Capítulo Cuarenta y Ocho

CAPÍTULO CUARENTA Y OCHO

Para muchos el mundo sigue, para mí se cae a pedazos mientras permanezco sentada en un sofá mirándome las manos, preguntándome si mi niño tiene sueño, hambre, frío, miedo y piensa que lo abandoné.

Esta no es mi vida, no debería ser así.

Entonces ya no hay silencio, exploto sin poder contener mis emociones, grito fuerte mientras lloro y sollozo, mientras ruego que me regresen a mi hijo, ofreciendo todo lo que tengo a un Dios que espero me esté escuchando.

Unos brazos me sostienen desde atrás en un abrazo que busca consolarme y me doy cuenta de que se trata de papá, quien evita que caiga al suelo, el lugar en el que ahora quiero arrastrarme. Clavo las uñas en los antebrazos de papá y él me lo permite mientras susurra que todo estará bien, pero me cuesta creerle cuando no sé en dónde está mi bebé, cuando Jake se lo llevó y no se ha manifestado ¿Cómo pudo hacernos esto?

—Papá me duele.

En respuesta papá me aprieta contra él.

—Lo sé, cariño, lo sé, a nosotros también nos duele.

Keith vuelve a la sala furioso y por un momento parece como si va a arrojar su teléfono contra la pared y sus manos tiemblan. Papá nos hace sentarnos una vez más en el sofá mientras susurra palabras dulces en mi oído.

En este momento me doy cuenta de cuánto deseo los brazos de Harry rodeándome.

Papá me acurruca a su cuerpo mientras lloro e intenta desenredar los nudos de mi cabello con sus dedos, pero se rinde y se dedica a abrazarme.

Los ojos me arden y están demasiado hinchados, mi cabello es un desastre y mi estómago quiero vomitar lo poco que contiene. Me siento como una mierda.

—¿Cómo piden que esperemos setenta y dos horas? —pregunta Keith un gruñido—. Se llevan al niño y nosotros debemos esperar toda esa mierda de horas.

—Keith...

—Keith nada, mamá. Mi sobrino podría estar asustado y hay que esperar unas putas horas, aun cuando sabemos quién lo tiene ¿Qué clase de broma cruel es esa?

Aprieto mis labios temblorosos y salgo del abrazo de papá, intentrando una vez más llamar desde mi teléfono el numero desde el que Jake me escribió.

Obtengo la misma respuesta: número no disponible.

Miro hacia el reloj que descansa en la pared, marca las doce del mediodía. Solo quiero saber que mi bebé está bien.

Cuando han pasado dos horas y medias, mamá me obliga a comer tras recordarme de manera discreta que debo preocuparme por mis dos hijos y lloro, pero al final termino comiendo una sopa de pollo que no me hace sentir ni un poco mejor.

Keith no se ha despegado del teléfono desde ayer, haciendo cuantas llamadas sean posibles, esta frenético, una parte de mí se siente avergonzada de que mi hermano no este disfrutando de su familia por mí. En este momento Bridget está tomando una siesta junto a Adam en la antigua habitación de mi hermano.

Jake es tan... tan... tan él, que no solo ha alterado mi mundo, acaba de alterar la de mi amada familia, no solo tomo mi punto débil y lo que más me importa, disparó directo a nuestro núcleo familiar.

Katherine intenta ayudar tanto como puede sentandose a mi lado en silencio, pero tomandome de la mano y lo agradezco, todo cuenta en este momento.

A las cinco de la tarde, cuando mamá cocina café para todos, incluyendo un viejo amigo de papá que trabaja en la estación de policía el olor revuelve mi estómago, pero me mentalizo que no debo vomitar, aun cuando pareciera que el cubo de basura me estuviese llamando. Todos mis pensamientos están dirigidos a Dan "qué esté bien" "qué no tenga hambre" "qué no esté asustado" "qué alguien le haya dado chocolate y una flor para jugar" "qué no me esté extrañando locamente como yo lo extraño a él" "que sepa que su mami lo va a encontrar."

Mi niño tiene que estar muy asustado, lo enseñamos a no relacionarse con desconocidos y es receloso, solo pensar en su angustia hace que mi mundo se caiga a pedazos.

—Cielo ¿Por qué no tomas una ducha? —pregunta mamá con suavidad acariciándome la espalda.

—Porque quizás mi hijo en este momento esté sucio.

