Construcción del Mundo

Esta es una de las cosas que primeramente hay que dominar como escritor. Pero para ello, debemos de saber de qué tipo va a ser nuestra obra.

¿Quieres escribir novela histórica? Documéntate sobre la época en la que va a estar ambientada tu historia, los acontecimientos que quieres narrar, la forma de hablar de los personajes, los ropajes, las construcciones, etcétera. Pero ten en cuenta si vas a hablar del mundo cotidiano o del mundo realista. En la primera, se tratan acontecimientos que les pasa a las personas corrientes para englobar un hecho histórico, mientras que en la segunda se trata de contar de manera objetiva un acontecimiento histórico en el que los personajes se ven arrastrados.

Si tu historia, por el contrario, es un mundo fantástico, mítico u onírico, tienes que dedicar el principio de la historia a presentarlo, cuáles son sus reglas, sus pobladores, si hay más de una etnia, si ha habido conflictos importantes, la diversidad de lenguas... Aquí podemos encontrar ejemplos muy famosos, como J.R.R. Tolkien o C.S. Lewis.

La utopía vs la distopía: La utopía presenta un mundo muy diferente al nuestro, donde todo es felicidad, una sociedad justa, vamos, lo que nos gustaría tener a nosotros. La distopía es todo lo contrario: una sociedad, futurista o no, donde predomina el caos, la oscuridad, valores negativos.

En todos los casos, para crear el marco para la historia que es nuestro mundo, hay que realizarse una serie de preguntas:

—¿Cuáles son las reglas del mundo?

—¿Qué interacción tienen nuestros personajes con el entorno?

—¿Qué ocurre en caso de que un personaje se salte una regla?

—¿Qué razas lo habitan?

—¿Hay más de una lengua?

—¿Cuál es la amenaza que se cierne sobre nuestro mundo y sus habitantes?

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