El Dragon Furioso vs El Arahitogami del Poder.


El aire se calmó, y las nubes se abrieron lentamente, permitiendo que los últimos rayos del sol celestial iluminaran la arena. Lu Bu permaneció inmóvil, con su alabarda descansando sobre su hombro. Su mirada era fría y sin emoción, pero en su interior sabía que el combate que acababa de librar sería uno que recordaría por toda la eternidad.

Desde el otro extremo de la arena, las puertas se abrieron una vez más. Pero esta vez no fue un guerrero lo que emergió. Un hombre bajo y rechoncho, vestido con una fina armadura ceremonial, avanzó apresurado hacia Honda Tadakatsu. Era Tokugawa Ieyasu, el señor al que Honda había servido con devoción toda su vida. Sus pasos eran rápidos, casi desesperados, mientras corría hacia su fiel vasallo.

Leyasu:—¡Tadakatsu! —gritó Ieyasu, su voz cargada de preocupación y angustia.

Honda Tadakatsu, a pesar de la herida abierta en su pecho, mostró una sonrisa serena al ver a su señor. Se arrodilló con dificultad, bajando la cabeza en señal de respeto. La sangre aún goteaba de su cuerpo, pero no había queja ni amargura en él. Su espíritu estaba intacto, y su orgullo, indemne.

Honda:—Mi señor... —murmuró Honda, su voz rasposa pero llena de tranquilidad—. No hay mayor honor que haber luchado en su nombre.

Con un esfuerzo monumental, Honda se puso de pie, tambaleándose ligeramente, y levantó a su señor sobre sus hombros, como si ni siquiera la derrota ni la fatiga pudieran detenerlo. El peso de Ieyasu no era nada comparado con el peso de la responsabilidad y el deber que siempre había llevado consigo.

Honda:—Volvamos, mi señor —dijo Honda, con una sonrisa sincera en su rostro, sus ojos reflejando la paz que solo encuentran aquellos que han dado todo en el campo de batalla—.Tokugawa Leyasu Luchar por usted me hizo realmente feliz.

Tokugawa Ieyasu, aún impresionado por la fuerza y lealtad de su vasallo, permaneció en silencio, dejando que Honda lo llevara fuera de la arena con dignidad. El público observaba en asombro, no solo por la magnitud del combate, sino por el respeto y la lealtad que se demostraban ante sus ojos.

Lu Bu permaneció en el centro del cuadrilátero, su mirada fija en la figura de Honda, que se alejaba lentamente, cargando a su señor en los hombros como si el peso de la derrota no fuera más que un leve inconveniente. No dijo una palabra, pero en sus ojos brillaba algo que no se había visto antes: una chispa de respeto silencioso.

Para Lu Bu, las palabras eran innecesarias. Había visto a un verdadero guerrero, uno que había luchado con todo su ser y que, incluso en la derrota, no había perdido su honor ni su propósito. No necesitaba despedirse; la batalla ya había dicho todo lo que debía decirse.

El viento sopló una última vez, llevando consigo las huellas del combate que había quedado atrás. Lu Bu permaneció en la arena, su figura imponente, esperando en silencio al próximo oponente que se atreviera a enfrentarlo.

Pero en el fondo, sabía que el combate con Honda Tadakatsu sería uno que siempre recordaría.

Honda Tadakatsu desapareció entre las puertas con Ieyasu en sus hombros, dejando atrás una batalla que se convertiría en leyenda. Lu Bu, en silencio, aguardaba. Sabía que este era solo el comienzo. Y su alma ardía con la promesa de más desafíos.

Lu Bu:—¿Quién será el siguiente? —murmuró para sí mismo, con una sonrisa apenas perceptible en sus labios.

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.

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¿¡Acaso la persona mas fuerte de este Mundo portara un arma!?

¿¡Acaso la persona mas fuerte de este mundo se protegerá a si mismo con una armadura!?

Una presión abrumadora descendió sobre la arena, como si el peso de una montaña se hubiera materializado de repente. Las nubes giraban violentamente en el cielo, y el suelo bajo los pies de todos los presentes temblaba con cada paso que se acercaba desde las puertas de la arena. El sonido de pisadas, pesadas y poderosas, resonaba como un tambor de guerra que anunciaba el fin de todo.

¡¡NO!!

¡¡Para el verdadero hombre mas fuerte cosas como las armas o las armaduras son innecesarias!!

¡¡A si es como este Incomparable hombre no conoció la derrota!!

Finalmente, las puertas de la arena se abrieron de par en par con un estruendo ensordecedor, y de la oscuridad emergió una sombra colosal. El siguiente guerrero apareció caminando en cuatro patas, su inmensa figura provocando temblores con cada movimiento. El suelo crujía y se rompía bajo su peso, y el aire a su alrededor vibraba con un aura tan aplastante que algunos de los espectadores cayeron de rodillas, incapaces de soportar su presencia.

¡¡Uno de los Rikishis ganadores de un torneo de sumo organizado por Oda Nobunaga al cual reunió a luchadores de todo el país. El propio Nobunaga estaba tan impresionado con sus habilidades que le recompenso con un Abanico de Oro conmemorativo y una gran cantidad de monedas de Plata!!

