¡Esto no es parte del plan!
¡Esto no es parte del plan!
Advertencia: Esta guía no se hace responsable del comportamiento o sentimientos de la otra persona.
En situaciones que no estén en esta guía deberá improvisar.
Posdata: Intenté no hacer el ridículo mientras este improvisando, por favor.
Oikawa miró la hora en su teléfono, eran pasadas las nueve de la noche. Todos en el equipo se habían ido, solo quedaba él practicando sus saques, por alguna razón la imagen de la pelinegra no dejaba de pasar por su cabeza.
—Ella debe haberse ido hace rato, ¿verdad? —con ese pensamiento en mente salió del gimnasio cerrándolo detrás de él para empezar a caminar donde los jugadores de basquetbol debían de estar.
Grande fue su sorpresa al ver a aquella chica cantar y bailar en medio de la cancha mientras recogía los balones del piso. Rió por lo bajo, era un baile algo chistoso y Tōru estaba seguro que la canción no iba de esa manera.
—¿Eso es kpop? —rió fuertemente al ver como la chica agarraba el balón de básquet como pareja de baile.
[...] giró asustada al escuchar una risa detrás de ella, pero su semblante se relajó al ver que era el castaño.
¡Oh por todos los dioses!
El mismísimo Oikawa Tōru la acaba de ver bailar como loca. En estos momentos, deseaba que la tierra se la tragara entera.
—¡Por favor deje de reírse, senpai! —con el balón aún en mano intentó cubrirse la cara, en estos momentos estaba tan avergonzada que seguro mañana se cambiaria de nombre y país.
—Perdón. —a pesar de sus disculpas las risas no cesaban. —¡Eres tan tierna [...]-chan!
La más baja bufó y decidió ignorarlo, con la poca dignidad que le quedaba siguió acomodando los balones, ya era tarde y debía terminar si no quería que su madre la regañara por llegar tarde a casa.
—¿Qué haces? —el muchacho se acercó con la intención de ayudarla.
—Ordenó todo, ¿no lo ves? —suspiró antes de girarse para ver al chico, era muy buena fingiendo estar segura de lo que hacía pero los rápidos latidos de su corazón delataban lo nerviosa que estaba. —Los chicos del club me dejan todo el trabajo a mí, imbéciles. —lo último lo refunfuño por lo bajo haciendo que Oikawa arrugara la nariz de ternura.
—Tengo una idea. —tomó la pelota que la chica anteriormente guardaba. —te ayudó a guardar todo esto y después te acompañó a casa, ¿te parece?
¿Era posible morir a causa de una sonrisa? Porque [...] estaba segura de que iba a fallecer en este instante.
Tal vez la improvisación no era tan mala como se esperaba.
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Siento que soy esa amistad o noviazgo toxico que desaparece y aparece mil años después JAJAJAAJAJA.
¿mE PeRdONan?
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