Mi madre da un respingo e inmediatamente me disculpo mientras mi estómago se revuelve mucho más. Bañarme quizás me dejaría en un sueño profundo y no quiero dormir, aun cuando cada musculo de mi cuerpo y mi cerebro me exige descansar.

Papá y Ben, su amigo oficial, están fotocopiando en la impresora de Katherine una foto de Dan.

Los nudos en mi estómago se están haciendo más fuertes e incomodos. No quiero vomitar.

El timbre de la casa resuena por el lugar y doy un respingo, con la esperanza de que se trate de Jake enmendando su vil actuación y devolviéndome a mi hijo, por lo que con mucha esperanza clavo mi vista borrosa hacia la puerta.

Sin embargo, cuando mi hermana abre la puerta no hay rastros de Jake ni de mi hijo, pero mis labios tiemblan y nuevas lágrimas aparece cuando me encuentro con las miradas de mis chicos de BG.5, mi Harry Jefferson.

Por un momento los ojos de Harry solo están clavados en los míos y me siento tan frágil que solo desearía que él me abrace.

Se siente un espeso silencio acompañado de la quietud y mis emociones son demasiados para este nuevo bebé por lo que dejo de luchar y voy con rapidez hacia la papelera más cercana, me arrodillo y cierro los ojos dejándolo ir, sucumbiendo a las arcadas y vomitando lo poco que tenía.

Siento que voy ahogarme entre vómito y llanto, mamá no duda en arrodillarse a mi lado y acariciarme la espalda.

—Está bien, cielo, mamá está aquí, déjalo ir todo —murmura.

Sollozo en medio de arcadas, me duele porque no tengo más para expulsar, pero mi cuerpo no se detiene.

—No puedo más —lloriqueo.

—Puedes con mucho —Me recuerda—. Eres fuerte.

Respiro en medio de jadeos cuando las arcadas disminuyen. Me acurruco contra el cuerpo de mamá con los ojos cerrados antes de empezar a sollozar y ella llora en silencio conmigo. Me siento rota, me siento una madre horrible porque dejé que se lo llevara y tampoco cuido bien de este nuevo bebé.

—Quiero que esto acabe, no quiero nada de esto. Quiero mi vida ¡maldita sea! ¡Quiero mi vida de vuelta!

Grito comenzando a patalear y rápidamente Keith, quien acaba de terminar una llamada, retira a mi mamá para tomarme entre sus brazos. Mantengo mis ojos cerrados mientras recuesto mi frente de su pecho.

—Todo me da vueltas.

—Mierda ¿Vas a vomitar de nuevo? — pregunta mi hermano.

—No-no me siento bien.

—¿Puedes ponerte en pie, Kae? —en respuesta niego con la cabeza y cuando respiro hondo el olor todo lo que percibo es café.

Me doy la vuelta y frente a la papelera doy arcadas, pero no tengo nada que expulsar.

—¡Maldición! —Mi hermano intenta retirarme mechones de cabello del rostro—. Mamá prepárale algo y un baño. Tranquila, Kae ¿tienes frío?

Me doy cuenta de que estoy temblando, niego con la cabeza.

—Tengo miedo —es mi respuesta en un susurro.

Unos pies aparecen frente a mí ni siquiera necesito alzar la vista para saber que es Harry, reconozco cualquier cosa que pertenezca a él.

Metiendo las manos debajo de mis brazos, me pone en pie y luego sus dedos me retiran cabello del rostro para que nuestros ojos se encuentren. Tiene líneas de cansancio en su rostro, lleva más barba de la que suele llevar y su cabello está muy despeinado. Pero es mi Harry y extrañaba tanto verlo y tenerlo que cuando me abraza el dolor no disminuye, pero se hace más soportable.

Aprieto con fuerza su camisa entre mis manos y me abrazo con fuerza a su cuerpo. Siento su beso en mi sien y su mano intentando peinar el desastre en mi cabello.

—Todo estará bien, estoy aquí, nena.

No dice nada más, pero él sabe que no es necesario que lo haga, con el hecho de que este aquí, sosteniéndome, viviendo mi angustia y la suya propia ante el hecho de no tener a Dan, es suficiente para hacerme ver que el nosotros nunca ha consistido en "dos", el nosotros siempre ha ido de "tres", bueno, ahora un "cuatro" pero justo ahora no es el momento de hacerle saber la noticia.

