Batalla de dioses
11:30 A.M.
En el puerto de Estambul el mar estaba encrespado, las olas golpeaban tierra, destruyendo cualquier cosa hecha por el hombre, el cielo estaba nublado, como si la esperanza desapareciera de la tierra y dejara atrás una tormenta de desesperación que amenazaba con destruir la ciudad, sumergiéndose todo en las profundidades del mar.
Entre la oscuridad los Salazar intentaron hacer frente al dios de los mares, pero con solo acercarse el agua los ahogaba, ya habían perdido a veinte personas del clan en sus intenta por herir a Poseidón, pero no había nadie capas de acercarse.
Poseidón: la basura siempre será basura, podrán hablar salvado del fuego, pero ahora es turno de que la tierra sea limpiada con agua —El mar se movía de manera brava, borrando gigantescos muros de destrucción acuáticos—
Sus sirvientes corrieron a la playa, saliendo del mar para capturar la ciudad, pero cuando estaban por entrar a la zona de edificios varios de ellos fueron acribillados por ametralladoras, el clan Salazar no permitiría que pudieran acercarse a la ciudad, pero Poseidón ataco con el agua del mar.
Los soldados de Poseidón eran humanoides semejantes a peces, tenían una capacidad física inmensa y aunque podrían perder la vida luchando contra un humano, uno de ellos era el equivalente a cuatro humanos en el aspecto físico, pero eso ya no importaría dentro de poco.
Una gran ola se levanto, era tan grande que parecía que tragaría toda la ciudad, avanzo por el Bósforo, los humanos corrieron lejos, mientras Poseidón permanecía impasible a la espera de que la ola destruyera la ciudad, estaba por beber ambrosia cuando observo como la ola era detenida y desaparecía.
Sus ojos por primera vez analizaron el terreno de manera atenta, encontrándose con la figura de un hombre que estaba de pie en un muelle, su cabello blanco se movía con el viento y su sonrisa arrogante parecía no borrarse, tenia un escudo en una mano y en la otra una especie de macana con filos de vidrio negro.
Ignacio: siempre deteste el mar, demasiado pegajoso —La reencarnación del dios de la guerra observo en la lejanía a Poseidón, quien estaba sobre un islote en medio del Bósforo— ¡Pececito! ¡Ven aquí y pelea! ¡No me gustaría tener que ir hasta allá y mojar mis sandalias nuevas!
Poseidón: escuche que eres la reencarnación de un dios, podría decir que tu poder es semejante, pero dudo que se compare —Sujeto su tridente con fuerza y entonces el mar se abrió, dejando un pasaje de tierra entre Ignacio y Poseidón— eres un traidor al concepto de dios y me encargare de borrarte
La profundidad máxima de ese pasaje era de 36 metros, era evidente que se trataba de una trampa, lo mas prudente seria tomar otro camino y hacerlo abandonar el mar, la opción aceptable era correr a máxima velocidad y atacar a toda velocidad, pero el dios del sol era orgulloso y no toleraba que lo insultaran.
Salto a tierra y camino entre el pasaje con toda la tranquilidad del mundo, los soldados peces le dispararon desde las orillas, una gran cantidad de energia lleno el pasillo, chorros de agua golpearon al humano con tanta fuerza que podrían cortar acero, pero notaron que Ignacio no dejaba de caminar.
Camino por casi dos kilómetros hasta el islote, donde Poseidón lo esperaba de pie con una expresión indiferente, esperaba que el humano estuviera hecho pedazos cuando llegara a él, pero cuando llego lo encontró en una sola pieza, su ropa se había rasgado y exponía su torso, sus pantalones tenían daños pero noto que sus sandalias estaban secas.
Ignacio: creí decirte que no queria mojar mis sandalias, bueno, no importa —Su cuerpo evaporo el agua y despues se sacudió la sal, Poseidón cambio su expresión a una mas molesta— ¿Te quedaras allí parado todo el día o vas a pelear? escuche de la grandeza de Poseidón, pero esto no es muy impresionante
La vision era impresionante, Poseidón media 1.88 metros, su cuerpo era imponente y resaltaba con su armadura dorada, mientras que Ignacio se notaba mas pequeño, pero levanto la barbilla con arrogancia para ver los ojos de su oponente, quien no se notaba interesado a regresar el contacto visual.
