El clímax

Clímax. "El momento de máxima tensión en el desarrollo de una acción dramática o un poema", como lo define la tercera acepción del Diccionario de la Real Academia.

Eso es el clímax de nuestra historia, cuando llegamos al punto que nos queda el peor tramo para conseguir llegar a la cumbre. Hemos subido la montaña por la falda, la parte más sencilla, que es la Introducción. Hemos llegado al primer refugio y escalamos hasta los seis mil metros de altura, que es el Nudo. Y nos quedan los últimos dos mil metros para coronar el ocho mil que es nuestra historia. 

En el clímax estamos solos frente a la nieve, la falta de oxígeno, el desfallecimiento de nuestro cuerpo. Pero tenemos que ser capaces de sobreponernos para alcanzar la cima.

Creo que la metáfora ha sido bastante explicativa de lo que es el clímax. Ahora vamos a verlo con otras palabras.

El clímax es el momento de la historia en el que la tensión narrativa es máxima. Va a ser cuando se produzca la batalla del protagonista con las fuerzas que le generan el conflicto, ya sean villanos, el mundo o él mismo.

En el clímax también se puede aprovechar el escritor de los reveses. Y, algo esencial, ¡las fuerzas antagonistas han de tener ventaja!

Imaginaos que os enfrentáis a un examen después de haber estado preparándolo durante tiempo. El examen es vuestra fuerza antagonista, y los nervios pueden ser vuestro revés. En el momento en que los profesores entregan el examen, el estudiante no sabe qué se va a encontrar. En ese momento, el examen, como antagonista, lleva las de ganar, porque sabe que el estudiante está hecho un flan de nervios. Pero damos la vuelta al examen. La primera pregunta no la sabemos, lo que hace que nuestros nervios aumenten, el examen nos ha generado un revés. Ah, pero llegamos a la cuarta pregunta y vemos que la podemos contestar perfecto. 

En ese momento se invierten las tornas. El estudiante se alza orgulloso y entonces, una tras otra, va respondiendo las preguntas. Da igual que el examen le ponga trabas, que alguna pregunta sea muy difícil o que, de repente, haya pasado la mitad del tiempo. El estudiante va contestando paso a paso, y, cuando salen las notas, ha sacado un sobresaliente.

Con este ejemplo os acabo de resumir lo que es un clímax. No he querido usar ejemplos de novelas o películas para no destripar las tramas, por si alguien no las ha leído o visto.

¿Cómo podemos generar todavía más tensión en el clímax?

Fácil. Generando una cuenta atrás. 

En nuestro ejemplo del examen, tenemos una hora para responder veinte preguntas cortas, y, cuando nos avisan de que quedan quince minutos, todavía nos quedan cinco en blanco. Tenemos que ir a tres minutos por pregunta, y las respuestas que hay que escribir no son cortas precisamente. Eso nos genera estrés, o, en el caso de nuestro relato, tensión narrativa.

Como he dicho antes, las fuerzas antagonistas siempre tienen que ser superiores al personaje principal y aliados, ya que, si no, sería muy sencillo para el protagonista derrotarlas. Por eso es útil los reveses, para darle más empaque y poder a los villanos.

¿Qué ocurre si en mi historia, el villano es más débil?

Primero, que por mucho que lo intentemos arreglar, no vamos a poder conseguir tanta tensión narrativa, ya que el lector sabrá que el protagonista va a vencer igualmente. Pero, en caso de que eso sucediese, como escritores estamos obligados a desequilibrar la balanza en favor de los antagonistas, y esto se puede hacer de dos maneras:

1. Haciendo más fuerte al antagonista.

2. Debilitando al protagonista.

Como he dicho, generalmente esto suele tener un resultado pobre, porque el conflicto final ha de estar cimentado sobre toda la narrativa anterior. Si durante toda la trama hemos visto que el protagonista es superior, por mucho que al final lo debilitemos, no nos va a generar mucha disforia porque es lógico, por el argumento, que acabe venciendo igualmente.

Y hasta aquí el clímax.

En el próximo veremos un recurso diferente y, para mi gusto, difícil de entender, el anticlímax.


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