Gugalanna despierta

Título: GUGALANNA

Autora: Clumsykitty

Fandom: MCU

Parejas: Stony y un pellizco de Thorki, algo de OC/Loki.

Derechos: Todo es de Marvel, hasta mi alma pecaminosa. Yo solo hago ideas.

Advertencias: Violencia, sangre, horror y malos tragos. Me tomo súper licencias con aspectos mitológicos, otros tantos con personajes. Adoro los monstruos y el terror, por lo que esta historia es de lo más oscura. Más no puedo decir.

Gracias por leerme.

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Capítulo 9. Gugalanna despierta.

Os visitan de noche

demonios, espíritus, hadas negras

salen del sótano

y verán debajo de vuestras sábanas

Queridos niños tened cuidado

soy la voz de vuestra almohada

Os he traído algo

veo un brillo claro en el firmamento

mi corazón arde

Mein Herz Brennt, Rammstein.

Fury tenía un par de cosas qué decir respecto a un bebé que corría de brazos en brazos con medio cuartel destruido, dos Vengadores malheridos y la amenaza de un Jotun desquiciado. Sin embargo, sus quejas iban a tener que esperar porque el responsable de aquella rosada criatura estaba preparándose para hacer un trabajo casi imposible en coordinación con Helen Cho y Bruce Banner en una improvisada sala de operaciones. Casi todas las herramientas y bots de la torre Stark habían sido trasladadas de emergencia, ocupando la mayor parte del espacio donde el Soldado de Invierno yacía con los monitores apenas si marcando un pulso o un ritmo cardíaco. Tony se giró para ver detrás de una pared de cristal a Steve quien asintió con media sonrisa, animándole. Se colocó el cubrebocas y los guantes antes de ir con los dos doctores.

-Bien, Edward Elric, veamos qué podemos hacer por ti.

Les tomó todo aquel primer día desde el ataque de Blystár hasta pasada la mañana del segundo, con los tres más que exhaustos, esperando que el nuevo brazo funcionara. El castaño había usado toda la información sobre el antiguo invento de Zola para armar uno nuevo, con el sello Stark de precisión, eficacia y algo de comodidad dadas las premuras. La vida se le escapaba al Sargento Barnes. Ahora dormía más estable pero todavía necesitaban esperar por la reacción de su cuerpo ante el nuevo miembro artificial. El resto de los Vengadores les felicitaron al salir, el capitán llevándose de inmediato al millonario a descansar, informándole que Rain estaba en esos momentos cómodamente jugando con María Hill y otras agentes que parecían encantadas con el pequeño. Tony le agradeció, cayendo dormido de solo entrar al dormitorio.

Por lo menos la Providencia se apiadaba de ellos ese día, Wanda despertó al fin para confirmar las sospechas de Rogers sobre el motivo de su ataque. En la sala de entrenamiento había sentido claramente la presencia de una fuerza horrible como poderosa, fue como ver miles de flechas apuntando a un solo destino, el brazo metálico de Bucky. La magia que había quedado impresa había servido de crisálida para el monstruo que estaba alimentándose de seres vivos mientras buscaba a su presa. La Bruja Escarlata no había querido matar al sargento, únicamente deseaba acabar a toda prisa con esa larva proveniente de una tierra llena de oscuridad que le aterrorizó al punto de no ver nada más que esa espantosa criatura. Al saber lo que había pasado con el cazarecompensas, fue a la sala de operaciones para observar al Soldado de Invierno. No había más monstruo. Usó sus poderes para ayudar a que el nuevo brazo funcionara como una disculpa al sargento por el ataque. Todos estaban haciendo las paces para tranquilidad de Fury y de Steve quien estaba atento a las reacciones del Dios del Trueno.

El capitán se guardaba sus comentarios al verle observar largo tiempo a Rain, no sabía si era la antigua imagen de Loki niño aunque el silencio de Thor bien podía indicar que no era así, más no se podía estar seguro de ello, esperando solamente porque nadie relacionara al pequeño con el Embustero. Steve confiaba en que sería de esa manera al ver que en el cuartel nadie parecía comentar nada sobre el hijo de Stark. Por su pareja, se mantenía a distancia cercana del bebé. Era un riesgo que ambos habían acordado aceptar para ayudar a Barnes. Tony no quería dejar ya solo a su hijo, menos ahora que Blystár estaba apostando todo por el todo. De momento, las cosas estaban tranquilas, ya llegaría el tiempo de encarar al rey de Asgard cuya responsabilidad como protector de los Nueve Reinos iba a ponerse en conflicto con el futuro del infante.

