Batalla de Estambul
7 de Diciembre, 1939
La ciudad sobre el Bósforo, uno de los sitios más disputados a lo largo de la historia humana, durante años habían ocurrido invasiones a la ciudad de parte de todos los países que le rodeaban, mongoles, otomanos e innumerables países de la antigüedad, en la actualidad Estambul estaba siendo atacará desde el norte.
Los soldados griegos estaban comenzando a recibir refuerzos del bando griego, había muchas personas que estaban siendo evacuadas por el Bósforo, mientras que más soldados eran llevados al frente de batalla, los aviones eran poco prácticos más allá del bombardeo y no planeaban perder aparatos en intentar frenar un avance que llegaría a Estambul les gustará o no.
Eran las tres de la mañana cuando comenzó la guerra, los guardias estaban vigilando las orillas de la ciudad, sabian que los dioses griegos llegarían allí, la ciudad aun no había sido evacuada del todo y no existían suficientes barcos para cruzar el estrecho con la suficiente velocidad, sabian que sin importar los esfuerzos habría civiles en la ciudad durante la batalla.
Había una calma casi insoportable, esperando a ver como los enemigos se acercarían, los turcos ya habrían luchado contra dioses antes, pero esta vez estarían luchando por proteger su hogar y tener una amenaza que podría atacar el corazón de su nacion.
De manera repentina lo vieron, el cielo se lleno de luces rojas, carruajes de fuego con hombres con armaduras griegas de la época helénica llegaron desde el horizonte, las armas anti aéreas dispararon al cielo, llenándolo de fuego, pero no lograban derribar ninguno de los carros voladores.
Los arqueros que estaban en los carros tensaron las cuerdas de sus armas y dispararon contra la ciudad, cuando impactaban se creaban explosiones de gran magnitud, eran flechas incendiarias, lo mas perjudicial era que la ciudad tenia muchas estructuras de madera y estas fueron las primeras en ser consumidas.
La gente corría con desesperación a los puertos, pero el bombardeo de alfombra estaba cubriendo todo, la ciudad estaba quemándose y la gente gritaba con desesperación mientras veía las casas arder con la gente dentro, muchos enloquecieron viendo como el fuego lo consumía todo.
El calor aumento creando una tormenta de fuego, el fuego atraía aire para alimentarse, muchos vieron como sus seres queridos eran tragados por los incendios y en algunas ocasiones el asfalto se derretía y atrapaba a la gente en una agonizante muerte.
Los barcos de evacuación también fueron atacados, cientos de civiles perecieron ahogados en las aguas del Bósforo, pero de manera repentina ocurrió un hecho extraño, las aguas se arremolinaron y tragaron a la gente, era una masacre de civiles y soldados, nadie estaba a salvo.
Mientras tanto los dioses griegos observaban desde lejos la matanza, Zeus estaba sentado en un trono mientras bebía la ambrosia en una copa de oro, a su lado se encontraba su hermano Poseidón y su hijo Ares disfrutaban del espectáculo, las dos deidades habían sido los principales partidarios de atacar a la humanidad, aunque había mas dioses interesados en acabar con la humanidad, ellos eran los que decidieron tomar la iniciativa.
Zeus: esos insectos nunca terminaran de comprender su lugar —Su mano apretó su copa sin calcular la fuerza, derramando el precioso liquido, arrojo la copa a un lado y su rostro se torció en una mueca— ¡Donde están esos miserables humanos que se hacen llamar Armagedón!
Ares: por lo visto temen a la muerte, dudo que se atrevan a atacar a dioses de verdad —Su expresión arrogante parecía satisfecha, al parecer había estimado bien la capacidad de combate de sus enemigos— no creo que vengan, tienes de tu lado a los dioses del océano y al dios de la guerra ¡Quien se atrevería a atacarnos!
Sin una sola palabra mas se quedo sentado en su trono, observando como los soldados turcos trataban de repeler el ataque de saturación, no quedaría nada de la ciudad tras aquel ataque, aunque noto que tenían algunas bajas debido al ataque de magos y cañones de alto calibre.