Poseidón: no seas tan arrogante —Levanto su puño y le dio el primer golpe, logrando hacer que su boca sangrara, pero continuo atacando cuando la empuñadura de su arma golpeo el abdomen de su oponente— ¿Sangre roja? patético
Ignacio: mi sangre es roja, carezco de la posibilidad de una larga vida, vivo entre los humanos ¿Pero realmente importa? —En un movimiento rapido le dio un puñetazo en la nariz a Poseidón, quien retrocedió varios pasos y sujeto su nariz rota— sigo siendo el dios del sol y la guerra, no importa el color de la sangre, solamente importa donde la derramas y tu causa
El juego termino, Poseidón ataco de frente al humano, lanzando varias estocadas, pero eran detenidas por el escudo de Ignacio, el mar entonces comenzó a atacar, chorros de agua salían del agua y pasaban cerca del humano, que estaba comenzando a retroceder, parecía que bailaba en aquel reducido espacio, evitando los ataques.
Mientras el mar se encrespaba Luis estaba luchando contra Zeus, cada ataque que lanzaba era un terremoto que devastaba el campo de batalla, donde la tierra se abría y tragaba todo a su paso, mientras que Zeus usaba rayos para consumir los alrededores.
Con cada ataque la luz que desprendían era cegadora, los soldados se alejaron lo mas posible de la zona a sabiendas que podrían morir por un descuido, la alabarda estaba dañando la defensa de Zeus, amenazando con maldecirlo y condenarlo a muerte.
Zeus: han pasado siglos desde que veía a los Salazar, siempre luchando por una deidad extinta, sin atreverse a servir a ningún otro —Lanzo un puñetazo cargado de electricidad a la cara de Luis, encajando el golpe y lanzándolo a un lado— ¿Protectores de la humanidad? ninguno de ustedes vale la pena, solamente deberían morir o arrodillarse para pedir misericordia
Luis: porque solamente conozco a un dios, uno al que debo la existencia de mi clan y no le llegas a los talones —Esta vez un puñetazo dio de frente en el estomago de Zeus, quien se doblego por primera vez en el combate— porque solamente a un dios adorare, ya que es el dios de gloria
Le tomo de los cabellos y enterró su rodilla en el rostro de su oponente, solamente peleaba con los puños, la electricidad podría haber dañado más a Luis, pero la energía evitaba que la electricidad pudiera dañarlo.
Con cada impacto la gente en la lejanía podía ver cómo el lugar se convertía en un valle, la alabarda pudo volver a la mano de Luis, utilizando el arma para impedir que algún rayo lo impactará y le hiciera más daño del que podía soportar.
Para Zeus el combate era más complicado de lo que esperaba, ese humano era como un muro de roca, cada golpe y ataque lograba afectarlo, pero no lo suficiente para derribarlo, al contrario, con cada golpe el humano respondía con golpes aún más fuertes.
El arma estaba siendo un dolor de cabeza para Zeus, quien conocía lo suficiente de armas como para reconocer el arma que asesinaba a los dioses, por lo que se vio obligado a crear rayos para usarlos como espadas, dada la incapacidad para bloquear ataques de manera normal.
Pero en medio del combate era difícil saber cuándo algo te daña, había tanta adrenalina y emociones que a veces el dolor pasaba desapercibido, algo que Luis aprovecho y logró hacer un corte en un muslo de Zeus, no lo materia rápido, pero lograría debilitarlo lo suficiente como para que pudiera luchar uno a uno, de manera que sus compañeros pudieran enfocarse en la guerra en la ciudad.
Zeus: eres un verdadero de dolor de cabeza, pero debo admitir que eres muy divertido, entre toda la humanidad hay pocos que son interesantes —Se impulsó y antes de que Luis pudiera bloquear su ataque recibió una patada en el estómago— ¿Que son los humanos? Más que el único gran error de la creación
El impacto le saco el aire al guerrero español y lo hizo retroceder, una segunda parada en la parte posterior de la rodilla lo hizo arrodillarse y no le dió tiempo para bloquear un puñetazo en la cara que incrustó su cabeza en el suelo.
Soltó su arma y se cubrió de los golpes con los brazos, las descargas eléctricas estaban logrando mermar su defensa y en un momento sintió como un rayo eléctrico le atravesaba el cuerpo.
Zeus: ¿Usted pensaron que los dioses solamente amamos a la humanidad? Ese es el error, desde el comienzo de los tiempos dejamos claro que ustedes deben servir y temer —Tomo a su oponente y lo arrojó contra una colina, creando un cráter—
Varios rayos cayeron del cielo e impactaron el área, Zeus floto en el aire dirigiéndo a la zona dónde esperaba encontrar a su oponente, pero cuando llegó al lugar se sorprendió al ver cómo Luis de estaba poniendo de pie.
Luis: ¡Nosostros somos gigantes puestos en la tierra para destruir la maldad y preservar lo bueno! —Escupio una mezcla de forma y sangre, levantando de nuevo sus puños y mirando los ojos de la deidad— ¡Es hora de que entiendas que existe una buena razón por la que no eres el dios que adoro!
11:50 a.m.
Una vez más Ignacio estaba luchando en medio de una gran masa de agua, los recuerdos del día en que murió como dios aún estaban frascos en su mente, rodeado de agua y fuego, luchando una batalla que no podría ganar, y de todas formas nunca mostró signos de querer rendirse.
Poseidón era muy poderoso, había logrado hacer algunos daños a su adversario y el agua salada lograba hacer que las heridas dolieran mucho, pero no el dios de los mares no estaba ganando.
Su nariz estaba rota y sangraba de manera abundante, tenía varios cortes a lo largo de su cuerpo que parecían quemaduras, su tridente solamente logro hace algunos daños a cuerpo de su oponente, pero había bajado la guardia y dejado algunos puntos vulnerables que fueron explotados por Ignacio.
Poseidón: eres una vergüenza, los humanos sueñan con ser dioses, con estar más cerca de lo que nosotros somos, de la perfección —Trato de alcanzar a su oponente, pero este se movió más rápido y golpeó su estómago con la punta no afilada de su arma, pero le dió tiempo a contraatacar e incrustar el arma en el abdomen de su enemigo— ¿Un dios que se vuelve humano? Suena como un mal chiste
Lo arrojó al mar, dónde el agua formó un remolino y arrastró a Ignacio hasta el fondo, un lugar donde Poseidón tendría cualquier ventaja imaginable, una vez en el fondo un círculo mágico se ver debajo de sus pies y una gran cantidad de cadenas lo sujetaron de manos y pies.
Las cadenas eran doradas y emitían una extraña aura, que debilitaba a su cautivo mientras el agua lo sofocaba lentamente, Poseidón bajo hasta donde se encontraba Ignacio y creo una burbuja de aire dónde se encontraba.
Ignacio: ¿Vergüenza? Hablas de mi como si ser un humano fuera una enfermedad, de hecho me agrada —Se puso de pie, sintiendo como la herida en su abdomen sangraba— vergüenza es ser tan arrogante y ser malo en la cama a tu nivel y el de Zeus
Su comentario parecía no haber sido comprendido por la deidad, quien volvió a clavar el tridente en uno de los costados de su oponente, de tal manera que lo dejaría sangrar.