Era una visión monstruosa, un gigante construido completamente de músculo y poder crudo. Su fundoshi ondeaba al viento, y sus puños y tobillos estaban envueltos en gruesos brazaletes negros con afiladas púas que parecían ansiar el contacto con la carne. Su rostro permanecía oculto tras una máscara de Oni, cuyas facciones demoníacas solo resaltaban la oscuridad que emanaba de su ser. Su melena negra, espesa y salvaje, caía en cascada por su espalda, oscureciendo parcialmente su temible figura.

¡¡EL ARAHITOGAMI DE LA FUERZA!!

Cada fibra de su cuerpo expulsaba una energía casi tangible, un aura de pura violencia que amenazaba con devorar todo a su alrededor. No había palabras innecesarias, solo una presencia abrumadora que anunciaba que el Arahitogami de la fuerza había venido a matar.

¡¡EL DIOS DEMONIO DEL PODER!!

¡¡HINO CHOUKO!!

Lu Bu, en lugar de retroceder, sonrió con emoción salvaje. Este era el oponente que había estado esperando desde el principio: un monstruo que luchaba sin límites, una bestia de carne y poder. Sus ojos ardían, no con miedo, sino con una emoción pura y destructiva que solo un verdadero guerrero podría entender.

Hino Choko se puso de pie frente a él, su imponente figura eclipsando todo lo demás en la arena. Ambos guerreros se miraron directamente a los ojos, dos titanes destinados a destruirse mutuamente. No había necesidad de largas introducciones, discursos o amenazas. En este combate, las palabras eran innecesarias.

Hino:—Matar. —gruñó Hino Choko con una voz profunda y cavernosa, como si la misma tierra hablara a través de él.

El aire alrededor de los dos guerreros se volvió denso, cargado con la promesa de violencia. El suelo bajo sus pies crujió, incapaz de soportar la presión de ambos titanes enfrentados. El viento se detuvo por completo, como si el mundo entero estuviera conteniendo la respiración, esperando el estallido inevitable.

Lu Bu giró su alabarda una vez, el sonido del metal cortando el aire resonó como el rugido de un dragón. Sus músculos se tensaron, listo para desatar toda su furia en un instante. El silencio se rompió con un destello de su sonrisa desafiante.

Lu Bu:—Ven, monstruo. —gruñó Lu Bu—. Hagamos que los dioses nos teman.

Hino Choko rugió como una bestia primitiva y cargó hacia adelante, sus cuatro extremidades golpeando el suelo con tal fuerza que la arena entera tembló. Cada paso era un terremoto, cada movimiento era como el avance de una tormenta descontrolada. El aire se llenó de polvo y fragmentos de roca mientras el coloso arremetía contra Lu Bu, la intención de su ataque clara: destruirlo por completo.

Lu Bu, sin retroceder un solo paso, empuñó su alabarda con ambas manos y se lanzó hacia adelante, como un meteoro que busca colisionar con otro. Ambos guerreros se encontraron en el centro de la arena, y el impacto de su choque sacudió el cielo y la tierra.

https://youtu.be/sq55-0HBQ5Y

Hino Choko, rugiendo como una bestia primitiva, lanzó una ráfaga de golpes de palma que resonaron como martillos contra el aire. Sus enormes manos se movían con precisión devastadora, cada golpe creando ondas de choque que hacían crujir las losas del suelo a su paso.

Lu Bu esquivaba con la gracia de un bailarín mortal, girando sobre su eje, desviándose por centímetros de cada embestida, mientras su alabarda trazaba ligeros arcos en el aire en caso de encontrar una apertura. Pero, con cada segundo que pasaba, la velocidad de Hino Choko aumentaba. Sus movimientos, al principio pesados y predecibles, se volvieron más rápidos e impredecibles, forzando a Lu Bu a retroceder.

El general volador apretó los dientes. Por primera vez, sus pies se movían hacia atrás, obligándolo a conceder terreno. Cada golpe que esquivaba rozaba su piel como un viento cortante, y en su mente sabía que un solo impacto sería suficiente para aplastarlo.

¡Esto es Sumo!

Entonces, Hino Choko cambió el ritmo.

Con un rugido profundo, flexionó sus rodillas y dio un salto colosal, destruyendo el suelo bajo sus pies. Fragmentos de piedra volaron por los aires, y el coloso se elevó como un meteoro oscuro hacia los cielos, con la intención de aplastar a su oponente con un solo golpe.

Desde las alturas, Hino descendió en picada, su cuerpo entero envuelto en una aura destructiva. Al caer, giró sobre sí mismo en el aire y lanzó una patada devastadora hacia el suelo, apuntando directamente hacia Lu Bu con la fuerza de una montaña cayendo.

El impacto fue brutal. El suelo se hizo añicos en mil fragmentos bajo la potencia de la patada, generando un cráter masivo que hizo temblar toda la arena. La onda expansiva del impacto arrasó con piedras y polvo, oscureciendo la visión de los espectadores por un momento. Cualquiera hubiera creído que Lu Bu había sido aplastado por el golpe.

Pero, en el último segundo, Lu Bu giró sobre sí mismo con una agilidad imposible, esquivando la patada por los pelos. El viento del ataque rozó su armadura, arrancando pequeños fragmentos de metal, pero su cuerpo quedó intacto.

