48.
—¿Qué más quieres saber? Es maltrato familiar, no hay más —digo simple.
—Una cosa es que lo golpee, Yoongi. Y no te estoy dando la razón, p-pero... ¿No crees que es como por alguna razón en específico? —pregunta Nam del otro lado de la línea.
—¿Estás admitiendo que está enfermo?
—Me lleva la puta contigo... —murmura—. No, Yoongi. Puede ser normal que quiera ser así, pero me refiero a que... Ni siquiera yo lo sé. Tendrás que preguntarle tú.
—¿Preguntarle qué? Ya me metí demasiado a su vida, un poco más y terminaré adoptándolo yo de tanta pena que me da.
—No sé si golpearte o darte una palmadita en la espalda.
—¡Pues no te entiendo, idiota!
—Sólo hazle preguntas al azar. Jackson y Jin saben un poco de leyes, ya veremos qué hacer.
Tallo mi cara con frustración y miro por la ventana de mi oficina, ¿Qué mejor vista que la de unos lockers grises? ¿Qué demonios tenía en la cabeza el que diseñó el lugar?
—No, Nam. Perdón, pero esto ya no es de mi importancia. Quieres que lo haga por Jin, sólo eso. Las necesidades de Jin no son mi prioridad, y mucho menos cuando sus necesidades son las necesidades de otro.
—Yoongi...
—No, basta —digo firme—. Estoy intentando soportarlo por ustedes. Tienes razón, es un buen chico, un poco infantil tal vez, no es tan malo convivir con él. Pero no tengo porqué preocuparme de su vida privada, él no lo hace con la mía y no lo espero ni quiero. Cada quien aprende a vivir con su mierda.
—En eso tienes razón, nosotros no tenemos que soportar tu mierda.
—Pues parece que soportando la de Jimin te va muy bien, ¿No? Créeme que tiene más mierda y problemas que yo.
—Es diferente, tú tienes la culpa.
—¿Aún crees que esto es por mi homofobia? Pues eres un maldito imbécil —digo molesto, apretando el celular entre mis dedos.
—¿Por qué más sería?
—¿Esa es tu pregunta? ¿En serio?
Me estoy metiendo en su vida, en la vida de un estudiante, en la de un niño que parece tener retraso. Nam, te diré de lo que me enteré siendo su amigo, pero no investigaré con el propósito de encontrar algo. Es su vida, y si él quiere seguir así, que lo haga.
—¿Y si tiene miedo?
—Que huya.
—Como tú con Soonhi, ¿Sabes? Puede que Jimin no sea tan cobarde como tú —lo dice porque sabe que me lastimará.
—Me juzgas por lastimar a Jin, pero a ti te fascina joderme con eso, ¿No? Eres un hipócrita. Tú y Jin son los únicos que saben lo que pasó, y aún cuando a Jin es al que estoy lastimando, él no me lastima de regreso. Él no se defiende a sí mismo y tienes que hacerlo tú, suena miserable.
—Al menos nosotros tenemos con quien contar, ¿Tú a quién tienes, Yoongi?
—Pues supongo que ahora no a ustedes.
Quito el teléfono de mi oreja y antes de que cuelgue él ya lo ha hecho, mostrándose una barra roja sobre nuestra foto juntos en año nuevo.
—Gracias, Jimin. Tu vida de mierda no sólo te jode a ti, ahora también a mi —murmuro, dejándome caer en el respaldo reclinable de la silla.
He peleado con Nam tantas veces que no me sorprendería que alguno de los dos nos llamáramos de vuelta en menos de media hora. Pero sabe que el tema de Soonhi no debería tocarse como el tema de él engañando a su esposa una vez o Jin sufriendo abuso emocional con una ex pareja. Todos tenemos secretos, somos muy unidos, pero, ¿Usarlos para atacarnos? Yo nunca volví a mencionar esos temas.
—Ya deberíamos irnos —susurra una voz conocida.
—Que no, Mochi. Ven aquí —la voz firme y clara de Donghae resuena en el lugar.
