OO3 | LUJURIA
Donghee no podía soportar la vergüenza al saber que esa cita con Jungkook, había acabado tan mal como para que terminase casi inconsciente entre sus brazos. Cuando Saerok le reprochó su estado de ebriedad y el que Jungkook la llevase a su casa para que ella pudiese ayudarla, ya que no recordaba su dirección, deseó que la tierra la tragara.
No entendía en qué momento había bebido tanto cómo para que no recordase qué más sucedió después de subir a su coche para ir a su casa. Pues, pequeños fragmentos aparecían, recordando tener una copa de vino, la manera en la que este acomodó su tirante y el que ella le diese un beso, pero luego todo se tornaba negro.
Era tanta la vergüenza que sentía, que no había respondido ningún mensaje de Jungkook. Ya había pasado una semana desde aquel incidente y, por más que sentía un gran deseo por él, no quería volver a verlo porque sabía que podía llegar a darse cuenta que por aquellos comportamientos, podría estar mintiendo.
Siquiera comprendía cómo es que Jungkook era capaz de creer cada palabra que salía de su boca, porque ella no lo haría para nada. Pero quizás era el hecho de que se conocía demasiado a sí misma, mientras que Jungkook tan sólo sabía su nombre y que era amiga de Saerok, luego todo lo que sabía de ella era una farsa.
Donghee se encontraba en la salida del instituto, sintiéndose realmente frustrada, sin saber qué hacer con aquel pelinegro ya que acababa de recibir otro mensaje de él
Jungkook
¿Estás ocupada?
Creo que necesitamos hablar, Donghee.
No pudo evitar tensarse al leerlo, pensando qué sería lo correcto, pero es que el imaginar volver a verlo provocaba que sintiese su estómago revolverse.
—¿Estás bien? —preguntó Misoo, la cual se encontraba a su lado.
—Sí.
—¿Es por Hoseok?
Al escuchar su nombre luego de varias semanas, sintió cómo una presión se instalaba en su pecho y la angustia la envolvía. Llevaba semanas sin saber nada de él en absoluto, lo cual era realmente doloroso después de verlo cada día, saber cada uno de sus horarios y lo mínimo que le sucediera porque no dudaba en contárselo.
Donghee mentiría si no dijese que cada día esperaba recibir algún mensaje de él, así como sucedió cada vez que discutían, pero es que ella esta vez le había dado un final. Y por más verdadero que haya sido, quería saber que Hoseok seguía amándola, así como sentía que ella seguía amándolo.
—¿Quién se acuerda de él? —arrugó levemente la frente, intentando ignorar cuánto le afectaba.
—¿En verdad ya lo superaste? —la observó asombrada.
—Claro que sí. Ahora me interesa alguien más.
—¿Qué? ¿Tan pronto? ¿Quién es?
—No te diré para no tener que escuchar tus reproches.
—¿También es alguien que te lleva muchos años? —preguntó haciendo una mueca—. ¿Cuándo aprenderás que eso no es bueno?
Donghee quiso decir algo al respecto ya que Misoo estaba agotándola, por más que había quedado en ir a su casa para que pudiese explicarle matemática porque tenían un examen en unos días, pero su celular comenzó a sonar. Al leer el nombre de su tío, Sunghoon, sonrió.
—¿Cómo estás...?
—¿Puedes explicarme por qué rayos está el reconocido empresario Jeon Jungkook, buscándote en mi veterinaria? —preguntó molesto, provocando que Donghee sintiese cómo la sangre abandonaba su cuerpo.
—¿Estás bien? —Misoo se acercó preocupada al notar que su amiga pareció palidecer y llevó la mano a su frente.
—¿Q-Qué?
—Está pidiéndome hablar contigo, según tú, que dijiste que trabajas aquí...
—¡No vayas a decirle que no es cierto, tío! —alzó la voz, ignorando que el coche de la madre de Misoo, aparcó en frente.
—¡No lo hice, pero me sorprendió demasiado y lo notó! ¿En qué rayos te has metido?
—Sólo...¿sigue allí?
—¡Claro que sigue aquí! ¡No sé qué rayos decirle!
—¡Estaré allí en cinco minutos! ¡No digas nada! —ordenó antes de colgar.
—¿Qué sucede? —preguntó preocupada.
—Cambio de planes. Necesito que me dejes en la Clínica Veterinaria donde trabaja mi tío...
—Pero...
—¡Por favor! —pidió acercándose al coche para abrir la puerta trasera.
Donghee le indicó a la mujer la dirección, sintiendo cómo su corazón golpeaba con fuerza contra su pecho. No podía creerse para nada que Jungkook estuviese allí porque quería verla, siquiera recordaba haberle dicho cuál era su nombre o al menos dónde era su ubicación.