Con una sonrisa salvaje, Lu Bu aterrizó suavemente unos metros más atrás, sus ojos brillando con emoción pura. Había esquivado la muerte por un suspiro, y eso solo alimentaba su furia y emoción por el combate.

Lu Bu:—Eres rápido, monstruo. Pero no lo suficiente para tocarme. —murmuró Lu Bu, girando su alabarda con un destello de desafío.

¡El sumo de este era muy distinto al moderno!

¡El Sumo se desarrollo a modo de guerra subsidiaria entre los distintos pueblos debido a:

''las Disputas por el agua''

Patadas, Agarres, Estrangulamientos, Mordiscos.

Toda clase de ataques estaban permitidos

pero el resultado del enfrentamiento tan solo se decidía con la muerte

¡El Agua es el origen de la vida!

¡Si la pierdes sufrirás de hambrunas!

¡Si la ganas consigues una buena cosecha!

Un ''Rikishi'' es alguien que arriesga su vida para proteger al pueblo por a si decirlo es una deidad protectora.

Es decir:

Incluso aquí donde combates a vida y muerte

Hino Choko se giró lentamente, su mirada ardiente y feroz. No había frustración en sus ojos, solo un hambre creciente por destruir. El suelo bajo él seguía temblando por la fuerza de su ataque fallido, pero su cuerpo colosal estaba listo para continuar sin mostrar el menor signo de fatiga.

Para Choko no es mas que otro evento normal en su vida

Ambos guerreros se miraron de nuevo, la distancia entre ellos llena de tensión y promesas de más destrucción.

Lu Bu:—Ahora es mi turno... —susurró Lu Bu, flexionando sus piernas para preparar su siguiente movimiento.

Lu Bu respiró profundo, y en ese momento sus músculos comenzaron a hincharse, bombeando sangre a toda velocidad. Cada fibra de su cuerpo estaba al máximo, su corazón latía con la fuerza de un tambor de guerra, y su piel brillaba por la tensión acumulada en sus músculos. Con un rugido poderoso, se lanzó hacia adelante como una ráfaga de viento, la alabarda trazando líneas letales a su alrededor.

Choko se preparó para recibirlo, su cuerpo inmenso inmutable ante el impacto inminente. Pero Lu Bu no desperdició ni un instante: sus golpes fueron rápidos, brutales y precisos, cada uno dirigido con la intención de perforar la piel endurecida de su oponente. Golpe tras golpe, su alabarda y sus puños chocaban contra el cuerpo de Choko en una combinación feroz, tan veloz que apenas se distinguían los movimientos.

Sin embargo, Choko resistía.

Cada impacto que habría hecho temblar a cualquier guerrero apenas hizo mella en el cuerpo del coloso. Hino Choko gruñó como una bestia herida, pero su piel musculosa absorbió cada golpe como si fueran solo ráfagas de viento. Su resistencia era inhumana.

Con un rugido cavernoso, Choko lanzó un puñetazo, buscando aplastar a Lu Bu con la fuerza de un terremoto. Pero Lu Bu era más rápido. Con movimientos fluidos y perfectos, esquivó cada embestida, girando alrededor del gigante como un Tigre acechando a su presa.

Entonces, Hino Choko cambió su estrategia. Con un grito desgarrador, se lanzó de frente hacia Lu Bu, su cuerpo entero como un meteoro dispuesto a aplastar a su oponente de una vez por todas. El suelo temblaba bajo su avance, cada paso era una sentencia de muerte.

¡Esta es la fuerza del cuerpo divino de Hino Choko!

Pero Lu Bu vio su oportunidad. En el último segundo, con la agilidad de un relámpago, Lu Bu giró sobre sí mismo, esquivando el ariete colosal por un pelo. Mientras Choko pasaba junto a él, Lu Bu extendió su mano y, con un movimiento rápido y preciso, arrancó la máscara de Oni del rostro de Choko.

El monstruo quedó expuesto. La máscara voló por el aire, girando como una hoja en el viento, y Hino Choko perdió momentáneamente el equilibrio, cegado por la ausencia repentina de su rostro demoníaco. El coloso se estrelló contra el suelo con un estruendo apocalíptico, rompiendo el piso en mil pedazos, como si la tierra misma hubiera cedido bajo su peso.

El impacto levantó una nube de polvo que cubrió toda la arena, y por un momento, todo quedó en silencio. Los espectadores contuvieron la respiración, preguntándose qué había ocurrido realmente y qué se revelaría tras la máscara.

Lu Bu aterrizó suavemente unos metros más allá, sosteniendo la máscara en su mano, con una sonrisa triunfante en su rostro. El polvo comenzó a asentarse, y todos dirigieron sus miradas hacia el cuerpo inmenso de Hino Choko, quien ahora yacía expuesto y vulnerable por primera vez.

Hino ya no tiene posibilidad de ganar

¿Qué era lo que escondía su máscara? ¿Era la esencia de su poder o un secreto aún más oscuro? Lu Bu se preparó, sabiendo que aún podía quedar lo peor por venir.

Lu Bu miró la máscara de Oni en su mano, sus cejas fruncidas en una mezcla de desconcierto y alerta. Una aguja fina estaba oculta dentro de la máscara, y aunque él no era fácil de desconcertar, este detalle lo puso en guardia. Algo estaba mal, muy mal.

