•|Resiliencia
Estaba siendo feliz, hoy salí con Salomón y Val a comprar un helado de fresa. Es bastante extraño ya que desde pequeña nunca me a gustado el helado de fresa, pero con el embarazo siento que me encanta.
- Quiero otro. - dije feliz.
- ¿Otro? Este es el quinto helado que te comes, Beck. - dijo Salomón con los ojos muy abiertos.
- ¿Que esperabas? Estoy embarazada.- dije riendo.
- Yo voy por el. - dijo Val y se paro para buscar otro helado de fresa.
En este mes, me hice muy amiga de Salomón, es un buen amigo y en cuento le dije que estaba embarazada se puso feliz, desde entonces me cuida de todo. Él sigue intentando que seamos más que amigos, hemos hablado varias veces del mismo tema y he dejado claro que no quiero nada, pero el insiste.
Dice que el puede ocuparse de mi bebé, ser como su verdadero padre. Siempre me niego, mi hija ya tiene a su padre, un completo idiota, pero tiene a su padre.
- Beck, sabes que te quiero y que haría cualquier cosa por ti y por el bebé. - dijo mientas que me tomaba la mano.
- Salomón, ya te dije que solo te veo como un amigo y nada mas. - suspire- además sigo enamorada de el padre de mi hija.
- Pero él no te ama. - dijo seco y mis lagrimas se escaparon de mis ojos- nena perdón, no era mi intención decírtelo así.
- No te preocupes, tienes razón- le dije limpiándome las lagrimas- es solo que estoy sensible por el embarazo, además...
No pude terminar de hablar por que el sonido de mi celular nos interrumpió. Era Mayra
- Hola hermosa. - dije feliz, soy tan bipolar. - Te olvidaste por completo de mi, ¿Como está todo en Londres?.
- Beck. - me dijo entre sollozos.
-¿Que pasa? ¿Por que lloras? ¿Pasó algo con Jef?. - Pregunté rápidamente.
- No...- dijo. - Es Raúl. - Dijo para luego llorar desconsoladamente.
Mis manos se pusieron frías instantáneamente, mi corazón pálpito de la forma más fuerte.
- ¿Que paso con Raúl? ¡Mayra dime!. - Dije desesperada.
- Sufrió un accidente, se encuentra grave en el hospital, tuvieron que operarlo de forma inmediata, aún no responde. Jefnier dice que está en coma y que al parecer su pulso cada vez se debilita más. - Dijo llorando más fuerte. - Los doctores dicen que son muy pocas las posibilidades de que sobreviva.
- ¿Que?. - Fue lo único que pude pronunciar.
- Beck se que lo odias y que te hizo mucho daño, pero él...
- Iré a Londres en este instante,¿Puedo quedarme en tu casa?.- la interrumpí.
- Seguro.
Ambas colgamos.
Una vez, en el avión, no pare de llorar, Val me acompaño y ella me estuvo consolando. Diciéndome que todo estaría bien yo no decía nada, solo me ponía a llorar y rezaba en mi cabeza por que a Rauw no le pasara nada.
Llegamos súper cansadas a Londres pero no me importo, tome un taxi con Val y nos fuimos directo al hospital. Entramos y pude ver a Mayra y Jefnier que estaban ahí. Mayra tenia ya nueve meses, lo que significa es que le faltaba poco para que su bebe naciera.
- ¿Como está?. - les pregunte aguantándome las lagrimas.
Jefnier negó con su cabeza.
- ¿Que les dijo el doctor?.
- Beck, debes calmarte. - me dijo Mayra.
- ¿Que les dijo?. - pregunté nuevamente.
- El doctor dijo que... - Jefnier se quedo callado y no me decía nada.
- Estoy bien Jef, dime no te quedes callado. - le rogué.
- Beck, Raúl esta en coma. - dijo y bajo la cabeza- Y son muy pocas las posibilidades de que despierte.
Ya estaba llorando. No pude ser que este en coma. Lloro como nuca he llorando den mi vida. Val me abraza pero eso no sirve, yo quiero que sea él que me abrase, quiero que despierte.
- ¿Puedo verlos?. - dije.
- Si. - dijo Mayra
En cuanto entre, de inmediato aparte mi vista para no verlo, sentí que todo mi mundo se derrumbaba por completo. Trate de calmar mi respiración y limpie todas mis lágrimas.
El estaba en esa cama, con varios aparatos pegados a su cuerpo, su rostro estaba lleno de cicatrices. Se me partió el corazón verlo así. Me acerque lentamente, lo tome de la mano y le di un beso en la frente
- Rauw, soy yo, Beck- dije entre sollozos- Tienes que despertar- le bese la mano- Por favor no me dejes sola, no nos dejes solas. - le dije y con cuidado puse su mano en mi ya crecido vientre- Nuestro bebé te necesita tanto como yo. Por favor Raúl despierta, te amo.- le bese los labios- Aún no es tiempo de que te vayas ¿Si?, Quedate conmigo y prometo que seremos muy felices en nuestro hogar.
No obtuve respuesta de él pero sabia que me escuchaba. Estuve con él un buen rato, hablándole. Contándole todo lo de nuestra hija y lo que he echo.
Después de un rato me dio sueño y me acomode a un lado de Raúl, moví su brazo para que descansará en mi cintura y justamente su mano quedo en mi vientre. Recargue mi cabeza en su hombro con cuidado para no lastimarlo y me quede dormida en su brazos de nuevo. Hasta que el doctor me pidió que me marchará.
Toda la semana estuve viendo a Rauw, desde la mañana hasta la noche. Siempre le platicaba algo nuevo o le recordaba todas las cosas que hicimos desde que nos conocimos.
Pero estaba preocupada. En la universidad, pedí una semana de descanso para estar con mi "familiar enfermo" pero esa semana ya se estaba por terminar.
Hoy era Viernes, el último día que tenía para pasar con Rauw y como he echo toda la semana estoy en la habitación con Rauw. Me puse a leerle un libro y cuando me aburrí de leer simplemente me quede ahí junto a el.
Las noticias que daban los doctores no eran alentadoras, cada vez que lo veían decían que su pulso se debilitaba cada vez más, repetían una y otra vez que no se salvaría.
Tengo mucho miedo de perderlo, no quiero que se vaya de este mundo terrenal.
Tome su mano con la mía y acaricie su rostro.
- Prométeme que seguirás luchando Rauw. - Dije mirándolo. - Que despertarás y le callaras la boca a todos estos idiotas que dicen que no vas a sobrevivir. - Dije llorando. - ¡Prometelo!.
Lloré, lloré como nunca antes lo había hecho, recosté mi cabeza en su pecho.
- Te amo Rauw, te amo eternamente y un día más. Por siempre.
Cerré mis ojos y dejé caer varias de mis lágrimas en su pecho.
Sentí un leve apretón en mi mano, rápidamente alce mi vista a su rostro pero aún sus ojos se encontraban cerrados.
- Se que podrás con esto. - Dije besando sus labios. - No te dejare solo nunca. Seremos tú y yo, por siempre.
Fin.
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