No comprendía porqué había hecho algo cómo eso y ahora temía que no fuese lo único que descubrió de ella.
Tan sólo podía pensar en aquel hombre, sin poder prestar atención a la conversación de Misoo y su madre, pero tampoco era algo de su interés. Sólo deseaba poder llegar cuánto antes a la Clínica Veterinaria, por lo que miraba por la ventanilla y también su celular, esperando recibir algún otro mensaje de su parte.
La madre de Misoo había aparcado una cuadra antes por el semáforo, ya que Donghee no quería esperar para nada, y además, corrió entrando por la parte trasera, para que de esa forma Jungkook no pudiese verla. Se encontró con una de las jóvenes que era una de las enfermeras, la cual la saludó al verla, pero no fue capaz siquiera de escucharla.
Tomó rápidamente uno de los uniformes que solían utilizar, la bata era blanca con dibujos azules de huellas, huesos y pelotas, mientras que el pantalón era azul. Al pasar al baño, se cambió con rapidez y algo de dificultad por los nervios, pero una vez lista, ató su cabello en una coleta baja, para así salir del baño.
—¿Qué haces vestida así? —preguntó Sunghoon—. Me debes una conversación.
—Ahora no...
—No me hagas tener que llamar a tu madre, Donghee —advirtió alzando una ceja.
—Por favor, luego te explicaré, pero déjame hablar con él antes.
—¡Donghee! —alzó la voz cuando la fémina siguió el camino.
Al llegar a la recepción, frunció el ceño al no ver a Jungkook esperándola como creyó que pasaría, pero al ver por la vidriera, tragó con dificultad. Tomó una bocanada de aire, intentando mantener la calma, para luego dirigirse hacia la puerta y salir, llamando por completo su atención, el cual volteó a verla.
Jungkook se encontraba frente a ella, con su frente cubierta por su flequillo desordenado y rizado, llevando un suéter negro azulado, pantalón negro, cinturón y zapatos del mismo color. Al verla, alzó una ceja por un momento, mientras sus facciones lucían endurecidas como si no estuviese de tan buen humor.
—Hasta que sales —habló acercándose.
—Lo siento. Tuve que hacer un recado —mintió haciendo una mueca—. Pero ¿qué haces aquí?
—¿Podemos hablar o seguirás ignorándome? —examinó quedando frente a ella, provocando que tuviese que levantar la cabeza para conectar sus miradas, pero al encontrarse con aquellos orbes oscuros intensos, sintió cómo su estómago se revolvía.
—L-Lo siento...
—¿Por qué lo haces? —arrugó levemente la frente, observando sus orbes oscuros que dejaron de mirarlo, permitiendo que notase sus nervios, lo cual no comprendía—. Donghee...
—Lo siento —musitó bajando la cabeza.
—¿Por qué?
—Siento demasiada vergüenza —confesó por lo bajo.
—¿Es por eso que me ignoras? —preguntó asombrado y ella asintió con timidez.
—No puedo verte a la cara después de cómo bebí y actué. No sé qué me sucedió...
—Oh, Dios...—soltó una ligera risa, lo que provocó que ella lo mirase desconcertada—. Creí que...que era por algo más.
—¿No estás molesto?
—Ahora que lo dices, no —contestó con una media sonrisa—. Tan sólo quería saber ésto.
—Lo siento...
—Está bien. Sólo...no vuelvas a beber así. No es algo que me guste.
—¿En verdad no estás molesto por haberte besado? —preguntó asombrada.
Este volvió a reír, más al notar sus mejillas sonrosadas, pero lo que sorprendió a la fémina fue el hecho de que él tomase con delicadeza su barbilla, haciendo que la levantara para conectar sus miradas.
—¿Por qué lo haría cuando yo también quiero besarte, Donghee?
Había soltado aquellas palabras con suavidad, mientras que ella abrió los ojos a la par por la sorpresa, sin poder reaccionar cuando sintió cómo esta vez fue Jungkook el que juntó sus labios. Al contrario del primer beso, este era con una gran suavidad y delicadeza, disfrutando de la sensación.
Donghee sentía su corazón golpear con fuerza contra su pecho, como si quisiese salirse, pero aun así, cerró los ojos sintiendo cómo la tomaba de la cintura para acercarla a él. Sin dudar, pasó los brazos por sus anchos hombros, moviendo sus labios al compás de los de él.
Jamás había sido besada con tanta delicadeza y dulzura, por lo que estaba disfrutando de aquella sensación por más que se tratase del hombre que se había vuelto parte de sus pensamientos más impuros.
Jungkook rompió lentamente aquel beso separándose unos pocos centímetros, sintiendo cómo sus alientos se mezclaban. Él abrió los ojos, encontrándose con los de ella, notando que estaba intentando procesar lo que acababa de suceder.