Lu Bu:—¿Qué es esta aguja?

Entonces lo sintió.

Una presencia aún mayor que la anterior lo envolvió, como si el aire se hubiera vuelto insoportablemente denso, aplastándolo desde todas las direcciones. Era una presión abrumadora, incluso más intensa que la que había sentido al inicio del combate.

Un profundo bostezo resonó detrás de él, cargado de pereza y desgano, como si una fuerza primigenia se desperezara tras un largo letargo. Lu Bu se giró rápidamente, su mirada feroz buscando a su oponente, y allí lo vio.

Hino Choko estaba de pie, frotándose los ojos con lentitud, como si apenas estuviera despertando de un sueño. El monstruoso coloso que había visto antes había desaparecido, y en su lugar emergía algo mucho más inquietante.

Lu Bu:—Tu has estado dormido hasta ahora ¿Cierto?

El rostro de Hino Choko se reveló por completo. Era hermoso, pero en una forma inquietante, casi irreal. Su piel pálida y sin imperfecciones contrastaba con los brutales músculos que componían su cuerpo. Su cabello largo y claro caía en cascada por su espalda, moviéndose con suavidad al compás del viento. Sus gruesas cejas bisecadas y sus pestañas voluminosas le daban un aire casi andrógino, mientras que las marcas negras debajo de sus grandes ojos parecían reflejar las sombras de incontables noches sin dormir. Caninos afilados sobresalían ligeramente cuando habló, mostrando que bajo esa belleza había algo animal, algo peligroso.

Pero lo más inquietante eran sus ojos: iris con anillos concéntricos, profundos y fascinantes, como si pudieran atrapar la mirada de quien los viera por demasiado tiempo. Y en el lado izquierdo de su frente, una pequeña protuberancia en forma de cuerno sobresalía, añadiendo un toque demoníaco a su imagen casi divina.

Un pequeño hilo de sangre resbaló por su mejilla, dejando un rastro carmesí en su piel inmaculada. No parecía afectado por ello, como si la herida fuera tan insignificante que no merecía su atención.

Hino Choko levantó lentamente la mirada hacia Lu Bu, y entonces, con la calma serena de alguien que acaba de despertarse de un sueño profundo, sonrió ligeramente.

Dos Dioses se encontraron por casualidad

Choko:—Buenos días. —dijo, su voz suave pero resonante, como un eco de pereza mezclado con poder latente.

Lu Bu permaneció inmóvil por un momento, su respiración pesada, su corazón latiendo a toda velocidad. ¿Había estado soñando todo este tiempo? ¿Era ahora que el verdadero combate iba a comenzar? La presión en el aire se intensificó, haciéndole saber que lo que había enfrentado hasta ahora no era más que un calentamiento. Este era el verdadero Hino Choko.

Lu Bu ajustó su agarre sobre su alabarda, una sonrisa feroz dibujándose en su rostro. El guerrero más temido de China no retrocedería, sin importar cuán monstruoso fuera su oponente. De hecho, esto era lo que había esperado todo el tiempo: un oponente que lo obligara a ir más allá de sus límites.

Lu Bu:—Perfecto. —gruñó Lu Bu, sus ojos brillando con la emoción de la batalla por venir—. Veamos si eres tan fuerte despierto como lo eras dormido.

Hino Choko se estiró perezosamente, los huesos de su cuerpo crujieron como el tronco de un árbol antiguo doblándose.

Choko:—Ah... Espero que puedas mantenerme entretenido. Murmuró, moviendo su cuello de lado a lado, como si la idea del combate le pareciera más un juego que una pelea a muerte. —Llevo haciendo este tipo de cosas desde que era pequeño matar!

El aire a su alrededor vibró, y la tierra crujió bajo sus pies mientras comenzaba a caminar hacia Lu Bu, cada paso cargado con una presión descomunal. El verdadero combate estaba por comenzar, y ambos lo sabían.

Choko:—Ah Cierto Lu Bu ¿Prefieres que te llame por algún nombre en especifico? ¿Esta bien solo Lu Bu o te llamo el dragon furioso?

Lu Bu, con la arrogancia y grandeza que lo caracteriza, plantó su alabarda en el suelo y se irguió con orgullo. Su mirada era fría y feroz, y su cuerpo vibraba de poder, como si cada fibra suya fuera una extensión de la guerra misma.

Lu Bu:—Yo soy Lu Bu. El dios guerrero. —gruñó, su voz resonando por toda la arena como un trueno. No era un hombre, sino una encarnación de la batalla.

Hino Choko, en respuesta, sonrió ligeramente, mostrando sus caninos afilados. Sus iris con anillos concéntricos se estrecharon, y la presión en el aire se volvió insoportable. Con una calma perturbadora, alzó su pierna derecha hacia el cielo con una flexibilidad y control imposibles para alguien de su tamaño. El dios demonio había despertado por completo.

Choko:—Yo soy Hino Choko. El dios demonio. —dijo con voz serena, pero cargada con un poder latente. —Pero no deberías subestimarme Dios Guerrero-San despues de todo yo tambien soy un hombre que fue llamado Dios.

https://youtu.be/MjwttGizNEs

De repente, Choko lanzó su patada hacia adelante, su pierna bajando como el brazo de un verdugo. Sus dedos rozaron la tierra mientras la fuerza de la patada creó una onda cortante de vacío, una hoja invisible de aire comprimido que arrasó todo a su paso mientras el cuerpo de Choko salía disparado hacia atrás como un latigo.

Kamaitachi: Danza de la espada divina

Lu Bu apenas tuvo tiempo de reaccionar. Se lanzó hacia un lado, evitando la trayectoria directa de la onda, pero el filo del vacío alcanzó su pecho, abriendo una herida profunda que dejó su piel destrozada y sangrando. La sangre goteaba, pero el dolor solo alimentó su furia.

Antes de que pudiera recuperarse del todo, Hino Choko se lanzó hacia él, cubriendo la distancia entre ambos en un instante. Cada golpe del dios demonio era como un martillazo, imparable e implacable, empujando a Lu Bu hacia atrás con cada impacto. El suelo se rompía bajo sus pies, y cada golpe resonaba como un trueno en la arena celestial.

Lu Bu retrocedía, su alabarda girando en un intento desesperado por mantener a raya los golpes del coloso. Pero la velocidad y fuerza de Choko eran abrumadoras.

Entonces, algo cambió.

Lu Bu sonrió. El brillo salvaje en sus ojos se intensificó, y en lugar de esquivar, comenzó a responder. Sus puños se tensaron, y con un rugido de furia pura, pasó a la ofensiva. Sus puñetazos fueron como cañonazos, cada uno lanzado con tal fuerza que rompían el aire y partían las losas del suelo en pedazos.

El primer puñetazo chocó contra el hombro de Choko, haciendo que el coloso retrocediera un paso.

El segundo impacto rompió las rocas bajo sus pies, creando una onda de choque que sacudió toda la arena.

Puñetazo tras puñetazo, Lu Bu avanzaba como un huracán, empujando a Choko hacia atrás con la fuerza de su voluntad inquebrantable. El suelo se partía con cada paso que daba, como si el mismo Reino de los Cielos fuera incapaz de contener la furia de los dos guerreros.

Choko, aunque herido, no se detuvo. Sus ojos brillaban con furia demoníaca mientras respondía a cada golpe con un puñetazo propio, creando un intercambio brutal en el que cada impacto parecía destruir el mundo a su alrededor. Ambos guerreros estaban inmersos en un frenesí absoluto, golpeando con todo lo que tenían, sin preocuparse por el daño que sufrían.

Era una batalla donde la técnica había dado paso a la pura fuerza, un choque de titanes donde solo quedaría en pie aquel cuya voluntad fuera inquebrantable.

En medio del intercambio frenético de golpes, Choko dejó de atacar por un instante y, con calma intimidante, adoptó la postura inicial de un "Shiko", la tradicional técnica de sumo. Sus músculos se tensaron como si fueran cuerdas a punto de romperse, y el aire a su alrededor pareció congelarse en anticipación.

Choko:—Hakkeiyo

Esa expresión

haría que todo avanzara de manera fluida y sin detenerse en ningún momento

Cuya belleza se podria comparar con el arte mismo

y Ademas la figura que Choko mostro

Estaba a punto de desatar una intención asesina como:

Para aplastar al mundo entero bajo su pie

Choko:—Hare que este mundo entero sea mío.

Algo menos que eso no sera suficiente

Lu Bu:—Esto es....?

Choko:—Despierta Dios de la tierra.

Lu Bu, aunque siempre listo para adaptarse a cualquier estilo de lucha, notó el cambio demasiado tarde. Con un rugido profundo, Choko levantó su pierna derecha y la alzó hacia el cielo, la sombra de su colosal cuerpo cubriendo la arena. Entonces, de un solo pisotón, golpeó la tierra con una fuerza absurda, como si quisiera partir el Reino de los Cielos en dos.

Espectador:—¿El Suelo se esta agrietando?

¡¡Jibai Arami-Dama!!

''Alma agresiva que se arrastra por la tierra''

El suelo explotó bajo sus pies, generando cráteres masivos y levantando rocas en todas direcciones. La arena se desintegró en pedazos, creando una onda expansiva que sacudió toda la arena. Un muro invisible de presión de aire se extendió desde el punto de impacto, arrasando todo a su paso y envolviendo a Lu Bu en un torbellino de caos.

El dios guerrero intentó mantener su equilibrio, pero la brutal fuerza del pisotón lo desestabilizó. El suelo se rompió bajo sus pies, haciéndolo tambalearse por un segundo. Esa pequeña apertura fue suficiente para Choko.

Con un movimiento fluido, Choko extendió ambos brazos hacia adelante, como un titán que invoca la misma esencia del viento. Los anillos concéntricos de sus ojos brillaron, y con un rugido brutal, lanzó una técnica que funcionaba según el mismo principio que el Kamaitachi, el viento cortante demoníaco.

Choko:—En ese caso que te parece algo como esto?

De sus manos, disparó dos espadas de vacío, invisibles pero letales, cruzándose en el aire en forma de X.

¡¡Kamaitachi: Soujin!!

''Danza de la espada divina: Filos gemelos''

Lu Bu:—''Mas espadas de vacío ademas....''

Lu Bu, aún intentando recuperar el equilibrio, no pudo reaccionar a tiempo. Las hojas invisibles lo atravesaron como relámpagos. Ambas espadas cortaron directamente a través de su cuerpo, dejando una herida profunda y letal que cruzaba su torso en forma de X. La sangre brotó en un torrente, teñiendo el aire de rojo.

Lu Bu:—''Son enormes y rápidas''

El impacto fue tan devastador que Lu Bu salió volando hacia atrás, su cuerpo arrojado como una muñeca de trapo por la inmensa fuerza de las espadas de vacío. El suelo tembló cuando su cuerpo chocó violentamente contra las losas destrozadas de la arena, creando una nube de polvo y escombros a su alrededor.

Lu Bu yacía en el suelo, jadeando, con sangre escurriendo de las heridas profundas en su pecho. Pero incluso en ese estado, su mirada seguía ardiendo con furia y determinación. A pesar del dolor, el dios guerrero no estaba listo para rendirse.

Hino Choko se mantuvo en pie, imponente, su pecho subiendo y bajando lentamente mientras observaba el cuerpo herido de su oponente. No había arrogancia en su expresión, solo la calma letal de alguien que sabe que su enemigo aún no ha caído por completo.

Choko:—No es suficiente para ti, ¿verdad? —murmuró Choko, sus ojos brillando con un oscuro deleite.

Lu Bu se levantó lentamente, escupiendo un poco de sangre, una sonrisa torcida formándose en su rostro.

Lu Bu:—He visto cosas peores, demonio. —gruñó, su voz baja pero llena de desafío.

Lu Bu, con su alabarda en mano, se lanzó hacia adelante con una velocidad aterradora, esquivando cada golpe de Choko por fracciones de segundo. Cada vez que evitaba un ataque, respondía con un corte preciso de su alabarda, dejando profundas heridas en el cuerpo de su oponente. El filo del arma brillaba con la sangre del dios demonio, trazando arcos letales en cada movimiento.

Hino Choko retrocedía lentamente, su piel endurecida cubierta de cortes y laceraciones. Pero a pesar del daño recibido, el demonio no flaqueaba, sus ojos seguían brillando con una furia inquebrantable. Los cortes no eran suficientes para frenarlo. El poder de Choko residía en más que su cuerpo: era su voluntad, inquebrantable como la montaña misma.

Ni si quiera la alabarda de Lu Bu pudo cortar sus huesos

Un super esqueleto único capaz de soportar una fuerza muscular fuera de lo corriente

Con la que puede abrir los cielos y separar la tierra

por ahora llamémosla:

''caparazón demoniaco''

Por ser comparable a un demonio

El es sin lugar a dudas alguien verdaderamente amado por el Dios de la Guerra

Que cuenta tanto con unos músculos comparables a un ''Cañon''

Como un esqueleto comparable al de una ''Armadura''

Para acabar con el hay que apuñarle en un punto vital ya que de lo contrario no hay otra forma de vencer

Al Monstruo que es el dios demonio

Choko sabía que no podía permitirse recibir más heridas sin que el combate tomara un giro peligroso. Su mirada se agudizó, y en un instante adoptó una postura más agresiva. Cada músculo de su cuerpo se tensó como el de una bestia acorralada que se lanza con todo a su presa.

Choko:—Ahora verás, guerrero. —dijo Choko con voz baja, pero cargada de amenaza. —Ah no habia sentido escalofríos como esto ni desde que Nobunaga me apunto con sus rifles. Ni cuando estaba en el medio del campo de batalla Dios guerrero si eres tu ¿harás lo que hace falta para...Satisfacerme?

https://youtu.be/iSf_cs4-E-I

Apoyando su fuerza en sus piernas y brazos, Choko desató una técnica devastadora: el mismo principio que el Kamaitachi, el viento cortante demoníaco. Con una ráfaga de patadas y cortes de brazo, lanzó una lluvia imparable de cuchillas de vacío, invisibles pero letales.

Cada patada lanzada al aire generaba una hoja de viento que atravesaba todo a su paso, mientras sus cortes de brazo enviaban ráfagas cruzadas que colmaban la arena. La salva de cuchillas era un torbellino de destrucción, ineludible y constante.

¡¡Kamaitachi: Ranbu!!

''Danza de la espada divina: Danza caótica''

Lu Bu, aunque rápido y ágil, se vio obligado a retroceder, su alabarda girando frenéticamente para desviar las cuchillas que alcanzaba a percibir. Los vientos invisibles rasgaron su piel y su armadura, dejando pequeños cortes en su cuerpo. Cada impacto, aunque pequeño, era un recordatorio de la ferocidad inagotable de su enemigo.

El suelo bajo Lu Bu crujía mientras cada paso hacia atrás rompía las losas de la arena, pero sus ojos seguían brillando con determinación absoluta. El retroceso no era una retirada, sino un movimiento estratégico, esperando la apertura perfecta para devolver el golpe.

Ambos guerreros jadeaban, el sudor y la sangre cubrían sus cuerpos, pero ninguno estaba dispuesto a ceder. La presión en la arena era sofocante, como si la misma atmósfera se hubiera vuelto un campo de batalla.

Lu Bu levantó su alabarda una vez más, una sonrisa salvaje dibujándose en su rostro. Choko, con sus anillos concéntricos girando en sus ojos, preparó su siguiente movimiento, sabiendo que no habría segundas oportunidades.