-¿Stark sigue durmiendo? –preguntó Coulson al capitán.

-¿Sucede algo?

Phillip rió al notar el timbre protector en la pregunta. –Solo estoy monitoreando a todos los Vengadores, les necesitamos en una pieza.

-Lo sé, únicamente quiero verle recuperar fuerzas. Apenas si ha descansado lo suficiente.

-Sigo preguntándome como es que tienes suerte con el imbécil de Pavel.

Ahora fue el turno del Capitán América de reír. –No lo sé.

-Rechazó a Fury, me rechazó a mí, pero a ti, capitán, te abrió las puertas de par en par.

-Seguramente se debe a que he salido en televisión.

Los dos hombres rieron cuando Natasha les llamó, el Sargento Barnes despertaba al fin. Aquel nuevo brazo había funcionado, protegido por la magia de Wanda para evitar más parásitos de otras dimensiones. Bucky sonrió a Steve mostrando su nuevo obsequio cuya firma de trabajo reconoció al acto.

-Stark –sus ojos buscaron alrededor- No lo veo.

-Terminó exhausto.

-Y yo estoy hambriento.

Con tan alegre noticia, todos los Vengadores se reunieron más tarde en el comedor que milagrosamente había sobrevivido. Unos pasitos juguetones antecedieron la llegada del castaño quien seguía a Rain, cuidándole de que no cayera, mirando a Bucky quien se levantó de su lugar para tenderle la mano con una amplia sonrisa.

-Gracias. No puedo ahora sino dar mi palabra de proteger a tu hijo por haberme salvado la vida.

Stark arqueó una ceja, sonriendo lentamente antes de estrechar su mano.

-Realmente eres un idiota con suerte como dice Steve.

-Yo no digo tal cosa –enseguida replicó éste con la risa de todos siguiéndole cuando el sargento se giró para verle inquisitivo.

-¡Mamá! –Rain ya se había instalado en el regazo de Bruce.

-¿Eso que huelo es filete miñón?

Fue como esas viejas reuniones en la torre Stark, bromas, comentarios en doble sentido o debates amistosos con todo un bagaje de cultura popular de por medio, llegando a filosofar de temas tan absurdos como el grado de inclinación del peinado de Marilyn Monroe. Thor posaba su mirada en el hijo del millonario de vez en cuando, sobre todo cuando éste reía o trataba de llevar alimento a su boca por sí mismo, fallando olímpicamente al enviar el pedazo de verdura al otro lado del comedor. Le hacía pensar en Loki, cuya figura de infante no podía visualizar, por más que tratara ya era una imagen borrosa en su mente, le dolía no poder recordar con exactitud sus facciones. Pero le daba la impresión que fue como Rain Stark, o similar. Éste poco le miraba, demasiado interesado en las formas de la comida sobre la mesa entre ellos que de los asuntos discutiéndose a su alrededor.

-¿Lindo niño, verdad? –Scott le codeó- Tony se sacó la lotería, Rain es el bebé de ensueño de toda madre. No es huraño, juega con todos, se duerme cuando lo llevan a la cama, más o menos termina sus comidas y es carismático. Aunque su heterocromía puede ser preocupante, Bruce dice que está sano.

-Cassie también es una niña ejemplar, mi buen amigo.

-Por supuesto. La mejor.

-¡UA!

Un poco de puré de papa terminó embarrado en la frente de Vision quien se quedó quieto unos momentos con la risa traviesa de Rain que contagió a los demás, Clint pasando una servilleta a su amigo.

-La preciosa Gema ahora no es más que un repositorio de papa aplastada –bromeó el arquero.

Las bromas siguieron, terminando la reunión con renuencia, tenían cosas qué hacer todavía. Rain escapó de los brazos del castaño al ver pasar a la agente Skye quien le cargó de inmediato para llenarle de besos.

-Hey, ése es mi hijo –reclamó Tony.

-¿Puedo quedármelo unos momentos?

-No golosinas ni salidas no autorizadas –habló Rogers antes que el millonario, quien se volvió a él, ignorando su mirada amenazante.