—¿Sabes? Te queda muy lindo el flequillo —confesó con una sonrisa—. Deberías usarlo más seguido y no sólo cuando trabajas.
Donghee sintió sus mejillas arder, por lo que bajó la cabeza intentando reprimir la sonrisa, mientras un cosquilleo aparecía en su estómago.
—¿Qué significa ésto, Jungkook? —preguntó nerviosa.
—Significa que me interesas y que quiero seguir viéndote.
(...)
A Donghee le estresaba el hecho de no poder ver a su mejor amiga tan seguido, pues era la única con la que podía hablar de Jungkook, no sólo porque ella lo conocía, sino también porque Saerok era la única persona que sabía lo que estaba haciendo y la apoyaba. Y ahora ella parecía no tener el mismo tiempo, aunque sabía que hicieron un viaje, lo que comprendía. Pero también sabía que Jimin trabajaba bastante tiempo, dejándola sola, y por más que le preguntaba porqué parecía tan ocupada, no le daba una explicación.
Luego de unas semanas, volvieron a verse en la casa de él. La servidumbre se encargó de prepararles café y tomaron asiento en el sofá, Donghee aún observando a su alrededor porque no se acostumbraba al gran tamaño y lo lujosa que era, mientras que su amiga ya parecía más que acostumbrada a estar en esa casa.
—Entonces, ¿tu tío no dijo nada? —preguntó con el ceño fruncido.
—No vio el beso, creo —respondió haciendo una mueca—. De todas maneras, le dije que me buscaba porque está viéndose con una amiga —se encogió de hombros—. Aunque me preguntó porqué inventé que trabajo allí, así que tuve que decirle que mi amiga mintió sobre nuestra edad. Me reprochó por eso, pero al saber que yo no soy la que está saliendo con un hombre mayor, se relajó.
—Aún no entiendo cómo puedes estar mintiendo sobre tu edad, Donghee —comentó soltando un suspiro—. ¿Sabes que puede descubrirlo en cualquier momento?
—Ya han pasado dos meses desde que nos conocemos y no ha pasado nada —dijo restándole importancia.
—Estás corriendo un riesgo muy grande y no me gusta ser parte de esa mentira.
—¿Pero sí de fingir que realmente ellos nos interesan, cuando sólo nos interesa su dinero? —cuestionó alzando una ceja.
—Olvídalo —suspiró levantándose.
Donghee la siguió con la mirada, la manera en la que cruzó sus brazos y rodeaba el sofá pareciendo tan pensativa, hasta ver las fotografías en uno de los muebles. Eso llamó demasiado la atención de la más joven, pues desde que había visto a su mejor amiga, no parecía para nada la misma y no sabía qué podría estar sucediéndole, como tampoco porqué no parecía tener la intención de decírselo.
Rápidamente se levantó para acercarse a ella, observando las misma fotografías, dándose cuenta de que estaba viendo una en la que salía junto a Jimin, ambos vistiendo formal y él mirándola tan embobado como siempre, mientras ella sonreía.
—¿Qué sucede, Saerok? —indagó apoyando la mano en su hombro.
—Nada —respondió desviando la mirada.
—Vamos, dime. Sé que hay algo que te tiene alterada.
—Donghee...
—¿No confías en mí? —arrugó levemente la frente y ella la observó juntando los labios en una fina línea—. Dime.
—¿Y si siento culpa porque Jimin es un buen hombre, que me ama de verdad, pero yo no logro hacerlo?
—¿Qué? —preguntó abriendo los ojos a la par por la sorpresa.
—Es que...es el mejor hombre que he conocido.
—Yo creo que podrás hacerlo si es tan bueno como dices.
La pelinegra puedo notar una expresión de preocupación en su rostro, lo cual no entendía para nada, pero el hecho de que no pareciera para nada feliz con todo lo que había logrado, provocaba que ella se preocupase por su amiga.
—Hey, ¿y por qué no pareces estar bien con todo lo que has logrado? —preguntó con suavidad.
—Creo que tengo miedo —respondió conectando sus miradas, permitiendo que notase sus ojos cristalinos.
—No tienes que preocuparte por nada, si él ya sabe todo de ti como me has dicho. Sólo olvídalo y permítete estar bien con lo que sientes y con él, porque sólo así lograrás enamorarte como quieres.
—Es que...hay más cosas.
—¿Qué cosas?
—Ya no quiero hablar de ésto, ¿está bien?
—Pero...
—Ya, olvídalo —inhaló y exhaló, limpiando las lágrimas que comenzaban a asomarse, intentando no arruinar su maquillaje.
