Sueños rotos

Título: GUGALANNA

Autora: Clumsykitty

Fandom: MCU

Parejas: Stony y un pellizco de Thorki, algo de OC/Loki.

Derechos: Todo es de Marvel, hasta mi alma pecaminosa. Yo solo hago ideas.

Advertencias: Violencia, sangre, horror y malos tragos. Me tomo súper licencias con aspectos mitológicos, otros tantos con personajes. Adoro los monstruos y el terror, por lo que esta historia es de lo más oscura. Más no puedo decir.

Gracias por leerme.

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Capítulo 7. Sueños rotos.

Mientras me doy vueltas entre mis sábanas

Y una vez más, no puedo dormir

Salgo afuera y hasta la calle

Y miro a las estrellas

Miro a las estrellas, cayendo

Y me pregunto dónde fue que me equivoqué...

Same mistake, James Blunt.

La temperatura a nivel global estaba bajando lentamente sin que hubiera explicación científica al fenómeno, provocando ya una crisis que mantenía ocupados a los gobiernos de todo el mundo en un plan de emergencia ante una posible glaciación. Esa distracción venía como caída del cielo para los Vengadores porque les dejaron en paz con el asunto del Soldado de Invierno, sobre todo ahora que tenían que lidiar con un problema interno. La Bruja Escarlata había atacado al Sargento Barnes. Sin motivo aparente, de improviso. Aquel ataque había despertado uno de los malos momentos de Bucky, resultando en un enfrentamiento donde Wanda terminó en coma y el soldado siendo contenido en una habitación especial, dejando un equipo dividido entre quienes defendían a la joven Maximoff y los que estaban con Barnes.

Stark no estaba con ninguno porque aquello no tenía sentido, había analizado los videos de vigilancia de aquel momento. La joven había estado en la sala de entrenamiento aparentemente muy concentrada en ejercitarse cuando de pronto se quedó quieta unos minutos antes de salir de ahí en dirección al Sargento Barnes quien se encontraba inspeccionando unos cañones desarmados con un grupo de soldados cerca del hangar cuando Wanda simplemente le atacó sin previo aviso. Tendrían que esperar a que la Bruja Escarlata saliera de su coma inducido por el ataque con el brazo metálico para saber los motivos de su conducta. Los de Bucky estaban más que claros, se había defendido y ante aquella magia carmesí su mente sufrió un colapso que le hizo ser más agresivo, previo a eso, simplemente se había contentado con recibir los ataques sin devolver los golpes.

-Piensas demasiado –escuchó la voz de Steve llegar donde él.

Estaba en una de las salas de máquinas, revisando unos motores, sentado de piernas cruzadas sobre una banca con sus manos en su regazo tamborileando sobre unos planos. Blystár no había atacado pero aquellas puntas de hielo estaban apareciendo, siendo las presuntas causantes de la baja en la temperatura global. El poder de aquel Jotun era tremendo y una vez más Tony no entendía por qué ese cazarecompensas dañaría de tal forma el mundo donde habitaba Loki, sabiendo que era vulnerable a esa clase de cambios en el ambiente.

-Me preocupa Wanda.

-Cho dice que despertará pronto, tendremos respuestas.

-¿No van a sacarla del equipo, verdad?

-No, he hablado con Fury al respecto.

-Es extraño... es como si de pronto se hubiera decidido a hacerlo. Pero ni siquiera habían discutido previamente o tenido algún altercado que disparara tal acción. Wanda no es así, podrá quemar cafeteras y costosas computadoras pero no daña a ningún ser vivo con tal alevosía.

-No te agobies tanto con eso –una mano del capitán cepilló los cabellos castaños el millonario.

-¿Cómo está el Polar?

-Vuelve en sí, contrariado de lo que le hizo a Wanda.

-¿Ya ha salido del cuarto de seguridad?

-Todavía no.

-Esto no ayuda en nada.

Rogers se sentó frente a él mirándole fijamente. -¿Escuchaste lo que dije? Deja de pensar en eso.

