[ 33 ]
Era una madrugada helada, las luces rojas parpadeaban con rapidez y las alarmas hacían a todos apretar los dientes. Joder, les hacían tener un oído agudo y las alarmas casi les destrozaban lo tímpanos.
Mina fue la primera en correr a abrir la puerta, cabe decir que ya no dormían en las perreras, dormían en la habitación de Bakugou.
Cerró la puerta de golpe.
—¿Qué es? —masculló Denki.
—Onix —chilló Mina.
Uraraka se quedó en blanco, sin dudarlo se levantó del suelo. Dos semanas enteras en que Katsuki tenía fiebre, no tan fuerte pero siempre presente.
Las alarmas sonaron más fuerte y los golpes en la enorme puerta principal, los disparos y órdenes se escuchaban detrás.
—Evacuen al enjambre, evacuen al enjambre —repetía la voz mecanizada de una mujer.
Todos miraron a Bakugou que cerraba los ojos forzadamente.
Kaminari lo ayudó a levantarse, y justo esa maldita madrugada la fiebre había subido.
—¿Qué hay afuera? —volvió a preguntar Denki.
—¡Onix! —chilló Mina.
—El de los puntos de salva —corraboró Uraraka.
—Evacuen al enjambre, evacuen al enjambre, evacuen al enjambre. —El sonido se volvió fuerte.
—Las instalaciones de vez en cuando tienen fallas, seguro que se han logrado infiltrar —dijo Denki. Tomó a Bakugou y movió la cabeza dando la señal de abrir la puerta.
Uraraka la empujó con fuerza, el caos fuera la hizo llevar su antebrazo a su nariz. Los cuerpos aún desprendían calor con las tripas de fuera, con criaturas comiendo de ellos.
Salieron corriendo, el pasillo estaba semivacio.
Sabía que eso pasaría sin su familia, ellos estaban encargados de cubrir todo, de hacer murallas, de construir refugios, de reforzarlos siempre.
La criatura abrió las fauces intentando tomar la pierna de Uraraka, el ácido escurrió y todo quedó en un regreso brusco a la realidad. La eletricidad de Denki les abrió camino muy rápido.
—¡Adelante! —gritó Ashido.
Esos eran depredadores externos, asquerosos y mal olientes, con garras enormes y cuerpos deformes.
Uraraka tocó las paredes y juntó sus dedos. La gravedad se volvió pesada y el crujido los hizo apretar los dientes. Continuaron corriendo.
¿Cuándo se había vuelto insensible? ¿Cuándo comenzó a ver la sangre como una mancha difícil de quitar? ¿Cuándo fue que comenzó a manipular la gravedad a diestra y siniestra?
—Necesitamos encargarnos de eso después —dijo Ashido señalando al semidesmayado Katsuki. Ochako asintió con la cabeza.
Bien, estaba enojada, ansiosa y preocupada. Tanto, que ahora estaba arrastrando por el suelo a la Ghoul. Encajaban sus uñas con fuerza en sus pieles, y gruñían mientras rodaban por el suelo manchado de sangre e intestinos.
Mina miró por última vez a Ochako, y continuó adelante, detrás de Denki.
Lo menos que quería Ochako era ver cómo esa perra enferma lanzaba cuchillos y gerinjas sobre Bakugou, retrasando así su llegada por el mero gusto de: probar la sangre de un demonio tan aclamado.
Los dientes tomaron su mano derecha y Ochako empujaba con fuerza el rostro de la ceniza.
—¿No te gusta, Gravedad-san? ¡Ah, es tan hermoso verte luchar conmigo entre sangre ajena! —chilló roja. Logrando ponerse sobre Uraraka, ella intentó usar su Quirck; pero levantar a varios ónix y aumentar la gravedad cada minuto a niveles exorbitantes la hacían tener nauseas, además de que ella no era sólo un Quirck y ya, no había jodido su cuerpo de envano.
—¡Deja de joder! —gruñó empujandola de una patada en el estómago, por un corto segundo, pues después la ceniza se colocó sobre ella.
—¿Te está gustando estar aquí, verdad? ¿Has comenzado a ver todo normal, verdad? ¿Te has acostumbrado, verdad? ¿No saber que hacer, verdad? ¿Ya te quitaron a lo que más amabas, verdad? —las pupilas se dilataban más al igual que los sonrojos y suspiros.
La última pregunta la hizo caer en un pozo de agua helada, ya no tenía nada, pero aún así, esperaba que Tamaki le dijera que si había hecho algo. Una falsa esperanza la mantenía ahí al igual que un enfermo objetivo.
La lengua de la ceniza paso por sus clavículas con sorna —. Tenía razón, sabes a cafeína, eso es adictivo ¿Sabes? —chilló.
—Estás loca —gruñó moviéndose.
—¿Tú no lo estás? —se levantó sobre ella. Miró al frente un segundo y se quitó de sobre la castaña— te veré después.
Salió rápido de ahí, Ochako se levantó cansada y miró detrás de ella, el caos era mórbido y asqueroso, pero la criatura que la miraba directamente le hizo ahogar un grito.
Terminó vomitando al llegar a la siguiente sección, vomitaba como loca, dolía y era revitalizante al mismo tiempo. Las lágrimas se asomaron por sus córneas.
—La sección C está cerrada indefinidamente, todos los de la sección C a la D —dijo Tenya. —Los heridos vayan con Kai.
Todos comenzaron a caminar, ella dejó de vomitar difícilmente, levantó la vista y miró a la ceniza.
—Te han dejado ¿Eh?
No, el señor Bakugou se encuentra mal, por eso se fueron rápido, pensó. —Pudrete.
—Usar de más un Quirck después de un cóctel de colores hace que los efectos secundarios sean peores y más invasivos. —Dijo sonriente. —Aún te falta mucho por aprender.
La cabeza comenzó a dolerle, todo comenzó a dar vueltas y sintió caliente todo su cuerpo.
—N-necesito ver al señor Bakugou, tengo que ver que... —cubrió sus labios. —El señor Bakugou está--
Las corrientes de energía la hicieron perderse en un túnel obscuro.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top