Donghee asintió dándose por vencida y dirigió la mirada a otro de los cuadros que se encontraban en el mueble, tomándolo para así poder ver mejor esa fotografía. Allí salían Jimin, Jungkook, Taehyung y un hombre que no conocía para nada, pero llamaba su atención la cicatriz que tenía en su rostro que no llegaba a tocar su ojo, y parecía intentar cubrir con su cabello ondulado. Llevaban trajes y todos estaban sonrientes, a excepción de aquel pelinegro que siquiera parecía querer salir en esa fotografía, pero Taehyung lo tomaba del hombro.
—¿Quién es él? —preguntó curiosa, señalando a ese hombre.
—Oh, es Min Yoongi. No pudiste conocerlo en la fiesta porque sólo estuvo unos pocos minutos.
—¿Qué le pasó en el rostro?
—No lo sé, pero eso no le quita lo guapo, ¿no crees?
Al escucharla, no pudo evitar soltar una risilla al darse cuenta que su mejor amiga ya parecía estar volviendo a ser ella, dejando a un lado su preocupación. Pero ahora Donghee dirigió su mirada a la fotografía, a Jungkook, notando que parecía ser algo antigua ya que él tenía el cabello más corto cayendo por su frente. Ella no podía entender cómo de cualquier manera que llevase el cabello, podía seguir luciendo tan atractivo, aunque le gustaba más cómo le quedaba el largo, quizás porque ya se había acostumbrado.
—¿Cómo vas con Jungkook? —preguntó llamando su atención, por lo que dejó rápidamente la fotografía en el mueble.
—Horrible.
—¿Qué? Cuéntame —ordenó tomándola del brazo para caminar hacia el sofá—. ¿Cómo que vas horrible con él? Igualmente, debería esperármelo. Jungkook es un maldito idiota que sólo sabe atacarme por mi edad y por estar con Jimin, así que no quiero imaginarme cómo debe ser contigo —rodeó los ojos—. Cuéntame...
—Oh, no, conmigo es muy dulce y caballeroso —aclaró sorprendiéndola.
—¿En verdad? ¿Estás hablando de Jungkook o...?
—Sí, ¿de quién más sería?
—Es que no lo puedo imaginar tratando bien a una persona, cuando a mí siempre me ataca por todo.
—Intentaré hablar con él sobre eso, porque no me gusta nada —confesó haciendo una mueca.
—No te preocupes. Pero ¿por qué dices horrible si él te trata tan bien? —preguntó arrugando el rostro.
—¡Porque no parece tener la intención de follarme! —explicó sorprendiéndola—. Te juro que he intentado todas las maneras posible de seducirlo, pero no hay forma. Me respeta tanto que...lo odio.
—Eso es extraño.
—Estoy desesperada, Saerok, porque él me...calienta tanto —admitió con sus mejillas sonrosadas, mientras que su amiga soltó una risotada.
—Creo que tengo una idea.
Donghee la observó atenta, escuchando de qué se trataba su idea. Luego de eso le pidió a su mejor que la llevase a su casa, ya que no tenía dinero para volver a gastar en un taxi. Saerok la miró algo extrañada porque creía que ya podría estar exprimiendo a Jungkook, pero este no parecía ser tan fácil cómo lo fue Jimin con ella.
No era una sorpresa para Saerok, pues el tema del dinero y que el rubio fuese tan fácil se manipular, era algo que siempre le recriminaba Jungkook, por lo que sabía que su mejor amiga la iba a tener demasiado difícil.
Durante el camino siguieron conversando, la pelinegra dándose cuenta de que Saerok no parecía querer nombrar para nada a Jimin, quizás porque la llevaba a volver a sentirse afectada, así que, simplemente, hablaron sobre Jungkook. Al llegar, se despidió de ella con un pequeño abrazo, para así bajarse y dirigirse hacia su casa, notando cómo la cortina se movía permitiéndole saber que se trataba de su madre que había estado espiando.
—¿Qué hacías espiando? —preguntó molesta, cerrando la puerta tras su espalda.
Frente a ella se encontraba una mujer de cabello oscuro corto y con flequillo, estatura alta, orbes cafés, nariz redonda y pequeña, labios delgados. Tenía las facciones endurecidas y sus brazos cruzados, lo que le permitía saber que ella también estaba molesta.
—¿Estabas nuevamente con esa "amiguita"?
—Sí, estaba con ella —respondió acercándose—. ¿Y eso qué?
—Sabes perfectamente que no me gusta que te juntes con ella.
—¡Y tú sabes que no me importa tu opinión, mamá! —alzó la voz, comenzando a caminar hacia su habitación, siendo seguida por ella.
—¿No te has dado cuenta de cómo has cambiado desde que te juntas con ella? ¡Está arruinándote, por Dios!
—¡¿De qué rayos hablas?! —cuestionó volteando a verla—. ¡Saerok es mi mejor amiga y es la que me ayuda siempre!
—¡¿En qué rayos puede ayudarte alguien como ella?! ¡¿A prostituirte, hija?! —examinó con su rostro enrojecido por la rabia y desesperación, mientras que Donghee la miraba indignada.