Tras dos horas de combate al fin se retiraron los carros griegos, dejando tras de si un gran incendio que seria imposible de controlar, esperaron entonces el amanecer, si Armagedón no aparecía para dicha hora entonces barrerían con todo Estambul y no dejarían un solo sobreviviente.
En la ciudad los humanos trataban de preparar su ultima y desesperada defensa de la ciudad, la ciudad estaba siendo consumida por fuego, mientras que los soldados levantaban barricadas calle por calle, cavaban zanjas y trincheras, las armas estaban siendo preparadas, cualquiera que pudiera usar una pistola seria reclutado.
La ciudad estaba sola frente a un enemigo nunca antes visto, las mujeres y niños tenían cualquier arma que sobreviviera al bombardeo nocturno, se repartieron granadas entre los heridos y los que no podían caminar, ahora solamente quedaba luchar hasta el ultimo aliento.
No era necesario matar a los civiles en retirada y lo hicieron de manera indiscriminada, por lo que les quedo claro que eso no era una batalla que pudieran ganar, pero aunque rindieran la ciudad se enfrentaban a un enemigo que planeaba exterminarlos de la fas de la tierra, por lo que era preferible morir luchando.
Mientras el general turco se preparaba para la llegada del enemigo escucho noticias poco convencionales, un grupo de al menos 500 efectivos había llegado a la ciudad desde el norte, de alguna manera habían librado el bloqueo que tenia la ciudad y ahora estaban en las puertas de la ciudad.
Cuando el general pregunto por quienes eran se llevo una gran sorpresa, los responsables de aquel alboroto eran 500 hombres y mujeres con ropas verdes, pero sobre ellas usaban una armadura plateada semejante a la usada en el 1500 por los tercios y los conquistadores de América, pero algunos usaban armaduras de la época de la Orden de los Templarios.
María: mi nombre es María Guadalupe Salazar, soy la encargada de este contingente —La mujer se presento ante el hombre a cargo, un general llamado Kadir Tekin, quien se mostro desconcertado al ver a la mujer con la armadura de hierro y una espada en la cintura— estamos aquí para prestar nuestro servicio para proteger a la gente de los dioses paganos
Kadir: esto es muy poco convencional, en realidad esperaba refuerzos de Alemania o Bulgaria —La mujer se rio un poco mientras hacia una seña a sus hombres para que se dispersaran por la ciudad para comenzar la planificación de su propia defensa—
María: somos los refuerzos, somos el clan que caza dioses paganos y los envía de vuelta al infierno —La mujer sonrió con suficiente mientras su mano se posaba sobre su cintura y sentía el aire enfriarse— prepare a sus hombres, vamos a matar algunos paganos
La tía de Luis se fue del lugar, dejando al general sin palabras ante ese peculiar refuerzo, pero ya solamente quedaba esperar lo mejor, el clan Salazar entonces comenzó sus rituales antes de la batalla, como era de esperar hicieron una misa, los hombres bendijeron las armas que tenían y la de los soldados que se acercaron para que sus armas recibieran el agua bendita.
La mujer junto a otros tallaron palabras en latín en las paredes de algunos edificios y comenzaron a decir palabras en el idioma antiguo, mientras que los soldados se preparaban para la batalla, tardaron cuatro horas pero lograron asegurar una zona de la ciudad para crear una plaza fuerte.
Los pocos cristianos que había en la ciudad se reunieron con los Salazar y se arrodillaron frente para decir las que pensaban serian sus ultimas plegarias, pero lo extraño es que ante la muerte todos los cultos olvidaron sus diferencias, musulmanes y judíos rezaban junto a los cristianos, cada uno según su credo, pero pidiendo lo mismo, sobrevivir a esa noche.
