CAPITULO 1
La noche oscura se cernía sobre la ciudad, envuelta en un manto de sombras y silencio, roto solo por el eco de un golpe resonante. Tn, el Spiderman de este universo, había arrojado a Otto Octavius contra la pared de un edificio, el impacto resonando como una campana en la penumbra. El villano, aunque herido y tambaleándose, no podía contener una risa maníaca que brotaba de sus labios.
Otto: ¡Ahora sé quién eres, Tn White! -gritaba Octavius, sus ojos brillando con una locura que solo un genio desquiciado podría poseer. Su voz era un eco delirante que llenaba la noche, pero para Tn, esas palabras parecían carecer de peso. Con una calma desconcertante, comenzó a acercarse al villano, cada paso resonando con una serenidad que contrastaba con la furia del momento.
Tn: ¿Sabes? Me agradaba más cuando hablabas menos -respondió Tn, su tono tranquilo como el viento que acaricia los árboles. La risa de Otto se detuvo abruptamente, pero su mirada se mantuvo feroz, desafiándolo a no sentir el pánico que su revelación debería haber causado.
Otto: ¡Les diré a todos! ¡Les diré que eres Tn White! -insistió Otto, como si eso pudiera despojar a su enemigo de su esencia heroica. Pero Tn se detuvo, mirando a Octavius con una mezcla de diversión y desprecio.
Tn: Adelante, cuéntales. Diles que un chico de preparatoria les dio una paliza a ti y a todos los villanos que has metido tras las rejas. Eso probablemente los hará reír -replicó Tn, su voz llena de burla. -¿De verdad crees que te creerán? ¿El estudiante con malas notas, el que ni siquiera puede salir bien en un examen, es el héroe de la historia? Vamos, Otto. Eres más listó que eso.
Su risa resonó en la oscuridad, una mezcla de confianza y desafío. En su interior, sabía que Otto podía intentar arrastrar su identidad a la luz, pero la verdad era que Tn White era solo un nombre, un rostro entre la multitud. El verdadero héroe, el verdadero Spiderman, era más que eso; era la esperanza que brillaba en la oscuridad, la fuerza que se alzaba contra el caos.
Tn: Así que, sigue riendo, Otto. Porque mientras tú te retuerces en tu propia locura, yo seguiré protegiendo esta ciudad. Y tu risa, al final, no será más que un susurro ahogado en el viento -concluyó Tn, su figura envuelta en la oscuridad mientras se preparaba para lo que vendría. La batalla aún no había terminado, pero en su corazón, sabía que la verdadera victoria no era solo derrotar a su enemigo, sino mantener su identidad oculta y proteger a aquellos que amaba, sin importar cuán oscuro se volviera el camino.
Inquebrantable.
El amanecer comenzaba a despuntar sobre la ciudad, tiñendo el cielo de un cálido tono dorado que prometía un nuevo día. En la cocina de la casa de los Stacy, el aroma del café recién hecho se mezclaba con el sonido del tostador, creando un ambiente acogedor. Wen se encontraba sentada a la mesa junto a su padre, mientras la televisión transmitía las últimas noticias del día. En la pantalla, un reportero hablaba animadamente sobre la reciente victoria de Spiderman sobre Otto Octavius, su figura enérgica destacando mientras se mostraban imágenes del enfrentamiento.
Wen: No es genial que Spiderman ya detuviera a Octavius? -exclamó Wen, con una chispa de emoción en sus ojos.
Gwen Stacy del Universo de Tn: Wen
Su padre, un hombre de rostro serio y con un aire de autoridad que venía con su uniforme de policía, frunció el ceño mientras escuchaba.
George: Wen, Spiderman simplemente hace que más de esos maníacos extravagantes se multipliquen. Cada vez que uno es detenido, otro aparece para llenar el vacío -respondió, su voz grave y firme, cargada de la sabiduría que solo la experiencia puede traer.
Wen lo miró, entendiendo su preocupación, pero no podía dejar de pensar en lo que había observado en su entorno.
Wen: Puede que pienses eso, papá -dijo, con una leve sonrisa-, pero debo admitir que Spiderman ha hecho que la delincuencia baje considerablemente. Al menos la gente mala ahora se lo piensa más antes de hacer sus fechorías.
En ese momento, su teléfono vibró sobre la mesa, y Wen lo miró con curiosidad. Cuando vio el mensaje, su rostro se iluminó con una sonrisa radiante que su padre no pudo evitar notar.
George: ¿Quién es? -preguntó con un tono divertido y burlón-. ¿Es Tn?
Wen se sonrojó de inmediato, sintiendo el calor en sus mejillas mientras intentaba ocultar su sorpresa. Su padre sonrió con orgullo, disfrutando de la reacción de su hija.
George: Tn es realmente agradable, quizás un poco problemático, pero es un buen chico. Sé que te respeta -continuó, sin perder la oportunidad de picar a su hija.
Wen se sintió aún más avergonzada por esas palabras, moviendo la cabeza de un lado a otro.
Wen: ¡No es él! -exclamó, tratando de recuperar su compostura-. ¡Es Mary Jane! ¡No digas cosas vergonzosas, papá!
