La Espada mas fuerte vs La Lanza perforadora de cielos


El Reino de los Cielos vibraba bajo la expectación. Las nubes formaban un anillo inmenso alrededor del cuadrilátero, y las almas de antiguos guerreros observaban desde lo alto, sabiendo que este enfrentamiento quedaría inscrito en los anales del cosmos. En una de las esquinas del ring, como un coloso hecho carne, Lu Bu Housen permanecía inmóvil, su presencia más intimidante que cualquier ejército.

Lü Bu toma la forma de un hombre alto y musculoso cubierto de cicatrices de batalla por todo el cuerpo. La cicatriz más notable sería una bastante pequeña en su mejilla derecha. Tiene el pelo oscuro hasta la cintura, recogido en un moño y adornado con dos antenas doradas como plumas de cola de faisán.

Tiene un tatuaje de dragón oriental en la parte delantera y trasera de su torso y hombro que dice: 飛將 ("General Volador") tatuado en el lado derecho de su cuerpo. También tiene barba de chivo y no tiene cejas. No lleva ropa en la parte superior del cuerpo ni calzado. Viste pantalones holgados blancos y un trozo de tela que se asemeja a escamas de dragón, que está atado por un cinturón con una gran hebilla dorada decorada con una cabeza de león.

Sus dientes son como los de un tiburón, lo que muestra su condición de depredador superior de su período devastado por la guerra, y generalmente están ocultos por su expresión ceñuda.

Su alabarda desgastada por incontables batallas titilaba con la furia contenida de tormentas pasadas, su filo reflejando la gloria de los campos de guerra que había conquistado. Sus ojos, oscuros como el abismo, no se apartaban de la entrada por la que el hombre destinado a enfrentarlo estaba por aparecer escuchando su presentación.

Un trueno sacudió las alturas, y el segundo combatiente hizo su entrada.

¡¡Para este hombre no existe un segundo Espadazo....Su espada erradica a cualquier enemigo de un único ataque capaz de cortar madera y destrozar rocas una armadura dura de acero no es diferente del plumaje de un pájaro para este hombre!!!

Cada paso resonaba como el redoble de un tambor de guerra, haciendo temblar el suelo celestial. Desde su cuerpo fluía una energía eléctrica que hacía chisporrotear el aire a su alrededor. La manga de su uniforme ondeaba con cada movimiento, revelando la presencia de una espada Dotanuki de tamaño colosal, una bestia de acero sellada dentro de una funda que apenas contenía su potencia.

¡¡Creador del estilo Jigen-Ryu un estilo de espada que se basa en dar Cortes verticales y diagonales con la espada desde arriba. Se decía que intentar bloquear el primer ataque de un maestro del Jigen-Ryu era un suicidio!!

Con cada ligero ajuste de su brazo, destellos de rayos escapaban de la funda, como si la hoja misma ansiara liberarse y partir el firmamento. Sus ojos, afilados y serenos, no mostraban ni miedo ni duda. Solo determinación pura. Este era un guerrero que vivía para pelear, que respiraba el combate como un monje respira la meditación. La energía de su aura era tan intensa que el cuadrilátero crujía, como si no pudiera contener a dos seres tan temibles.

¡¡Era el campeón de Satsuma la tierra de los Demonios!! 

El Guerrero dio un fuerte paso adelante que genero una enorme presión en toda la zona sorprendiendo a los espectadores.

¡¡El que todo lo parte en dos!!

¡¡TOGO SHIGETAKA!!

Togo:—Oh, Hay muchas personas.

Mientras tanto en las gradas cercanas un hombre se saco su pipa de la boca exhalando una gran cantidad de humo siendo el Daimyo de Satsuma, Shimazu Yoshihisa quien le dijo a su guerrero:

Shimazu:—Ese hombre es tu rival por ello es tu enemigo.

Espectador 1:—¿Soy yo o ese tipo esta soltando chispas?

Espectador 2:—Eso es su espíritu de batalla

Espectador 1:—¿Eh de que estas hablando? Además, esa espada que lleva no tiene guarda y es claramente enorme.

Espectador 2:—El Jigen-Ryu de Satsuma, se rumorea que es incluso capaz de atravesar el suelo. Ese es el hombre más obsesionado con la fuerza que existe, Togo Shigetaka fue maldecido por la espada.

Lu Bu giró su alabarda, el viento silbando a su paso, y la estrelló contra el suelo con un estruendo que hizo vibrar las nubes.

Lu Bu:—¿Es esto todo lo que los cielos tienen para ofrecerme? —rugió, con una mezcla de burla y anticipación.

Su oponente no respondió. Simplemente colocó su mano sobre la empuñadura de la Dotanuki. El leve contacto fue suficiente para hacer que una tormenta eléctrica se desatara a su alrededor, como si el mismo trueno se inclinara ante su portador.

Lu Bu:—Entonces ven —dijo Lu Bu, con una sonrisa que podía partir almas—. Y no me hagas esperar.

Con un trueno ensordecedor, ambos guerreros se lanzaron al centro del ring al mismo tiempo, como dos meteoros en curso de colisión. El impacto de su primer choque fue tan brutal que las nubes estallaron, enviando ráfagas de viento a los confines del cielo. La alabarda de Lu Bu se encontró con la funda de la Dotanuki, y de ese cruce surgió un destello cegador, un relámpago que pareció dividir el tiempo en dos.

El duelo había comenzado, y ni los dioses se atreverían a apartar la vista de esta batalla.

https://youtu.be/hgSK8uNJ19A

El combate había comenzado con un estruendo que resonó hasta los confines del Reino Celestial. La alabarda de Lu Bu giraba en el aire como un huracán metálico, encontrándose de frente con el dotanuki de su oponente en cada cruce.

Chispa tras chispa, los golpes generaban ondas de choque que sacudían las nubes circundantes y rompían las barreras del viento. Ambos guerreros se movían con una velocidad que desafiaba la lógica, como dos tormentas que colisionaban en un ciclo eterno de destrucción.

Togo balanceo su mega sable lanzando un corte hacia arriba en un amplio arco ascendente que Lu Bu esquivo inclinando su torso hacia atrás donde la cuchilla roza su piel a centímetros. El General volador se reincorpora tomando su alabarda desde el extremo con fuerza.

En un movimiento aplastante hacia abajo Lu Bu lanzo un golpe que fue bloqueado en un agarre firme de 2 manos por Togo aunque la fuerza ejercida por Lu Bu Mando a Togo disparado violentamente hacia atrás.

Togo mostraba un control impecable de su espada, deslizándola entre los ángulos imposibles de la alabarda de Lu Bu. Cada corte que intentaba se encontraba con una defensa perfecta; cada arremetida del general chino era anulada por un bloqueo firme. El cuadrilátero temblaba bajo sus pies, las losas de piedra celestial partían se como vidrio bajo la intensidad del choque, pero ninguno cedía ni un centímetro.

Durante largos instantes, el duelo permanecía parejo. Filos, electricidad y acero danzaban en el aire, el equilibrio del combate se mantenía como si dos fuerzas absolutas se hubiesen encontrado en perfecto empate.

Entonces, Togo retrocedió repentinamente.

Togo:—Por que luchas?

Lu Bu:—Para buscar un digno oponente que no es Obvio.

Togo:—No lo entiendo Estoy decidido a matarte siendo a si. No hay forma que me logres ganar.

Un relámpago silencioso pasó por sus ojos. Apretó con fuerza la empuñadura de su dotanuki y alzó el sable hacia el cielo. El aire se volvió estático; el tiempo pareció detenerse por un momento, mientras del espíritu de lucha de Togo surgían rayos, como si él mismo hubiera invocado una tormenta furiosa desde las profundidades de su alma.

Togo:—¡Ahora, te lo mostrare! —rugió Togo, su voz atravesando las nubes como un estruendo cósmico. —¡No cierres los ojos hasta que mueras! Cientos de rayos descendieron del cielo, convergiendo en su espada, que brillaba como una estrella en colapso.—Yo soy la espada mas fuerte que existe.

??:—Guau asombroso esto es asombroso exclamo un joven monje en las gradas lleno de éxtasis.

??:—¡El aire esta vibrando semejante sensación exclamo un peli negro en las gradas. —Estoy seguro con solo ver esa postura que el siguiente ataque va a ser comparable como el de un Dios.

Shimazu:—Una Dotanuki tan ridículamente grande como esa es sin duda apropiada para Shigetaka Yoshihisa exclamo divertido y orgulloso de lo que haría su mejor guerrero. ¡¡Shigetaka, muéstrales de lo que es capaz tu Jigen-Ryu!!

Togo:—

¡¡Jigen-Ryu: Shikoku Rasen!!

"Espiral de la Muerte Inevitable"

En un movimiento veloz y devastador, Togo lanzó un corte vertical hacia abajo. La hoja, cargada con la furia del trueno, se estrelló contra el suelo con tal potencia que una explosión cegadora envolvió toda la arena, disparando fragmentos de piedra celestial hacia los cielos.

Los espectadores comenzaron lentamente a recuperarse de la impresión.

El estruendo fue ensordecedor. Las almas que observaban desde las alturas creyeron ver el fin del gran Lu Bu, su figura perdida entre la nube de polvo y humo que cubría el cuadrilátero.

Espectador 1:—¿que...? ¡¿Qué ha ocurrido?!

Espectador 2:—¿Se le puede siquiera llamar espadazo a algo tan destructivo?

Shimazu:—Je... con esto se terminó diría con una sonrisa complacido.

Pero entonces, una sombra surgió del caos.

Lu Bu apareció entre el humo, de pie, ileso. Con su alabarda alzada y una sonrisa salvaje en su rostro, había bloqueado el corte de Togo con precisión inhumana, desviando la devastadora energía hacia los márgenes de la arena.

Espectador 3:—¡¡Lo ha parado el espadazo de Togo ha sido detenido!!

Shimazu:—¡Imposible! La espada de Shigetaka es capaz de cortar a través de una armadura hasta llegar al suelo. ¡¡No hay forma de que la puedan detener con una simple alabarda.

Antes de que Togo pudiera reaccionar, Lu Bu avanzó como un trueno en respuesta. Un destello plateado recorrió el aire y la alabarda atravesó el pecho de Togo, dejando un rastro profundo en su torso. La sangre brotó como un torrente, pero en lugar de flaquear, Togo apenas esbozó una sonrisa oscura.

Lu Bu:—¡Así es como debe ser! —gritó Lu Bu, con una sonrisa de éxtasis en su rostro—. ¡Lucha como un dios o muere como un mortal!

Lu Bu cargó de nuevo, su alabarda trazando arcos letales en el aire, buscando poner fin al duelo con la misma brutalidad que había mantenido durante toda su vida. Cada paso retumbaba como un martillo divino, acercándose sin piedad hacia su rival, sus ojos brillando de emoción ante la promesa de una batalla digna.

Los espadazos de Togo queman toda la energia de su cuerpo su técnica esta pensada para matar de un solo golpe.

Togo:—¿Pretendes detenerme con algo así?

Lu Bu avanzaba con la furia de un vendaval, su alabarda girando como un torbellino mortal, buscando desatar el golpe final sobre su rival. Pero Togo no estaba dispuesto a caer sin presentar una resistencia digna de leyenda. Con un grito que resonó hasta los confines del Reino de los Cielos, levantó su dotanuki con ambas manos y, reuniendo cada fragmento de su energía, lanzó un golpe brutal hacia su enemigo, como si quisiera partir los cielos en dos.

El filo eléctrico descendió como un relámpago, cargado con la fuerza de mil tormentas, pero Lu Bu, en un despliegue de destreza asombrosa, rotó sobre su propio eje. La alabarda giró con precisión, desviando la hoja monstruosa hacia el suelo. El impacto sacudió el cuadrilátero, partiendo la superficie celestial en fragmentos irregulares y enviando ondas de choque por todas direcciones.

El golpe de Togo impactó en la tierra... pero eso fue solo el comienzo.

Desde el punto de impacto, la tierra se agrietó y explotó, liberando una fuerza primigenia que se agitó en el aire como una bestia despierta.

Togo:—¡¡Hagamos una prueba!! Comprobemos cuántos ataques más harán falta... ¡¡Para romperte por completo!!

