—¿O sino qué?

Gumball hizo sus manos puño y con uno de esos golpeó la mejilla derecha de Tobias. Consideraré eso como una respuesta a su pregunta.

—Vaya, parece que quieres pelea —sonrió de lado.

Tobias se levantó de su asiento para pararse frente a Gumball y le dio un gran puño en el estómago.

No quería seguir viendo como estos dos se peleaban. Me harta esto. Así que interferí en la pelea.

—¡Basta, dejen de pelear!

—Darwin. Es la única manera para hacer que este idiota se aleje de ti.

—No Gumball, hay más maneras.
—¿Cómo cuál?

Opté por lo obvio.

—Como una charla tranquila.

—No Darwin. Nada hará que me aleje de ti y no me rendiré. Me amarás y no me importa si es a las buenas o a las malas.

¡Ah!

—¡Ya déjalo en paz! —exclamó Gumball fastidiado.

Gumball le dio una bofetada a Tobias. Estaba por darle una patada, pero me paré frente a Tobias para que no lo hiciera. Por lo que accidentalmente Gumball me golpeó, haciendo que cayera al suelo.

Todas las miradas estaban puestas sobre nosotros. Qué vergüenza.

—Darwin, lo siento. No fue mi intención —dijo preocupado.

—No-No importa, estoy bien —aseguré recuperando el aire.

—¿Y por qué defiendes a Tobias? ¿No ves lo qué hace?

Me levanté del suelo limpiando la suciedad de mi ropa.

—Ya te dije cuál es la mejor solución. ¿Qué buen mensaje dan los golpes?

—Ninguno, creo. Pero tú no entiendes, es la única manera para alejarlo de ti. Hablar no servirá con él.

—Bien, no lo alejes de mí. Déjalo así.

De reojo vi a Tobias sonriendo con victoria. No te ilusiones, idiota.

—¡No Darwin! Lo mataré con tal de alejarlo de ti. No quiero que nos separe.

—No dejaré que pase —susurré a su oído.

Gumball me abrazó tan fuerte que hizo que el aire me faltara tanto. Me soltó antes de que terminara asfixiado.

—Creo que gané —anunció Tobias con orgullo.

—Eso es lo que tú crees —trató de sonar amenazante mi novio. Pero no puedo dar una opinión en concreto de cómo salió.

—¿A qué te refieres?

Gumball solo imitó lo similar a una risa 'malévola'.

•••

La campana sonó finalmente. Gumball me tomó del brazo casi arrastrándome con él y me llevó a la parte trasera de la escuela. Donde casi no había nadie.
Nos sentamos sobre el suelo.

—¿Por qué nos traes aquí? —pregunté.

—Para estar solos y que el idiota de Tobias no fastidie, claro.

—Okey.

Comimos nuestros refrigerios, charlamos, jugamos y... besamos. Disfrutamos del rato
ya que nadie interrumpía.

Parecía que Tobias nos había visto ya que se acercó a nosotros.
—Oye, ¿por qué besas a mi Darwin? —reclamó Tobias—. Aquí el único que puede probar sus labios soy yo y al parecer ustedes son pareja. Creí que te gustaba Penny, Gumball.

Nos libramos de él y ahora viene con esto.

—Hagamos un trato. Si te alejas de Darwin, no le contaré a Penny sobre tu relación y que eres gay. Pero si haces lo contrario, yo lo haré ¿trato hecho?

—Anda, lárgate y dile a Penny lo que se te dé la gana. Me vale una tremenda mierda.

—Bien, le diré.

Él se fue. Supongo que ya sabemos hacia quién.

—Gumball, no hagas esto si no quieres. Si realmente te gusta Penny, está bien, aléjate de mí.

Gumball tomó mis manos acariciándolas. Lo veo más seguro que nunca.

—No, a quién amo es a ti, no a Penny.

—También te amo Gumball.

Me besó. Cuánto amo esto, realmente.

—¿Ves, Penny? Te lo dije.

—¿Gumball?

Él y yo nos separamos. Tras nosotros estaba el idiota con Penny.