La risa de su padre llenó la cocina, mientras ella intentaba ocultar su sonrojo detrás de un sorbo de jugo. A pesar de la broma, en su interior, Wen sabía que la conexión entre Tn y ella era única, un secreto que guardaba con cariño. Mientras la televisión continuaba mostrando las hazañas de Spiderman, su mente divagaba entre la realidad y la fantasía, soñando con un futuro donde los héroes y los corazones se entrelazaban en una danza de valentía y amor.
Inquebrantable.
La entrada del colegio estaba llena de vida, con estudiantes entrando y saliendo, riendo y compartiendo historias de sus vacaciones de verano. Entre la multitud, Mary Jane se destacaba como un faro de luz, su belleza natural atrayendo la atención de cada chico que se cruzaba en su camino. Con su cabello rojo brillante que caía en ondas suaves y una sonrisa que iluminaba su rostro, era imposible no mirar. Sin embargo, en su corazón, Mary Jane sabía que sus ojos solo estaban destinados a uno: Tn.
Mientras tanto, un sonido familiar resonaba en la entrada. Una patrulla de policía se detuvo justo enfrente, y de ella descendió Wen, con el rostro enrojecido de la vergüenza. Su padre, desde la ventanilla, le gritaba cosas que solo un padre orgulloso podría decir.
George: ¡Recuerda, Wen! ¡No dejes que nadie te menosprecie! ¡Eres fuerte y capaz! -su voz resonaba a través del bullicio, llenando el aire de un paternalismo que, aunque bien intencionado, hacía que Wen se sintiera aún más cohibida.
Mary Jane, observando la escena, no pudo evitar reírse, una risa tierna que resonaba entre el ruido de los estudiantes.
Mary Jane del Universo de Tn.
Mary: Es tan dulce -dijo, sonriendo mientras se acercaba-. Tu papá realmente se preocupa por ti.
Wen, aún sonrojada, se dirigió a su amiga con un gesto de exasperación.
Wen: Es vergonzoso que siga haciendo eso -se quejó, tratando de ocultar su sonrojo tras una mueca.
Mary Jane se encogió de hombros, con una expresión burlona en su rostro.
Mary: ¡Por favor! Eso es mucho mejor que tener un padre alcohólico que se la pasaba sentado en el sillón -respondió, refiriéndose a su propia situación familiar con un tono de ironía.
Ambas rieron, la risa llenando el aire y creando un momento de conexión entre ellas. A pesar de las diferencias en sus hogares, sabían que podían contar la una con la otra.
Mary: Vamos, ya tenemos que entrar -dijo Mary Jane, tomando la mano de Wen con complicidad.
Juntas, se dirigieron hacia la entrada del colegio, la amistad que compartían brillando intensamente en medio de la multitud. Cada paso que daban estaba lleno de risas y complicidad, y en ese momento, el mundo exterior se desvanecía. Eran dos almas que se apoyaban mutuamente, listas para enfrentar lo que el día les deparara, con corazones llenos de sueños y esperanzas.
Inquebrantable.
Tn corría por las calles, intentando llegar a tiempo a la escuela. Su ropa estaba desordenada, un reflejo de las noches de desvelos y persecuciones que había pasado cazando a Otto Octavius durante todo el verano. Los rayos del sol comenzaban a asomarse por el horizonte, y su mente estaba llena de pensamientos caóticos mientras maldecía las vacaciones.
Tn: ¿Por qué no puedo tener un verano normal? -murmuró para sí mismo, esquivando a un grupo de estudiantes que caminaban despreocupadamente-. Al menos ahora la ciudad no estará envenenada, gracias a mí.
Justo cuando estaba a punto de girar en la esquina de la entrada del colegio, su atención se distrajo y, de repente, chocó con una chica rubia que parecía estar viniendo en dirección opuesta. Ambos se tambalearon, y en un instante que pareció eterno, Tn utilizó su agilidad para mantenerse en pie, evitando que ella cayera. Sus manos la sujetaron suavemente, y cuando sus ojos se encontraron, hubo un destello, una chispa en el aire que llenó el espacio entre ellos de una tensión inusitada, pero no agresiva, sino más bien... ¿romántica?
Tn: Lo siento, lo siento -se apresuró a disculparse, soltándola rápidamente, sintiendo un ligero rubor en sus mejillas mientras la mirada de la chica lo envolvía.
Chica: Está bien -respondió ella, con una sonrisa que iluminó su rostro-. También estoy llegando tarde.
Tn: ¿Eres nueva? -preguntó Tn, sintiendo que había algo especial en esa chica que no podía dejar de mirar. Nunca antes la había visto por el colegio.
La chica rió, una risa dulce que resonó como música en sus oídos.
Chica: Sí, de hecho, me dirijo a mi nueva clase -contestó, su voz suave y melodiosa.
Tn: Soy Tn White -se presentó, sintiendo una extraña conexión en ese breve encuentro.
Gwen Stacy -respondió ella, extendiendo la mano para estrechar la suya con una calidez que lo sorprendió.
En ese momento, el bullicio del colegio a su alrededor se desvaneció, y el mundo parecía haberse detenido. Tn no podía evitar sentir que este encuentro era significativo, como si sus caminos se hubieran cruzado por una razón. La sonrisa de Gwen lo llenó de energía, y mientras continuaban hablando, comenzó a preguntarse si el nuevo año escolar traería consigo no solo desafíos, sino también la oportunidad de conocer a alguien especial.
CONTINUARÁ.
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