La Distancia en la Narración
La distancia, esa gran desconocida en el mundo de la narración. Si nos atenemos a la definición del Diccionario de la Real Academia Española, distancia es el "espacio o intervalo de lugar o de tiempo que media entre dos cosas o sucesos".
¿Cómo puedo hacer yo, como escritor, para dar a entender mi distancia narrativa?
Mediante los dos tipos de distancia, la física o emocional y la temporal.
Para que lo entendamos bien, imaginaos que una buena amistad se muda a otra ciudad o a otro país. Por mucho que mantengamos el contacto, no va a ser ni remotamente parecido el hablar mediante una pantalla que el poder hacerlo en persona.
Además, ¿mi historia en qué tiempo va a transcurrir? ¿Quiero que se de en un tiempo reciente aunque pasado, en el presente, o en un pasado todavía más lejano?
Para explicaros mejor cómo funciona la distancia a nivel narrativo, os voy a hablar resumidamente de cómo se cuenta una historia a nivel audiovisual, esto es, los tipos de planos cinematográficos.
En el cine tenemos tres tipos de planos según la distancia a la que pongamos la cámara y el tamaño de imagen que queramos obtener: planos largos, medios y cortos.
Los planos largos ofrecen una imagen enorme, con panorámicas bellísimas. Pero a nivel narrativo, por lo general, no nos dicen mucho, ¿verdad? Solamente sirven para situarnos en el contexto del lugar, tiempo, época, estación del año, etc. Pero si tenemos un plano grande y vemos a un hombre transitar por una calle desierta bajo la lluvia, no nos generará gran sensación de familiaridad y cercanía.
Si en lugar de ese tipo de plano, acercamos la cámara hasta permitir ver de rodilla para arriba del hombre, ya tendremos más información. Podremos verle el rostro, y si observamos que saca unas llaves de un bolsillo del abrigo, sabremos que tiene intención de entrar en un lugar, probablemente su casa.
Vamos a acercar todavía más el enfoque, reduciendo el plano hasta que solo veamos desde su clavícula hacia arriba. Ahí ya podremos ver que los dientes castañetean por el frío y que su labio inferior tiene un pequeño parche que cubre un herpes labial. También podemos observar las arrugas en su frente y rostro, por lo que nos da información de la edad del personaje.
En resumen, los planos largos tienen la función de describir, los medios de narrar y los cortos de dramatizar. No siempre se sigue esa regla en cine, pues hay planos largos que son muy dramáticos y planos cortos que sirven para narrar, pero lo habitual es esto.
¿Cuál es, por tanto, la mejor distancia narrativa para nosotros como escritores?
La lógica nos dice que la mejor solución es optar por una distancia cercana al personaje que sea el eje de la trama, pues así los lectores podrán conectar pronto con él o ella, generando un vínculo para la historia.
Si bien cuando escogemos una distancia respecto al personaje debemos mantenerla a lo largo de la historia, podemos ir variando en ocasiones si la trama lo requiere, como en el primer libro de la saga del joven mago, donde Rowling dedica el inicio del capítulo "El profesor de pociones" a describir Hogwarts, algo necesario porque el castillo va a jugar un papel fundamental a lo largo de la saga.
Así que, en ese instante, alejamos la cámara del protagonista para tener una perspectiva más amplia, más global, y una vez terminada, volvemos al personaje y a sus acciones.
En cuanto al tiempo de la historia, la mayoría de obras se presentan en pasado, pues narran hechos que han ocurrido en un tiempo anterior pero relativamente reciente. Hay excepciones, claro está, sobre todo si son acontecimientos de un pasado muy lejano -por ejemplo: la Guerra de la Última Alianza en El Señor de los Anillos o la trama de Star Wars- o de un personaje que está recordando su vida.
También se puede utilizar el presente, lo que nos da una percepción actual de los hechos.
El joven mira a su alrededor. No hay rastro de civilización alguna. El verde de los montes está volviéndose amarillento por el cambio de estación. Un aire caliente indica la presencia de una tormenta cercana. Pero no queda cobijo alguno. Tan solo el centenario arce se yergue majestuoso y resistente. No lo piensa más. Sabe que no es lo mejor para guarecerse de los relámpagos, pero no tiene alternativa. Corre para cubrirse bajo las rojas hojas del árbol.
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