06
JiMin entró en aquélla casa seguido de Min YoonGi, miró todo a su alrededor, tratando de entender por qué estaba ahí. También trataba de entender cómo es que fue tan fácil para él ceder ante ese hombre de nuevo, YoonGi ni siquiera se lo había pedido, lo había llevado con él de todas formas.
Ni siquiera se opuso cuando el mayor lo jaló fuera de aquel lugar.
Ya inventaría alguna excusa para engañar a sus amigos, no podía decirles que el hombre con complejo de mafioso era en realidad un mafioso con el cual había follado.
—¿Qué se supone que hago aquí?— JiMin preguntó, mirando con atención al mayor, los demás se habían quedado fuera de la casa para poder darles privacidad en su platica.
—Tengo una pequeña situación — YoonGi comenzó hablando, rascó su nariz con nervios y miró al chico a los ojos —, se corrió un rumor sobre mí con algunos amigos no tan amigos, el rumor también te involucra a ti, realmente conozco a mi gente, no son personas agradables a las que les guste hablar. Así que, como método de protección tuve que traerte a este lugar.
—¿Es tu casa? — preguntó JiMin, observando lo hogareño que se veía alguien lugar.
YoonGi asintió, haciendo que se sorprendiera aún más, jamás imaginó que aquel mafioso hombre viviera en algún lugar así. La casa era grande, pero era normal, madera fina, bien diseñada, el interior tenía una decoración rústica y bonita, nada comparado con lo que imaginó. Por lo regular era de pensar que las personas como Min YoonGi, vivían en mansiones con decoración de alta elegancia y candelabros colgando del techo.
—Como sea, te quedaras aquí en lo que yo arreglo esto — escuchó al mayor decir —, y por favor, no hagas alguna tontería.
—¿Cómo cual?
—No llames a tus amigos, ni les digas donde estas, simplemente quédate aquí, duerme o qué sé yo. — respondió, JiMin soltó una ligera risita y rodó los ojos, dio media vuelta dispuesto a recostarse en alguno de los sillones del lugar.
—En la parte de arriba hay dos habitaciones, toma cualquiera para que puedas descansar.
Fue todo lo que dijo antes de caminar fuera de aquélla casa. JiMin dejó salir un pesado suspiro, la verdad es que le costaba creer que estaba de nuevo en el mismo camino. Sabía que sus sentimientos no estaban bien, que se supone debería sentir miedo, terror o pavor por el simple hecho de estar involucrado con Min YoonGi. Pero, mierda, no esperaba quedar enjaulado en aquélla situación.
Jamás se había considerado una persona débil de sentimientos, pero YoonGi tenía algo que le hacía tocar su punto débil.
Eso era un gran problema.
Un problema que no quería aceptar, es decir, él no debió tomarse tan a la ligera que un hombre mafioso como Min YoonGi metiera su miembro en su boca. Se supone que no debía pasar nada de eso, pero terminó sucediendo.
Y entonces, su vida comenzó a tener un poco de emoción.
Tal vez esa era la razón por la que aquel hombre le había calado hasta los huesos, siempre fue la clase de chico que tenía una vida muy monótona, buena, pero nada más. La aparición de Min YoonGi en ella, fue la cereza del pastel.
Ese tipo sabía como poner todas sus hormonas a trabajar.
Subió las escaleras de la casa para poder encontrar las habitaciones que YoonGi le había dicho. Aunque la casa era bonita así como estaba, la planta de arriba era aún mejor, había otra sala de estar en aquélla zona y dos puertas más al fondo, las cuales supuso serían las habitaciones.
Miró todo en aquel lugar, el sofá se veía más elegante que el de abajo, era cómo una zona más oscura y elegante, tenía un estante de libros demasiado grande, completamente lleno desde arriba hasta abajo.
JiMin caminó, inspeccionando a lo largo de la sala, había fotografías y marcos pegados a la pared, pero estas no eran de YoonGi o de alguna otra cosa, simplemente eran retratos de cualquier persona o pinturas de paisajes y flores. Además de que tenía bastantes reliquias peculiares y llamativas, las cuales JiMin suponía debían ser muy caras.
Se acercó a una de las ventanas y observó a los hombres de Min, los cuales se habían quedado para hacer guardia. No entendía exactamente cual era el problema en el que YoonGi lo había metido, seguramente alguno de sus locos contrincantes ya se había enterado de su existencia, y a lo mejor también de su extraña relación.
Algo así debía pasar, después de todo no podría pasar desapercibido por otras personas todo el tiempo.
Suspiró, caminó rápidamente hasta una de las habitaciones y, lotería, había dado con la habitación de YoonGi. Sabía que era esta, pues olía a él, no le pregunten cómo podía percibir el aroma de YoonGi tan fácilmente, simplemente podía.
Quiso husmear por la habitación para ver si podía encontrar algo de su interés, pero le hizo mucha gracia no encontrar nada.
Min YoonGi si que sabía ocultar cosas.
—Debí suponer esto viniendo de Min YoonGi — murmuró cruzándose de brazos —, que patético soy, no es cómo si nuestra relación fuera más allá de un acostón, no tendría porque decirme algo sobre él.
—¿Hablas solo?