—¡No vuelvas a decir algo como eso de ella! ¡Tú no la conoces para nada!
—¡Es la verdad! ¡Por eso siempre está cambiando de hombre, enseñando su cuerpo, siendo tan vulgar...!
—No puedo creer que pienses que yo accedería a algo así —habló indignada—. No vuelvas a hablarme, mamá.
Donghee dio un portazo que hizo sobresaltar a su madre, la cual intentó abrir la puerta, pero la adolescente había colocado seguro rápidamente. Podía escuchar sus gritos, la forma en la que le pedía que le abriera para que pudieran hablar, ya que al día siguiente debía marcharse por un viaje, pero a Donghee no le importaba en absoluto.
Se sentó en su cama soltando un suspiro por la frustración que sentía luego de la discusión con su madre, pensando en que quería más que nada que se marchara de una vez. Al sentir su celular vibrar en el bolsillo trasero de su pantalón, lo sacó rápidamente para poder ver de quién se trataba, sin poder evitar sonreír.
Jungkook
Buenas noches, preciosa.
¿Estás ocupada?
Hoy salí más temprano de lo normal, así que pensé en invitarte a cenar.
(...)
Donghee había comenzado a acostumbrarse a beber vino, por lo que ahora se encontraba en la casa de Jungkook, sentada en el taburete frente a la isla de la cocina, escuchándolo hablar y hablar sobre su trabajo. El pelinegro estaba cocinando para ambos, lo cual la sorprendió de gran manera, pero provocó una gran sonrisa en su rostro.
En eso, no podía evitar recordar a Hoseok, cuando este le cocinaba y le hablaba también de su trabajo, pero la diferencia era que, lo de Hoseok si lo sentía interesante y podía llegar a entender, mientras que con Jungkook, asentía con la cabeza fingiendo entender.
Lo que pensaba era en lo atractivo que se veía con aquella camiseta grisácea que parecía el doble de su tamaño, permitiendo que se notase su brazo completamente tatuado, llevando un pantalón negro. Su cabello rizado desordenado caía por su frente, y ella se moría de ganas de poder pasar sus dedos y tirarlo al ser follada por él.
Los únicos pensamientos que tenía sobre Jungkook, era que quería poder tener todo lo que Saerok tenía de Jimin, y también la forma en la que el deseo que sentía por él iba aumentando cada día, creando escenarios ficticios en la que podía sentirlo en todas las posiciones.
Donghee observó cómo Jungkook le daba un sorbo a su copa de vino, para así seguir cortando las verduras aún hablando, lo que le hizo desear que pudiese callarse de una vez y sacarse su ropa.
Eso la llevó a recordar las palabras de su amiga días atrás, por lo que intentó reprimir una sonrisa, mientras el vino de su copa caía por su vestido rojo.
Un jadeo escapó de sus labios, llamando rápidamente la atención de Jungkook al escuchar la copa chocar contra la isla de la cocina.
—Oh, Dios, ¡no puede ser! —murmuró levantándose, observando su vestido húmedo. Jungkook, rápidamente dejó lo que estaba haciendo, para así acercarse a ella mientras observaba la gran mancha—. Soy una estúpida.
—Hey, está bien...
—Era uno de mis vestidos favoritos —confesó haciendo una mueca.
—¿En verdad? —ella asintió repetidamente—. Tranquila. Estoy seguro de que podremos conseguir uno igual en alguna tienda que te guste. Podemos ir mañana y yo te lo regalaré, ¿qué te parece?
—¿En verdad? —preguntó abriendo los ojos a la par por la sorpresa.
—Claro.
—N-No quiero que gastes...
—No te preocupes por eso. Hasta podemos conseguir uno que te guste más —sonrió acariciando su mejilla—. Tú no te preocupes, ¿está bien?
—Jungkook...—alzó la mirada conectándola con la suya—, ¿podría darme un baño?
—Oh, sí, claro. Ven, te daré una bata de baño —habló tomando su mano con delicadeza, para así comenzar a caminar hacia su habitación.
Donghee había mirado asombrada el tamaño de su habitación, pues parecía el cuádruple de la suya. El suelo era reluciente de madera, además de que tenía una cama donde podrían caber como cuatro personas. Sus muebles eran de un estilo minimalista donde tenía algunas fotografías en estos, con las paredes pintadas de negro, combinado con la madera que tenía un diseño de un paisaje natural y relajante.
Una vez que le entregó la bata negra de baño, le indicó donde quedaba el baño, por lo que ella se dirigió a paso inseguro, debatiéndose sobre si era una buena idea lo que hizo. Pero es que, de todos modos, ya era tarde, por lo que entró abriendo los ojos a la par al ver el gran espejo que tenía, las paredes negras, los muebles de madera y la ducha de techo.