-Sí, capitán.

Más repuesto y con energías luego de haber estado entre los Vengadores, el Hombre de Hierro terminó de arreglar el motor pendiente así como reparar los daños en el Quinjet. Luego buscó a Rain, quien era consentido por un cuerpo de agentes de Shield como su fuese su harem, su hijo era un imán para las mujeres. Cuando terminó, fue en busca del capitán, encontrándole solo en una sala donde examinaba un mapa del desierto mongol con esa concentración propia de un soldado. Stark sonrió cual niño travieso, entrando sigilosamente para asustarle pero cuando estaba a punto de saltarle encima, el rubio habló tranquilamente.

-No funcionará, cielo.

-Eres un aguafiestas –bufó Tony cruzándose de brazos antes de codearle así- Se supone que pretendas que no me escuchas.

-Ya hemos tenido suficientes sustos por el momento –Rogers al fin dejó las pantallas, mirándole- ¿Has terminado?

-Hasta la pregunta ofende, mi capitán.

-Jamás fue mi intención hacerlo.

El castaño se le acercó, mirándole fijamente. -¿Tú has terminado con lo más importante que tengas en estos momentos?

-No, porque lo más importante en estos momentos para mí, eres tú.

-Steve, eres un cursi –rió aquél alcanzando sus labios para besarle.

-¿Tony?

-Me di cuenta que mañana bien podemos ser borrados del mapa y aún no me he acostado con el Capitán América.

-... tienes una manera de tocar el tema...

-La única que hay –las manos del Hombre de Hierro recorrieron juguetonas aquel cuerpo bajo el uniforme, complaciéndose al verle tratar de guardar compostura- Capitán, aunque esta sala es casi privada, preferiría tu dormitorio para seducirte... a menos que...

El millonario rió ante el gruñido que escapó de la garganta de Steve quien de golpe le cargó entre sus brazos, besándose con sus manos apenas si conteniéndose de no arrancarle las ropas a medio pasillo. Clint algo les dijo pero ninguno de los dos prestó atención, llegando a tropezones ya a la habitación del Capitán América quien no perdió tiempo una vez que la puerta se cerró para tumbar a Tony en su cama y besarle hasta que el oxígeno fue necesitado, gruñendo de nuevo cuando los cierres, broches y botones no cooperaron con sus manos. Ambos recorriendo sus cuerpos, mordiendo, besando o dando pequeñas caricias que despertaban más su deseo que encendía su sangre, erizando su piel, haciendo sus respiraciones más pesadas entre jadeos, uno que otro gemido suave ahogado con labios ansiosos.

-Tengo que darle gracias al Doctor Erskine por este cuerpo tan maravilloso –rió entre jadeos el castaño, sus manos diestras complaciéndose al recorrer una piel ya sudada como la suya.

-Aún no has visto lo mejor –Rogers mordió su hombro.

-Creo que es más que obvio que... ah, Steve...

-Me gusta como susurras así mi nombre –éste murmuró en su oído- Quiero escuchártelo gritar.

Tony abrió sus ojos al oírle hablar así, brillando complacidos como desafiantes, jalando el cuello del rubio hacia él para robarle otro beso, pegándose a su cuerpo en la búsqueda de ese calor delicioso que nublaba sus sentidos. El capitán le sujetó por la cintura, haciendo la fricción entre ellos más acentuada, recorriendo con sus labios el cuello que se arqueó ante su movimiento, ambos recostándose por completo en la cama donde terminaron de enredarse con caricias más insistentes, más atrevidas mientras intercambiaban palabras de cariño. Risas tímidas acompañaron sus preparaciones y sus juegos, terminando de explorar sus cuerpos que parecían no dispuestos a separarse un milímetro más. Los labios de Steve llenaron de cariñosos besos todo el rostro del castaño, recostado casi por completo sobre éste con sus manos memorizando una vez más toda esa piel que se estremeció para su complacencia.

-Steve...

-Aquí estoy.

