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Harry miró extrañado la portada de aquel montón de hojas y su título:
"Guiones largos"
1950.
Sus largas respiraciones comenzaron a acortarse cuando hojeó las páginas que tenía en sus manos. Las hojas eran amarillas, lucían muy viejas y tenían algunas manchas de tinta y lo que parecía ser comida, probablemente eran del año que aparecía en la portada.
En lugar de preocuparse por la cantidad de bacterias que esas hojas podrían tener, Harry empezó a darle lectura al guión que tenía en sus manos, aún sorprendido de que hubiese encontrado algo así.
Sin darse cuenta, había leído ya veinte páginas extasiado por cada una de las palabras que cruzaban por sus ojos. Levantó la mirada y vio la hora en el reloj, eran las dos de la mañana y tenía que ir a trabajar en cinco horas, por lo que solo dormiría cuatro si se iba a la cama ahora.
Ignoró ese hecho y regresó su vista a las líneas, donde cada palabra y cada descripción técnica estaba perfectamente estructurada. Era una historia sobre la Segunda Guerra Mundial y un romance en medio de esta. Era un guión digno del Boom del cine británico o de la Era Dorada de Hollywood.
Cuando terminó de leerlo, dejó el guión en el sofá a un lado suyo y puso sus manos entrelazadas en su frente. Lo siguiente que supo es que sus piernas lo llevaron hasta su laptop, en donde era raro que escribiera porque prefería su máquina de escribir, y comenzó a transcribir cada palabra, exactamente como el guión las marcaba.
Tal vez era la necesidad de sentir que esas maravillosas palabras cruzaban por sus dedos, pensando que le otorgarían alguna especie de don, con el que podría escribir un guión propio merecedor de la misma admiración del guión que había encontrado.
—Pensé que escribirías hasta que llegaras del trabajo—Dijo Holly detrás suyo haciendo que Harry se sobresaltara—¿No dormiste?
Él miró el reloj, ya eran las seis de la mañana y entonces al llevar su conciencia al presente escuchó cómo los pájaros comenzaban a cantar anunciando el amanecer que comenzaba a colarse por la ventana de la cocina.
—Yo... solo estuve releyendo algunas líneas—Respondió girándose hacia ella, dejando ver sus ojos rojos de cansancio.
—Bueno, creo que es hora de que comencemos a prepararnos si no queremos llegar tarde a nuestros gloriosos empleos—Habló ella con sarcasmo.
Harry asintió levantándose de su escritorio, no sin antes cerrar su laptop. Talló sus ojos y fue hacia el baño, luego asomó su cabeza.
—¿Quieres ducharte conmigo?—Le preguntó a Holly.
—¿Cuándo he respondido que no?—Le dijo ella guiñándole un ojo y dándole un beso corto en los labios.
—Nunca, por eso siempre llego tarde a trabajar.
Holly rio y una hora después ambos ya se encontraban en sus respectivos trabajos. Cuando Harry regresó a casa ocho horas después, cerró la puerta maldiciendo el calor del verano que se sentía en Londres. Veinticinco grados no era mucho, pero siempre se quejaba de cómo el calentamiento global hacía que subiera un grado cada dos años.
—Hola cariño—Le dijo él a su prometida cuando la vio sentada en el sofá—El aire acondicionado de la oficina no funcionó en todo el día, ya te imaginarás en el infierno que tuve que trabajar.
Ella lo miró mientras se mordía los labios.
—¿Está todo bien?—Le preguntó Harry con un rostro confundido.
—Sabes que nunca leo tus guiones si tu no me los enseñas primero... pero abrí tu laptop para comprar en línea mi shampoo que ya no tenían en la tienda en físico y lo primero que vi fue lo que escribiste anoche—Le confesó ella—Lo siento mucho, no pude dejar de leerlo ¡porque es magnífico!
La respiración de Harry se cortó por un segundo y su boca quedó entreabierta sin saber qué decir.
—Es muy diferente a lo que siempre has escrito—Siguió diciéndole Holly —Te juró que lloré en la quinta página. Harry necesitas llevar esto a tu trabajo y rogarles que le den una oportunidad.
Harry rascó su mandíbula y lanzó su maletín al sofá.
—¿Tú crees que deba hacerlo?
—Definitivamente—Respondió ella con emoción en su voz— ¡Ya puedo imaginar el poster de la película!
Harry sonrió. Su prometida siempre alagaba sus guiones, pero jamás la había visto tan entusiasmada ni le había insistido de esa manera.
—No lo sé, siento que le falta algo más de... mí —Le dijo Harry, solo sabiendo él a lo que se refería.
—¿Cómo le va a faltar algo de ti?—Le contestó incrédula— Es tu historia, ¡tiene todo tu talento!
Harry la miró pensando si debía decirle la verdad y arruinar la poca dignidad de guionista que le quedaba ante su prometida.
—Lo único que puedo decir, es que jamás he visto una película como la del guión que acabas de escribir—Le dijo Holly, Harry estaba consiente de eso, aunque no lo hubiera escrito él.
—Creo que tengo miedo de que me rechacen otra vez, más bien dicho, que ni siquiera le presten atención como siempre sucede—Dijo él tratando de excusarse.
—Harry—Pronunció ella firmemente y se acercó para darle un profundo beso— Creo fielmente en que tiene ese algo diferente y en que esta vez tendrás éxito, como en el amor que acabo de expresarte en ese beso.
—¿Te estás volviendo poeta?—Le preguntó él sonriendo.
—Tu talento es contagioso—Respondió la joven dándole otro beso, esta vez corto.
La sonrisa de Harry desapareció. Ese no era su talento, ese probablemente no existía.
—Hazlo por mí—Le dijo Holly y él suspiró mientras tenía un conflicto interno.
—Lo haré por ti.
Al día siguiente Harry llegó un poco más temprano de lo normal a su trabajo. Esperó a que su jefe llegara y cuando lo vio entrar a la oficina fue detrás de él.
—Ah, Harry—Le saludó el hombre cuando lo vio en la puerta.
—Señor Devon—Le respondió Harry.
Se acercó un poco más a su escritorio, y temeroso dejó ahí el guión transcrito que había impreso de su laptop.
— Sé que está muy ocupado y que a lo mejor escucha esto diariamente, pero no lo molestaría si mi prometida no me hubiera insistido. Tengo un guión que... escribí y creo fielmente en que tiene ese algo diferente—Dijo robándose las palabras de Holly— Le rogaría que le diera una leída, a las primeras cinco páginas y si no lo atrapa, puede olvidarlo.
Su jefe lo miró entretenido y asintió.
—Me gusta tu determinación, muchacho—Le respondió— Es verdad, tu bien sabes que estoy muy ocupado, pero cuando tenga tiempo no dudaré en leerlo.
Harry le agradeció, pero internamente sabía lo que significaban esas palabras: «Gracias por intentarlo, sigue participando... o mejor ya no lo hagas porque solo me quitas el tiempo».
—Dijo que lo iba a leer cuando tuviera tiempo—Le respondió Harry a Holly cuando ella le preguntó cómo le había ido.
Ella se acercó y le dio un beso.
—Recuerda, creo fielmente...
—Que esta vez tendré éxito—Completó él la frase, aunque sabía que su fracaso continuaría, tal como sabía que ese guión no era suyo.
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