JiMin dio un salto en su lugar y volteó rápidamente para encontrarse de nuevo con aquel tipo, sí, ese mismo hombre que fue a verlo a la cafetería.
—Algo así — respondió el rubio.
Namjoon rodó los ojos, al parecer no estaba tan a gusto con su presencia, era notable. Pero JiMin ya estaba ahí, el mismo Min YoonGi lo había llevado, así que no había nada que Namjoon pudiera hacer.
—¿Exactamente qué quieres de YoonGi?— preguntó con un bufido —, porque estoy seguro de que algo quieres, ¿dinero? ¿poder? ¿o simplemente nos viste la cara de idiotas y eres parte del equipo enemigo?
JiMin procesó sus palabras, quiso soltarse a reír en ese momento, porque lo que aquel hombre estaba diciendo estaba tan fuera de lugar. ¿Por qué él necesitaría de eso? ya tenía demasiado dinero, bueno, sus padres lo tenían, pero aún así ellos le daban lo necesario, a parte de que también trabajaba. ¿Poder? ni siquiera puede manejar su propia vida, ¿cómo para qué querría poder? lo único que necesitaba y deseaba de Min YoonGi; era lo que estaba entre sus piernas.
—Es muy estúpido de tu parte preguntarme ese tipo de cosas — JiMin le sonrió —, estoy seguro de que me has investigado, no son necesarias mis palabras.
—Probablemente no, pero a ser verdad, me preocupa la clase de persona con la que se involucra mi jefe.
—Él es el mafioso, ¿no deberías preocuparte por mí?— preguntó JiMin, alzando una ceja ante su pregunta —, ¿qué puedo hacerle yo a Min YoonGi para dañarlo?
—Eres una sucia rata, te lo apuesto. Eres la clase de chico universitario al que le gusta meterse en este tipo de cosas, porque así hay un poco de acción en tu vida, YoonGi no es un experimento para tipos hormonales como tu, vete de aquí.
JiMin no dijo nada, aunque le había dolido un poco ser llamado de esa manera, la verdad es que, tener a YoonGi en su vida sí le había dado un poco de acción, pero no era exactamente la razón por la que se había enajenado con él. No, esto iba más allá de simplemente tenerlo entre sus piernas.
Y debía comenzar a admitirlo.
—No puedo irme, YoonGi me dijo-
—YoonGi esta mal, tienes que irte, desaparece de su vida, no debiste haberte subido en ese avión en primer lugar. No necesita con él a un adolescente hormonal que le traiga tantos problemas. — Namjoon avanzó unos cuantos pasos.
—Sólo me iré si él me lo pide, no si tu me lo dices.
Antes de que Namjoon pudiera decir algo más, alguien se aclaró la garganta. Ambos desviaron la mirada hacia la persona que estaba mirándolos a unos cuantos pasos de la puerta. YoonGi se hizo una seña con la mano a Namjoon, quién solamente asintió y salió de aquélla habitación.
JiMin se balanceo incómodo en su lugar, algo tímido por la presencia de YoonGi, se supone que había salido para arreglar los problemas en los que estaba. Pero había regresado más rápido lo que había imaginado.
O probablemente el tiempo pasó tan rápido que ni cuenta se dio.
—Namjoon es un tipo complicado, no le hagas caso. — dijo el mayor, cerrando la puerta de la habitación.
JiMin de alzó de hombros, tratando de restarle importancia a lo que el otro hombre había dicho.
—No pensaba hacerle caso.
YoonGi lo miró durante largos segundos, se dio cuenta de que ambos estaban en su habitación, se preguntó si hubiera encontrado a JiMin dormido en su cama de haberse tardado más.
—Y... — JiMin intentó romper el incómodo silencio —, ¿qué tal fue todo? ¿ya puedo regresar a mi departamento?
YoonGi apretó la mandíbula. —En realidad... no es necesario que te quedes aquí, mi gente se está encargando del problema. Puedes irte si es lo que quieres.
JiMin tragó con dificultad, se supone que debería hacerlo, tomar la oportunidad de irse y listo. Pero sinceramente, no quería hacerlo, necesitaba estar un poco más en aquel lugar, quería llenarse del aroma de su perfume y enterrarse en su cama, si fuera de él también, como si fuera de ambos.
Pero sabía que eso sería imposible.
—¿Quieres qué me vaya?
JiMin soltó aquellas palabras, pero no se movió de su lugar. Sólo se iría si YoonGi se lo pedía, nada más eso, ya lo había dicho. Si aquel hombre soltaba esas palabras entonces sería fiel a eso, se iría y no volvería, además, no es como que tuviera muchas opciones.
YoonGi lo miró durante varios segundos sin alguna pizca de emoción, tanto que JiMin llegó a sentir que su pregunta era estúpida.
Sin embargo, cuando creyó que debía simplemente mover sus pies y salir de ahí, YoonGi fue quien se movió de su lugar con rapidez, buscando sus labios con agilidad y uniendo sus bocas.
Por inercia, JiMin lo rodeó del cuello, alzándose casi de puntas, y las grandes manos de YoonGi se aferraron a su delgada cintura, mientras sus labios se movían encima del otro, besando todo lo que pudieran.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top