•| Examen Detallado

Raúl.

Beck venia con cara de trauma después de a ver salido de la casa de su amiga, yo por mi parte venía tranquilo. La acompañe a su casa.

- Sana y salva señorita - dije en cuanto llegamos a la puerta de su casa.

- Gracias por a acompañarme Rauw- me agradeció con un sonrisa y ya estaba apunto de meterse en la casa pero la detuve.

- Antes de que huyas de mi, el viernes te espero por mi premio ¿Si?. - le dije con una enorme sonrisa.

- Yo no estaba huyendo de ti- me contesto- ¿a que horas y en donde me quieres?- me pregunto con una ligera sonrisa.

- Cuando salgas de clases te vas a mi consultorio, después te llevaré a comer y de ahí nos vamos a mi casa para seguir- dije sin quitar mi sonrisa.

- Está bien, entonces ahí nos vemos, guapo. - estuvo a punto de irse de nuevo.

- ¿Y mi beso de despedida? - se giró y me beso.

Aquel beso lleno de amor y pasión... ¿Amor? Pero de qué mierda hablo, un sonido proviniente de su casa nos obligó a separarnos. Era su mamá. Me tuve que ir antes de que ella saliera.

Beck.

Por fin había acabado la U, sin nada importante que reportar. Al sonar la campana, prácticamente salí corriendo para tomar un taxi y llegar al consultorio de Rauw. Amaba decirle así.

Llegue y me pase como sin nada a su consultorio. Él estaba escribiendo algo pero cuando escucho que cerré la puerta, inmediatamente subió su cara y pude ver que estaba estresado. Pero cuando me vio sonrió y me hizo una seña para que me acercara a él. Sin dudarlo corrí hasta él, me senté en su piernas y lo bese con desesperación. Era algo comprensible si llevaba todo el día esperando para verlo.

- ¿Como te fue en tu día?- le pregunte.

- Estresante, pero ya que estas aquí podrías ayudarme con eso- dijo mientras me acariciaba las piernas.

- Mhhh... ¿Y que es lo que tengo que hacer?- murmuré en su oído.

Sin decir nada, me sentó en el escritorio y abrió mis piernas.

- Nada, solo deja que te revise- me dijo sonriendo mientras miraba entre mis piernas.

Me levanto de nuevo y tuve que poner mis piernas en su cintura. Me llevo a la sala donde revisaba a las mujeres. Y entonces sentí algo raro.

¡Raúl miraba allí abajo a muchas mujeres todos los días!. Eso no me gusto para nada.

Me acomodo en la silla, bajo mis bragas y abrió mis piernas. Se sentó en un banquito y se puso a "revisarme". Primero sus dedos empezaron a moverse sobre mi clítoris y no puede evitar soltar un gemido. Siguió así por unos minutos hasta que de repente metió un dedo en mi vagina y yo grite por la sorpresa. Su dedo entraba y salía sin control, cada vez mas rápido. Sentí como pequeñas gotas de sudor se formaban en todo mi cuerpo. Metió otro dedo, antes de que soltara un gemido por esa acción, puso su boca en mi clítoris y comenzó a succionarlo sin piedad. Yo me sentía en el paraíso, se sentía tan jodidamente bien que puse mi mano en su cabeza para que no se detuviera jamás.

Tres dedos tenia en mi vagina. Ya no podía mas lo quería dentro de mi. En la habitación solo se oían mis gemidos y el sonido que hacia Raúl al succionarme. Ahora tenia Cuatro dedos entrando y saliendo rápido y duro. Yo prácticamente esta gritando ya no me importaba si nos oían o nos encontrarán.

- Mierda Rauw – dije- te quiero dentro ¡Ahora!.

- No hasta que te corras nena- dijo decidido- vamos córrete para mi no me prives de comerte.

Después de que dijo eso me corrí en su mano y en su boca.

- Mhhh... Me encanta tu sabor bellaquita.- dijo mientras se lamia los labios y los dedos.- ¿Quieres? - me puso un dedo enfrente de mi boca y no dude en chuparlo. Sabia salado pero me gusto.

Con una rapidez increíble, se quito los pantalones, el bóxer, se puso un preservativo y me penetro de un golpe. Todavía no me recuperaba del otro orgasmo y ya lo tenia dentro de mi.

Movía sus caderas rápidamente y con sus manos me rompió la blusa de la escuela para poder sacar mis pechos del sujetador, que también lo rompió, y se metió uno de mis pechos en la boca sin dejar de penetrarme.

- Mierda ¡Doctor!.- gemía yo en su oído y cada vez que lo hacia el aumentaba mas la velocidad.

Después de unas cuantas embestidas mas, los dos llegamos al orgasmo y nos quedamos quietos hasta que nuestras respiraciones se calmaron. Salió de mi y se quito el preservativo para después tirarlo y acercarse a mi y besarme.

- Te voy a dar unas pastillas- fue a buscarlas a uno de los cajones que tenia allí- son para que no tengas un bebé, te las tienes que tomar todos los días a la misma hora, ya estoy harto de usar condón.- dijo haciéndose el enojado.

- Si doctor, yo le hare caso en todo- dije como niña buena- pero me debes una blusa y un sujetador.- el solo se rio y me beso en la frente.

- No te preocupes este fin de semana no los necesitaras, es mas, creo que no necesitaras ropa en estos días- dijo con una sonrisa y yo nada mas me quede pensando en lo que me esperaba este fin de semana cumpliendo la apuesta.

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