Kadir: me sorprende el efecto que tuvo su llegada —Fue lo único que dijo mientras veía a todos rezar en las calles y los fuertes, no quedaba casi nada de tiempo y estaba seguro que al amanecer habría una masacre—
María: mi clan cree solamente en dios, pero la humanidad no comprende su mayor poder, el poder que tiene para lastimar a los sobrenaturales —Se arrodillo frente a un balcón y sostuvo su espada bastaba frente a ella como una cruz— nosotros tenemos nuestra fé, el arma para alimentar a nuestro dios o para herir a los paganos
El hombre no comprendía de que hablaba, hasta que vio como a medida que hablaba para si misma, vio un aura blanca rodearla e iluminar la oscuridad de la oficina, miro por la ventana y logro ver que todas las personas que estaban cerca de los Salazar eran iluminadas con esa particular aura blanca.
María: aunque este en el valle de sombrada muerte no temeré, pues tu estarás conmigo... danos poder para soportar este día —A las 6:30 en punto comenzó el ataque griego a Estambul, María detuvo su plegaria y envaino su arma— ¡Este día cualquier pagano que amenace a la humanidad perecerá por nuestra espada!
Los hombres y mujeres corrieron a las fortificaciones, escuchando como los dioses griegos bombardeaban la ciudad, destrozaban cada edificio que había en su camino, los soldados a pie avanzaron por las calles registrando casa por casa, quemando todo para dejar tras de si solamente muerte.
Los carros de batalla griegos entonces se acercaron a la primera linea defensiva humana, disparando flechas explosivas contra los edificios, pero al impactar se dieron cuenta que no explotaban, solamente causaban daño como cualquier proyectil de un arma de fuego.
Entonces una ametralladora comenzó a disparar, mataba a los corceles y derribaba a los jinetes, los soldados del clan Salazar se levantaron frente a la fortificación y levantaron un circulo de picas que estaba en el camino de los dioses griegos, quienes seguían atacando.
Esperaban que los caballos destrozaran las armas humanas, pero se equivocaron y se dieron cuenta demasiado tarde, las picas atravesaban a los caballos y los soldados Salazar disparaban armas contra los jinetes, comenzando una masacre contra los invasores y todo aquel que quisiera atacar la ciudad.
Pero no solamente el clan Salazar tenia la capacidad para herir a esos dioses menores, los humanos que estuvieron durante los eventos de la madrugara vieron como sus rifles podían atravesar a los jinetes y conductores de carro de batalla, la sangre dorada de los dioses olímpicos fue la primera en manchar el piso de aquel día.
La batalla comenzó al amanecer y se prolongo hasta casi las once de la mañana, dejando ver a los dioses olímpicos como sus fuerzas eran frenadas por los humanos de la ciudad, Zeus estaba furioso ante ese panorama, se levanto de su trono y el cielo se lleno de rayos, cayendo sobre la tierra.
Planeaba bombardear la ciudad con sus rayos pero se dio cuenta que las nubes de tormenta lo lograban cubrir la ciudad del todo, había edificios protegidos donde su poder se vio disminuido, cosa que le parecía desconcertante.
Zeus: ¡Malditos humanos! —Su ira desbordaba mientras la ciudad se estremecía, Poseidón permaneció indiferente, dado que en realidad no esperaba nada, solamente esperaba la orden de su hermano para entrar en el campo de batalla—
Ares: no te preocupes Padre, yo me encargare de ellos —Se levanto de su trono y tomo una gran lanza que quizás media cuatro metros, tal vez mas, con una afilada punta dorada— esos humanos lamentaran el día en que se atrevieron a atacar a los dioses
Con esas palabras el dios de la guerra subió a su carro personal y avanzo al campo de batalla, mientras Zeus apretaba los reposabrazos con tanta fuerza que los hizo pedazos, no toleraría mas fracasos y humillaciones, borraría esa ciudad del mapa y al final nadie quedaría para recordarlos.
Ares era una deidad que media al menos dos metros, su piel era roja y su largo cabello era negro, vestía una armadura de hoplita color negra, sobre la que portaba una piel de animales como carneros y leones, su carruaje desprendía fuego y era tirado por caballos de gran tamaño.
El orgulloso olímpico ataco la ciudad, con su lanza atravesó a varios soldados humanos que estaban en su camino, logro abrir una brecha en la linea defensiva y con pura fuerza física tomo por asalto una de las fortificaciones de los Salazar, ellos atacaron con todo lo que tenían, pero Ares seguia siendo un dios.