Ignacio: leí sobre ustedes, son patéticos ¿Abusar de Deméter y Medusa? Yo me acosté con sacerdotisas y toda clase de mujeres en el pasado y siempre fue consensuado, es la diferencia entre un dios y un pelele, admito que era un idiota hijo, pero nunca cometí crímenes como esos —Poseidon observó a su oponente e hizo colapsar el domo para dejar que el agua lo matará—
Poseidón: ¿Leyes? ¿Crímenes? Un dios no está atado a leyes o reglas, no se cometen crímenes, solamente es la voluntad de dios ——Extrajo el arma y observó a su oponente, quien sonreía con satisfacción y diversión— ¿Que es tan divertido? ¿Piensas su esas cadenas se romperán? Fueron forjadas por los dioses, fueron capaces de aprisionar a Zeus, un humano nunca las romperá
Ignacio: ninguno de ustedes conoció nunca a un dios como yo, caminó entre los dioses y hombres, nada me detiene para siempre —El agua cubrió su cuerpo, cortando el suministro de aire y haciendo que tuviera que aguantar la respiración—
La deudas floto en el agua, enviando torrentes de agua que hicieron estragos en el cuerpo de Ignacio, sus soldados dispararon rayos de energía y lo obligaban a tener que cubrirse, pero había perdido su arma y escudo.
Al final la deidad salió a la superficie, sentándose en su trono para observar como su arrogante contrincante se ahogaba, sus ojos tenían una visión perfecta y pudo ver cómo el cuerpo flotaba, aún sujeto por las cadenas, pero sus ojos estaban cerrados.
Una sonrisa de satisfacción apareció en su rostro, mientras observaba a su oponente morir, miró la ciudad y entonces creo un círculo mágico, los humanos ya habían jugado mucho y le hicieron perder la paciencia, ahora mandaría a los horrores del mar tras ellos.
Fue entonces que de las profundidades de mar pareció un gigantesco monstruo, era semejante a una serpiente marina de las leyendas, con múltiples cabezas que lanzaban fuego y azufre, la criatura entonces atacó la ciudad, era gigante, midiendo al menos cincuenta metros, quizás más ya que aún no terminaba de salir del mar.
12:00 medio día
Pero entonces las nubes de tormenta comenzaron a desaparecer, Poseidón no entendía que sucedía, la serpiente marina comenzó a gritar de dolor, miró al cielo y observó a un angel caído disparando flechas de fuego sagrado, acompañado de una niña, quien disparaba cargas explosivas.
Pero entonces lo siento, el lugar estaba llenando se de calor, lo podía sentir, vio al mar y sus ojos se abrieron mucho al ver cómo el agua burbujea hasta la superficie, sus soldados se alejaron rápidamente por las quemaduras y el vapor inundó el lugar.
Entonces el agua desapareció, un gran torrente de vapor caliente se levantó hasta el cielo, y se disipó al entrar en contacto con el sol, Poseidón miró y sus piernas flaquearon, sujetándose de su tridente, alguien había evaporado una sección entera del mar.
Un grito de guerra lleno el aire e hizo que el sonido de la batalla pareciera menor, miró el interior del agujero que apareció en el mar y lo vio, Ignacio estaba cubierto de pintura azul, sus ojos brillaban como estrellas y la tierra parecía volverse lava, al final los eslabones de las cadenas se separaron y el imponente dios de la guerra fue libre.
Ignacio: ¿El mar es súper al sol? ¿Un vaso con agua apagará el fuego del interior de la tierra? —Extendio sus manos y entonces Xiuhcoatl se materializó en su mano con su forma de gancho tradicional y un escudo con bellas plumas azules de materializó en su brazo izquierdo— ¿Sabés porque soy el sol? ¡Porque todos están por debajo de mi!
Su movimiento fue como un relámpago, en un parpadeó apareció frente a Poseidón y lo lanzo contra la ciudad, la fuerza del golpe le quitó el aliento, pero el dios de la guerra era muchas cosas, pero piadoso no era una de ellas.
Tomo la cabeza de su oponente y corrió a toda velocidad, arañando parte del rostro contra el piso, fuera del agua Ignacio era quien mandaba, lanzo a Poseidón dentro del agujero que se había creado y salgo sobre él, enterrando sus pies en el abdomen de la deidad.
