capítulo 43

Muazzez estaba dando a luz en Bursa, lejos de la valide, el sultán y su Haseki, todos sus hijos, hijas y sultanas junto a sus hijos estaban ahí con ella, en medió del caos que reinaba en el Palacio una carta llegó para empeorar las cosas, la valide estaba enferma, se les requería a todas en la capital, el momento que Gevherhan estaba esperando llegaba pronto, si la valide llegaba a fallecer ella sería la nueva directora del haren y nadie la detendría.

—Una niña —gritó feliz Nur cargandola

—Tenemos el permiso— sonrió Sivekar pensando— Atike Aşupcan sultán

—Es muy bonito — dijo Muazzez y Mihrimah entró pálida a los aposentos

—La valide está muy enferma, podría fallecer

—Allah no lo quiera, hay que nos iremos ya mismo — dijo Nur

—Gevherhan no se hará cargo del harén — dijo Sivekar y todas asintieron, pasada una semana partieron hacía la capital, los nervios estaban a flor de piel, la valide había sido muy buena con todas, las había tratado y educado bien, todas sabían lo que era perder a una madre y no se lo deseaban al sultán, estaban tan idas en sus pensamientos que no se dieron cuenta de que ya habían llegado






—Sultanas — dijo Gul llegando a ellas— la valide ha pedido verlas

—Vamos— dijo Muazzez y todas caminaron directo al haren y de ahí dónde la valide

—Madre sultana— dijo Nur

—Vengan —las miró y comenzó a toser

—Quiero que prometan algo— todas asintieron — este es mi final, ya siento la muerte venir por mi, quiero que prometan que pase lo que pase protegerán a los Şehzades, sean suyos o no, son inocentes, no hagan que se odien los unos a los otros, enseñenles a perdonar, ser justos, ser amables, piadosos pero a la vez a no tener piedad, son la esperanza — la valide comenzó a cerrar los ojos y todas sollozaron.



Pov Gevherhan.

La valide me había mandado a llamar, nuestra relación no era la mejor pero me tenía apreció, era cómo la madre que perdí cuando me capturaron. Llegué a sus aposentos y la mire postrada en la cama y sin brillo alguno en sus ojos.

—Ven aquí Gevherhan— susurró

—Madre sultana — tomo su mano

—Quiero que me prometas algo, quiero que le enseñes a tus hijos a ser bondadosos, justos, piadosos y a la ves a no tener piedad, a amar a sus hermanos por sobre todo, sin impotar quien sea su madre

—Lo prometo— susurró y Nigar Kalfa entró a avisar que las demás ya habían llegado.





Una valide fallecía y una guerra por ocupar su lugar se avecinaba, las cinco sultanas estaban esperando a Mihrişah sultán, su fiel compañera se había ido, la tristeza se notaba por todos lados, las concubinas vestían de negro y quitaban cada detalle de color en el harén.

Mihrişah sultán llegó con lágrimas en los ojos, miró a las sultanas y paso directo a los aposentos  de su amiga, el  sultán  se había encerrado en sus aposentos y mientras que todas estaban sentadas esperando a cuando el cuerpo de la valide fuera sacado de sus aposentos.

—Sultana Mihrişah — dijo Muazzez

—Se ha ido, mi mejor amiga me ha dejado— susurró

—Usted es cómo una madre para mi y odio verla así —la abrazo— ahora ella esta descansando de este sufrimiento

—Ahora  ella está con su hija— la miró








Mi nombre es Valide Handan sultán, fui la madre del gran sultán Murad, esposa de Yakup sultán, vi sufrimiento y dolo en cada rincón del palacio, sufrí y fui feliz aquí, hasta aquí llega mi camino, hasta aquí llega mi era, yo soy Handan sultán.









—Su majestad — dijo Nur entrando sin permiso a la Hasoda

—Vete quiero estar sólo —le gritó

—Todos sufrimos de diferente manera, pero nada se compara con perder a una madre o a un hijo— se acercó — no se encierre  y se aleje de sus hijos, ellos son ahora su razón de ser

—Gracias Nur— la miró y ella se sentó a su lado






—Tenemos que poner a Mihrişah sultán en los aposentos de la valide — dijo Mihrimah

—Lo se, ¿pero cómo?— dijo Muazzez

—Nur está en eso— sonrió ya habían pasado días desde el fallecimiento de la valide y se habían propuesto sacar de los aposentos a Gevherhan









Sivekar estaba en sus aposentos con una carta que le había llegado de forma anónima en la mañana, se encerró Solá en sus aposentos y comenzó a leerla quedando con lágrimas en los ojos, su hermano, su pequeño hermano  estaba en manos de alguien que quería hacerle daño.

Corrió a cómo pudo hacía dónde la carta indicaba, lloraba de rabia y de dolor, no tenía idea de quién podría ser el responsable de eso, y menos de cómo lucia su hermano años después de haber sido raptada.

































Que intenso.



¿que les gusto mas?

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