Arco 7: Guerra Del Abismo

Cuando se lee la biblia, existen muchas situaciones las cuales la gente en la modernidad cuestiona de manera constante, preguntándose porque la historia parece revuelta, bueno, las mentes científicas han dado muchas explicaciones a estos hechos, con lógica y "Evidencia".

Azrael siempre reía cuando veía esos datos, tantas evidencias y lógica humana, pero prefería que fuera de esa manera, la humanidad estaba mejor ignorante de la horrible realidad que había a su alrededor, incluso los dioses a veces ignoraban la realidad que los rodeaba, un mundo sin lógica ni sentido, solo caos y mucha oscuridad que lo consumía todo.

Muchos años atrás, antes de la guerra bíblica, antes de que muchos panteones se levantaran, cuando Odín era un joven guerrero en busca de gloria y cuando Shiva apenas estaba comenzando a soñar con su mundo, milenios atrás cuando la tierra era mas bella, cuando cuatro lunas estaban en el cielo y había tres soles.

La tierra llevaba demasiados años existiendo, con formas de vida tan diferentes y peculiares, la humanidad era una mascota de los dioses menores, gigantes tan grandes como montañas caminando por la tierra, dragones salvajes poblando montañas u devorando todo lo que había en su entorno.

Seres monstruosos pasaban por la tierra, algunos con formas humanoides, fuertes, con pieles rojas, verdes y muchos otros colores, escamas, cuernos y ojos múltiples, eran solamente algunos de los rasgos que había en esos seres, pero eran los mas cercanos a la humanidad y quienes se podría decir eran los menos atroces de ver.

La tierra no se parecía en nada a lo que conocemos hoy en día, era un planeta muchas veces mas grande, aproximadamente 3.1416 veces mas grande, aunque Azrael nunca se intereso en medir la tierra y su memoria fallaba en esos detalles.

En la tierra había bosques exuberantes tan llenos de vida que los ecosistemas de hoy en día son considerados un mero remanente de la grandeza de esos días, los dioses constantemente bajaban a la tierra, experimentando con sus creaciones, buscando alcanzar alguna clase de perfección, pero no era posible.

Los humanos tenían albedrio, siempre cometiendo un error u otro que eventualmente los alejaba de ellos, siempre les gustaba convivir con demonios y monstruos que rodeaban la tierra, quienes pronto los atraían con sus deseos y sus ambiciones, prometiendo toda clase de placeres y anhelos a cambio de solamente servir, en esa época, la humanidad era menos que una mascota feliz y complaciente.

La vida era tranquila para los dioses, mucho mas que en esa época, ellos solamente se dedicaban a si mismos, pero anhelantes de crear nuevas cosas, encontrando muchos otros dioses destructivos que tarde o temprano estarían presentes para regresar todo a su forma original.

Durante esa época, Azrael ya era una creación, viviendo en los fondos del infierno, donde día y noche estaba enfrascado en batallas mortíferas contra demonios y otras aberraciones nacidas de la oscuridad, pocos dioses se aventuraban a ese abismo de maldad donde su padre lo mando para convertirse en guerrero.

Siempre dispuesta a ir a la guerra contra cualquiera que lo invitara a derramar la sangre, en ese entonces era un joven, pero desde que tenia memoria siempre gozo de sabiduría para saber cuando debía y cuando no comenzar una batalla, ya que nunca fue enseñado a parar, siempre que comenzaba una pelea, era para luchar hasta que no quede nadie en pie y su espada este bañada en sangre.

Pero la tierra no era tan diferente, todo el tiempo aparecían nuevos monstruos para amenazar a la gente, muchas ciudades eran habitadas por humanos y otras razas, quienes tenían pocas opciones para mantener su supervivencia.

Los dioses siempre fueron protectores de quienes los adoran, no le pregunten a Azrael, el nunca se sintió cómodo con la adoración y expectativa humana, para el ángel de la muerte era algo inverosímil y se sentía agobiado ante la idea de tener que complacer a sus creaciones, en su lugar, prefería su eterna guerra en el infierno.