El vacío creado por la potencia del golpe absorbió el polvo, la roca molida y los fragmentos de la arena destruida, formando un torbellino oscuro que se alzó hacia los cielos.

Togo:—

¡¡Jigen Ryu: Ryūga Retsuzan!!

"Colmillo del Dragón Fracturado"

Lu Bu:—¿Hay algo saliendo de la tierra?

Las piedras comenzaron a unirse, retorciéndose en un patrón caótico, hasta que la forma de un dragón colosal emergió de las ruinas, su cuerpo compuesto de tierra, roca y energía acumulada.

El dragón rugió, su voz profunda como el eco de un terremoto antiguo, y se lanzó hacia Lu Bu con sus fauces abiertas, deseoso de devorar a su presa. El aire se estremeció bajo el peso de la criatura, y cada aleteo de sus alas pedregosas enviaba fragmentos de roca por todas direcciones.

Lu Bu observó la monstruosidad que se abalanzaba sobre él, y en lugar de retroceder, sonrió aún más ampliamente. Sus ojos brillaban con la emoción de un guerrero que había encontrado un desafío digno.

Lu Bu:—¡Esto es lo que esperaba! —gritó con entusiasmo feroz, levantando su alabarda hacia la bestia que se aproximaba.

Cuando el dragón de roca cerró sus fauces alrededor de él, Lu Bu giró su alabarda con la fuerza de un tifón, cortando el aire con tal intensidad que el sonido del viento se convirtió en un rugido. El impacto del arma de Lu Bu y la embestida del dragón chocaron en un cataclismo de rocas, polvo y viento, creando una explosión que oscureció momentáneamente el cielo.

El dragón de roca cerró sus fauces sobre el brazo de Lu Bu, aplastando carne, hueso y metal en un abrazo letal. Las rocas crujían, y la sangre manó del brazo atrapado como un río furioso, pintando el suelo celestial con carmesí. La presión era monstruosa, el dragón quería arrancar su presa de un solo tirón. Pero Lu Bu no era un hombre cualquiera, sino una leyenda viviente.

https://youtu.be/_eeeoZQ1LYU

Con un rugido que estremeció los cielos, Lu Bu plantó sus pies en la tierra y, con un tirón bestial, retorció su cuerpo. La alabarda trazó un arco letal, destruyendo la mandíbula de la bestia de roca en un solo movimiento. El dragón estalló en pedazos, fragmentos de roca volaron por todas partes como metralla. Sin embargo, el brazo de Lu Bu quedó dislocado, colgando inerte a su lado, y una gruesa corriente de sangre goteaba desde la herida abierta.

Cualquier otro hombre habría caído de rodillas por el dolor. Pero Lu Bu solo mostró una sonrisa feroz.

Lu Bu:—¡Un brazo menos no significa nada para mí! —exclamó con voz grave y burlona. 

Sin titubear ni un instante, se tomó el brazo dislocado con la otra mano y lo reacomodó con un crujido espantoso.

El sonido del hueso volviendo a su sitio resonó como el eco de una tormenta lejana. La sangre seguía fluyendo, pero para él el dolor era solo combustible para su furia.

Lu Bu:—¡Togo! —rugió Lu Bu, sus ojos ardiendo con una mezcla de odio y emoción salvaje—. ¡Aún no hemos terminado!

Cargó hacia adelante con una velocidad devastadora, un torbellino de acero, músculo y voluntad inquebrantable. Togo apenas tuvo tiempo de levantar su dotanuki antes de que la alabarda de Lu Bu atravesara su defensa con una fuerza imparable, encontrando su objetivo con precisión mortal.

El filo de la alabarda atravesó el torso de Togo, desgarrando carne y hueso, y destrozando su pulmón derecho con un sonido húmedo y macabro. El guerrero sintió cómo su respiración se hacía trizas, incapaz de llenar sus pulmones. Un torrente de sangre brotó de su boca, manchando el aire con un color escarlata profundo.

Ambos guerreros se quedaron inmóviles un segundo, sus miradas cruzándose en un instante eterno. Togo, jadeando y ahogándose en su propia sangre, esbozó una sonrisa sangrienta. No había miedo en sus ojos, solo una aceptación feroz del destino.

