Estamos en nuestra habitación, tumbados sobre la cama, y nos viene una idea a la cabeza.

¿Qué hago? Debo ponerme a escribir para que no se me olvide.

Sí, es una opción. Pero eso solo está a la altura de unos pocos elegidos, escribir la historia de un tirón en unos pocos días.

Para el común de los mortales, entre los que me incluyo, es importante que tengamos la idea y que, aunque empecemos a escribir, hagamos un esquema rápido del argumento de la historia y de su estructura.

¿Cómo va a empezar? ¿Cuál es el final? ¿En cuántos capítulos quiero contarla? ¿Prefiero capítulos cortos o largos?

Todas esas preguntas es importante que las plasmemos en un borrador del proyecto. Y para ir desarrollando la trama, podemos recurrir a la escaleta para luego proceder a la escritura.

Y recordad, después de cada capítulo, revisad por si vemos algún pasaje del mismo que podamos mejorar.

El truco de cualquier disciplina es el siguiente: