guess nine
Aquel pequeño instante de tensión envolvió a ambos cuando Taehyung se incorporó lentamente, mirándolo con una expresión que Jimin no reconocía del todo. Había algo en sus ojos, más allá del cansancio evidente, algo que lo mantenía en silencio, como si estuviera eligiendo con cuidado las palabras que estaba a punto de decir.
Jimin se sintió impaciente, queriendo ayudar a romper ese incómodo silencio
— Entonces...
Pero en cuanto abrió la boca para hablar, Taehyung levantó una mano, frenándolo.
— No me interrumpas — dijo, su tono firme pero no brusco.
— Ni siquiera has empezado... — Jimin comenzó a protestar, pero se detuvo cuando la mano de Taehyung se posó suavemente sobre su boca.
— Pues no quiero que digas una sola palabra hasta que termine — lo retó, mirándolo directamente a los ojos. Jimin, desconcertado por esa actitud tan repentina, asintió lentamente.
Después de una profunda bocanada de aire, Taehyung dejó caer la mano y, tras un pequeño momento de silencio, finalmente habló.
— Desde que entré a la universidad... no recuerdo un solo día en el que no me hayan recordado que te caía mal — comenzó, su voz entrelazada con una mezcla de frustración y nostalgia. — No recuerdo una sola ocasión en la que alguien no dijera que tú y yo debíamos ser enemigos, como si eso estuviera decidido de antemano.
Hizo una pausa breve, buscando las palabras exactas.
— Tampoco recuerdo una sola vez en la que tú lo negarás — continuó. — Porque en ese entonces, ni siquiera nos conocíamos. Yo solo era un mocoso recién llegado, perdido en este lugar, y como tú eras mayor, pensé que dirías algo, que te opondrías... pero nunca lo hiciste.
Los recuerdos fluyeron mientras hablaba.
— Ni siquiera puedo recordar la primera vez que hablamos... o la primera vez que discutimos. Todo pasó porque todos decidieron por nosotros que debíamos ser así — su voz se quebró un poco, llena de una mezcla de tristeza y resignación.
Jimin permaneció en silencio, observándolo con atención, sintiendo que algo profundo estaba saliendo a la luz por primera vez.
— Simplemente porque compartíamos salones, porque estábamos en el mismo equipo... porque siempre, de alguna forma, coincidíamos. — Taehyung hizo una pausa, su mirada intensa enfocada en Jimin. — Fue la gente la que decidió lo que debíamos ser, sin preguntar si queríamos ser amigos o si, en cualquier caso, realmente no nos agradábamos... pero por nuestra propia decisión, no por lo que los demás decían.
El ambiente en la habitación se volvió más denso, como si cada palabra de Taehyung dejara una marca en el aire.
— Y ahora... ahora lo que todos quieren es que estemos juntos. Asumen que nos gustamos, que nos besamos, que dormimos juntos, que te tomo de la mano y que cuando me miras, me dices que me amas, ¿no?
La indignación en el rostro de Taehyung era palpable, y Jimin sintió una punzada en el pecho. No era solo por los rumores; había algo mucho más profundo en juego.
— No quiero seguir adivinando lo que los demás inventen sobre nosotros, Jimin — dijo, su voz más baja pero firme — Por mucho tiempo, yo también comencé a creer ese cuento. Me convencí de que debía odiarte, de que tú sentías lo mismo por mí, porque eso era lo que todos decían. Empecé a guardarte rencor, sin ni siquiera saber por qué.
Jimin lo miró, sintiendo un nudo formarse en su garganta. Taehyung estaba diciendo cosas que él mismo había sentido en algún momento, pero nunca se había atrevido a admitirlo.
— Nunca tuvimos la oportunidad de ser nosotros mismos, Jimin. Nunca pude conocerte realmente — continuó Taehyung, su voz ahora más suave, casi dolorida. — Pero ahora... si tú quieres, podemos olvidarnos de todo lo que nos dijeron que éramos. Podemos dejar atrás todas las peleas, todas las veces que nos herimos, todo lo que nos dijimos. Ya no me importa.
El silencio en la habitación se sentía abrumador, pero a la vez liberador. Taehyung estaba revelando lo que había guardado durante tanto tiempo.
— Quiero conocerte a ti, al verdadero Jimin. No al que todos inventaron, no al que me dijeron que debía odiar. Quiero conocer al Jimin que yo he ido descubriendo estos últimos meses.
Jimin sintió su corazón latir con fuerza ante esas palabras. Era como si Taehyung le estuviera abriendo una puerta, una oportunidad de empezar de nuevo, pero esta vez siendo honestos, sin que los rumores los definieran.
— Y si después de todo esto todavía quieres seguir insultándome, golpeándome, discutiendo conmigo... adelante. Ya es parte de lo que somos. Pero no quiero que sea por lo que los demás nos dicen. Quiero que lo que sea entre nosotros, sea por nuestra propia elección.
Taehyung dejó escapar un suspiro pesado, como si todo el peso de esos años de enemistad se desvaneciera con cada palabra que decía.
— Si piensas que soy un idiota por decir todo esto, también lo entenderé — continuó, su voz más suave, más vulnerable de lo que Jimin había escuchado jamás. — Pero lo que quiero decir es que... yo tampoco no soy el Taehyung que te hicieron creer. No soy esa persona.
La mirada de Taehyung se suavizó aún más mientras hablaba, dejando entrever una vulnerabilidad que Jimin nunca había imaginado ver en él.
— Jimin, te admiro mucho. Siempre me has impresionado. Eres inteligente, talentoso, y aunque a veces me haces enojar... — Taehyung dejó escapar una pequeña risa irónica, — ...es porque tú y yo somos tan diferentes.
Hizo una pausa, y una pequeña sonrisa apareció en su rostro, como si una revelación estuviera asomando por primera vez.
— Y justo eso... es lo que más me gusta de ti
La tensión que había llenado el aire hasta ese momento se rompió como una fina capa de hielo. Taehyung acababa de confesarse, y sus palabras, tan sinceras y directas, seguían resonando en los pensamientos de Jimin. El silencio que siguió no era incómodo, sino uno que permitía que todo lo que se había dicho tomara su lugar en el espacio entre ellos.
— Y antes de que asuman que rompimos algo que ni siquiera estuve enterado que inició porque quieres dejar de hablarme o lo que quieras... necesito saber por qué eras así conmigo — Taehyung pidió, lleno de nervios
Jimin respiró hondo, sintiendo una mezcla de emociones que había contenido durante demasiado tiempo. Sabía que era su turno para hablar, aunque cada palabra parecía más difícil de formar que la anterior.
— Antes de que... asumas que te odio o que jamás me importaste, quiero que sepas algo — comenzó Jimin, su voz temblorosa, pero con la misma determinación que había visto en Taehyung momentos antes. — Yo también estuve atrapado en esos rumores. Al principio... pensé que todo era culpa tuya. Que tú habías esparcido esos chismes. Creí que te habías unido al coro de voces que decían que debíamos odiarnos.
Taehyung lo miró con sorpresa, como si nunca hubiera considerado esa posibilidad.
— ¿De verdad pensabas eso? — preguntó con suavidad.
Jimin asintió, sintiendo el peso de las palabras que estaban a punto de salir.
— Sí, y por eso nunca dije nada. Porque pensé que si intentaba acercarme, tú me rechazarías de todas formas. Pensé que... que te habías convencido de que yo era el problema — hizo una pausa, su mirada bajando brevemente antes de volver a encontrar los ojos de Taehyung. — Y me dolió. Me dolió mucho, porque desde la primera vez que te vi... desde ese primer momento, pensé que podríamos haber sido buenos amigos.
— ¿Amigos? — repitió Taehyung, incrédulo pero con una sonrisa suave que comenzaba a aparecer.
— Sí, y... mucho más que eso. — Jimin sonrió con nerviosismo, como si lo que estaba a punto de decir lo desnudara por completo. — La verdad es que... creo que enamorarme de ti fue mucho más fácil que tratar de odiarte.
Taehyung lo miró en silencio, absorbiendo cada palabra. Jimin continuó, sintiendo que ya no había vuelta atrás.
— Me gustas, Taehyung. Más de lo que puedo siquiera explicarte. Y más de lo que nunca le he dicho a nadie. — Hizo una pausa, como si esas palabras hubieran tomado más valor del que pensaba que tenían. — Adoro la persona que eres. Cada vez que te veo, no puedo imaginarme otro día sin ti... sin que pueda llamarte mío y que sepas que soy tuyo.
Taehyung se quedó en silencio por unos segundos, como si las palabras de Jimin lo hubieran dejado sin aliento. Pero luego, en una voz suave que parecía cargar toda la emoción que había estado acumulando, respondió, tomando entre sus manos la mejilla tibia de Jimin, con ternura, aunque sus dedos seguían temblando.
— Te amo, Jimin.
Jimin sintió que su corazón se aceleraba. No esperaba que esas palabras, tan simples y poderosas, tuvieran un impacto tan profundo. La risa nerviosa de Taehyung lo sacó de sus pensamientos.