Lu Bu:—Solo uno quedará en pie. —dijo Lu Bu, apretando los dientes, su voz cargada de furia.

Choko:—Que así sea. —respondió Choko con una sonrisa feroz, listo para el siguiente intercambio mortal.

Los ojos de Hino Choko brillaron con una intensidad deslumbrante. Sus iris se transformaron, tomando la forma de un sol de cuatro lados plateado, irradiando un aura que hacía temblar la arena y el cielo por igual. El aire vibraba a su alrededor, y cada fibra de su cuerpo emitía la intención de destruir por completo a su enemigo.

Choko:—Ya entendí si lo que buscas es un oponente mas fuerte te mostrare que incluso puedo volar mas alto

¡¡Mas fuerte!!

¡¡Mas Rapido!!

.

.

.

¡¡Tenkaku: no-mon: Puerta del despertar celestial!!

Con un rugido profundo, Choko salió disparado hacia adelante como un meteoro. Su primer puñetazo con la derecha impactó con tal fuerza que el suelo bajo sus pies tembló violentamente, como si un terremoto hubiera sacudido el Reino de los Cielos.

Lu Bu apenas logró levantar su alabarda para desviar el golpe, pero la onda de choque lo empujó hacia atrás, dejándolo tambaleante por un instante. Ese breve momento fue suficiente.

Hino Choko lanzó una ráfaga de puñetazos con una velocidad y fuerza sobrenatural, cada golpe cayendo como un meteorito. El sonido de los impactos resonó como martillos golpeando el metal caliente en una fragua, y el aire se llenó de polvo y fragmentos de roca. Lu Bu intentó esquivar y bloquear, pero la velocidad de los ataques lo obligó a retroceder, cada impacto acercándolo más al abismo de la derrota.

Entonces, Choko levantó su mano izquierda, y con un grito feroz, lanzó un poderoso golpe de palma abierta.

El aire se comprimió de inmediato, generando una explosión sónica tan devastadora que partió el suelo en múltiples direcciones. La onda expansiva barrió con todo a su paso, sacudiendo la arena y haciendo eco en los cielos como el trueno de una tormenta ancestral.

Velocidad, Poder, Sonido y destrucción

Lu Bu, aún resistiendo, levantó su alabarda, pero Choko no había terminado. Giro sobre sí mismo, y con una precisión brutal, lanzó una patada circular con su pierna derecha, que aplastó directamente a su oponente. El suelo bajo Lu Bu se derrumbó, y la tierra explotó en mil pedazos por la fuerza del impacto. El polvo y los escombros volaron en todas direcciones, oscureciendo la arena por completo.

Explosión Divina: Asalto del Sol Plateado

''Cataclismo de las Cuatro Fuerzas''

Cuando la nube de polvo finalmente se disipó, Lu Bu yacía en el suelo, inmóvil y cubierto de sangre. Su alabarda descansaba a su lado, su cuerpo lleno de heridas profundas. El suelo a su alrededor estaba destrozado, y todo indicaba que la batalla había terminado.

Hino Choko se quedó de pie, su cuerpo aún vibrando con la energía de su ataque final. El viento soplaba suavemente, llevándose consigo el polvo y los fragmentos del suelo destruido. Su mirada seguía fija en el cuerpo de Lu Bu, esperando cualquier señal de movimiento.

Choko:—¿Es todo? —preguntó Choko en voz baja, su expresión mezclando calma y desilusión, como si esperara que el dios guerrero se levantara una vez más.

El silencio reinó por un instante eterno. Todo parecía indicar que Lu Bu había sido derrotado. Pero una figura como Lu Bu no caería sin dar su último aliento. ¿Era esta realmente la última palabra del guerrero más fuerte?

Lu Bu, tendido en el suelo, sintió cómo la vida comenzaba a abandonarlo. Su cuerpo estaba herido, su sangre empapaba la tierra destrozada a su alrededor. Pero entonces, una voz rompió el silencio: el sonido de su ejército en las gradas, aquellos que siempre lo habían seguido en la gloria y la guerra. Los gritos resonaron en toda la arena, como un coro salvaje.

Soldados:—¡LU BU! ¡LU BU! —clamaban, levantando los puños al cielo, gritando su nombre y el de su señor. El eco de esas voces reavivó la llama en su corazón.

De repente, un relincho agudo atravesó el aire como una trompeta de guerra. Desde la entrada de la arena, Red Hare. Liebre roja su corcel incomparable galopó a toda velocidad, saltando sobre los escombros y el caos del combate para llegar al lado de su amo. El caballo lamió el rostro de Lu Bu, su cálido aliento devolviéndole la energía que creía perdida.

Cheng gong:—Quien demonios se va a rendir aquí?. —Nuestro lord no tiene igual bajo los cielos.

Lu Bu entreabrió los ojos, y una sonrisa feroz se dibujó en su rostro ensangrentado. Tomó el costado de Red Hare y, con esfuerzo titánico, se puso de pie. Su cuerpo temblaba, pero su espíritu era inquebrantable. Montó sobre el lomo del legendario corcel, aferrando con fuerza su alabarda, la Sky Piercer, lista para desatar su poder definitivo.

''La espalda de Red Hare: Es la mas apropiada para Lu Bu''

Nota: PONGANLE CONDON BANDA PORQUE SE VIENE.

