La Voz en la Narración

Uno de los primeros pasos que debemos de dar a la hora de redactar nuestra historia es reflexionar ya no solo del qué queremos contar sino del cómo lo queremos contar.

No es lo mismo relatar una historia a través de un ente que habita a cientos de kilómetros del resto de mortales, que de una persona común o de una simple hormiga que vive en el subsuelo. A eso es a lo que se denomina punto de vista (abreviaremos a partir de ahora como PDV) o point of view si preferís la versión angloparlante (POV).

Imaginemos la siguiente historia:

Una chica que trabaja en una cafetería quiere ser boxeadora profesional cueste lo que cueste, se dirige a un gimnasio de barrio donde sabe que hay un entrenador que se dedica a preparar a los nuevos aspirantes. Pero al llegar allí, el hombre se muestra muy rudo con ella y la expulsa del recinto.

Diríamos que el entrenador es un grosero. ¿Verdad?

Ahora cambiemos el punto de vista de la trama:

En un gimnasio de barrio, un entrenador trabaja sin descanso con los aspirantes para el título de pesos de boxeo. Un día, una chica entra en el recinto y le pide que la entrene, pues quiere ser boxeadora. Pero el entrenador ve en la joven un espejo de su propia hija, la cual no le habla desde hace años pese a sus muchas cartas. Como no quiere fracasar dos veces, prefiere negarse a entrenar a la chica.

Aquí la cosa cambia, ¿a que sí? Pues os acabo de contar la sinopsis de la película Million Dollar Baby, de Clint Eastwood.

Como vemos, el PDV en la historia es muy importante, clave diría yo, ya que además de darnos muchos detalles, cambia el tono de la historia según quién la cuente.

En una ruptura, por ejemplo, no es lo mismo que la visión sea la de la persona que se siente despechada porque su pareja ha decidido estar con otra persona, a que la persona que decide romper lo haga porque se sienta incomprendida, ninguneada o simplemente que ya no sienta esa conexión especial con su pareja.

Y es que el PDV va a generar una serie de preguntas al lector:

—¿Quién está contando la historia, un narrador externo o un personaje?

—¿A través de quién veo los acontecimientos de la trama?

—¿Qué pensamientos son los que tengo acceso?

—¿Desde qué distancia veo los acontecimientos?

La última pregunta la trataremos en una publicación aparte.

Entonces, la pregunta llega ahora: ¿cómo elegimos correctamente nuestro narrador?

Eso solo lo sabe cada autor. En sí mismo, ninguna voz de la narración es mejor que otra, tan solo debemos ceñirnos a las reglas de cada una para que funcione.

Y es que, cuando tengamos decidida cuál va a ser nuestra voz narrativa, eso va a crear un contrato mágico vinculante —¿verdad, señor Crouch?— entre el escritor o escritora y la historia.

Así que, sin más dilación, pasemos a lo que nos interesa: las voces narrativas:

1. Primera persona.

La narración en primera persona por regla general está contada por un personaje de la obra, generalmente su protagonista. La voz del narrador cuenta "lo que yo hice, lo que yo pienso, lo que siento". Vamos a ilustrar esto:

Me levanto a las siete de la mañana. Apago el despertador. Como cada día desde los últimos dos meses, corro las cortinas de la habitación. Suspiro al recordar lo que me ha llevado hasta aquí. He sido un estúpido. ¿Por qué me daría al alcohol otra vez? Es la misma piedra con la que tropiezo una y otra vez.

Como veis, este tipo de narración lo que va a producir la conexión más íntima entre el personaje y el lector. Prácticamente es como si nosotros como lectores viviésemos lo mismo que el personaje, porque todo lo vamos a ver a través de él.

Es decir, no hay ninguna barrera que se interponga entre el personaje y el lector. Seremos sus ojos, su mente, sus manos y sus pies. Por tanto, hay que tener en cuenta que cuando escribimos en primera persona lo hacemos con la voz -palabras, pensamientos y tono- del personaje.

Así que no será lo mismo escribir en primera persona si nuestro narrador es un campesino medieval con nula formación a un príncipe totalmente instruido, por ejemplo.

Os dejo con otro ejemplo de mi invención:

No puedo sino mirar a mis hermanos. No veo miedo en sus rostros, ni siquiera un rastro de duda. Siento que su Fe es grande. Eso me da fuerzas para seguir caminando. Tropiezo, y percibo que detrás de mí cae Sarah. Un soldado tira bruscamente de la cuerda para levantarme. Escucho gritos de queja de mis hermanos, pero trato de acallarlos. Al fin y al cabo, pese a mi vejez, esto no durará mucho.