— Dios mío, eres un cursi — murmuró Jimin, tratando de aliviar el peso emocional del momento con una sonrisa.
Taehyung también rió con pena, un sonido genuino que llenó la habitación de calidez.
— Si alguien me hubiera dicho la primera vez que te vi que esto iba a terminar así... me hubiera alegrado tanto — confesó Taehyung, su mirada cargada de ternura. — Desde la primera vez... sentí algo tan bonito por tí, te quería, tanto como ahora.
Las palabras de Taehyung lo golpearon de una manera que Jimin no esperaba. Todo el resentimiento, las peleas y los malentendidos parecían desmoronarse frente a esa simple verdad.
— Lo siento mucho... — dijo Jimin en un susurro. — Lo siento por lo que dejamos que pasara, por lo que nos convertimos. En el fondo... anhelaba ser parte de tu vida y siempre me pregunte lo que hubiéramos sido si no nos hubieran puesto en contra.
Taehyung lo miró con una mezcla de asombro y alivio, pero también una pizca de reproche.
— ¿Es así? — preguntó. — Si te sentías así, ¿por qué nunca intentaste ser mi amigo? Pudimos haber cambiado todo esto desde el principio.
Jimin soltó una pequeña risa nerviosa, consciente de que su respuesta no iba a mejorar la situación.
— Lo intenté, lo juro. Pero... lo que todos decían me ganó. Además... — hizo una pausa, bajando la mirada con vergüenza. — Además, quería que tú me buscaras a mí. Pensé que si era yo el que hacía el primer movimiento, primero terminaríamos como enemigos en vez de ser novios.
Taehyung lo miró durante un segundo, luego soltó una carcajada que hizo que el ambiente se aligerara por completo.
— Fue así — Taehyung sacudió la cabeza. — Pero me alegra que seas pésimo ligando.
Jimin tosió con sorpresa. — ¿¡Qué!? ¿Por qué? — protestó Jimin, su rostro encendido por el comentario.
— Porque eso me asegura que te quedes solo conmigo — respondió Taehyung con una sonrisa maliciosa, sus ojos brillando con diversión.
Jimin rodó los ojos, pero no pudo evitar reírse también.
— Y... uh... — Taehyung titubeó un momento, visiblemente nervioso. — Aprovechando todo esto yo también quería... preguntarte si... solo si quieres, podríamos- no sé, ¿han pasado muchas cosas, no? Entre los dos y... quizá podamos...
Un chillido de sorpresa lo hizo parar en seco
— Espera, ¿Me estás pidiendo que sea tu novio? — interrumpió Jimin con una sonrisa de suficiencia.
— Te odio — murmuró Taehyung, su rostro ruborizándose de inmediato.
— Pero... ¿sí o no? — insistió Jimin, inclinándose hacia él.
— Por supuesto que sí, idiota — respondió Taehyung con una sonrisa tímida. — ¿Quieres serlo o no?
— ¡Claro que sí! — Jimin exclamó con una sonrisa radiante, antes de suavizar su tono. — Solo hay una cosa que me molesta.
Taehyung arqueó una ceja, confundido.
— ¿Qué cosa?
— Que al final... la gente tenía razón.
— ¿Qué? — Taehyung frunció el ceño.
— Dijeron que nos gustábamos y que terminaríamos juntos. Y... aquí estamos. Nos gustamos y terminamos juntos. — Jimin lo miró con una sonrisa de resignación.
La gente tenía razón, a veces.
Taehyung soltó un suspiro exagerado, antes de sonreír de lado.
— Vida de mierda — dijo con un tono dramático, pero con los ojos llenos de cariño.
Jimin rió, su risa llenando la habitación de una calidez que lo hizo sentir como si todo estuviera en su lugar por fin. Se acercó a Taehyung y lo empujó suavemente hacia la cama, sentándose a su lado mientras ambos se recostaban.
— ¿Sabes? — dijo Jimin, su voz más suave ahora. — Me gustaría pasar toda la mañana contigo, solo tú y yo... sin nadie más.
Taehyung sonrió, mirándolo con una ternura que hacía que el corazón de Jimin latiera más rápido.
— Entonces pasemos toda la mañana juntos. — repitió Taehyung en un susurro, antes de inclinarse hacia él y robarle un beso suave, uno que sellaba todo lo que habían dicho y lo que todavía estaba por venir.
Y en ese instante, no importaba lo que los demás pensaran, ni los rumores, ni las dudas.
Solo importaban ellos dos, juntos, por fin.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top