Por ahora nos enfocaremos un poco mas en la tierra, ese lugar tan prospero, en esa época todo era una sola tierra, una gran maza de roca rodeada por muchos mares. los niveles eran mas bajos, ya que mucha agua era congelada en sus polos, los dioses también podían abrir las Cataratas de los Cielos, para inundar la tierra, pero desde que Zeus fue el responsable de inundar la tierra por 8 vez se llego al acuerdo entre panteones para ya no inundar nunca mas la tierra.

Grandes ciudades con torres tan grandes que empequeñecerían al rascacielos moderno mas alto del mundo, pisos cubiertos de oro, paredes cubiertas de piedras semi preciosas, verdaderos monumentos al ego y la adoración, pero no todos esos edificios servían como una fuente de adoración a dioses de la luz.

Muchas ciudades habían caído bajo la influencia de dioses oscuros, seres que desde la perspectiva de muchos dioses no eran mas que demonios, apoderándose lentamente de la tierra y de toda la creación, extendiendo reinos y ejércitos a lo largo y ancho de toda la tierra.

Durante Milenios la humanidad parecía atorada, con espadas y lanzas, hombre contra hombre, construyendo todo a base de la fuerza de sus lomos y llegando tan lejos como les permitían sus piernas o sus monturas, pero pese a todo acumulando muchos conocimientos místicos y secretos.

Grandes magos emergieron de este periodo, poderosos que llegaban a luchar contra algunos dioses y sobrevivir, llenos de poder al punto de que llegaron a creerse dioses encarnados, embriagados con su propio poder y cayendo presas fáciles de sus apetitos, adorando ahora a algún demonio o criatura maligna.

Sodoma y Gomorra, dos nombres que estaban pasando rápidamente a la infamia entre las deidades que al menos fingían interés por la humanidad, en la biblia se habla acerca de sus acciones, pero no es ni la punta de un horrible Iceberg de repulsión, tanta sangre que derramaba en esas ciudades al adorar a los dioses que era mas grande que las perdidas humanas tocaban los millones.

No solamente había actos carnales, había una constante matanza, sangre derramada a los dioses oscuros que habían reemplazado a las anteriores deidades, era una situación desagradable, pero decidieron no hacer nada, dejando que la ciudad continuara en su declive hasta perecer por su propia mano.

Un problema mas real era Babel, esa maldita ciudad llena de la gente mas arrogante que pudiera imaginarse, adoradores de Baal, creyentes de muchos otros dioses que se asentaron en la zona, era una población que resultaba un dolor de cabeza para todos los dioses.

Últimamente estaban investigando mucho para hacer su afamada Torre, tan grande que podrías subir, para ver el atardecer y amanecería al llegar a la cima, cubierta de metal negro, con simbolos de oro e incrustaciones de piedras preciosas.

Diseñada para abrir un portal para que los hombres pudieran llegar hasta las residencias de los dioses, pero no solamente eso, estaban trabajando con los gigantes y algunos demonios, dispuestos a terminar su blasfemo proyecto para alcanzar los cielos y poder conquistarlos.

Esa fue una ligera alerta, no era la primera vez que los cielos eran invadidos por monstruos y otras personas, pero este era el primer intento por lograr alcanzar algo semejante a que los humanos invadan los cielos, y no hay que equivocarse, Babel no era una ciudad antigua como se imagina la gente moderna.

Era una ciudad tan grande que la misma Roma y Londres en sus apogeos apenas eran un mero barrio, en la ciudad vivían cerca de 500 millones de personas, en un territorio tan grande como Turquía, y era apenas la ciudad principal, sin contar el pais entero, que apoyaba al esfuerzo para lograr sus metas.

El inframundo era un completo caos de almas revueltas entre si, buenos y malos, demonios robando almas puras de las filas al paraíso para llevarlos al infierno, contratos sin valor cobrados con inocentes, era un total dolor de cabeza, sin nadie capas de poner orden o al menos con la disposición

Azrael casi nunca salía del abismo donde luchaba, era tedioso y solamente a veces salía de ese sitio para ver a sus hermanos y a su padre cuando lo llamaban, pero fuera de eso, no le interesaba, no tenia lugar en el resto del mundo, mas que como una espada mas para la guerra.

Fue en ese entorno que se encontró con un joven Hades, en esa época decidió usar una apariencia mas "Familiar", como un apuesto hombre de cabello negro, tan oscuro como el vacío del espacio, portaba una armadura de igual color y solía ir desarmado, confiando en su magia y su capacidad de combate.