Unos ojos azules brillaron extasiados al ver como el cuerpo bajo él se arqueó con unas manos clavándose en sus hombros cuando se unieron al fin, en un movimiento suave que arrancó un gemido ahogado de Tony, el cual comenzó a susurrar el nombre de Steve entre los besos de éste cuando le abrazó envolviéndole de tal manera que al castaño le pareció que estaban en un espacio diferente donde solamente se encontraban ellos dos, entrelazados en un suave vaivén dejando fuera los problemas y agobios por ese breve espacio. La mano del capitán acarició los cabellos ya húmedos del millonario, sonriéndole al ver su rostro concentrado en el placer, mismo que llenó de besos cambiando el ritmo en sus caderas como su ángulo, logrando arrancar un grito al encontrar el punto exacto que hizo a Stark rodar sus ojos, estremeciéndose entre los brazos del rubio.

-Capitán... capitán...

Steve rió apenas sobre su cuello que mordió, haciendo un esfuerzo supremo por no arrebatarse para escuchar más de esos gritos que le provocaban una sensación muy adictiva. Tenían que estar frescos para el día siguiente. Pero eso no le impidió robarse esas expresiones de placer que escaparon de los labios del castaño quien se aferró a él como si la vida le dependiera de ello, perdido ya en un éxtasis que se acercaba cada vez más conforme sus cuerpos encontraban esa cadencia unísona. Tony tiró de su cadena para volverle a besar, con la mirada perdida a lo que el capitán no se negó, pegándose a él por completo, moviendo sus caderas con más fuerza sintiendo ya su cuerpo alcanzar una fiebre que iba a hacerle terminar, cosa que ocurrió cuando el millonario entre sus brazos se arqueó por completo con un gemido cortado, mostrando una expresión que unida a la manera en que le apretó, el rubio le siguió, mordiendo su hombro cuando su orgasmo golpeó con fuerza cuerpo y mente, cayendo sobre el otro, ambos respirando con dificultad.

-...tenemos –susurró Tony luego de largos minutos- tenemos que repetir esto... otro día...

-Así será, Tony –prometió el capitán irguiéndose sobre sus codos para verle, cepillando sus cabellos húmedos- Así será.

Un par de ojos café le miraron fijamente, entendiendo lo que esas palabras querían decir, dejando aparecer un brillo que trajo un gesto similar en Rogers, con una mano acariciando aquel rostro aún con sonrojo.

-Habrá más días –dijo al fin Stark, suspirando con cansancio.

-Recuerda, un paso a la vez –Steve besó su frente y luego sus labios con calma- Un día a la vez. Ahora debemos darnos un baño.

-Capitán.

Éste rió, negando apenas antes de separarse no sin renuencia del otro, ayudándole a llegar al baño donde tomaron aquel baño entre caricias lentas, curiosas con pequeños besos. Para cuando salieron, el cansancio golpeó por completo al Hombre de Hierro, bostezando sin poderlo evitar, recibiendo un beso en sus cabellos húmedos por parte del rubio.

-Duerme.

-En otras circunstancias pondría en tela de juicio tu orden... pero se me cierran los ojos.

-Lo noto, amor –rió el capitán, recostándose para acomodarle contra su pecho, acariciando su espalda y nuca- Quiero que no pienses en nada más que en lo bien que te sientes ahora. No preocupaciones, no problemas. Por esta noche, todo está bien.

-Te amo, Steve.

Éste besó su sien. –Y yo te amo, Anthony. Descansa.

-Mmm, señor, sí, señor...

Con un bostezo, el castaño cerró sus ojos para dormir al fin, relajando por completo su cuerpo entre los brazos del Capitán América quien se unió a su siesta aunque despertó un par de horas más adelante, motivado por el deber de protegerle como a Rain al cual buscó una vez que se aseguró de que Tony seguiría descansando apaciblemente. Bruce estaba con el pequeño, al lado de Cho quien le revisaba su heterocromía. Así les encontró Steve en el laboratorio, mirando a un juguetón Rain quien le extendió los brazos para que le cargara.

-Creí que estaba dormido.

-Estaba –rió la doctora- Pero los niños no tienen horario de adultos.

-¿Todo está bien?

-Sí, solo hacíamos un sondeo para descartar síndromes –explicó Banner señalando unas pantallas con resonancias del bebé- Steve, hay algo que nos gustaría consultarte.

-Adelante.

Tanto Helen como Bruce intercambiaron una mirada al tiempo que el capitán cargaba a Rain dejando que se acomodara contra su pecho.

-Rain está sano –comenzó Cho- Pero creemos que hay una... situación con su corazón.

