Capítulo 61


—Madre, han nacido tus nietas—sonrió Abdullhamit

—Sólo niñas—lo abrazo—me enorgullece saberlo, estas por el momento libre de Mahmud, pero no te fíes de nadie, puede que en cualquier momento el vaya por ti, son lo único que me da motivo para seguir viva.

—Lo se madre—la abrazó—te amo y prometo que estaremos bien, ahora me tengo que ir mi provincia me espera.

—Adiós— susurró viéndo como se iba.

—¿También tienes miedo?—dijo Nur

—Cómo no tenerlo, no quiero perderlos, prefiero morir yo, pero sólo el destino nos puede ayudar.

—Y allah, ya vienen los días sagrados y nos llego una carta de la capital, nuestros hijos podrían venir a pasarla con nosotras.

—Que raro que Mahmud haya aceptado, todo esto me da mala espina.

—A mi también, sólo allah sabe lo que nos espera.












—Pero tu me amabas—gritó la castaña

—Nunca lo hice Dilaşud, comprende sólo necesitaba un hijo un heredero y tu, tu fuiste la elegida, me casaré con Afife sultán y ni tu, ni nadie podrá evitarlo—alzó la voz, hasta Sultana era llamada aquélla simple Hatun, ni un hijo le había dado pero ya era reverenciada y llamada sultana.

—Pagará caro esto.

—A mi no me amenaces esclava—le grito

—Vengo de una familia noble en Venecia— le grito para luego salir hecha una furia de ahí.











—Rabia, vivirás con una familia a las afueras de Bursa, Yusuf y Muazzez tomaron la decisión y yo estoy de acuerdo, tu y mis nietos son lo único que me queda de Korkut, Handan lamentablemente falleció en el parto y mi nieto no duro ni dos días.

—Prometo que cuidaré de ellos, y esperó nos visite—la abrazo.

—Hasta pronto—la vio subir al carruaje.











—Mahmud quiere una gran boda

—¿Está de acuerdo con eso?—suspiró Turhan, estaba harta de estar pegada a su madre y de Mahmud, todo era Mahmud y Mahidevran.

—No me importa lo que haga, con que no nos perjudique —la miró—deberían de ayudarme, Mahidevran lo haría.—ambas hermanas al escuchar aquéllo rodaron los ojos con fastidió.

—Si me disculpa iré a mis clases—dijo Hürrem tratando de evadir el humor de su madre.

—Nada de eso hija mía, me ayudarán con esta boda y luego les buscaré un marido ya es tiempo de que se vayan—dijo viéndolas—¿O quieren acabar como aquéllas criadas solas en bursa sin amor?

—Basta de esto, siempre es lo mismo, en cada platica salen ellas, ¿No puedes aún que sea un momento darnos amor? ¿puedes estar un momento sin recordarlas a ellas? Pareciera que las quieres por que siempre están en cada palabra tuya—dijo Furiosa Turhan, Gevherhan sólo la vio pasmada para luego ver cómo su hija se iba.

—Sólo queríamos tu atención—dijo Hürrem siguiendo a su hermana.

—¿Dónde vas Turhan?

—Quiero ir lejos, lejos de esta crueldad.

—Créeme yo también, iré a pedir permiso para ir a visitar a las Sultanas para pasar el mes sagrado con ellas ¿vienes?

—Si el nos da permiso—suspiró y ella sonrió.







—¿Por que no son cómo tu?—dijo Gevherhan viéndo a su hija

—Ni idea—la miró—me ire a descansar el bebé me cansa mucho, si necesitas ayuda con la preparación me dices.

—Claro—suspiró cansada, por fin podía decir que estaba libre de ver a sus hijos morir en manos de uno de esos bastardos, pero Allah la castigaria por lo que hizo.








—Hermano—susurró Hürrem y Mahmud suspiró

—Para ti su Majestad —la miró y ella bufo a lo bajo—¿Que desean?

—Sólo queríamos pedir permiso para ir con las demás sultanas—dijo Turhan viéndo el enfado en Hürrem

—¿Y van a dejar a mi madre sola?

—No es nuestra intención —volvió a hablar la castaña—sólo queremos irnos un pequeño tiempo.

—Bueno—sonrió viendo a Hürrem—a tu regreso te casarás con Aziz paşa —Hürrem abrió grandemente los ojos, ese paşa le doblaba la edad.

—S-si su Majestad —susurró y Turhan la saco de ahí—no quiero.

—Se que amas al esposo de Mahidevran, se que ella lo hizo por venganza y se que el paşa sentía algo por ti, pero sabemos también que ella y sus encantos lo atraparon.

—Siempre es ella Turhan, nuestro padre siempre la prefirió a ella, la más bonita, la más obediente, la más fuerte e inteligente, siempre fue ella ante los ojos de nuestro padres, y las demás quedábamos de sobra—la miró—sólo somos hijas de nombre por que de amor o cariño sobramos.

—Lo se Hürrem, siempre nosotras pasábamos tiempo en clases mientras que ellos salían al jardín, a cabalgar o a la Fundación, siempre lo supe pero me hice la indiferente para ocultar ese vacío, siempre vi cómo ellas eran felices con sus  hijas mientras que mi madre siempre nos comparaba con la perfecta Mahidevran, ahora ellas no nos deben de importa, te casaras con ese viejo y harás que muera para que regreses a mi, siempre seremos tu y yo Hürrem.

—¿Lo prometes?

—Lo prometo—la abrazo —para ser la mayor eres muy delicada—dijo riendo causando que Hürrem riera

—Perdón —sonrió


















Perdón por ese capítulo tan horrible, pero he estado ordenando mis ideas y creo recobrar el curso de la historia en algunas semanas.



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