Togo:—Bien... —susurró Togo entre dientes, escupiendo más sangre—. Esto es... lo que yo quería.

Pero Lu Bu no mostró misericordia. Con un giro violento de la alabarda, la retiró del cuerpo de Togo, dejando un hueco mortal en su torso.

Lu Bu:—¡Lucha o muere! —gritó Lu Bu con una furia inhumana, su voz resonando como un trueno.

Togo Shigetaka se tambaleaba, su torso desgarrado, sus pulmones rotos, y su cuerpo al borde del colapso. Pero en lugar de ceder, su espíritu de lucha estalló en una fuerza que desafiaba la muerte misma. Sus ojos comenzaron a brillar con una intensidad sobrehumana, como dos soles en la oscuridad, y su expresión cambió.

Su piel se ennegreció, sus dientes se afilaron como los de un depredador, y una sonrisa macabra se dibujó en su rostro, llena de locura y determinación. Era un demonio renacido en medio del cuadrilátero celestial. La transformación era completa.

Togo:—Yo... ¡Me he vuelto a acercar! Su mega sable empezó a emitir un brillo eléctrico aún más feroz, rodeado de un torbellino de rayos que golpeaban el suelo a su alrededor, creando cráteres y grietas. —¡¡Me he vuelto a acercar a aquella hermosa espada que floreció en mi vida!!

Cada trueno resonaba como un llamado a la destrucción, como si los cielos mismos reconocieran la furia y la oscuridad que ahora emanaban del cuerpo de Togo.

"Líbrate de todo aquello que poseas" se dijo Togo en su mente.

Togo:—Uno sólo más rio como desquiciado.— Tan sólo me queda una cosa por abandonar... ¡Un último fragmento de humanidad! murmuró Togo, su voz ahora distorsionada, cargada con un eco demoníaco que hacía vibrar el aire.

Shimazu:—¡¡Así se hace, Shigetaka!! ¡¡Adelante, Satsuma!! ¡¡Adelante, espada mía!! dijo entre carcajadas feliz de lo que iba a pasar

Togo Alzó su dotanuki al cielo, y de su aura desatada surgieron rayos que cayeron en cascada, formando un manto eléctrico a su alrededor. El arma, rodeada por la tormenta, brillaba con el poder absoluto de la furia y la muerte. Los truenos no cesaban, como si el tiempo y la realidad misma se desmoronaran bajo la intensidad del combate.

Lu Bu, por su parte, se mantuvo inmóvil por un instante, observando la monstruosa figura que su oponente había asumido. Pero no había miedo en él. Sólo emoción. Un brillo feroz se encendió en sus ojos. Este era el tipo de batalla que él había esperado toda su vida. Una lucha sin límites, sin piedad, una lucha digna de ser recordada por la eternidad.

Lu Bu:—Ven entonces, demonio... ¡Veamos cuál de nosotros muere primero! —rugió Lu Bu, con una sonrisa igual de salvaje que la de su enemigo.

Lu Bu adoptó una postura baja, encorvado hacia el suelo. Su mano izquierda tocó la tierra con firmeza, mientras su mano derecha elevaba la alabarda hacia el cielo, como si la estuviera ofreciendo a los dioses. El viento se detuvo un instante, como si el universo contuviera el aliento, esperando el siguiente movimiento.

Entonces, con la fuerza de un rayo de su propia creación, Lu Bu saltó hacia adelante. Su alabarda trazó un arco mortal en el aire, brillando con la furia acumulada de incontables batallas. El suelo bajo él se quebró con el impulso, y la fuerza de su salto lo proyectó hacia Togo a una velocidad brutal.

Togo: —"Cortaré por la mitad... ¡¡A todos mis enemigos!!" declaro para si mismo. —"¡¡Daré todo de mí para lograrlo!!"

Lu Bu: —''A si que ....Esta es la espada llamada Togo Shigekata''

Lu Bu:—¡¡Esto es lo mejor que me ha podido pasar!! declaro con locura deformando su rostro en una salvaje sonrisa de dientes afilados

El aire se llenó de rayos y acero.