-No me dará un ataque de pánico.

-Pero no quiero que tengas más estrés del permitido.

-Estoy bien –refunfuñó Stark, dedicándole una mirada- Deja de tratarme como un minusválido.

El Capitán América arqueó una ceja, cruzándose de brazos. -¿Cómo debo tratarte según tus consideraciones?

-Normal.

-Ven acá –le atrajo a su regazo, quitándole la tableta de golpe, dejándola sobre la banca- Hay algo que te preocupa y no es la agresión de Wanda.

-Todo en orden, capitán.

-Tony...

Éste se encogió de hombros, sus dedos jugando sobre la playera del rubio, marcando sus músculos con la mirada baja, sentado cómodamente sobre aquellas fuertes piernas mientras un par de brazos le rodeaban.

-Tengo el presentimiento que necesitaremos más ayuda de otros mundos si queremos detener a Gugalanna.

-¿Qué te hace pensar eso?

-No hemos podido hacerlo hasta ahora.

-Creo que no lo hemos enfrentado abiertamente –Steve besó sus cabellos- ¿Te preocupa Rain?

-Está a salvo con Pepper.

-No permitiré que le suceda nada, Tony.

-Es muy aventurado decir eso.

-¿Por qué? –una mano del capitán levantó su mentón- ¿Crees que fallaría a mi promesa?

-Eso no... -el castaño negó, mirándole fijamente- No sé cómo explicarlo. No sé siquiera si quiero explicarlo. Soy demasiado complicado, Steve, no deberías...

-No vamos a comenzar otra vez con eso.

Se besaron con calma, Tony dejándose llevar, sus manos subiendo a ese cuello para profundizar el contacto. Un quejido escapó entre sus labios cuando el rubio le acomodó mejor sobre su regazo, haciendo que las piernas del millonario rodearan sus caderas, pegándole más a él con el beso volviéndose más insistente. Las manos de Steve comenzaron a recorrer sus costados, sonriendo apenas al encontrarle sensible en ciertas partes, colando una mano por debajo de su playera, ambos volviendo a respirar. Su boca buscó aquel cuello cercano, dando pequeños y suaves mordiscos con su mano acariciando la piel de la espalda de Stark quien se arqueó apenas, aferrándose a sus hombros dejándole hacer. Una mano de éste bajó rápidamente cuando sintió la del capitán serpentear entre sus cuerpos directa hacia su entrepierna.

-Steve... espera...

-Tranquilo.

-Pero...

-Ssshhh –le arrulló sin intención de retraer su mano- Necesitas relajarte y tengo una buena idea de cómo hacer eso.

-Espero no estés pensando en usar alguna droga porq... hmpf...

Fue callado con un nuevo beso. La mano del rubio bajó por completo, acariciándole por encima de la tela de sus jeans, trayendo una oleada de calor que el genio casi había olvidado, gimiendo en el demandante beso sin poder evitar el movimiento de su cadera en reacción a esos dedos diestros que le hicieron preguntarse qué clase de cosas les enseñaban en el ejército porque su querido capitán sabía muy bien lo que estaba haciendo. Una vocecita en la mente del Hombre de Hierro le susurró que estaban dentro de un almacén que ciertamente no era privado, separándose apenas lo suficiente de los labios de su pareja para decirle pero todo quedó en intención cuando aquella mano fue más atrevida, abriendo su pantalón en un rápido movimiento. Tuvo que sostenerse de esos anchos hombros con un jadeo pesado, haciendo sonreír a Steve.

-Eso es –le susurró al oído, sujetándole por su cintura cuando le sintió estremecerse- Disfrútalo.

-S-Stev...

-Al fin encuentro algo que te deja callado.