-¿Situación?

-No podemos llamarle defecto porque no lo es. Sin embargo, las lecturas que le hemos hecho nos arrojan una deficiencia si podemos llamarle así –Bruce se talló su nuca- Lo que queremos decir es que Rain tiene un corazón débil, no late a la velocidad ni fuerza para un bebé de su edad. No quiero levantar alarmas, porque como ya dijimos, no se trata de un defecto, es muy pequeño para declarar un diagnóstico. Conforme crezca puede corregirse por sí solo o con nuestra ayuda.

-¿Qué sucedería si no es posible corregir su corazón?

El silencio de ambos científicos fue suficiente para Rogers quien acarició la cabeza de Rain, envolviéndole entre sus brazos. Moriría. Tal como le había dicho Blystár a Tony. Sintió sus ojos rozarse pero tomó aire, controlándose por el pequeño entre sus brazos, uno que bostezó pidiendo una siesta. Únicamente un milagro proveniente de Asgard iba poder cambiar esa situación.

-Quisiéramos esperar hasta que pase esto de Gugalanna para hablarlo con Tony –murmuró Helen en un tono confidente.

-Sí, será lo mejor.

-No es tan malo –convino Bruce también acongojado.

-Gracias a ambos, descansen. Mañana nos espera un día largo.

-Yo me quedaré con Rain junto con María –ofreció la doctora con una mirada triste.

-Tony se los agradecerá como lo hago yo ahora. Gracias, Helen.

-Capitán.

-Bruce, te veré en la mañana.

-Tú también descansa, Steve.

Rain ya estaba dormido para cuando alcanzó su dormitorio, dejándole entre los brazos de Tony quien apenas si abrió un ojo, besando los cabellos de su hijo para volver a dormir. El capitán les observó por largo tiempo. Se avecinaba un conflicto y no precisamente por un monstruo proveniente del rincón más oscuro del universo. La sombra de Loki iba a repercutir en Rain de tal suerte que era posible que hubiera una división entre los Vengadores, precio que Steve estaba dispuesto a pagar por el bien de su pareja e hijo. El Dios de las Mentiras ya había encontrado su suerte, y si alguien como aquel Jotun asesino lo podía entender, todos los demás podían hacerlo. Ahora solo tenían que sobrevivir a Gugalanna. Tal como lo había dicho anteriormente, se trataba de un día a la vez. Con eso el rubio les dejó, apagando las luces de su habitación antes de salir para alistar todo en el cuartel.

El día del enfrentamiento contra Blystár El Blanco llegó con una mañana fría y nublada cargada de tensión en el cuartel. Tony dejó a Rain en los brazos de Cho quien le prometió cuidarle, junto a María Hill, teniendo un plan de emergencia por cualquier eventualidad. Viernes comunicó a todos sobre la apertura inesperada del Bifrost, cosa que extrañó a Thor pero salió junto con los demás Vengadores hacia el jardín principal donde una luz multicolor se extendió antes de desaparecer, dejando en su lugar a Lady Sif con Fandral y Hogun, los tres escoltados por una veintena de Einherjars completamente armados y otro número más de guerreros provenientes de Alfheim. Sif cargaba consigo la lanza Gungnir, la lanza del Padre de Todo que presentó al Dios del Trueno al hincar una rodilla frente a él con la cabeza baja.

-Su Majestad, hemos venido en tu auxilio, Odín, Padre de Todo envía su lanza para enfrentar la amenaza de Gugalanna y así terminar con el terror que Loki Laufeyson ha dejado caer sobre este mundo inocente.

-Recibo tan precioso regalo con humildad y la promesa de acabar con este peligro.

-Llevaremos a Blystár El Blanco ante la justicia –afirmó Hogun- Como a Loki Laufeyson. Ni su más poderoso monstruo puede menguar la voluntad de Asgard ni de los Vengadores.

El Hombre de Hierro se mordió la lengua para no repelar ante aquellas palabras, mirando a Steve quien parecía compartir su gesto. Helen Cho se llevó en brazos al pequeño Rain para colocarlo en su silla mecedora mientras Thor estaba hablando con Fury y los suyos sobre lo que harían al enfrentarse tanto a Blystár como a Gugalanna. Pronto estaban por partir. El cielo comenzó a oscurecerse de manera violenta, llamando la atención de todos. Tony escuchó la risa de su hijo que escapaba de la doctora como de los brazos de otros agentes para subir apresuradamente unas escalerillas hacia un templete. Salió de su armadura para ir tras él, quedando solamente con sus guantes y botas, dejando atrás al grupo que se reunió ante un llamado del director de los Vengadores.