Mientras tanto, Jungkook siguió tranquilamente encargándose de la cena, sintiendo pasar lentamente el tiempo. Tarareaba alguna que otra canción, hasta que comenzó a pensar porqué parecía ser que Donghee estaba tardándose tanto.
Pues, observó el reloj de su muñeca dándose cuenta que había pasado más de veinte minutos, pero se decía que las mujeres eran de tardarse demasiado. Eso lo llevaba a recordar que su exnovia era de una de esas a la que debía decirle tres horas antes sobre salir, porque le tomaba demasiado tiempo ducharse y aun más arreglarse. Pensar en ella provocó que una presión volviese a instalarse en su pecho, por lo que sacudió su cabeza y se acercó al fregadero para lavar sus manos, mientras soltaba un suspiro de frustración.
Al sentir una presencia, volteó asombrándose un poco al verla con aquella bata, su cabello húmedo cayendo por sus hombros y su rostro sin un rastro de maquillaje. Sentía que hasta parecía tener menos edad de la que decía, pues se veía tan pequeña ante él, más al notar que parecía insegura, lo que lo ponía algo tenso.
—¿Qué sucede? —preguntó algo desconcertado al poder notar sus nervios.
Ella siguió acercándose a paso lento e inseguro, sintiéndose temblar, por lo que Jungkook también se acercó, preguntándose porqué no decía ni una palabra, hasta que la vio abrir su bata para enseñar su cuerpo desnudo. No pudo evitar abrir los ojos a la par por la sorpresa, sintiendo cómo el oxígeno abandonaba sus pulmones al ver cómo algunas gotas de agua aún recorrían su cuerpo, sus senos grandes y redondos, sus pezones rosados, cómo llevaba un piercing en el ombligo, su monte venus, sus gruesos muslos.
—¿Q-Qué haces, Donghee? —su voz salió débil y temblorosa, mientras intentaba mantener la calma.
Ella siguió sin decir palabra alguna, tomándolo de la mano, comenzando a acercarse a la isla de la cocina. Jungkook la miraba con un cierto desespero y es que seguía poniéndolo tenso el verla tan pequeña y joven ante él, pero no podía dejar de mirarla mientras ella se sentaba en la isla.
—Donghee...
—Quiero que me toques, Jungkook —dijo en un murmuro casi inaudible.
Él arrugó levemente la frente sin saber qué decir, pero ella pasó una de las manos por su nuca, juntando sus labios en un beso. Podía sentir cómo parecía seguir sin reaccionar, pero Donghee movió sus labios ejerciendo presión para que pudiese corresponderle, lo cual hizo con algo de torpeza.
Al romper el beso, ella abrió las piernas permitiéndole una mejor vista, por lo que tragó con dificultad, preguntándose qué estaba sucediendo con él. Pues, sabía perfectamente que debería encontrarse follándola cómo tanto deseaba, pero había algo que no se lo permitía.
—¿No vas a tocarme? —preguntó arrugando levemente la frente.
Jungkook no contestó, por lo que ella al haber dejado todo el pudor de lado, siguiendo el consejo de su amiga, se sorprendió hasta a sí misma llevando los dedos a sus labios para así humedecerlos con la lengua. Donghee comenzó a bajarlos lentamente, llegando a su feminidad para comenzar a hacer movimientos circulares en su clítoris, sintiendo la intensa mirada de Jungkook. Tenía su respiración pesada mientras observaba cómo recorría su feminidad, hasta introducirlos lentamente.
No sabía que estaba haciendo con él, todo lo que estaba provocándole y, aun así, no era capaz de moverse. Las mejillas de la fémina estaban sonrosadas y su rostro estaba reflejando el placer que estaba comenzando a sentir, mientras deseaba que de una vez Jungkook pudiese hacer algo al respecto para ayudarla.
Él podía sentir su erección crecer, y el ver sus dedos arquearse en su interior le hacía desear poder enterrar su duro miembro hasta lo más profundo de sus entrañas. Estaba volviéndolo loco, al punto de que le dejaba el miembro y las ganas a punto de estallar.
Donghee lo observaba con sus orbes oscuros brillantes, con una expresión en su rostro que le suplicaba que la follara de una vez, como si fuese una jodida bestia. Ella pasaba su otra mano por sus senos, pellizcando sus pezones mientras jadeaba y, Jungkook hizo un sonido involuntario con la garganta al verla bajar esa mano hasta su clítoris para ayudarse aun más.
—Fóllame, Jungkook —gimoteó inclinando su cabeza hacia atrás, aumentando el movimiento de sus dedos.
Jungkook no fue capaz de seguir soportándolo otro segundo más, por lo que se acercó a ella tomándola de la nuca, para así estampar sus labios en un beso hambriento, lleno de pasión.