Aunque Stark hubiera querido reclamar, su vocabulario se había perdido en algún punto entre esas caricias que le sacaron más jadeos como un gemido. Sus manos se crisparon en la espalda del Capitán América con sus piernas pataleando inquietas, tirando la caja de herramientas con un sonido que apagó su siguiente gemido. Dejando a un lado que casi se había hecho un monje en la clínica de Pavel, no era ni remotamente igual autocomplacerse que recibir aquel trato diestro de parte de un amante tan cariñoso como lo era el rubio a quien miró con ojos nublados tratando de decir algo.

-Está bien, Anthony –Rogers besó su sien- Quiero que lo disfrutes. No te preocupes de lo demás.

Sin prisas, aquella mano recorría juguetona todo su miembro con esos dos ojos azules más que atentos a sus reacciones, brillando complacidos cuando volvía a estremecerse ya con quejidos ahogados y sintiendo que su sangre hervía. El brazo que le sujetaba no le dejó caer, pegándole por completo al capitán, escondiendo su rostro bajó su mentón, tirando de su playera con manos temblorosas ante el inminente orgasmo que alcanzó demasiado rápido para su gusto pero con una fuerza que le hizo perderse unos momentos en el limbo de la satisfacción antes de recobrar la razón, escuchando en su oído a Steve decirle que estaba bien con una mano acariciando sus cabellos, reconfortándole.

-¿Has vuelto a mí?

-Cielos... -pasó saliva, aun sintiéndose mareado- Eso fue...

Se separó lo suficiente para ver la escena más erótica que pudiera presenciar del símbolo nacional de la justicia y la libertad cuando levantó su mano que mostraban los rastros de su clímax para lamerlos sin quitarle la vista de encima. Un calorcillo traicionero apareció en sus mejillas, pasando saliva sin poder despegar sus ojos de aquella visión sobre la cual hubiera apostado hasta su torre que jamás ocurriría en el súper soldado. Toda una suerte que no fuese así o ya se habría despedido de su orgullo arquitectónico.

-Sabes bien.

-Creo que varias águilas cabeza blanca han muerto en este instante de solo escucharte.

-¿Cómo te sientes ahora? –rió Steve alcanzando un trapo limpio, acomodando el pantalón del millonario.

-Atónito, satisfecho, no sé si las piernas vayan a sostenerme.

-Te cargaré entonces.

-Lo hiciste una vez en contra de mi voluntad, esta vez no te lo permitiré... ¡Steve!

Con un brazo por debajo de sus muslos, el capitán le levantó como si no le pesara nada. Esta vez el carmesí en Tony fue marcado.

-¡Bájame!

-¿No vas a hacer una escena diga de un niño pequeño, o me equivoco?

-...

-Vamos, Anthony, sé que te gusta.

-Am, ¿qué hay de ti? ¿No quieres que...?

-Primero necesito que tu cabecita inquieta no olvide mis palabras.

-No te irás. Atorado conmigo más allá de la eternidad.

-Pero todavía no lo crees, estoy trabajando en eso.

-Estaba reparando un motor.

-Es medianoche, lo harás mañana temprano.

Con esa clase de réplicas salieron de ahí, subiendo a donde sus dormitorios. Aunque el millonario no quería aceptarlo, aquel momento había relajado su cuerpo de tal forma que sentía que iba a quedarse dormido de solo tocar la almohada. Tenía ganas de que hicieran algo más pero esta vez su cuerpo quiso hacer un reinicio total de sistema cuando llegaron a la habitación del capitán, prácticamente cerrando sus ojos al caer sobre la cama, murmurando palabras que hicieron reír a Rogers, cubriéndole con una frazada antes de salir. Tenía una guardia que hacer esa madrugada, debido a la amenaza de Blystár como el incidente entre los dos Vengadores.

-¿Listo, capitán? –la rusa le alcanzó con una sonrisa maliciosa.

-No digas nada.

-De acuerdo.