Al llegar al final del valle, contemplo nuestro final, pero el miedo no logra vencerme. Ni siquiera cuando me atan al poste central en lo alto de la pira. Observo preocupado cómo colocan a cada hombre y mujer en la hoguera. No me han dejado solo en este último trance. Pronto veremos al Creador y nos libraremos para siempre del Mal.

Dirijo la vista al frente. Un hombre se aproxima a mí. Por sus ropajes puedo comprobar que se trata de un hombre de la Inquisición, aquellos que dicen servir a la Iglesia y a Dios. Pero ese no es mi Dios. Nuestro Dios no habría permitido semejantes actos de crueldad contra su gente.

Estos párrafos pertenecen a una novela histórica que estoy escribiendo sobre la cruzada albigense, pero no la empezaré a publicar hasta que no termine los fanfics de los Merodeadores.

Como veis, la narración en primera persona nos genera esa sensación de ser el propio personaje. Cabe destacar que la narración en primera persona estará autolimitada, ya que no sabremos nada más de la trama salvo donde aparezca el personaje narrador, por lo que corremos el riesgo de perder información.

Pero, ¿puede haber otras formas de escribir con un PDV de primera persona?

La respuesta es afirmativa. Así, podemos usar la voz en primera persona como si estuviéramos contando la historia a un confidente:

Te voy a contar un secreto: estoy enamorado de Draco. Te lo digo a ti para que no te enteres por habladurías del colegio. Tal vez te resulte extraño, y, en el fondo, estoy seguro de que piensas que es una abominación, pero el amor es ciego, y no puedo traicionar a mi corazón.

Y también podemos utilizar la que yo vengo a llamar «versión epistolar o diario»:

Querido Luis:

Hoy he tenido que ir al médico. Me he notado un bulto en el pecho. Estoy muy nerviosa, cariño. Ojalá estuvieras aquí, conmigo.

Mi amor:

Hoy me han dado los resultados de las pruebas. Es maligno, mi amor. No te lo voy a negar, Luis. Ha sido un golpe muy duro. Ahora mismo me encuentro hecha una mierda. Pero te prometo que voy a luchar como tú me enseñaste. No voy a permitir que esta jodida enfermedad me lleve contigo.

En este pequeño ejemplo que acabo de escribir, nos podemos llegar a poner mucho más fácil en la piel de la mujer a la que le diagnostican el tumor, empatizar con ella y con sus reacciones. Muchos reaccionaríamos de forma similar en una situación así.

También existe el la voz en primera persona periférica o narrador testigo. En este caso, podemos hacer que el narrador sea otro personaje de la novela y no su protagonista, que será del que en realidad trate la historia. Un ejemplo muy famoso de este caso, tanto si habéis visto las películas como, sobre todo, si leéis la novela, es "El Gran Gatsby", de Francis Scott Fitzgerald.

¿Se puede utilizar varios PDV en una narración en primera persona? Sí, y eso va a enriquecer todavía más la escritura.

Ahora, hay que tener cuidado con la voz en primera persona, ya que puede no resultar fiable. A fin de cuentas, cada uno tenemos nuestra forma de relatar las cosas, ¿no? Y aunque busquemos ser lo más objetivos posible, al final siempre tendemos a la subjetividad. Y también hay que tener en cuenta la personalidad del narrador. Si es un niño, una persona con melancolía, un anciano que se siente triste por la soledad, un asesino en serie, etc.

2. Segunda persona.

Este tipo de narración es extraña.

Consiste en utilizar la segunda persona, pero en este caso no como si fueras un confidente que escucha la historia del narrador en primera persona. En este caso la trama va a girar en torno a lo que "tú hiciste, tú dijiste, tú pensaste". En otras palabras, TÚ acabas siendo el protagonista, o al menos, teniendo esa sensación.

Ahí va un ejemplo:

Estás en un pub, solo, mientras la lluvia fuera golpea los cristales. Ves a decenas de parejas reír, bailar y besarse bajo la lluvia. Te embarga la necesidad de otra trago, pese a que llevas varias horas en el bar. Pero no puedes dejar de pensar en otra cosa. Qué mal día para que te dejen.

Si os dais cuenta, la narración, pese a no ser en primera persona, hace que nosotros los lectores nos autopercibamos como el personaje.

3. Tercera persona.

Este es el tipo de voz del narrador más utilizada, por lo que vamos a poder encontrarlo en la mayoría de cuentos y novelas que existan, siendo mejor a la hora de escribir novelas largas.

