Capítulo 5.

—Por favor, Shiori, acompañanos en el partido contra el Nekoma.—El peliazul se encontraba frente a mí, después de un entrenamiento. Me había repetido aquello durante dos días.

—Kageyama, eres un pesado.—De pronto su cara se oscureció, enfadado. Su aura ahora era tensa, rabiosa, y, aunque a alguien podría parecerle amenazante, yo solo pude reír.—Oh, vamos, Tobio no me das miedo.—Dije dando un pequeño toque con mi dedo índice en su nariz, haciendo que se avergonzara un poco, relajando su actitud.

Caminé hacia la entrada del gimnasio, dónde mi amiga rubia esperaba por mí, dando así la espalda al colocador.

—¡Yo solo te lo comunico! ¡Todos quieren que vengas!

Giré mi cuerpo con lentitud y entrecerré los ojos. Busqué con la mirada a Tsukishima y le señalé.

—¡Dudo que ese dinosaurio quiera que yo os acompañé a cualquier sitio!—Devolví mi mirada a mí amigo, ignorando la mueca del rubio y las risas de sus compañeros.

Lo cierto es que Tsukishima me caía mal, y no me esforzaba en disimularlo. Además, era mutuo.

—A mi simplemente me da igual.—La indiferente voz del de gafas sonó de fondo, pero la ignoré.

Kageyama dió unos pasos hasta mi, con firmeza y seriedad. Yo eche mi cabeza hacia atrás para poder mirarle a la cara, dada la diferencia evidente de altura, y puse mis brazos en jarra.

Me estaba retando con la mirada, y yo no dude en seguir el juego. Podía notar la mirada de todos sobre nosotros.

—He dicho que no.—Susurré con mucha lentitud y autoridad.

Podía ver chispas salir de los ojos de Kageyama, si yo fuera un balón o Hinata, ya me habría golpeado con todas sus fuerzas.

Seguimos sosteniendo nuestras miradas, esperando que uno se acabará cansando y asumiendo la derrota.

Sin embargo, el reto se acabó cuando noté una mano agarrar mi brazo con suavidad.

—¿Por q-qué no quieres venir, Shiori-chan?—Miré hacia mi costado, poco me importó Kageyama, encontrándome los ojos castaños de Nishinoya Yuu. Su mueca era firme aunque su voz no lo hubiera sido tanto.

Yo mordí el interior de mi mejilla, buscando una respuesta.

En realidad, en las primeras ocasiones en las que rechacé la invitación fue solo por ver la cara de fastidio de Kageyama. Después se convirtió en una lucha por ver quién era más cabezota.

Dirigí mi mirada a la mano de Nishinoya tocando mi brazo.

—No sé por qué debería ir yo allí.—Dije al fin. De nuevo, levanté mis ojos para encontrarme con su rostro.

Su ceño estaba fruncido, y su mirada tan oscura como siempre, sus labios formaban una línea recta. Me estremecí.

Después de unos instantes sus cejas se relajaron, y pude notar como mordía su labio sutilmente. Deshizo su agarre.

¿Nunca os ha ocurrido que parece que vuestro cerebro os juega una mala pasado y hace justo lo contrario de lo que queréis? Creo que era eso lo que me estaba ocurriendo. En el fondo, si quería ir. Pero había repetido tanto el no que no sabía como salir de ahí.

—Shiori irá si voy yo, ¿A que si?—La voz de Emiko me sorprendió. Su mano se entrelazó con la mía, y dio un pequeño apretón.

Yo solté un suspiro y dejé caer mis hombros. En ocasiones pensaba que mi amiga era en realidad algo así como mi angel de la guarda y tenía poderes para leer mi mente.

O igual eran ciertas mis sospechas de hace unos días sobre que era un vampiro con poderes como Edward Cullen.

Sacudí la cabeza.

—Así es.—Respondí al fin.

De fondo vi como Hinata y Tanaka chocaban sus manos, celebrando mi respuesta, y negué con la cabeza sonriendo.

Emiko y yo nos dirigimos a la puerta de nuevo.

—¡Shiori-chan, Emiko-chan!—Sugawara se acercó a nosotras trotando y ambas nos giramos.—Para venir con nostros debéis rellenar está solicitud para ser managers del equipo.—Habló, mientras nos tendía un papel.

Ambas dimos un pequeño salto por la sorpresa. Observé de reojo a mí amiga, su boca formaba una pequeña "o" y no pude evitar soltar una pequeña risa.

—Pero yo no quiero ser parte de ningún club.—Respondí. Mi voz no fue borde, de hecho, no solía serlo, pero era sincera, pero sin llegar a ser cruel. En ningún momento mis palabras salían con veneno.

—Yo ya formó parte del club de arte.—Habló la rubia.

El peligris se encogió de hombros y sonrió. Este hombre me daba tanta paz.

—Solo será hasta que volvamos del partido.—Dijo con tranquilidad.—"Estaréis a prueba".—Dijo haciendo unas pequeñas comillas.—Asi que luego solo tenéis que declinar la oferta, ¿Esta bien?—Ambas cogimos los papeles.—Sino es así, no podrías estar dos días fuera de la escuela.—Asentimos.

Miré la hoja de inscripción y mordí mi labio inferior. Sentí nervios es mi estómago y miré a Emiko, sus ojos castaños me miraban con amabilidad, y de nuevo, agarró mi mano.