A la mañana siguiente, Tony despertó con ánimos y unas ganas tremendas de correr alrededor del cuartel. Steve dormía a su lado, recuperándose de la guardia nocturna. Una sonrisa de satisfacción apareció en el rostro del castaño al notar que despertaba antes que el capitán aunque había trampa de por medio. Miró el reloj sobre un taburete, poco faltaba para la salida del sol. Tomándose su tiempo para escapar del brazo que sujetaba su cintura, dejó descansar al rubio, buscando ropa que ponerse y salir a correr. Le acompañó Sam uno tramo antes de que decidiera internarse ligeramente en el bosque, queriendo recordar el aroma del bosque que rodeaba la clínica psiquiátrica, es perfume natural tan relajante igual que el canto de las aves escondidas entre los árboles. Pavel se había sacado la lotería con aquel terreno.

Hubo un rumor de hojas secas siendo pisadas y giró su rostro al escuchar con más claridad una vara seca romperse. Ese bosque estaba más que cuidado por la cercanía al cuartel pero no descartó visitantes inesperados, usando un árbol para ocultarse e inspeccionar. La luz de la mañana dejaba de ser violácea para transformarse en rojiza, mostrando un paisaje tranquilo sin intrusos de por medio. Frunció su ceño, esperando otros minutos antes de volver a su carrera, decidiendo volver. Los pasos fueron más claros y se giró aprisa antes de que tuvieran oportunidad de ocultarse. A lo lejos estaba una figura que le dejó inmóvil. Era como un humanoide, patas de venado, piel pálida muy pegada a los huesos de la casi esquelética forma, brazos caídos con garras negras. Lo más chocante era el rostro antropomorfo entre reno o venado con unos cuernos cual rosal de espinas y unos ojos redondos, vacíos de glóbulo pero emitiendo una luz tenue muy blanca.

Dio un paso hacia atrás y aquella criatura uno hacia adelante. Se alejó pero su aparición no le siguió, más bien parecía esperar que eso hiciese. Stark no se giró sino hasta que prácticamente ya no le vio entre los árboles, echando a correr a toda prisa. Por mirar sobre su hombro para asegurarse de que ese monstruo del bosque no estuviera siguiéndole, desvió su atención del camino frente a él, chocando y rebotando contra Blystár El Blanco quien se rió divertido.

-Una hora excelente para charlar, ¿no te parece?

El castaño respiró agitado buscando como huir de él, levantándose del suelo. El Jotun entrecerró sus ojos, ladeando apenas su rostro al leer sus pensamientos. -Quieres hacerme enojar.

-¿Qué deseas de mí?

-Tu decisión.

-¿Mi decisión?

-Ha llegado el momento de tomar una decisión, Anthony Stark, porque esto pronto llegará a su fin.

-¿Qué clase de decisión?

-Me entregarás a tu hijo o lo protegerás a pesar de todo.

-No necesito...

-Aún no sabes toda la verdad, mortal. No presumas de una fortaleza que no tienes porque tu ignorancia te hace creer que puedes lograrlo.

-¿Por qué me entregaste a Loki si ibas a reclamarlo después?

Blystár rió antes de acercársele en un parpadeo, sujetando su brazo. –Ven conmigo.

-¡No!

-Jamás fue pregunta.

Le arrastró a otra parte profunda del bosque, con menos árboles pero el cuartel se perdía de vista entre las copas de los pinos con el sol despuntando en el horizonte. El cazarecompensas se paseó a su alrededor, como un depredador circundando su presa. Tony no le quitó la mirada de encima, con sus puños preparados ante un ataque.

-Ya sabes del Medallón de Inanna.

-Sí.

-Pero no sabes la verdad.

-¿Es decir tu versión?

-Es decir, la verdad, mortal.

-¿Que Loki usó su magia para transformarse en un bebé y así salvarse de ser atrapado?

-Que Loki usó la magia del medallón para detener a Gugalanna pero el monstruo fue más poderoso, destruyó casi todo su cuerpo como su alma. Lo único que pude rescatar fue lo que te entregué esa noche.

-¿Por qué yo?

-Ninguna razón de por medio, leí la última de sus memorias antes de que desaparecieran por la herida causada por Gugalanna. Ahí estaba, una alta construcción, un hombre con un artilugio brillante en el pecho.