Sintió cómo las pequeñas manos de la fémina pasaban por su abdomen, hasta llegar al borde se su camiseta para quitarla, tirándola en algún lado de la cocina.
Sus labios volvieron a juntarse mientras que ella ahora las bajaba a su cinturón para desprenderlo con algo de dificultad por sus manos torpes, y luego desabotonar el pantalón. Lo bajó rápidamente junto a los bóxers oscuros que llevaba, haciendo saltar su erección. Llevó la mano allí sintiendo lo duro que se encontraba, sus venas sobresalientes y cómo estaba goteando.
Pasó la mano por su glande para luego esparcir el líquido pre-seminal por la base, comenzando a bombearlo, provocando que Jungkook gimiera sobre sus labios. Y es que se encontraba tan sensible luego de verla masturbarse, que tan sólo con su toque era capaz de estallar, pero intentaba pensar en algo más para no dejarse llevar por completo.
El desespero de sus ganas se apoderó de sus cuerpos extasiados, se besaban con hambre y desespero, pero Jungkook rompió aquel beso haciéndola bajar de la isla de la cocina, para luego voltearla sacándole la bata de una vez. Donghee jadeó cuando llevó la mano a su cabeza, haciéndola inclinar hacia adelante, abriendo sus piernas con su otra mano.
Mordiendo su labio inferior y con la respiración pesada, la fémina levantó su trasero. Ninguno podía pensar con claridad en ese momento, Donghee sintió cómo la incendiaba por completo al enterrarse en su interior, abrasando cada tejido, cada entraña. Un grito ahogado escapó de sus labios mientras se aferraba a los bordes, y Jungkook soltó un gruñido al sentir cómo sus paredes apretaban con fuerza su miembro.
—¿Qué estás haciendo conmigo? —preguntó entrecortado—. ¿Cómo puede fascinarme todo de ti? Me fascina hasta la manera en la que me tomas.
—M-Muévete —ordenó intentando recuperar el aliento.
Jungkook no dudó en obedecer, empezando a mover sus caderas de manera lenta y cada vez más profunda, llegando a ser torturante para Donghee que cerraba los ojos con fuerza. Disfrutaba de sentir cómo iba ensanchando su cavidad, pero necesitaba más.
—¿Te gusta así? —preguntó con voz profunda, inclinándose hacia adelante aún sosteniendo su cabeza—. ¿O prefieres más duro? —Jungkook se enterró con más fuerza, provocando que ella gimiera por lo alto—. Dime cómo te gusta. Enséñame a tocarte. Prometo que voy a aprender rápido, preciosa.
Donghee cerró los ojos con fuerza, pensando en que era capaz de venirse con tan sólo escucharle hablarle de esa manera, pero intentaba pensar con claridad para poder responderle.
—M-Me gusta duro, Jungkook.
—¿Duro? —mordió su labio inferior por un momento—. Sentirás todo lo que tengo para ti.
Una vez más, de golpe se enterró en ella, comenzando a aumentar el ritmo y para su sorpresa, tomó sus brazos llevándolos a la parte baja de su espalda, sosteniéndolos con una de sus manos. La escuchó chillar, queriendo deshacerse de su agarre para volver a sostenerse de la isla, pero Jungkook no se lo permitía, al contrario, disfrutaba de sentir su cuerpo retorciéndose bajo él cada vez que su miembro tocaba profundo.
Cada vez iba haciéndolo con más ritmo, sintiendo cómo sus caderas chocaba contra sus nalgas y él se inclinó aun más hacia adelante besando su espalda, llegando a morderla, lo cual la hizo chillar. Sentía que estaba cada vez más cerca, su respiración se volvía más pesada mientras que sus gruñidos aumentaban y los gemidos de Donghee también, hasta que sintió cómo sus paredes apretaban con más fuerza su miembro y ella soltaba un grito con su nombre. Al sentir su cuerpo llenarse de espasmos y cómo se debilitaba, supo que había llegado al orgasmo.
Los movimientos de Jungkook se volvieron más fuertes, pero también más torpes, al saber que estaba a nada de llenarla de su semen. De todas maneras, no pensaba detenerse, aun sintiendo cómo su miembro palpitaba, su cuerpo se tensaba y sus piernas se debilitaban. Volvió a inclinarse hacia ella soltando un gemido ahogado, introduciendo más su miembro, sintiéndola retorcerse a la vez que gritaba. Sabía que estaba doliéndole, pero en realidad, era más la satisfacción de sentirlo y lo confirmó al escucharla gemir.
—S-Sigue, Jungkook...—pidió entrecortada.
—Lo haré, mi amor —musitó intentando recuperar el aliento.