Hino Choko lo miraba, sorprendido por la determinación del guerrero. Pero Lu Bu no dejó espacio para dudas ni preguntas. La batalla aún no había terminado.

Lu Bu:—¡Esta vez no fallaré! —rugió Lu Bu, su voz resonando como un trueno. —''Red Hare te lo pido en este momento ¿Me confiarías tu vida?

Red Hare galopó hacia adelante, su galope sacudiendo la tierra con cada paso. El viento rugía, y la misma arena parecía temblar bajo la furia del guerrero que avanzaba montado.

Con un grito salvaje, Lu Bu levantó el Sky Piercer con una sola mano, sujetando el extremo del arma. Giró la alabarda sobre su cabeza, acumulando toda su fuerza en un giro centrífugo devastador. El aire se arremolinó alrededor del filo, cargándose con la energía del último aliento del guerrero.

Cheng Gong: —Oh mi lord finalmente va a usar a agarrado el extremo de su lanza ¡¡Aqui viene!!

Lu Bu Instintivamente sabia

Que el siguiente golpe

¡¡Seria el mas fuerte en su vida!!

y en efecto

El poder del golpe era inconmensurable, combinando la fuerza sobrehumana de Lu Bu, el impulso imparable de Red Hare, y la energía giratoria de la Sky Piercer. Un aura dorada rodeaba el arma, como si los mismos dioses temieran el impacto que estaba por desatarse.

Lu Bu:—¡Este es el fin! —rugió Lu Bu, lanzando un golpe descendente con todo su ser.

La Sky Piercer descendió como un cometa, trazando una línea brillante en el aire. El impacto fue absolutamente apocalíptico.

El cielo se partió en dos, una grieta celestial rasgando las nubes, como si la misma realidad hubiera sido cortada por la furia de Lu Bu. La tierra bajo sus pies se rompió, y una onda de choque arrasó la arena, empujando los escombros y el polvo en todas direcciones.

¡¡¡Sky Eater: El Devorador de Cielos!!!

Hino Choko intentó resistir, pero el poder del golpe lo superó. El viento lo arrastró hacia atrás, y el impacto final lo arrojó al suelo con una fuerza tan descomunal que la tierra misma tembló.

Lu Bu permaneció sobre Red Hare, su alabarda aún brillando con la energía del golpe definitivo. El viento a su alrededor se calmó lentamente, y la arena quedó en completo silencio. Hino Choko yacía en el suelo, inmóvil, el poder del dios demonio finalmente domado.

Lu Bu respiraba pesadamente, pero una sonrisa de satisfacción cruzó su rostro ensangrentado. Había ganado.

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El cielo aún permanecía partido, con una grieta brillante que cortaba las nubes como un testimonio del impacto final de Lu Bu. Hino Choko yacía en el suelo, su cuerpo inmenso yacía inmóvil, derrotado al fin por el guerrero invencible. La tierra alrededor de ambos estaba destrozada, un campo de ruinas y polvo flotante que parecía el escenario de una batalla entre dioses.

Lu Bu permanecía erguido sobre Red Hare, su respiración pesada y profunda. Su alabarda, la Sky Piercer, empezaba a desmoronarse en sus manos, convirtiéndose en polvo que se dispersaba en el viento. El último ataque había sido más que un simple golpe: era un juramento, una declaración, la culminación del poder de un guerrero que no conocía límites.

Con su último aliento, Lu Bu miró hacia el cielo. Una sonrisa salvaje y tranquila cruzó su rostro ensangrentado, sabiendo que había dado todo de sí, que había vencido al oponente más poderoso que jamás había enfrentado.

Red Hare, inquieto, bajó la cabeza y lamió el rostro de su amo, pero Lu Bu ya no tenía fuerzas. Escupió sangre una última vez, sintiendo cómo la oscuridad lo envolvía lentamente. Su cuerpo comenzó a ceder, agotado por la batalla. Pero en su mente no había arrepentimiento.

Lu Bu:—Esto fue... perfecto... —murmuró con una sonrisa antes de perder la conciencia. —''Di todo lo que tenia Esto..........Esto que siento es a lo que llaman la ''verdadera felicidad'' ¿eh?

Lu Bu cayó del lomo de Red Hare, su cuerpo desplomándose pesadamente sobre la tierra rota. El guerrero más fuerte yacía en paz, su sonrisa aún dibujada en su rostro. No importaba si despertaría o no: había vivido y luchado como deseaba, sin contenerse jamás.

La arena quedó en un silencio absoluto. No había vencedores, ni vencidos, solo el eco de una batalla épica que quedaría grabada para siempre en la memoria de quienes la presenciaron. El viento sopló suavemente, llevando consigo los últimos restos de polvo y escombros.

Red Hare, fiel como siempre, permaneció junto al cuerpo de su amo, respirando tranquilamente, esperando pacientemente a que Lu Bu se levantara otra vez... o simplemente vigilando su descanso eterno.

Y así, dos dioses caen al final de una batalla sin igual, ambos empujando sus cuerpos y espíritus más allá de cualquier límite. La historia recordaría a Lu Bu no solo como el guerrero más temido, sino como aquel que, incluso en la derrota del cuerpo, nunca dejó de sonreír.

Esta pelea termino en un empate

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Fin que les parecio?

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