Él que este aquí tampoco significa que él haya olvidado lo que ha sucedido entre nosotros, sin embargo, sabemos que este no es el momento para hablarlo.

—Mi bebé...

—Lo sé, nena, lo sé —Me planta otro beso en la sien y me aprieta contra la calidez de su cuerpo—. Pronto volverá a casa.

Y suena tan firme que le creo.

***

Harry y yo no nos hemos hablado más de las palabras de cuando llegó, son Dexter y Andrew quienes se encargan de llenar el silencio mientras mamá les entrega café.

Finalmente, mamá me convenció y ayudó a tomar un baño, me siento impotente porque mis ojos se hacen pesados advirtiéndome que en cualquier momento me quedaré dormida. Mi cuerpo se inclina hacia el de mi hermana y cuando ella comienza a jugar con mi cabello sé que es cuestión de tiempo para caer en la inconsciencia. No quiero dormir, tengo miedo de hacerlo y que al despertar todo cambie.

Bridget, quien acaba de acostar a Adam, se sienta en mi lado tomándome la mano, tiene los ojos hinchados porque ha estado llorando.

—Debes ir a un médico, Kae, puedes tener la presión baja y eso no está bien.

—Iré cuando tenga a mi niño.

—Necesitas ir ya, Kae, es peligroso.

Miro hacia Harry, quien tiene su atención en mí desde el sofá del frente. Vuelvo la atención a mi amiga y sacudo la cabeza.

—No puedo, tengo que saber que Dan está bien.

—Está bien, pero prométeme que iras una vez Dan este aquí.

Asiento y respiro hondo tratando de que el olor del café no me ha vomitar.

Poco a poco se me dificulta más el quedarme despierta, es una batalla perdida, dejó de luchar y me duermo, pero no sin antes notar que Katherine se remueve y un olor masculino muy conocido se cuela por mi nariz. Sé que Harry está sosteniéndome.

—Duerme, cuidaré de tus sueños —murmura antes de besar mi frente.

Harry nunca me dejaría caer, aun cuando lo decepcione.

***

Cuando despierto todo está oscuro y no sé si se trata de luces apagadas o las horas han pasado, me siento desorientado.

Me toma un tiempo darme cuenta de que mi cabeza descansa sobre el pecho de Harry mientras la mitad de mi cuerpo está sobre el suyo.

El movimiento de su pecho con su respiración me hace consciente de que se encuentra despierto, pero en calma y la palma de mi mano siente los latidos de su corazón.

Me duele la cabeza y mis ojos se sienten hinchados, mis extremidades pesadas y la tristeza es un enorme nudo en mi estómago.

Tenía tanto tiempo sin ver a Harry, sin verlo, sin tocarlo, sin escuchar su voz y me entristece que vuelva a ocurrir por la desaparición de Dan.

—Sé que estás despierta —susurra.

Sin poder evitarlo me aprieto más contra su cuerpo, enredando una mano en su cabello, queriendo estar tan pegada a él como se pueda.

—Tengo mucho miedo.

—Lo sé, yo también, Kaethennis, pero Dan es un niño muy especial que dentro de muy poco estará de nuevo con nosotros.

—Él-él te extrañaba mucho, estaba molesto conmigo... se estuvo sentando frente a la puerta todos los días, desde que te fuiste, esperándote...

Harry respira hondo, asimilando mis palabras.

Dan lo llamo papi, y en vez de hablar sobre la situación, simplemente enloquecí.

—También lo he echado mucho de menos...

Pero no menciona que me haya extrañado y lo entiendo, pero comprender no es lo mismo que no sentir dolor.

—Estará muy feliz de verte cuando vuelva.

—¿Me dejaras verlo? —odio la incertidumbre en su voz.

Yo nos hice esto.

—Jamás le prohibiría verte, él... te ama.

—Y yo lo amo.

Pero no menciona que me ama a mí.

Permanecemos en silencio y puedo sentir mis ojos intentar cerrarse una vez más.

—No quiero dormirme, pero mi cuerpo me obliga.

—Duerme, yo estaré aquí, descansa.

Parte de mi miedo está en despertar y que él no esté.

Para acomodarme mejor sobre su cuerpo él ubica una mano en mi estómago plano, y aunque no sepa que una parte de él está creciendo ahí, todo en mí se estremece.

Está tocando el lugar donde su bebé esta y aun no lo sabe.