-¡Rain!

-¡Stark! ¿Qué haces? –llamó Fury.

El millonario alcanzó a su hijo a medio pasillo antes de que subiera hacia el templete, levantándolo en brazos para reprenderle.

-Rain, no debes...

-¡DA! ¡BABA!

Frente a ellos estaba Blystár El Blanco, mirándole fijamente. Tony envolvió de inmediato a su hijo al ver aquel Jotun con sus marcas blancas ahora completamente carmesí como sus ojos, con una espada curva en una mano que se veía salpicada de sangre. El cazarecompensas posó su mirada en el bebé que le sonrió agitando sus manos y luego en el ingeniero que apenas si dio un paso hacia atrás. Por unos momentos Stark juró que el cazarecompensas ablandó su fría mirada, mostrando algo parecido al alivio, la tristeza como la resignación.

-¡BLYSTÁR! –rugió Thor agitando su martillo- ¡ALÉJATE DE ELLOS!

-¡TONY! –llamó el Capitán América.

Blystár miró al rey de Asgard unos segundos antes de extender un brazo hacia el castaño y su hijo a quienes atrapó más veloz que las armas que les apuntaron. El Dios del Trueno llamó sus relámpagos con varios de los Vengadores tratando de calmarle para que no fuese a lastimar ni a Tony ni a Rain quienes estaban estampados contra el Jotun. La mano que sujetaba la espada danzó en el aire, abriendo ante los ojos atónitos de todos en el cuartel algo parecido a un portal, como una rasgadura en el espacio-tiempo a donde arrojó a sus cautivos al tiempo que un relámpago atravesaba su hombro, casi haciéndole caer.

-¡BLYSTÁR! ¡DEVUÉLVELOS! –Thor llegó a él con Mjolnir relampagueando.

-¿Qué es lo que has hecho, monstruo? –reclamó Sif, preparando sus espadas.

-Eres un asesino igual a Hydra –el Asgardiano apretó su martillo.

El Jotun se miró y luego a todos los demás con una fría calma. -¿Hydra? Ah, esos monos mortales solamente podían tener un uso –torció una sonrisa al Dios del Trueno- Para sacrificios.

-Eres un...

-Rey de Asgard, todos ustedes idiotas, deberían poner sus miradas en el cielo.

Un brazo les indicó el punto donde las nubes formaron un tornado que cayó violentamente no muy lejos del cuartel, sobre la carretera que los conectaba con la ciudad, levantando una marea de escombros como una nube de polvo. La temperatura cayó de golpe cuando un sonido espeluznante dejó a todos inmóviles con la vista fija en aquel tornado que se convirtió en un masa deforme de insectos horribles, gusanos, vísceras, huesos rotos, pedazos de cuerpos. Todo uniéndose en una figura gigantesca que alcanzó las nubes negras, dos enormes patas hundieron sus pezuñas en el suelo con una estela de humo, cenizas y energía espectral, permitiendo que su dueño se irguiera al fin, mostrando un torso musculoso como deforme con los músculos negruzcos al descubierto. Un par de brazos que terminaban en tres filosas garras rasgaron los árboles de donde sujetaron.

Las nubes se agitaron, un hocico de toro con varias hileras de colmillos en una larguísima mandíbula con una nariz chorreando sangre como humo se dejaron ver. Siete ojos de cuencas negras con una pupila roja se abrieron por completo con sus pesados cuernos envueltos en fuego violáceo que se agitó más por el movimiento de sus orejas vacunas. Gugalanna estaba completo y con todo su poder. El monstruo observó ese mundo lleno de vida antes de rugir, abriendo al máximo sus fauces para vomitar una marea negra que formó criaturas de todas formas, abominables como fantasmales que aullaron deslizándose sobre el suelo en dirección hacia el cuartel. Aquel terror hecho monstruo sacudió su húmeda nariz olfateando a su presa, lanzando un mugido que se convirtió en un llamado que prometió la muerte.

LOKI...

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