Ambos eran amigos cercanos uno con el otro, el dios griego de la muerte estaba tratando de establecer su reino, tratando de conquistar algo de esa tierra indómita que es el mundo de los muertos, un lugar donde su padre apenas estaba creando el paraíso, el lugar de descanso de los buenos.

El ángel de la muerte estaba en esos momento descansado a las puertas del infierno, disfrutando de una manzana, viendo a todos caminar a su perdición, sus ojos veían a todos por igual, todos tratando de correr de su destino detrás de las puertas de acero, su padre le había dado el don de ver las almas, de ver su pureza y que merecían, pero en ese lugar era inútil.

Siempre que miraba, lo único que veía era el color de la maldad, ira, rencor, miles de almas encadenadas destinadas a purgar su condena en el abierto del infierno, siempre escuchaba gritos, llanto y suplicas, era tan molesto ver a todos vivir con desenfreno pensando que no recibirían castigos.

Su manzana estaba por llegar a su boca cuando una banda de monstruos paso cerca de él y se cayo en medio de todas las cosas que caminaban en la marcha de la muerte, suspiro cansado, bajando de donde estaba para recuperar su comida y despues buscaría a esos idiotas para arrancar sus cabezas.

Al bajar se percato que la manzana no estaba, la busco por el piso ardiente, el olor a azufre y a putrefacción atrofiaba el olfato, por lo que era de esperar que no pudiera percibirla, estaba buscando, hasta que escucho a alguien masticar, planeaba quitarle la cabeza al que se robo su almuerzo, pero al ver de quien se trataba se detuvo.

Un niño comía desesperadamente la manzana, todavía mugroso y cubierto de carbón, Azrael se presunto que clase de crimen cometía un niño para llegar allí, sabia que algunos niños nacían con oscuridad, pero esto era extraño incluso ahora.

Siempre fue presa de su curiosidad, por lo que se enfoco un poco y sus ojos pudieron ver el color del alma, pura, casi sin manchas, tenia pocos pecados y apenas ameritaban una reprimenda, no entendía que hacia en las puertas del infierno.

Se acerco lentamente, queriendo comprobar si era una ilusión o un engaño, hasta que uno de los monstruos que se había encontrado antes paso a su lado, empujándolo de nuevo, el monstruo era una figura alargada, semejante en el cuerpo a un gusano, con el cuerpo de un hombre con obesidad mórbida, su boca alargada de mejilla a mejilla, su piel roja y tenia múltiples ojos.

El hombre tomo el alma y la lanzo de vuelta a la fila, uniéndose a muchas mas almas de niños, era una fila muy larga, y ninguno parecía tener las especificaciones para estar presentes, Azrael apretó su mandíbula con ira, viendo a la criatura reír mientras tomaba otra alma y abría su inmunda boca para intentar devorarla.

Su poder se disparo, la luz quemaba las almas malignas, pero algunas almas estaban a salvo del poder sagrado que emanaba de su cuerpo, la ira del ángel de la muerte estaba por los cielos, el monstruo grito del susto, viendo como caminaba en su dirección, con pasos lentos pero que hacían temblar todo el infierno hasta los cimientos.

Azrael: pedazo de basura, vas a cantar como un maldito canario, me dirás porque tantas almas puras están en el infierno y me dirás toda la verdad —El monstruo trato de volar, pero cuando se dio la vuelta Azrael ya estaba tras él y lo tomo por el cuello— si intentas escapar de nuevo sin decirme lo que quiero, el infierno será un premio comparado a lo que te hare

???: Son las almas de los señores de la ciudad de Ur —Se estaba asfixiando, con Azrael apretando con mas fuerza a cada momento— ¡Ellos lo pidieron, yo solamente soy un mensajero! ¡Juro que nunca hice nada! ¡Lo juro por...!

Azrael: ni se te ocurra terminar esa frase —El fuego sagrado broto de su mano y este comenzó a consumir a la criatura, que gritaba y se retorcía en agonía, pidiendo clemencia— esto se tiene que arreglar

Al ver el inmenso volumen de almas, llamo a Gabriel y Michael, para que pudieran llevarse las almas puras de una vez, mientras ante, Azrael tenia algunas palabras que cruzar con ciertos dioses de esa ciudad, comprendía que tomaran almas, pero las almas puras se quedaban en el paraíso, esa era la guerra universal que todos los dioses debían aceptar.