Lo hizo torpemente, gimiendo y respirando como un animal en su oído, sintiéndose extasiado siguió con sus movimientos. Iba cada vez más lento, escuchándola gemir de manera aguda y por lo bajo, hasta que detuvo sus movimientos, soltando un suspiro.
Él se quedó un momento así, dentro de ella, escuchando cómo al igual que él intentaba recuperar el aliento, sintiendo cómo sus fluidos se escurrían por las piernas de ella.
—¿Quieres ir a la cama? —preguntó con la voz algo débil, Jungkook.
—P-Por favor —dijo aún con los ojos cerrados.
Jungkook se salió lentamente de su interior, sintiendo cómo se escurría aun más sus fluidos y ella soltaba un gemido ahogado al sentir el vacío envolverla. Este se acercó rápidamente a la cocina para así apagar la hornalla, sin preocuparse en absoluto por si la comida podía estar lista.
Al verla caminando con dificultad, no pudo evitar sonreír, para volver a acercarse a ella, sintiendo su intensa mirada en su cuerpo. Donghee sentía que era aun más ardiente de lo que había pensado, y no podía apartar la mirada de su brazo tatuado, notando algunos coloridos, sus anchos hombros, sus pectorales, sus abdominales marcados, su miembro, sus muslos gruesos y musculosos.
Este juntó sus labios, llevando la mano a su nuca mientras caminaban con algo de dificultad dirigiéndose hacia la habitación de él, por lo que la tomó de los muslos haciendo que enredara las piernas en sus caderas.
Al entrar a su habitación, la recostó de manera delicada sobre la cama, colocándose sobre a ella, mientras volvía a besarla de manera hambrienta, sintiendo sus lenguas danzar. Donghee pasó la mano por su nuca, tirando de su corto cabello, haciendo un sonido involuntario con la garganta al sentirse agotada.
—¿Quieres esperar un poco para repetir? —preguntó divertido sobre sus labios.
—Descansar un poco no estaría mal —confesó haciéndole reír por lo bajo.
—Me parece bien —asintió y besó su nariz—. Te compraré la pastilla...
—No te preocupes por eso. Me cuido.
—Oh, en ese caso, perfecto —sonrió acariciando su mejilla—. Debí pensar en usar protección, pero me estabas volviendo loco...
—Lo siento. Estabas tardándote mucho.
—Lo sé. Pero es que dejé de ser un Taehyung que se folla cada mujer que cruza frente a sus ojos —confesó haciendo una mueca mientras se levantaba—. Por cierto, tengo algo para ti. Olvidé dártelo cuando fuimos a cenar la otra noche.
—¿Qué? ¿De verdad?
Jungkook asintió con una sonrisa, acercándose a la mesa de noche para así abrir el cajón, enseñándole un estuche negro rectangular.
—Levántate —Donghee obedeció mirándolo desconcertada—. Mira, amor.
Jungkook abrió aquel estuche, provocando que ella quedara boquiabierta al ver un collar brillante a causa de los diamantes, por lo que se cubrió la boca con las manos. No podía creérselo para nada que él estuviese obsequiándole algo así, pues era demasiado para ella que jamás había llevado algo tan costoso que no quería siquiera pensar en cuánto pudo haber gastado.
—Jungkook...
—Déjame colocártelo —dijo con suavidad, sacándolo del estuche.
—No...
—Shh...voltéate.
Donghee, aún intentando procesar lo que estaba pasando, decidió obedecer sintiendo cómo Jungkook corría su cabello, por lo que ella lo tomó para levantarlo. Al sentir cómo tocaba su pecho desnudo, no pudo evitar estremecerse por la diferencia de temperatura.
Llevó sus dedos a aquel collar de diamantes, reaccionando a que estaba empezando a vivir lo mismo que Saerok, evitándose todo el compromiso y eso era un gran alivio. Sin duda, estaba empezando a disfrutar lo que era que Jungkook comenzara a complacerla con obsequios, porque recordaba que le había prometido también los vestidos.
—¿Te gusta? —preguntó cerca de su oído, rozando su cuello con la nariz, permitiendo que ella sintiese su tibia respiración chocar.
—Me encanta —confesó con una gran sonrisa, todavía tocando el collar.
—Tú realmente me interesas.
—Ah, ¿sí?
—Es más, además de mañana comprar los vestidos que dijimos, también quiero que elijas uno para utilizar el sábado.
—¿El sábado? —repitió frunciendo el ceño.
—El sábado festejáremos mis treinta, así que quiero que tú estés presente para conocer a mi familia y amigos, Donghee—respondió antes de dejar un beso en su cuello.
¡Hola!
¿Cómo creen que puede salir ese festejo? ¿La familia de Jungkook va a aceptarla? ¿Creen que él esté realmente enamorándose de ella?
Espero que les haya gustado, si es así no se olviden de votar y comentar, amores
¡Nos leemos pronto!
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top