Sin duda, era mi ángel de la guarda.

—Chicas, ¿queréis volver a casa con todo el equipo? Pasaremos a comer algo de camino.—Nos ofreció el capitán. Mis ojos se posaron en la cancha, dónde todos estaban mirando con una sonrisa gentil esperando la respuesta a aquella propuesta.

Los nervios anteriores se incrementaron revolviendo mis intestinos y la piel de mis brazos se puso de punta. Sin embargo, no sentí que aquel grupo tan grande de chicos me incomodara y tuviera que huir, así que sonreí ampliamente y asentí dando un pequeño saltito.

•••

Esta tarde saldríamos hacia un pequeño hostal, para la concentración junto al Nekoma.

Golpeé el lápiz contra el escritorio mientras intentaba prestar atención al profesor de matemáticas.

Suspiré. No entendía nada. Odiaba las mates y me frustraba. ¿Había alguna forma de hacer mates que no implicara tener ganas de llorar?

Miré a frente y noté unos ojos verdes posados en mi insistentemente y arrugué la nariz. ¿Quién demonios...?

Cuando giré mi cabeza hacia la derecha encontré al dueño de aquella mirada.

Isamu.

Isamu era simplemente un compañero de clase, había hablado con él alguna vez pero solo sobre deberes y cosas por el estilo. Mis ojos y los de él chocaron. No me molestó sostener su mirada, pero algo en su aura me inquieto.

Observé cómo su pie golpeaba el suelo una y otra vez, y como su energía estaba inquieta. De nuevo, mis ojos viajaron hasta su cara. Isamu tenia el pelo negro y los ojos verdes, era un chico atractivo, pero yo solo me fijé en la capa de sudor que caía por su frente.

Oh no. No puede ser lo que estoy pensando. No no no.

Intenté mirar a Emiko buscando su ayuda de angel, pero tenía los ojos cerrados. ¿Enserio mi ángel de la guarda se ha dormido en un momento así? ¿Y enserio alguien puede estar tan relajada en una fastidiosa clase de matemáticas?

Cogí el puente de mi nariz y negué con la cabeza.

Isamu, espero que me pidas consejos sobre cómo conquistar a mí amiga y que no sea algo que tenga que ver conmigo. Rogué internamente.

La alarma que indicaba el final de la clase y el comienzo del descanso sonó y rápidamente escuché unos pasos acercándose a mí. Yo cerré los ojos y me encogí en mi asiento, pidiéndole a Dios que fuera Kageyama o Emiko.

Oí como alguien a mí lado carraspeaba.

—Shiori, ¿Podrías acompañarme fuera?—La voz de Isamu sonó con mucho seguridad. Yo abrí los ojos y miré hacia arriba, encontrándome su rostro mirandome con intensidad y sin un atisbo de duda.

Yo asentí lentamente.

Caminamos en silencio hasta el final del pasillo, dónde se encontraban las escaleras.

Isamu era mucho mas alto que yo, probablemente mediría 1.80. Su complexión era delgada, entendible, ya que practicaba atletismo.

Unos pasos se escucharon por las escaleras, pero él pareció ignorarlos.

—Shiori-chan, ¿Te gustaría tener una cita conmigo?—Preguntó, sus hombros se tensaron y sus ojos verdes miraron directamente a los míos azules. Yo di un pequeño paso hacia atrás. Yo intenté sonreir pero solo salió una mueca. Ante mí silencio, siguió hablando.—Habia pensado que está tarde podríamos ir a tomar un helado.—Ofrecio, aún con mucha mucha seguridad, sin embargo, parecía que su aura comenzaba a transmitir súplica.

Esta vez sonreí con ternura.

—Lo cierto es que no.—Dije con tranquilidad.—Quiero decir, hoy no puedo.—Intenté suavizar mi negativa.

Odiaba estás situaciones, y, aunque era sincera, también era empática, y ser rechazado siempre es una sensación desagradable, y siendo honesta, no mentía. Hoy no podía.

El concentración de hoy vino a mi mente, en realidad tenía muchas ganas y sonreí.

Isamu se abalanzó un poco sobre mi y abrió la boca para hablar. ¿Donde estaría Emiko y porque no me buscaba y me sacaba de aquí?

Antes de que mi compañero pudiera pronunciar otra oferta más, dos auras amenazantes se colocaron junto a mi.

—Shiori-chan, ¿Tienes ganas de nuestro plan esta tarde?—La gruesa voz de Nishinoya resonó en aquel rincón junto a la escalera, y una de sus manos se resbaló por mi brazo y cogió la mía con una naturalidad muy imprevista.

Sus ojos castaños me miraron unos instantes, con esa oscuridad de siempre, y después miraron a Isamu.

Yo sonreí con incomodidad.

—Eh, ¿Necesitas ayuda en algo?—Mire al lado, encontrándome a Tanaka con una mueca perversa. Más que ofreciéndole ayuda le estaba ofreciendo una puñalada si no se alejaba rápido.

Isamu dirigió su mirada a la mano del líbero junto a la mía.

—C-creo que entiendo.—Toda la seguridad anterior se desvaneció en un segundo junto a su presencia.

¡Hola chicas! Espero que os guste este capítulo.

Mucho amor ❤️


Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top