Togo, desatando cada fragmento de su poder, blandió su dotanuki con un rugido salvaje, liberando un corte envuelto en relámpagos que cruzó el cielo como un rayo divino. La espada y la alabarda se encontraron en el aire, y el choque que siguió fue apocalíptico. Una explosión de energía se desató, arrojando rocas, relámpagos y ondas de choque en todas direcciones.

Togo:

¡¡Jigen Ryu: Tenmetsu no Zetsumeiken!!

"Espada de la Aniquilación Celestial"

El cuadrilátero celestial se partió en dos, mientras los espectadores observaban sin aliento, incapaces de determinar quién había tomado ventaja en ese instante decisivo. Lu Bu giró su alabarda con precisión letal, apuntando directamente al corazón de su enemigo. Togo respondió con la ferocidad de un demonio, tratando de aniquilarlo antes de caer.

Pero Lu Bu había lanzado su golpe con todo lo que le quedaba. La alabarda atravesó el torbellino de rayos y la carne del demonio, impactando directo en el pecho de Togo. La hoja se hundió profundamente, rompiendo huesos y destrozando órganos con un crujido aterrador.

El sonido del metal cortando la carne fue absoluto. En un solo movimiento limpio y perfecto, la alabarda de Lu Bu atravesó el cuello de Togo como si su cuerpo no fuese más que papel. El impacto fue tan feroz que la cabeza decapitada salió disparada, girando en el aire entre un torbellino de sangre y electricidad.

El cuerpo de Togo se desplomó, aún chisporroteando con los últimos restos de su energía demoníaca, mientras su cabeza volaba hacia el vacío, perdiéndose entre las nubes rotas del Reino Celestial.

Lu Bu permaneció de pie en el centro del cuadrilátero, su alabarda empapada en sangre, respirando con calma, como si la épica batalla que acababa de librar no fuese más que un simple calentamiento. El aire aún vibraba con la energía del combate, y las losas bajo sus pies seguían agrietadas, incapaces de soportar la intensidad de su furia.

Shimazu:—La... ¡La cabeza de Togo ha...! declaro incrédulo de que su campeón haya perdido pero algo llamo su atencion un sonido de electricidad a sus pies bajando la mirada viendo la cabeza cortada de su guerrero con los ojos aun brillando intensamente volteando su mirada hacia la zona de combate vio que el cuerpo sin cabeza de Togo aun seguía de pie.

El silencio cayó sobre la arena, un silencio que parecía infinito, cargado de asombro y miedo. Las almas de guerreros caídos y seres inmortales, que observaban desde las alturas, se quedaron sin aliento, sabiendo que acababan de presenciar algo que nunca sería olvidado: la victoria absoluta del guerrero más poderoso.

Shimazu sonrio para luego estallar en carcajadas teniendo en sus manos la cabeza de su guerrero.

Shimazu:—¡Así se hace, Shigekata! Eres sin lugar a dudas una espada de primera. 

Togo:— ¡¡Has muerto de una forma verdaderamente espléndida!!

Lu Bu levantó su alabarda sobre su hombro, dejando que la sangre goteara libremente del filo. Se pasó una mano por el rostro, limpiando la mezcla de sudor y sangre que lo cubría, y entonces dio un paso hacia adelante. Su mirada fría y penetrante recorrió los cielos que lo rodeaban, como si buscara un nuevo reto, una nueva batalla que desafiar.

Con un movimiento casual, levantó ambas manos y las abrió hacia los lados, dejando que su poderosa voz rompiera el silencio:

Lu Bu:—¿Quién es el siguiente? —rugió, su tono cargado de desafío, resonando como un trueno en medio de la calma.

La arena tembló ante sus palabras. Las nubes oscuras comenzaron a girar lentamente, como si el mismo cielo respondiera a su llamado. Desde lo alto, un relámpago iluminó su figura, mostrando al guerrero cubierto en sangre, firme y orgulloso en su postura.

La invitación estaba hecha. Los cielos, el infierno, o quien fuera digno podían responderle. Pero no importaba quién apareciera: Lu Bu estaba listo.


Fin que les parecio la primera Pelea?

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