Ignacio: ¿Ves todo esto? Sigo siendo humano y mi poder sigue creciendo, los humanos fueron creados por dioses, nuestra sangre y la de ellos no es tan diferente, es como comparar a un bebé con un adulto —Bajo su mano hasta el abdomen de su oponente y comenzó a presionar, haciendo que sangrara— yo nunca perderé, porque ahora yo tengo la convicción humana de siempre superarme
Poseidón: no importa cuánto lo intentes, nunca serás un verdadero dios ¡Desgraciado! —Un grito de dolor escapó de su boca cuando sintió como la mano de Ignacio invadía sus tripas—
Ignacio: ¿Un dios según tú? ¿Tener que demostrar mi poder con terror? ¿Ser un engreído y mentirme pensando que soy invencible? —Su mano subió por dentro de Poseidón y apretó su corazón— no gracias, yo soy un dios a mi manera
Arrancó el corazón de un solo tirón y lo sujeto en su mano, mostrando a la deidad como su corazón aún latía, ese fue el final de la deidad griega de los mares, arrojó el cuerpo al suelo y levanto el corazón sobre su cabeza, la batalla terminó y el mar recupero su territorio, mientras Ignacio avanzaba hasta el otro enfrentamiento.
Luis estaba luchando contra Zeus mano a mano, tenía sangre corriendo por un lado de su rostro, su oponente no estaba mejor, tenía varios hematomas por el cuerpo y uno de sus ojos estaba cerrado por la inflamación.
Luis: te daré una clase de catecismo para saber si puedes cerrar la boca por cinco minutos —Tomo el cabello de su oponente y le dió un golpe en la cara— ¡Porque solamente puedes servir a dios y a un solo dios adorarás!
Zeus: ¡Vete al infierno! —Dio un golpe en la cara a su adversario y después uno en su estómago, pero recibió un golpe con la rodilla en la boca del estómago, haciéndolo vomitar la ambrosía—
Luis: Porque el día de la venganza está en mi corazón, y de los pueblos en la tierra no estaban conmigo, por lo que los pise con mi irá y los holle con mi furor —Logro derribar a Zeus y después le pido la cabeza y el pecho varias veces— no hay comparación, solamente serviré al dios de mis padres, y de mis abuelos, no reconoceré a ningún otro
Levantó su puño y después lo hizo caer varias veces sobre el pecho de su oponente, escuchaba como los huesos se rompían, la sangre dorada mancho sus manos y cara, estaba en trance, llamando ataques fulminantes como si fuera una máquina.
Cuando terminó solamente había una lancha de sangre dorada en el piso, sus manos manchadas con suciedad y un gran cráter, miró a su alrededor y caminó hasta la orilla de aquél agujero para salir, tenía una pierna lastimada y tuvo que apoyarse en su alabarda como bastón.
Observó la ciudad y está se quedaba sin nada que pudiera detenerla, miró una gran serpiente caer abatida por Dimitri y Tanya, no sabía que tan mal estaba el resto o si habían ganado la batalla, pero por lo que vio las fuerzas griegas se retiraban a toda velocidad.
Ignacio: te ves como una basura mi amigo, aunque es menos horrible que tú asentó —Frenta al herido guerrero estaba Ignacio, quien al parecer también tuvo una batalla bastante dura—
Luis: ja ja, lo dice el que parece una brocheta, te ves tan horrible como tu... Te respondo después, me duele todo —Su amigó lo apoyó a caminar y se dirigieron al campo de batalla—
La batalla de Estambul sería recordada como una de las más sangrientas, duró menos de cuatro días, en los que se perdieron miles de vidas, si el combate se hubiera prolongado solamente una semana era casi seguro que si menos se hubiera perdido un millón de vidas.
Al final de aquél día pocas estructuras pudieron permanecer en pie, como una asombrosa coincidencia Santa Sofía permanecio en pie, un lugar donde se refugiaron los civiles y que fue defendida a muerte por los Salazar, fue un día memorable, pero solamente fue una batalla y la guerra estaban lejos de terminar.
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