Capítulo 2.
POV's Shiori
Mordí mi sándwich intentando ignorar la voz de Kageyama. Aquel chico de pelo azul estaba en mi clase, y habíamos establecido algo así como una amistad, aunque con la personalidad que él tenía, era difícil ser próxima a él.
—¿Por qué no quieres venir?—El peliazul llevaba todo el descanso insistiendo en que esa tarde fuera a verles entrenar.
—Nee, Kageyama, ¿Por qué no vas a por tu maldito brick de leche?—Dije algo cansada de escucharle. Nos encontrábamos en el aula, y él solía salir a por su almuerzo.
Lo cierto es que aunque lo que intentaba aparentar es que simplemente no tenía interés en ir, la realidad es que me moría de ganas de ver a Nishinoya en acción. Kageyama lo había elogiado sutilmente en alguna ocasión.
También había una parte de mi que no quería reconocer que no sabría cómo enfrentarse de nuevo a la presencia del castaño después de aquel extravagante piropo. De hecho, lo único que hice en aquella ocasión fue gritar "gracias" y coger a mí amiga de la mano para irnos de allí.
Ese enano era demasiado llamativo, y cuando terminó de gritar sus compañeros salieron del gimnasio, incluido Kageyama, claro, aunque esté no le dio demasiada importancia. Bueno, a decir verdad, ninguno pareció sorprenderse.
—Shiori-chan, ¿No quieres ver a Nishinoya-kun?—La voz de Emiko me sacó de mis pensamientos y Kageyama dejo de refunfuñar por lo bajo.
—¿Por qué debería querer verle?—Pregunté, lo más serena que pude.
Ella sonrió. Oh dios, Emiko, ¿Puedes dejar de hacer eso con tu cara?
—Sindo sincero, si esa pregunta viene por el hecho de que te llamó bonita, no se lo tengáis muy en cuenta, a nuestra manager se lo dice en cada entrenamiento.—La voz de Kageyama sonó tan neutral como siempre. Yo solo asentí. No podía negar que al ver la poca sorpresa de sus compañeros y el comportamiento de Tanaka con Emiko y yo, supuse que él también sería así. Solía ser muy perceptiva para este tipo de cosas.
—De todos modos, a mí me gustaría ir. Parece algo importante para Kageyama-kun. ¿Me acompañarias, Shiori-chan?—Emiko dijo esto con amabilidad, y necesitaba muchas fuerzas para decirle que no a mí amiga.
—Esta bien.—Sentencié apoyando mi espalda en el respaldo del asiento.
***
Emiko y yo caminábamos por la pasarela que conectaba el recinto escolar con el gimnasio, y solo se escuchaba el ruido de balones contra el suelo.
Yo paré unos instantes antes de cruzar la puerta y respiré. De pronto, note una presencia detrás de mí, podía notar una energía asustada.
Me giré y di un brinco.
Un chico alto y grande, con el pelo recogido en un moño, y algo de barba. Lo cierto es que tenía más pinta de ser un mafioso que un estudiante, pero por su uniforme pude distinguir que se trataba de un alumno de último año.
Los balones dejaron de sonar y la voz de un hombre se hizo notar. Se presentó como el entrenador y hablo de un partido de entrenamiento. Vaya parece que habíamos escogido un buen día para venir a ver.
Unos pasos se escucharon cerca de Emiko, el chico de tercer año y yo.
Unos hombres se acercaron al gimnasio, nos sonrieron como saludo y entraron. Nos miramos entre nosotros y parece que entendimos que el partido del que anteriormente oímos hablar se libraría entre el Karasuno y esos hombres.
—Senpai, ¿Tú juegas?—Pregunté, curiosa. El chico del moño pareció ponerse nervioso, llevo una mano a su cabeza.
—La verdad es que ya no.—Dijo algo incómodo. Podía notar como su cuerpo temblaba, pero era más por ansia que por nerviosismo.
—Pero quieres hacerlo, ¿Cierto?—Di un paso hacia él. Era enorme. El asintió.—Yo creo que deberías hacerlo.
—No creo que pueda, en la última ocasión que jugué, falle todos mis remates.—Parecia que su intención fuera irse, su cuerpo se estaba inclinando hacia el lado contrario del gimnasio.
—Fallar es parte del proceso. Si no fallaras nunca, ¿Cómo sabrías que has avanzado?—Él me miró con los ojos muy abiertos, y sus pies inconscientemente se pusieron en dirección a la puerta del gimnasio.
Si mis palabras no fueron suficiente aliento, un hombre rubio y con diadema gritándole desde la ventana y obligándole a entrar parece que si lo fue.
Emiko y yo nos quedamos en la entrada y la rubia me miró y sonrió.
—Shiori-chan, te es muy fácil leer a las personas.—Dijo ladeando la cabeza.
Sin ninguna palabra más, entramos al gimnasio.
***
Sin duda, el partido estaba siendo emocionante.
Notaba mi cuerpo temblar de emoción, e incluso mis lágrimas amenazando con salir, siendo un partido de entrenamiento.
La complicidad de Nishinoya y el chico del moño, que se llamaba Asahi, me daba escalofríos. Creo que sería imposible olvidar la pasión con la que Nishinoya le rogó al lateral que volviera a pedir el balón.
Cuando terminó, Emiko se levantó, pero yo me quedé unos instantes estática, no comprendía todo aquello que acababa de sentir con un simple entrenamiento.
Kageyama subió hasta la grada.
—¿Estás bien?—Su cara no parecía mostrar preocupación, sin embargo, su energía si. ¿Tan descolocada se me veía?
—Creo que vendré a verte más veces, Kageyama.—Dije y salté sobre él, abrazándolo, aunque antes de que pudiera darme cuenta, el peliazul me había tirado al suelo.
—¡EEEEH! ¿¡Cómo te atreves a hacerle eso a una chica bonita eh!?—Tanaka-Senpai subió casi de un salto dónde nos encontrabamos y empezó a amenazar a mí amigo.
Yo me levanté y limpie el polvo de mi uniforme. Cuando mire hacia la cancha vi como el liberó me miraba desde abajo. Tal y como el otro día en la pasarela.
Yo bajé las escaleras intentando esquivar la mirada del castaño, y cuando llegue a abajo vi como, con su energía habitual, hablaba con Asahi de nuevo.
El chico más alto le dijo algo a Noya, y este abrió la boca, y sus ojos volvieron a brillar como en el juego. Luego me miró y me estremecí. El equipo se reunió y parecía ser el momento de irnos.
Emiko estaba detrás de mí. Ambas empezamos a caminar hacia la salida, cuando nos encontrabamos a punto de salir, muchas zapatillas de Voley se oyeron rechinando contra el suelo.
—¡Gracias por devolvernos a Asahi con tus palabras!—Emiko y yo nos giramos de golpe, todo el equipo nos rodeaba y hacia una reverencia hacia nosotras.
Emiko me sonrió.
—Creo que si tienes un talento, Shiori-chan.—Dijo mi amiga.
Hola chicas. Espero que os guste este capítulo. 🖤
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top