Estaba por retirarse, cuando una legión de monstruos se acerco desde el sur, al parecer no les hizo gracia que matara al mensajero, Michael tomo su espada y Gabriel tomo un cuerno para llamar a las legiones del cielo para comenzar la lucha, pero Azrael lo detuvo.

Azrael: no hay que rebajar nuestras legiones a luchar contra escoria, yo me encargare de este problema de raíz —Sus alas se extendieron, 20 alas negras con fuego en su interior, llevo la mano a su cinturón y miro a Michael de reojo— encárguense de saber de donde viene todo esto, esto me costo mi almuerzo y planeo hacer que no se repita

Voló en dirección a la legión, como un misil que atravesó las miles de flechas, desde la distancia sus hermanos continuaron con su trabajo, ignorando los gritos de los monstruos cuando eran cortados en pedazos, todo estaba temblando mientras ellos llamaban a mas ángeles para separar la revoltura de almas.

Michael: llamen a papá. que invoque a las almas puras, creo que tendremos mucho trabajo hoy —Estaban tratando de poner orden, pero en medio de todo se dieron cuenta que las almas comenzaron a desaparecer en destellos blancos—

Hades: hola, Michael, señorita Gabriel, veo que se divierten —El dios miro a los dos con una sonrisa divertida, mientras mas almas eran salvadas de la entrada al infierno— ¿Qué los trae por aquí? normalmente están revoloteando en el cielo, disfrutando de una gloriosa existencia

Gabriel: ¿Usted se esta llevando las almas puras? ¿Es para usted? —La deidad se rio un poco y negó, señalando un orbe en su mano, el cual entrego a Gabriel, se trataba de un recolector de almas programado para tomar almas con cargas de energia positiva—

Hades: estoy poniendo orden, pero es mas difícil de lo que pensaba, los bastardos de arriba están mezclando todo, rompen las leyes —Un demonio intento saltar sobre Hades, pero este se quedo en donde estaba— me irrita mucho que rompan las reglas y el estatus de la normalidad

La aberración lentamente se volvió polvo y cenizas, mientras la deidad reía al ver esto, pero de inmediato guardo la compostura, planeaba seguir la explicación, cuando llego su viejo amigo, Azrael estaba cubierto de sangre, pero esta estaba desapareciendo por su aura sagrada, limpio su espada con un trapo sucio y despues miro a todos en el lugar.

Azrael: las almas buenas al paraíso, las que tienen salvación al purgatorio, quienes hacen crímenes imperdonables al infierno a purgar su sentencia y quienes están corrompidos en la oscuridad al Abismo, es la ley universal escrita en los cielos, quien rompa estas reglas lo mandare al Abismo yo mismo

Se veía furioso con esa situación, pero tenia que controlarse, Gabriel le tomo del hombro, mientras Michael trataba de que permaneciera calmado y no explotara aniquilando todas las almas que estaban en el área. pero era evidente que su ira llegaría a alguna parte, y todos sabian que no se conformaría con una legión, mataría el problema de raíz.

Ur

La vida en Ur era rapida, violenta y llena de emociones, aunque no necesariamente buenas,  ciertos niños eran apartados del resto, ofrecidos en holocausto a una deidad conocida como Cthalar, un monstruo de muchas bocas, con un apetito insaciable, conocido como la deidad de la lujuria, el hambre y la oscuridad.

Sus adoradores estaban alrededor de toda la ciudad, cometiendo varios de los actos mas horrendos imaginables, rivalizando con Sodoma y Gomorra en cuanto a degeneración, pero careciendo de importancia debido a su menor tamaño y volumen.

Todos los días llegaban carros repletos de prisioneros, con gente destinada a recibir torturas para complacer a su dios, ser ofrecida en sacrificio y otros eran tomados como carne de cañón para futuras campañas.

Ese día se habían llevado a varios seguidores de los dioses Olímpicos, todos estaban clamando por sus dioses, Poseidón, Apolo, Zeus, nadie contestaba y sabian que su destino estaría marcado muy pronto, encontrándose empalados en los muros del templo.

