Vida planeada
Para un omega, rechazar no era una alternativa; debía aceptar todo lo que sus mayores decidieran en su lugar. Cuando a Jimin le informaron que debía contraer matrimonio con el alfa de la familia Lee, no pensó que fuera algo negativo; conocía a Lee Tae-min desde su infancia y siempre estuvo enamorado secretamente de él, por lo que no supuso una imposición para él.
Sin embargo, la felicidad inicial de Jimin se vio empañada por los murmullos de los demás miembros de su clan. Algunos decían que este matrimonio no era más que una estrategia política para fortalecer alianzas entre familias poderosas. Otros susurraban que Tae-min, aunque amable y encantador por fuera, tenía un lado oscuro que pocos conocían. A pesar de estos rumores, Jimin se aferraba a su amor y a la esperanza de construir una vida juntos.
El día de la boda llegó con un cielo despejado y un aire de expectación que se sentía en cada rincón del lugar. Jimin, vestido con un traje tradicional que resaltaba su elegancia y belleza natural, no podía evitar sentir un nudo de nerviosismo en el estómago. Pero al ver a Tae-min esperándolo al final del pasillo, con una sonrisa cálida llena de amor, todos sus temores se disiparon momentáneamente.
La ceremonia fue un desfile de emociones; las promesas intercambiadas resonaron en el corazón de Jimin, quien deseaba con todas sus fuerzas que su amor fuera suficiente para superar cualquier obstáculo. Al caer la noche, mientras los invitados celebraban y la música llenaba el aire, Jimin y Tae-min se encontraban en una burbuja alejada de todos los invitados donde la magia del momento los hacía sentirse en sintonía. No obstante, en el fondo, Jimin era consciente de que el verdadero reto apenas estaba iniciando. El futuro se presentaba incierto y, aunque existía amor, este no era recíproco.
La noche de bodas finalmente llegó, y con ella, la pasión carnal emergió con fuerza. No era sorprendente que Tae-min encontrara a Jimin irresistible; su cuerpo parecía haber sido esculpido por los dioses. Esta era la mejor oportunidad que tendría para disfrutar de su compañía, y no estaba dispuesto a dejarla pasar.
Entre besos y promesas banales se entregaron, para Jimin era su primera vez, él estaba convencido de que todo saldría bien, ya que Tae-min lo cuidaría y lo trataría con delicadeza; nada más alejado de la realidad, en cuanto llegaron a la habitación Tae-min se dio prisa en despojarlo de la ropa y así para poder consumar su matrimonio con la mayor brevedad posible.
Una vez que se sintió satisfecho, salió de la habitación para disfrutar de un largo baño. Al regresar, Jimin había preparado la cama y se había cambiado de ropa, aparentemente dormido, o eso era lo que él pensaba. Sin embargo, Jimin lloraba en silencio, sintiendo que realmente no tenía significado para el alfa.
Al día siguiente, comenzaron su luna de miel después de compartir una comida con sus padres. Se embarcarían en un viaje de dos semanas explorando el viejo continente, visitando diversas ciudades europeas de gran valor cultural, algo que a Jimin le fascinaba. Sería una experiencia que jamás olvidarían.
A pesar de que a Jimin le hubiera encantado conocer al completo cada una de las ciudades que visitaban, en realidad solo tuvo la oportunidad de observar, en gran detalle, cada una de las habitaciones de hotel en cada país que recorrían. Tae-min había decidido que ese viaje no se asemejaría a lo que Jimin había imaginado, ya que estaba le lo destinaría a disfrutar de su omega en la cama, quería poseerlo de todas las maneras posibles antes de volver a Corea.
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