Miro por la ventana y veo la espalda de Donghae, está caminando en reversa. Debería salir a preguntar que están haciendo aquí cuando el horario de escuela terminó hace casi cinco horas, pero no lo hago.
¿Jimin mintió?
—P-Pero... Auch, Donghae —se queja en voz baja, pero no sé de qué. Me he escondido a un lado de la ventana.
—¿Por qué terminaste conmigo, baby boy? —pregunta Donghae y miro un poco por el borde de la ventana.
—Donghae, no. D-Déjame —se queja Jimin.
El más grande lo tiene sujeto por las muñecas, aunque Jimin las remueve un poco con intención de que lo suelte.
—Te dije que no quería jugar a eso —dice y hace puchero, pero parece tener temor.
Donghae ríe con voz grave y de un momento a otro lo lanza contra los casilleros con demasiada fuerza.
Entonces salgo de mi "escondite", casi por inercia, pero Donghae no me ve, ya que está de espaldas. Por otro lado, Jimin podría verme si despegara su vista del más alto o se inclinara un poco a la izquierda.
Está parado de puntitas, con las mano de Donghae sobre su cara, tomándolo de la quijada y aunque no vea bien a Donghae, sé que está sonriendo.
—No, babyboy. Te dije que tenías que obedecerme a mí, sin chistar. Creí que te gustaba que te tratara como una puta, ¿No? Así te gusta —sé que sonríe con descaro, casi puedo imaginarlo.
Jimin niega, sus ojos están rojos.
—N-No y... N-No deberíamos estar aquí.
Donghae se encoge de hombros. Mi cuerpo no reacciona, por un momento me imagino a Jin en el lugar de Jimin y a su ex novio en el lugar de Donghae. Mi sangre hierve al imaginar que alguien le hizo algo así a mi amigo, y ahora está pasando de nuevo. La gran diferencia es que Jin lo entendía, Jimin no parece hacerlo.
—De rodillas —ordena Donghae y Jimin niega—. Ay, pequeño... —ríe y acaricia su mejilla—. No fue una sugerencia.
Quita sus manos del rostro de Jimin y lo toma de los hombros para obligarlo a arrodillarse, ni siquiera pasan dos segundos cuando Donghae ya se está desabrochando el pantalón.
Donghae dice algo más, lo cual no escucho, estoy demasiado ocupado caminando a la puerta, abriéndola con tanta fuerza que choca contra la pared de atrás y hace sonar un eco en el lugar.
Ambos chicos voltean ante el ruido, pero no detengo mis pasos. Me duele el pecho al ver a Jimin, tiene los ojos lagrimosos, las mejillas sucias y su labio inferior temblando. Me mira como si fuera un salvavidas en medio del mar, pero también parece que tiene vergüenza. Sé que se siente expuesto, débil, se siente como una mierda.
—E-Entrenador... —dice Donghae al verme caminar hacia él sin detenerme.
En cuanto llego a él mi rodilla golpea su entrepierna con tanta fuerza que el chico cae de rodillas al suelo. Y segundos después me doy cuenta de que también le he sacado el aire e intenta recuperarlo a bocanadas, pero no logra más que ahogarse más.
—Jimin... —me arrodillo a su nivel y pongo mis manos en sus hombros, después de acariciar su mejilla un poco—. Vete a casa, ya —ordeno y me vuelvo a girar hacia Donghae.
Me mira con rabia, ha recuperado el aire y ahora tiene sus manos en su entrepierna, quejándose y retorciéndose sobre el piso.
Mi cuerpo tiembla, siento rabia, ira, furia, asco, grima, demasiadas cosas.
Jimin se levanta con las piernas temblando y camina hasta la puerta trasera apoyándose a los lockers. Me siento igual, no siento que he hecho nada para ayudarlo. Y por alguna razón imagino a Jin, no pude ayudarlo a él y ahora tampoco a Jimin. Me siento como un inútil, cayendo de rodillas en el piso después de patear las costillas de Donghae. Dejando al chico retorcerse más, sollozando casi tanto como yo.
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