Stark frunció su ceño. -¿Por qué Gugalanna le persigue?

-Porque en este universo no hay compasión para seres como nosotros, porque en este universo los hipócritas son recompensados con tronos y espadas mientras que aquellos que nos rehusamos a seguir las mentiras nos llaman traidores.

-Tomaron vidas inocentes.

-Eran necesarias, Loki necesitaba sangre pura y mágica para activar el medallón y maldecirlo. Por eso violé a las vestales de Inanna antes de sacarles el corazón mientras él cortaba los cuellos de los sacerdotes. Pero Gugalanna es imparable, la única manera para desaparecerlo es que consiga su presa, el alma que su amo le ha señalado para llevarla al Ginnungagap donde vivirá en completa agonía, terror y sufrimiento hasta que la muerte misma haya desaparecido.

-Entonces...

El Jotun negó. –No funcionó y casi le pierdo. Huimos por nada, huimos para nada. Gugalanna está aquí y no se detendrá, nadie puede vencerlo.

-¿Quién lo envía?

-Thanos, porque Loki lo traicionó. Malditos animales mortales, si tan solo hubieran prestado atención –siseó con rencor- De buena gana dejaría que Gugalanna los comiera de aperitivo.

-Pero no lo harás, por Loki. Estás aquí para protegerlo.

-Fuimos amantes. Le hice una promesa. Como la que le hiciste a tu hijo, solamente que yo sí tengo conocimiento sobre lo que juré y tú no.

-¿Además de todo lo dicho?

Blystár se detuvo, acercándosele con una sonrisa torva.

-No prestas atención, humano. Gugalanna hirió a Loki. LO HIRIÓ DE MUERTE. A quien llamas hijo es todo lo que queda del Dios de las Mentiras, un cuerpo sin memoria y débil, casi igual a ustedes mortales. Rain Stark, si no es devorado por Gugalanna, tiene un rango de vida entre cinco y siete años de la Tierra. No más, luego morirá.

Tony sintió que las piernas le flaquearon, abriendo sus ojos de par en par.

-No, no... Rain... tiene que haber una forma...

-Claro. Siempre la hay como es igualmente imposible de alcanzar. En los jardines de la fallecida reina Frigga hay un árbol que le pertenece a la joven diosa Idunn, un árbol que da manzanas doradas con el poder de la inmortalidad a quien las come. Rain Stark puede probar una –el Jotun bufó- sanar la herida de Gugalanna y convertirse en un mortal de Midgard más. Sin nunca recordar que fue Loki, sin nunca recuperar sus poderes, enterrando a su padre, quizá teniendo sus propios hijos. Pero jamás ocurrirá, ¿sabes por qué, Anthony Stark? Porque nunca permitirán que suceda, el digno Padre de Todo preferirá verte llorar de dolor antes que ceder una manzana de Idunn.

-Rain...

-Está condenado a muerte. Por Gugalanna o por el tiempo. Así que presta atención, mortal. Puedes entregarme a Rain Stark, salvar tu mundo del horror que la mascota de Thanos dejará caer y olvidarte de que una vez tuviste un hijo, o bien, puedes quedártelo pero tendrás que enfrentar a Gugalanna, y si por casualidad le salvas, devolviendo a la bestia a su lugar de origen, tendrás que lidiar con el hecho de que no verás a Rain salir de la infancia. Sumado a ello, no encontrarás descanso en tu alma porque Alfheim reclamará la cabeza de tu niño y el rey de Asgard tendrá que cumplir su misión como protector de los Nueve Reinos.

Stark cayó al suelo al sentir sus piernas temblar con sus ojos abiertos dejando escapar lágrimas al imaginar todo lo que Blystár estaba diciendo. Rain siendo devorado por un monstruo. Rain siendo llevado a otro mundo donde cortarían su cabeza sin miramientos. Rain en un ataúd pequeño. Comenzó a sollozar anhelando con todas sus fuerzas despertar de la pesadilla. ¿Por qué siempre le arrebataban sus sueños con tanta crueldad?

