí, no es la primera vez que voy —Le recuerdo, aunque si es la primera vez que soy quien conduce todo el trayecto.

Un quejido infantil llena el auto avisándonos que Dan acaba de despertarte. Doy un vistazo por el espejo retrovisor y lo encuentro haciendo un puchero.

—Bebé no llores —pide Kathe, pero segundos después mi hijo emito un llanto enojado.

—Tranquilo, bebé, mami está aquí.

—Nani... abua.

Mi hermana se encarga de entregarle su biberón con agua y suspira porque apuesto que él le da una adorable sonrisa.

—Vamos de viaje a ver a BG.5, Dan ¡Es emocionante! —aplaude mi hermana y mi hijo se contagia de la emocion.

—¡Yeihh! —Celebra haciendonos reír antes de que jadee—. ¡Aboool!

—Sí, muchos arboles —coincide Katherine—. ¿Te gustan?

—Ajá —dice de manera distraída— ¡Abolesss!

De esa manera pasamos largas horas de viaje con Dan nombrando cada árbol que pasábamos, lo cual son muchos por lo que al final del viaje estoy dispuesta a hacer una campaña en contra de los árboles si eso implicara que Dan más nunca señale uno.

***

Mamá ha sido generosa con el hotel en que nos ha hospedado. Una habitación doble con una enorme bañera nos recibió y Dan ha estado emocionado con todo el espacio libre que tiene para jugar mientras mantengo el teléfono pegado de mi oreja, escuchando a Amelia felicitarme por mi último trabajo de corrección.

—Estoy tan segura de que te esperan cosas tan maravillosas, haces un trabajo increíble.

—Me gusta mi trabajo —Le hago saber.

—Y sé que te esfuerzas, pero me hace feliz que finalmente te tomarás unos días libres porque trabajas demasiado.

—¿Y eso es malo? —pregunto desconcertada.

—No, pero a veces es bueno tambien recrear nuestra mente. Vivir y eres una mujer hermosa e inteligente...

Ya. No sé si estoy a la defensiva, pero siento como si aludiera a mi falta de vida amorsa, pese a que mi jefa nunca cruza los límites, quizá se trate de que proyecto mi miedo de que tal vez, la manera en la que Jake rompió mi confianza y me dedicación plena a la crianza de mi hijo, me mantiene alejada de cualquier tipo de romance, eso no es para mí.

Ante mi silencio, mi jefa se aclara la garganta antes de volver a hablar:

—Vale, no te molesto más querida, disfruta de Londres.

La llamada finaliza y me siento en la cama con la mirada clavada en la pared. Tengo que admitir que a veces me siento sola, pero no necesito a un hombre para salir adelante y puedo darme orgasmos a mí misma.

Estoy bien.

***

Sonrío mirando una vez más a mi hijo llevando el suéter que su tía encargó para él en el que adelante se lee "Bebé BG.5" y atrás "soy el BG.6 ." El hecho de que sea negro hace resaltar sus ojos grises, además, hace juego el suéter del club de fans oficial que tiene mi hermana, digamos, que soy la que desentona con unos simples jeans ajustados y un suéter blanco de lana, los abrigos los dejamos en el auto.

Desde mi punto de vista llegamos bastante bien de hora, pero Katherine opina lo contrario así que mientras ella corre a encontrarse con sus amigas del club, tras obtener nuestras credenciales, yo corro hacia el baño más cercano porque Dan no deja de canturrear que quiere hacer pis.

—Hazlo como te enseñó el tío —Lo aliento de pie detrás de él agradeciendo que el retrete no sea tan alto.

—¿Ashi? —Me pregunta sosteniendose y sacudiendola haciendome contener la risa.

—Sí, cariño.

—No sale —Me mira como si pudiese ayudarlo a orinar.

—Vamos a relajarnos —intento y comienzo a imitar sonidos de agua que lo hacen mirarme raro, pero afortunadamente consigue orinar.

Desafortunadamente, aun le falta práctica en la puntería y salpica en la tapa, en sus zapatos que gracias al cielo, son de cuero, lo que hace que no absorba y solo tenga que limpiarlos con una toallita humeda.