La oscuridad era casi perpetua, de no ser porque había algunas hogueras, donde se veían cuerpos ardiendo, algunos todavía moviéndose en agonía, el destino final para varios de ellos.

Los guardias estaban por comenzar el proceso de separación, cuando el viento soplo con fuerza, todo temblaba, muchas ventanas se abrieron con fuerza y las nubes de tormenta se congregaron alrededor de la ciudad, los mares alrededor estaban agitados, las legiones de monstruos bramaron desde las aguas, viendo al cielo.

En medio de toda la oscuridad se encontraba Azrael, quien miraba a tierra con frialdad, la mirada mas aterradora que podía poner en sus ojos, tan indiferente ante el horror que estaba por comenzar, en su mano apareció un cuerno y este lo levanto en el aire.

Azrael: ¡ que escuchen los hijos de la tierra, que escuchen los seguidores de la maldad y las tinieblas, el día del juicio llego para esta ciudad ¡Toda Ur va a arder! ¡No quedara piedra sobre piedra! ¡La sangre clama de la tierra por justicia y el día para que el llanto y crujir de dientes caerá en esta ciudad!

Llevo el cuerno a su boca y soplo, el cuerno emitió un sonido tan fuerte que muchos gritaron cuando sus témpanos reventaron, sus bocas se llenaron de sangre y muchas edificaciones se derrumbaron, el cielo se abrió, la luz pura cubría la ciudad, sin lugar a donde esconderse.

El fuego caia del cielo, la tierra temblaba y granizo del tamaño de un humano caía sobre la gente, el caos llego, la gente de toda la ciudad corrió, era un lugar del tamaño de Escocia, por lo que evacuar era complicado, pero empeoro cuando mas trompetas se escucharon en los cielos.

Azrael: la ira se a encendido contra ustedes, contra los que cometen crímenes contra los hijos de la luz ¡No existe mas piedad que purgar sentencia en el infierno! —De los cielos bajaron legiones de luz, copias perfectas de Azrael hechas de luz, todos descendieron sobre la ciudad, bloqueando la salida y cazando a los fugitivos—

La matanza de Ur fue el primer evento que toda la tierra conocería, el mas se estaba tragando parte de la ciudad, sumergiendo los cuerpos en el abismo del océano, el fuego consumía todo, la cerámica se reventó hasta consumirse de vuelta al suelo, toda el agua se volvió sangre, los cuerpos se levantaban en su decadencia y atacaban a todos. 

Una horrible plaga de langostas carnívoras ataco a todos, consumiendo todo a su paso, los dioses abrieron ventanas en los cielos para ver la devastación, Azrael no conforme con la destrucción fue en dirección al templo principal y lo profano, quemando las imágenes, destruyendo altares y asesinado a cada sacerdote, quienes clamaban por su dios.

Azrael: ¿Qué pasa? deberías gritar mas alto, creo que su dios se aburrió y se quedo dormido ¿Qué otra cosa explica que no venga? —Metió su espada en el estomago de uno de ellos y la retorció— ¡Dije que griten! ¡Quiero ver si el bastardo cobarde vendrá aquí y apagara mi ira o se quedara sentado en su inmundicia!

Partió a la mitad al sacerdote mayor y continuo combatiendo, destrozando toda la ciudad, la matanza duro solamente un par de horas, pero cuando las nubes y los huracanes se separaron, la ciudad se convirtió en un agujero, donde todo sobreviviente era lanzado, nadie sobrevivió de toda la población.

Para el atacante, la clemencia llegaría en el otro mundo, siendo los pocos que se salvaron los que fueron convocados por sus dioses, Azrael se sentó en medio de la destrucción y miro al cielo, con esa expresión indiferente, se levanto de donde estaba y como una burla hizo una reverencia, para despues irse.

Fue un antes y un despues en la historia, los dioses vieron que Azrael tenia un gran poder, no era como si otros dioses no lo pudieran hacer, pero era evidente la sed de sangre de la creación del Dios Bíblico, pronto los dioses oscuros y demonios responderían, pero por ahora estaban en silencio, sabiendo que la guerra se acelero, los dioses de la luz y los oscuros chocarían y verían quien tendría dominio sobre la tierra y las almas de los hombres.

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