***

23 de noviembre, 2011

Harry me cepilla con cuidado los nudos del cabello en tanto permanezco sentada en la cama de mi antigua habitación. Entre él y yo nunca había existido tanto silencio como ahora.

—Te he echado de menos —murmuro y por un momento sus manos se detienen—, aunque es tonto, sabiendo que fui yo la que te alejo, pero te he extrañado muchísimo.

Retoma el cepillarme el cabello sin responderme y se siente como un golpe. Poco después se detiene frente a mí y su mirada se pasea por mi rostro y no sé qué busca, pero termina por fruncir el ceño.

—Estás muy pálida y he visto que no has comido nada ayer ni hoy.

—No tengo hambre.

—¿Cómo vas a no tener hambre si amas comer?

Niego con la cabeza y miro hacia un lado. Puede que tenga algo de hambre, pero lo último que quiero es vomitar.

—Por favor come —pide tomándome la barbilla entre sus dedos—. Cuando Dan vuelva necesitará que estés sana y ágil. Quiero que estés bien cuando me vaya Kaethennis.

El impacto de sus palabras me hace mucho daño por lo quiero de vuelta, junto a mí, junto a nosotros.

—No lo entiendes —consigo hablar pese al dolor ante sus palabras—, si como vomitaré...

—¿Vomitar? ¿Por qué? ¿Estás enferma? ¿Qué no me estás diciendo? —esos ojos azules me miran con intensidad a la espera de una respuesta.

Me muerdo el labio devolviéndole la mirada.

—¿Kaethennis? ¿Por qué vomitarías?

Cuando estoy a instantes de decirle del embarazo, Dexter se asoma en la puerta de la habitación con una sonrisa llena de suavidad hacia mí.

También lo extraño tanto. A todos.

—¿Todo bien, Hottie?

Asiento viéndolo entrar a la habitación, se detiene frente a mí y me besa la frente.

—Sé que te lo han dicho, pero todo estará bien. Eres una mujer asombrosa que merece que le pasen cosas increíbles —Sus palabras amenazan con hacerme llorar otra vez.

—Bajaré a cocinarte algo ¿de acuerdo? — dice Harry dirigiéndose a la puerta—. Y tranquila, no lo vomitarás.

Una vez Harry esta fuera de la habitación todo permanece en silencio mientras Dexter se sienta a mi lado y pasa uno de sus brazos alrededor de mis hombros, recuesto mi cabeza de su hombro y suspiro.

—Mi hermano hizo realmente algo bueno por tu cabello, lucía como el cabello de una muñeca mal peinada, ahora te ves decente...

No puedo evitar reír un poco, miro a Dexter y me sonríe.

—Sé que no querías romper su corazón, Hottie, que seguramente entraste en pánico ante lo que sucedió —hace una pausa antes de esbozar una sonrisa traviesa—. Bueno, estoy muy orgulloso de que mi hermano le partiera hasta la madre a ese tipo.

»Entraste en pánico y seguramente no te referías a sacar literalmente a Harry de tu vida, pero el hombre se lo tomó muy literal, además de que lo lastimaste. Sé también que Dan lo llamó papi, así como sé también que fuera de todo lo que pasó entre ustedes, mi hermano fue absolutamente feliz ante el hecho de que tu niño lo viera como su padre.

Me muerdo el labio tembloroso y me limpio las lágrimas que consiguen escaparse.

—Lamento no haber estado para hacerte salir de tu ataque de pánico y hacerle ver a Harry que estabas asustada, pero tengo mucha fe de que en cuanto pase toda esta mierda del cabrón tomando a un niño que no es suyo, podrás solucionar todo este problema que has creado ¿verdad?

—Yo- yo le hecho mucho de menos, quería arreglar todo con él antes de todo esto, incluso cuando llamé y tú... ¿Le diste mi mensaje, Dexter?

—Por supuesto que lo hice, soy partidario de que ustedes deben estar juntos.

—Entonces no lo entiendo...

—¿Qué no entiendes?

Por qué no respondió mis llamadas, por qué no respondió al mensaje, por qué no respondió a mis emails, por qué eliminó su cuenta de correo electrónico, por qué se le vio con Jenny Fletcher, por qué fue como si yo hubiera dejado de existir.

Pero al ver el genuino desconcierto del rostro de Dexter me doy cuenta de que son decisiones que Harry tomo por él, en las que ningún tercero intervino.

—Nada, solo olvídalo.

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