—Tercera persona con PDV único

En los casos de narrador en tercera persona, la voz narrativa no es un personaje del relato, sino alguien externo a él, y se contará la trama a través de las acciones de él o ella, en el caso de la narración en tercera persona con PDV único, a través de la mente del personaje que elijamos. Por ejemplo, en Harry Potter nuestra voz en tercera persona sería a través de la mente de Harry, pues, cuando este se separa de Ron y Hermione, no sabemos qué hacen ellos, y solo lo sabemos cuando los amigos se lo cuentan al chico.

¿Qué diferencia a esto con la narración en primera persona?

En este caso es el narrador el que cuenta la historia a través de la perspectiva del personaje, pero no el personaje. Lo único que hacemos es posicionarnos al lado de uno de los personajes y reconocer su PDV.

A este tipo de narrador se les conoce como equiescente. Solo conocemos de información hasta donde sabe el personaje sobre el que recae el PDV. 

Por tanto, podemos concluir que la tercera persona con PDV único se parece bastante al narrador en primera persona. Nos permite identificarnos con el personaje rápidamente y tiene la limitación de que toda la información debe pasar por el tamiz del personaje narrador. Si el personaje no se haya presente, esa información no se conoce.

Ahora bien, esta narración en tercera persona con PDV único tiene una gran ventaja respecto a su homóloga en primera persona: permite al escritor relatar la historia en caso que el personaje no sea, por su edad o condición, madura y con una amplia gama de vocabulario.

Además, permite al escritor usar formas del lenguaje que en primera persona no resultarían; y también, si el narrador es un alter ego, puede contar su propia historia sin compadecerse de sí mismo.

—Tercera persona: PDV múltiples.

Este tipo de narración se puede usar en novelas de mucha extensión o incluso en sagas. Es muy útil para desarrollar la historia a través de puntos de vista diferentes de los personajes.

Ejemplos como "El Señor de los Anillos", de J.R.R Tolkien o la más reciente "Canción de Hielo y Fuego", de George R.R. Martin, emplean esta técnica. (Por favor, no os refiráis a la saga como Juego de Tronos, ese solamente es el primer libro de la serie).

Como norma, para establecer diferentes PDV, estos han de estar muy marcados en la novela. Generalmente, los escritores que emplean este método realizan saltos de lugar en la trama o incluso dedican un capítulo a cada personaje con punto de vista.

Por ejemplo, en un mismo capítulo de la obra de Tolkien podemos ver a Frodo y Sam guiados por Gollum a través de la Tierra Media para llegar a Mordor, a Gandalf partiendo hacia Minas Tirith, y a Aragorn, Legolas y Gimli en Edoras, en el reino de Rohan.

Pero, como hace Martin, también podemos dedicar cada capítulo a un personaje. Así, un capítulo está dedicado a Daenerys, otro a John, otro a Cersei, otro a Tywin, etc.

La ventaja de este tipo de narrador es que nos permite como escritores tener más flexibilidad y amplitud de la trama. Como punto negativo, se pierde un poco del enfoque de la historia. Así, mientras que en Harry Potter la lectura se hace mucho más sencilla y siempre vamos con Harry, en Canción de Hielo y Fuego nos obligamos como lectores a prestar mucha más atención, pues la trama cada vez se va intrincando más. ¿Quiénes son los buenos y los malos?

—Tercera persona: narrador omnisciente

Aquí la voz de la narración actúa como un dios. Lo sabe todo y lo cuenta todo según le venga en gana. Es la típica forma de narración que se encuentra en prácticamente todos los escritores anteriores al siglo XX, desde Homero, a los cantares de gesta, Dickens, Tolstoi, Miguel de Cervantes, Shakespeare, etcétera.

Ventajas: Tenemos el control total de la historia, sin estar atados por nuestros personajes. Además, gracias a saber todo, también podemos utilizar esa sapiencia para generar intriga en el lector, pues podemos dar datos que crearán ansiedad en el lector.

Desventajas: Este tipo de narraciones acaba resultando impersonal para el lector y difícil de manejar para el escritor en múltiples ocasiones.

—Tercera persona: PDV objetivo

En este último caso el narrador debe revelar toda la información de la trama a través del diálogo y la acción. Si quieres sentirte como un periodista, este es tu tipo de voz narrativa.

Ventajas: En esta forma el narrador es totalmente imparcial y no hace falta explicar nada.

Desventajas: Como lectores nos vamos a ver faltos de la chispa que tiene la ficción, es decir, de poder entrar en las mentes de nuestros personajes. Este tipo de narración es cruda, como un documental, que puede ser interesante en un principio, pero al no generarnos esa emoción de poder saber qué piensa un personaje, nos acabamos durmiendo o perdiendo el interés.

Y como ha quedado un capítulo extenso, hablaremos de la distancia en el próximo.

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