Tras encargarme de la mala puntería, estamos listos para unirnos a mi hermana.

Sigo las indicaciones tras preguntar, sosteniendo la pequeña mano de Dan entre la mía mientras mira todo con asombro y me hace preguntas. La calefacción se siente bien y me hace desear estar menos abrigada. Cuando finalmente llegamos a la puerta correcta, un moreno corpulento e intimidante revisa mi credencial, pero le sonríe a Dan que lo mira muy impresionado con la boca abierta.

—¿Por qué tiene tanto pelo en boca? —pregunta mi hijo señalando el bigote.

El hombre ríe e intenta alborotarle los rulos, pero mi hijo retrocede frunciéndole el ceño porque odia que toquen su cabello.

—Esto campeón, es un bigote. Los hombres rudos e inteligentes lo tienen —Le dice el hombre y yo no comparto su opinión, pero le doy una sonrisa cortes mientras nos deja pasar.

Es fácil reconocer la cabellera castaña rojiza de mi hermana con su grupo de amigas y Dan la llama, mi hermana parece que estuviese colocada de la emoción cuando me habla.

—¡Ya llegaron! Llegaron ¡ Están aquí!

—¡Yeihhh! —Celebra Dan alzando los brazos con emoción y ruedo los ojos.

Qué va a saber mi hijo quiénes son BG.5, él solo le sigue la corriente a su tía.

Una mujer rubia finalmente se acerca a darnos una serie de indicaciones sobre como transcurrirá la actividad y no puedo evitar notar, que aparte de mí, solo hay una representante.

Las chicas entran primero que la otra representante y yo, para mi suerte es agradable y mantenemos una conversación cordial.

Dan tira de mi mano y lo miro.

—¿Tía Kat?

—Ya nos reuniremos con ella.

Cuando la mujer rubia vuelve por nosotros, mi hijo se aferra a mi mano posible mientras entramos a un estudio o al menos creo que es eso. Hay una mezcla de voces, risas y sollozos.

—Lloran —Me dice Dan con el ceño fruncido y me agacho.

—Lloran de emoción, cariño.

—¿Por qué?

—Porque se siente bonito.

Me incorporo y nos hago avanzar, pero él no parece muy convencido.

—Tranquilo, Dan, son amigas de Tía Kat.

—¿Tía Kat? – pregunta frunciendo el ceño como si él realmente no me creyera.

—Sí, tía Kat ¿La ves?

Su expresión se vuelve de concentración mientras buscamos a mi hermana entre el grupo de chicas emocionadas y dispersas, nadie nota nuestra presencia.

El primer miembro de BG.5 que descubro es un pelirrojo y estoy segura de que sí es un miembro de la banda por la manera en la que una chica llora mientras él la abraza y le sonríe.

—¡Tía Kat! —grita mi hijo con emoción sobresaltándome y llamando la atención.

Sigo su señalamiento y sonrío.

—Muy bien, cariño ¡Has encontrado a tía Kat!

Mi hermana, quien parece extrasiada, se encuentra junto a un hombre bastante alto de cabello castaño oscuro y cuerpo tonificado. Él tiene su atencion en un dibujo que ella le ha entregado y aunque solo alcanzo a ver su perfil, me doy cuenta de que él le está sonriendo mientras la escucha en lo que seguramente es un parloteo nervioso.

—Mira, la tía Kat está muy feliz —Me agacho para que me escuche mejor sin tener que alzar la voz—. Nos gusta que la tía Kat sea feliz ¿Verdad?

—Sí, ajá —asiente mi hijo—. ¿Y eshe?

—Es es un miem... —Me callo abruptamente.

Porque entonces ese miembro de BG.5 echa su cabeza hacia atrás y ríe antes de ladearse más hacia al frente haciendome consciente de sus ojos extremadamente azules.

Un azul profundo y magnifico que vi durante mucho rato en el momento más significativo de mi vida.

—Es Harry... —susurro.

Harry. El chicho de los profundos ojos azules. Él que me ayudó en mi labor de parto. Él dueño de la primera foto de Harry Daniel.

—Mierda  —murmuro sin poder creérmelo.

—No malas palabras, nani —Me recuerda Dan.

Doble mierda.


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