Ares: ustedes se atreven a atacar a los dioses, no se como planeaban sobrevivir —El hombre al que sujetaba tomo su rosario como una nudillera y golpeo la cara de la deidad, quien grito de dolor al sentir que se quemaba su carne, arrojo al humano a un muro y toco su rostro—
???: ja, no es necesario sobrevivir, solo vivir los suficiente para matarlos y que no amenacen a la humanidad ¡Deus Vult!—Mostro una cuerda y tiro de ella, al hacerlo una gran carga de explosivos detono y destruyo la habitación por completo—
La deidad grito y fue proyectado fuera de la habitación, se levanto de donde estaba, tomo su lanza y miro a su alrededor, planeaba seguir luchando cuando una espada paso demasiado cerca de su cabeza, la esquivo y contraataco con el asta de la lanza, pero la mujer logro esquivar el ataque.
María: eres rapido, pero aun no lo suficiente —De nuevo ataco con su arma, creando un gran corte en el pectoral de la armadura, para despues patear el pecho de Ares y obligarlo a alejarse de los soldados de las ametralladoras— ¡Deus Vult!
A una distancia tan corta la espada lograba crear heridas en el cuerpo de la deidad griega, pero dada su fuerza superior lograba darle problemas, la lanza siempre estaba a centímetros de herir a María, pero la mujer lograba evitar el contacto con la mortal arma, ella atacaba principalmente las piernas, logrando cortar los muslos.
La batalla entre los dos era rapida, la espada siempre estaba cerca de cercenar su cabeza o de herir de gravedad su cuerpo, mientras que la lanza buscaba empalar a la mujer, quien tenia la agilidad suficiente para mantenerse en pie, mientras al fondo escuchaban los disparos de las ametralladoras y las explosiones.
El frente de batalla estaba cediendo ante los olímpicos, quienes estaban atacando sin piedad a los humanos, las primeras dos líneas de defensa colapsaron tras algunas horas, estaban obligando a todos a ir al mar, donde no había esperanza de poder escapar, dado que seguramente el mar se encresparía y los ahogaría.
Los aviones llegaron desde Turquía, logrando mermar un poco el avance de los griegos, pero no lograban hacer el suficiente daño antes de ser derribado, los magos lograron hacer la diferencia, frenando a las tropas olímpicas un poco antes de su llegada a Santa Sofia, donde los Salazar estaban atrincherados y luchaban de manera encarnizada.
La sangre dorada manchaba el suelo, se escuchaban gritos en todos los idiomas posibles de la region, no solamente escuchaban disparos, explosiones, el sonido de la carne apuñalada, era una matanza unilateral en la que nadie estaría a salvo, solamente quedaba luchar hasta el amargo final.
Los tanques que tenían dispararon desde la catedral, los ventanales se rompieron y había incendios en todas partes, había una combinación extraña de eventos, dado que las armas estaban siendo bendecidas por diferentes religiones y siendo llevadas al frente de batalla por niños que podían correr entre los escombros con facilidad.
???. ¡Estamos rodeados! —Un soldado alemán disparo su rifle, mientras se retiraba a una posición mejor defendible, dejando tras de si una granada que explotaría apenas alguien moviera el hilo atado al seguro—
???2 ¡Que importa! ¡Espero desayunaran bien! ¡Porque cenaremos hasta nuestra llegada al paraíso! —Un soldado Salazar apuñalo por ultima vez a su objetivo y corrió a otra barricada, donde pateo la cabeza de un soldado griego que intentaba apuñalar a un oficial búlgaro— ¡Aprovechen hasta la ultima bala!
El fragor de la batalla era tal que sin importar donde se estuviera escucharían a la guerra cernirse sobre ellos, mientras tanto María seguía luchando contra Ares, la deidad la hirió en un costado y le quito el casco, pero ella seguía luchando con un frenesí asesino que la hacia invulnerable al dolor.