-¿P-Por qué...? –tartamudeó.

-Porque este maldito universo odia a Loki Laufeyson como a Blystár El Blanco. Por haber nacido bastardos, deformes, por haber nacido Jotun. Nos quitaron todo, se los robamos a la fuerza, luego nos llamaron monstruos y criminales. Aquí termina el camino, Anthony Stark. No hay finales felices, ni versión alguna donde encuentres la felicidad. Rain morirá, te doy la oportunidad de decidir de qué manera, porque pudiste ser como todos los demás pero elegiste dar algo mejor.

-¿Qué le harás si te lo entrego?

-Primero, huir de este jodido mundo. Segundo, matarlo. Así lo que queda de su alma se irá al Hel donde Gugalanna no podrá tocarle.

El castaño lloró abiertamente arañando el pasto húmedo bajo la mirada fría del cazarecompensas quien no se movió con los rayos del sol tocando ya su espalda. Cuando los sollozos de Stark fueron más apagados, entrecerró sus ojos carmesí apretando sus puños.

-Eres tan necio. Voy a darte un tiempo más para meditarlo, detendré a Gugalanna por espacio de unos días. Cuando vuelva a aparecer, lo hará en su forma verdadera con todo su poder azotando este mundo mortal sin que haya manera ya de detener su caza. Me darás tu respuesta en esos momentos.

Tony no supo el momento en que Blystár le dejó solo, todo le daba vueltas, le faltaba la respiración. Un ataque de pánico con el corazón desgarrándosele. Rain. Rain. La cueva. El portal. La tormenta esa noche. Las torturas. Gugalanna. Yinsen. El desierto. Una cuna. Sangre por todos lados. Corrió perdido en el bosque, sintiendo los arañazos de las ramas, encontrando un claro. No reconoció donde estaba. Rain. Rain. Llamó a su armadura con desesperación. La torre. Escuchó que Viernes le decía algo, pero su razón ya no estaba con él. Pepper. Gritos. Solo pudo pronunciar un nombre. Pavel. Vermont. RAIN.

Lo que la IA había intentado decirle era que Blystár El Blanco había entrado al cuartel con sumo descaro, asesinando a un grupo numeroso de soldados y agentes antes de que Thor le saliera al encuentro en una batalla que destruyó el domo principal. Steve le había auxiliado, pidiendo que alguien buscara a Tony en tanto Vision trataba de detener el avance del Jotun quien solamente se quedó quieto cuando tuvo frente a sí al Soldado de Invierno cuyo brazo metálico le tumbó un colmillo. El Sargento Barnes escuchó muy tarde el aviso del Dios del Trueno. Aquel cazarecompensas ya se había puesto de pie a sus espaldas, inmovilizándole entre sus brazos con todo un cuartel apuntándole. Como si arrancara el pétalo de una flor, Blystár tiró del brazo artificial recibiendo una ráfaga de balazos que solamente le rebotaron, carcajeándose ante la agonía de Bucky quien perdió el conocimiento, desangrándose a los pies del Jotun. Thor se le lanzó usando su mejor golpe, el cual cayó sobre el brazo metálico, generando una explosión de brillo cegador.

Phillip Coulson llegó para atender a todos los heridos, mirando el desastre del cuartel como a los Vengadores dispersos en el suelo. Nadie sabía del Hombre de Hierro y Steve temió lo peor. Al mismo tiempo en aquellos puntos donde habían aparecido las puntas de hielo, éstas comenzaron a derretirse, desapareciendo en cuestión de horas con el mundo regresando a su temperatura normal. Hydra envió un mensaje a Shield. Atacarían en tres días a menos que los Vengadores se rindieran, presentándose en el desierto mongol para entregar sus armas. En caso contrario, numerosas ciudades como algunos centros de inteligencia iban a desaparecer con ojivas nucleares. El mensaje lo firmaba el líder supremo, Blystár El Blanco.


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