La alquimia de la ruina

Anotaciones de Diana Martínez, junio de 1984

En la antigüedad, cuando la ciencia todavía no estaba muy avanzada y el hombre no tenía mucha idea de nada, algunos intentaban descubrir qué era lo que componía al cosmos y exploraban los elementos que constituían al universo. Creían que podrían conocerlos, dominarlos y así convertir a la materia imperfecta en algo perfecto.

Ahora, cientos de años más tarde, seguimos más o menos en las mismas en esta familia. Hacemos honor a la alquimia con nuestros mejunjes fallidos y las tentativas de manipular a la naturaleza en nuestro favor. Y va que no nos sale. No nos sale y no nos va a salir. Por algo siempre terminamos pregonando que la magia es una ama y señora cruel. No hay combinación de ingredientes y palabras que alcance la perfección. Salvo por un par de pócimas y ritos que, mal que bien, se puede decir que son funcionales, el resto...

El resto está en nuestras memorias, en las historias que contamos. En las miserias que fueron manchando las vidas de cada Martínez. Los matrimonios rotos. Los amores no correspondidos. La soledad que terminó por envolver a cada bruja, estrangulándolas a su antojo. Como el fin de muchos alquimistas, el de estas mujeres era la ruina.

Y seguimos. Seguimos cargando con este peso, lidiando con el castigo del conocimiento y del no saber. Porque la ignorancia también se paga caro. Es la única razón por la que mantengo este libro cuidado y, de tanto en tanto, práctico algún que otro hechizo. Es un proceso de prueba y error exhaustivo, con una tasa de errores mayor que el de aciertos. En un principio, aunque teniendo en cuenta las advertencias de mamá, era más dada a hacer experimentos. Probaba nuevas uniones bajo alineaciones planetarias diferentes. Buscaba encontrar soluciones a problemas del día a día, y algunas para... Bueno, para lo que una adolescente normal desearía.

Ya en mis veinte, entendí por qué hay quienes dicen que se aprende por las malas. Y como la palabrería y la conmiseración sobre el papel no son muy útiles para nadie, supongo que sería conveniente que comparta mis mayores descubrimientos. Contados con los dedos que, por suerte, no perdí en mis pruebas.

Alineaciones planetarias y sus utilidades

1. Mercurio retrógrado: una época espantosa en general, pero excelente para meter mano a rituales de cierres y cortes. También propicia para cortar ciertas hierbas para reserva (especialmente el romero y el orégano). Evitar cualquier intención de comienzos y aventurarse en nuevas empresas. Lo que se inicie durante esta alineación está destinado al fracaso (¿acaso es nuestra alineación regente o qué?).

2. Venus, Júpiter y la Luna: ideal para perfeccionar habilidades y llevar a cabo rituales para fortalecer la confianza. Evitar usar componentes que requieran ser quemados en los hechizos durante esta conjunción.

3. Saturno y la Luna: especial para meditar y purificar materiales de trabajo. Es buen momento para revisar hechizos y buscarles mejora.

4. Alineación múltiple de planetas: evitar cualquier tipo de actividad arcana. Hacer limpieza y desecho de implementos de trabajo.

5. Venus y Marte: el indicado para realizar hechizos que favorezcan las relaciones románticas. Nada de forzarlas ni de atraer a los amantes perdidos. Nada de ataduras, que eso no funciona tampoco. La magia no crea amores, solo ayuda a develar los existentes. 

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