Ares: ¡Los humanos no saben su lugar! ¡Te mandare al tártaro para que sepas donde pertenecen! —Su lanza atravesó el hombro de la mujer hasta que ella estaba casi en la empuñadura— siempre serás inferior a mi
María: ¡Muere! —En un descuido de su oponente le corto el tendón de Aquiles y lo obligo a arrodillarse, ella corto el asta y despues los brazos de Ares, quien grito de dolor, solo para que la espada atravesara su boca y saliera del otro lado— ¡Nadie nos dominara mas que el señor a quien escojamos servir! ¡Esa es mi misión!
Saco su espada y con ella corto la cabeza de la deidad, la sangre dorada le mancho la cara, pero eso no le importo, camino de regreso a la zona donde había soldados, matando a cualquiera que estuviera en su camino, se recargo en una pared y tomo un cigarrillo, fumando un par de veces.
???: ¡No quiero morir! —Un soldado joven estaba cubierto tras unos escombros, mientras María reía un poco, se levanto para ir a donde estaba y se sentó a su lado—
María: dame esa pistola, corre hasta la linea de defensa y diles que deben bombardear este lugar —El muchacho no sabia que hacer hasta que una bofetada le hizo sangrar la boca y ella lo tenia del cuello del abrigo— ¡Que no hablas español!
El muchacho corrió a la zona donde estaba la artillería, mientras la guerrera se quedaba atrás, disparando contra cualquiera que intentara alcanzarlo, pero en ese momento el muchacho murio al ser alcanzado por un rayo que lo mato al instante, mientras que ella vio como una gran mano la tomaba de la mano.
Zeus: maldita humana, mataste a Ares ¿Te parece adecuado que un dios muera por un humano? —Ella intento tomar su espada pero la deidad del rayo la tomo del brazo y lo fracturo con un ligero apretón— si te arrodillas ante mi y me adoras te perdonare la vida
En el cuelo se vio como se abría un portal y de este salían varios jinetes de pegases, todos disparaban a tierra y usaban espadas para atacar a los aviones y magos, la ciudad pronto ardería, nadie podría detenerlos esta vez y se deleitarían con la sangre de esos humanos que los desafiaron.
María: vete al infierno, solamente somos libres los que no tenemos miedo y hacer lo que me pides es decir que me aterras —Estaba por tomar la cuerda del explosivo que cargaba cuando la mano la soltó, esperaba caer al suelo, pero un brazo la sujeto para que no pudiera golpear el piso— ¿Que?
Luis: no tendrás dioses ajenos delante de mi, porque soy tu dios fuerte y celoso —Luis había llegado al lugar y lanzo a Zeus varios metros por el suelo, su mano envuelta en un rosario, mientras que en su espalda estaba la alabarda de su clan— vivimos y morimos sirviendo a un solo señor ¡Nunca lo cambiaríamos por una patética basura como tu!
Xenovia: escuchamos que alguien queria conocer la fuerza de Armagedón, ya estamos aquí —La mujer de cabello azul tenia una armadura semejante a la de María, al igual que Luis, el cielo entonces se despejo y el sol brillo con intensidad—
Zeus se estaba recuperando del golpe cuando vio que en la lejanía un ar de destellos blancos y amarillo avanzaban como proyectiles contra sus jinetes, pudo escuchar disparos y se dio cuenta que los refuerzos del Eje acababan de llegar, pero lo mas importante es que un gran circulo mágico se creo en el cielo y despues se volvió invisible.
Desde la lejanía se veía a la Facción de los Héroes llegar a escena acompañados de un ejercito de Golems que había creado Leonardo con su Sacred Gear, los dioses griegos entonces se dieron cuenta que fueron rodeados, por el norte eran atacados por Armagedón, mientras que al oeste llegaba la noticia de que una gran fuerza de combate del Eje acababa de tomarlos por asalto.
Walfrid: espero estés listo para lo que viene Zeus, la humanidad siempre esta feliz luchando contra si misma, pero cuando aparece gente como ustedes enfoca toda nuestra ira y odio contra nuestros enemigos —Trato de recordar una frase que había leído y entonces una sonrisa burlona apareció en su rostro— prueben del caldero de nuestra ira
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