Capítulo 1.

POV's Shiori

—Shiori-chan, ¿no te ha llamado la atención ningun club aún?—La voz de Emiko me saco de mis pensamientos. Nos encontrábamos en la hora del almuerzo, paseando por el patio sin rumbo alguno, pero tras esa pregunta, nos quedamos quietas.

—Lo cierto es que no.—Dije mirándola.

Emiko tenía el pelo corto y rubio, a cada lado de su cabeza decoraba un pequeño lacito blanco, dándole una apariencia muy tierna, que por lo poco que yo conocía, me parecia que hace justicia a quien es ella. Sus ojos eran castaños. Su cara siempre era sonriente, a veces incluso me parecía irritante y trataba de enfadarla para que cambiase su mueca, pero en estos dos meses de clase aún no lo había conseguido.

La rubia llevo una mano a su barbilla, pensando. A mí no me molestaba no estar en ningún club en realidad. Había aprendido a vivir sabiendo que no tenía ningún talento, y que no pasaba nada por no ser especial. Pero mi compañera parecía incomodarle esos pensamientos míos, y trataba de incluirme en algún lugar que me hiciera sentir única.

—Seguro que tienes algún talento, Shiori-chan. Solo tenemos que encontrarlo.—Algo se movió en mi pecho. No podía negar que su insistencia con el tema me provocaba ternura, de verdad ella quería que yo me sintiera valorada. Así que decidí no discutir sobre ello, y asentir, sonriendo.

Giré mi cuerpo, dispuesta a seguir caminando junto a mi amiga de ojos castaños. Frente a nosotras estaba la pasarela que conectaba el gimnasio con el recinto escolar, y, Nishinoya Yuu pasando por esta.

Lo cierto es que en este último mes le había visto de refilón en varias ocasiones. Aunque es un chico de baja estatura, es imposible no notar su presencia, siempre está saltando, corriendo o gritando. O todas a la vez. O todo a la vez junto a un chico rapado.

Sin embargo, él parece no notar la mía. Aunque seguramente si le gritara "senpai" tendría su atención durante un buen rato. Que simple.

Arrugue la nariz y miré a Emiko, que estaba bebiendo su zumo de melocotón. Volví a mirar hacia la pasarela, y me sorprendí cuando vi a Nishinoya mirándonos fijamente en medio de esta. Paré en seco y parpadeé varias veces.

¿Que se suponía que debía hacer? ¿Saludarle? ¿Seguir caminando? Al fin y al cabo, él solo estaba mirando, no hacía ningún otro gesto.

Emiko paró unos pasos más adelante, cuando se dio cuenta de que yo ya no caminaba. Me miró. Luego miró a Nishinoya. Luego volvió a mirarme a mí. Luego de nuevo a él.

—¿Os conocéis?—Preguntó la rubia separando la pajita del zumo de su boca y moviendo su dedo señalandonos a ambos.

La cara del castaño, que hasta ese momento parecía muy serena, se deformó. No se esperaba aquella pregunta, y lo cierto es que yo tampoco, pero ante aquel gesto no pude evitar reír.

Antes de que pudiéramos contestar, aquel chico rapado que siempre estaba junto a Nishinoya apareció, corriendo y gritando. El bajito le miró, y pude ver alivio en su cara.

Pero de pronto, aquel chico se paró en seco, y nos miró a ambas, a mí amiga y a mi. Su cara se volvió sería y pude ver cómo mi amiga se tensaba.

—Waaaaaaa. ¡Que chicas tan lindas!—Dijo cambiando radicalmente su aura y haciendo los gestos de un gatito pidiendo mimos.

—Eh...Que raro eres.—Dije yo dando un paso hacia detrás.

Pudo oír la risa de Nishinoya por detrás. Mientras, el chico rapado abrió los ojos y volvió a ponerse serio. Me miró fijamente. Después de aquello, ya no me parecía tan amenazante, aunque no podía negar que si captaba la atención y no daban ganas de volver a llamarle raro.

Su mirada siguió en mi unos segundos para después girarse hacia el chico de ojos castaños, que aún reía.

—¿Esta es la chica bonita de la que me hablaste, Noya?—Dijo señalandome. Luego puso su mano en la barbilla y siguió observándome.

Yo abrí la boca y la cerré de golpe.

¿Pensaba que era bonita? Mis ojos se dirigieron a Nishinoya, en busca de algo que me hiciera entender si eso era así, pero me lo encontré con una expresión absolutamente muerta.


Seguramente, no se refería a mí, y pensó que su amigo solo había metido la pata. Mordí el interior de mi mejilla. Siempre que alguien me halagaba, mi pensamiento se alejaba mucho de creer que es cierto, más bien pensaba que me tomaban el pelo o que no lo decian en serio, y confirmar mis sospechas, es un duro golpe.

—Shiori-chan es muy bonita, tenéis razón.—La fina voz de mi amiga se escuchó entre el solemne silencio que se había creado. Sus ojos estaban cerrados y achinados debido a su sonrisa.—Creo que a ella le cuesta darse cuenta.

Yo hice un mohín y miré a otro lado.

—Asi que te llamas Shiori.—La voz del chico alto llamó mi atención.—Llamame Tanaka-Senpai, Shiori-chan.—Dijo, doblando sus brazos y cerrando sus puños con entusiasmo.—Yo también creo que eres una chica guapa, de hecho, ¡Te aceptaría como mi novia pero sufrirías mucho porque me paso el día entrenando!—Cada vez hablaba más alto. Yo solo pude reír.

—Gracias, Tanaka-Senpai, Emiko.—Les agradecí con una pequeña referencia y sonreí.

—¡Waaaaaa!—Grito este de nuevo emocionado.

Se oyeron unos pasos golpeado el suelo. Nishinoya caminaba con tranquilidad hacia el gimnasio. Tanaka solo se despidió exaltadamente y siguió a su amigo.

Yo bajé la mirada y luego la reconducí a mí amiga rubia. Realmente creo que había encontrado una gran compañera de viaje para estos años.

Nishinoya ni si quiera se había despedido, y supuse que no era yo la chica bonita a la que se refería, así que lo mejor era dejarlo estar. Emiko y yo comenzamos a caminar.

—¡SATO SHIORI!—La voz grave de Nishinoya retumbó por todo el lugar. Yo me giré de golpe. El estaba en la puerta del gimnasio, parado, estaba tenso, sus hombres estaban algo más altos de lo que sería una postura cómoda y sus puños cerrados.—¡Yo también pienso que eres bonita!




Hola chicas. Escribir esta novela me hace mucha ilusión.

Espero vuestros comentarios.

En multimedia: Emiko.





Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top