Capitulo 9
Capítulo 9
Había pasado ya más de un año desde que aquellas criaturas voladoras habían sido liberadas por su causa, varias ciudades y pueblos fueron destruidas, cientos de personas habían muerto, no solo a causa de los monstruos sino también de los propios humanos, estos a pesar de todo seguían siendo la raza más destructiva y de probable de todas, generando saqueos, violaciones e canibalismo debido a la falta de recursos alimenticios sobre todo en los grandes asentamientos humanos, donde no había ni un rastro de bosque a su alrededor a causa de las construcciones que vagamente seguían en pie.
La naturaleza se estaba abriendo el paso con el transcurrir de los días de una forma lenta pero decidida a hacerse con el control absoluto del mundo, los edificios que habían sido bombardeados hasta reducirlos a solo escombros, se encontraban cubiertos por capaz de melaza, en su interior las personas podrían toparse con madrigueras de las aves, cuya obscuridad los protegía del sol, había quienes aseguraban que estos solo atacaban de noche porque estar bajo la luz los enceguecía o les lastimaba internamente.
Aome también lo creía.
Las carreteras estaban obstruidas por todo tipo coches y basura de diferente índole, era sumamente arriesgado pasar en solitario a través de estas ya que podías toparte con bandidos de la más baja escoria.
Devotos a las emboscadas.
¡Cobardes!
Para Aome la forma más sencilla de atravesar era usando algún tipo de motocicleta, armada hasta los dientes, aunque era un experta de las artes marciales aun podían hacerle daño, sobre todo si la asaltaban en grupo.
Aome se había lidiado a golpes y tiros en más de una ocasión y se podía decir que poco a poco se iba ganando el respeto y temor de esos rufianes, pero también generaba más odio y recelo dentro del clan, sobre todo con el líder del grupo, un tal Hiten.
Ella estaba sobreviviendo a base de su inteligencia y agilidad que había adquirido luego de un duro entrenamiento y a costa de experiencias que la marcaron de por vida.
Aome le tenía más miedo a la propia humanidad que a los monstruos, quizás eso estaba a punto de cambiar...
-"Oye ¿Estas bien humana?"
Aome abrió los ojos, como platos, sumamente asustada.
-"¿Q- quienes son ustedes?"- artículo notando las tres presencias masculinas a pocos pasos de su baño.
Los ojos de Aome detallaron minuciosamente a las tres presencias, el primero tenía una apariencia de los más extraña una mezcla entre humano y algún tipo de animal que desconocía, lo que se conocía como un hibrido, tenía colmillos en vez de dientes, ojos dorados y unas notables orejas peludas sobresaliendo entre sus cabellos color plata, estaba descalzo y las garras de sus manos le daban un aspecto peligroso, además de que la mirada de una forma desconfiada; el segundo estaba segura de que era humano, su cabellera negra y corta ajustada a una pequeña coleta, de ojos morados con un extraño collar amarrado a su mano derecha, este lucia tranquilo e incluso podía arriesgarse a pensar que sentía preocupación hacia ella y el tercero, aquel que la mirada con total indiferencia, logrando estremecerla de una forma escandalosa, Aome descubrió que si el primero era un mestizo este debía ser un ser de sangre pura, y ambos guardaban algún tipo de relación parental, ya que también tenía ojos dorados y cabellera plateada, pero a diferencia del primero este se veía más amenazante y peligroso, además de que no tenía esas orejas tan peludas, sino que las poseía largas y en punta, la piel de su rostro era pálida, pero estaba adornada por dos líneas magentas a lo largo de sus mejillas y una brillante luna morada sobresaliendo entre los escurridizos cabellos de su frente.
Los tres hombres frente a ella tenían algo en común, estaban armados, eran extremadamente guapos y vestían al estilo antiguo, el hibrido un traje rojo fuego y una espada, el humano lucía un traje ceremonial de monje, sosteniendo un largo báculo con su mano derecha y el tercero, el demonio llevaba puesto un kimono blanco recubierto por una armadura de pinchos, de todos este era el único que tenía tres espadas y que no dejaba de mirarla ni un solo instante.
La morena se encontraba estupefacta, muda–"¡Oye te estoy hablando!"- gruño el mestizo, sacando a la joven de sus especulaciones.
El houshi frunció el ceño–"Tranquilo Inuyasha asustaras a la señorita"-razono.
–"Quienes son estos sujetos"– Aome pensó aterrada y al momento en que la mano del extraño de traje rojo se extendió hacia ella, retrocedió asustada.
Este arrugo el gesto con aire de molestia y la joven palideció.
El monje percibió el cambio–"Tranquila no estamos aquí para hacerle daño, puede confiar en lo que digo"– hablo el pelinegro, mostrando las manos en señal de paz, Aome le dedico una mirada obscura llena de incertidumbre-"Mi nombre es Miroku y soy un monje"-expreso sonriendo con suavidad–"Este de aquí"- señalando al de ropas rojas–"Es Inuyasha, es un hibrido una mezcla entre un humano y un demonio Inugami"-aclaro.
El aludido se cruzó de brazos soltando un bufido–"Oye Miroku no tenías por qué decirle eso"
–"Es mejor ser sincero con ella"- aclaro el joven con seriedad, Aome asintió para darle a entender que prosiguiera y luego su vista se posó sobre el último–"Él es Sesshōmaru un Inugami, un demonio completo"– pero el aludido no emitió palabras alguna, simplemente siguió observándola con aquellos ojos tan frio que podrían congelar todo a su alrededor.
Ella se sintió pequeñita y temerosa, después de mucho tiempo, sin embargo hizo su mejor esfuerzo para lucir indiferente ante las presencias–"Yo soy Aome... Aome higurashi"-respondió para segundos después ponerse de pie.
Miroku sonrió abiertamente–"Es un placer conocerla señorita Aome"- respondió luego con genuina amabilidad.
La azabache dio un leve cabeceo, pero permaneció quieta en el interior de baño, el monje se dio cuenta de que la joven aun desconfiada, por lo que se hizo a un lado para darle paso, está mando sus miedos a un lado y camino con firmeza hasta el centro de la recamara.
–"No tema"- el monje volvió a hablar–"Estamos aquí para ayudarla"–aclaro sereno–"¿Usted pidió ayuda o me equivoco?"- finalizo moviendo las cejas con curiosidad, la morena se sintió visiblemente sorprendida.
Tenía los ojos abiertos de par en par.
–"¡¿Aome que sucede?!"- interrumpió Akira en la habitación, trayendo consigo una Colt M1911 de empuñadura verde obscura, estaba listo para disparar a cualquier ave–"¿Quién cojones son ustedes?"- exigió al mismo tiempo en que apuntaba al mestizo con el arma cargada, este gruño llevando la mano a la empuñadura de su espada.
Las tres presencias se pusieron alertas, parecían listos para matar en cualquier instante, el interior de Aome se agito del miedo, no quería que nada le sucediera, no se necesita ser un genio para comprender, que las balas no podrían causar la muerte de ninguno de estos seres sobrenaturales, es más podía apostar que sería solo un rasguño para ellos.
–"¡Alto Akira!"–La azabache se interpuso en el medio, respirando agitada–"Baja el arma"–ordeno y el joven la observo como si se hubiera vuelto loca. Hakaku y Ayame también reaparecieron atraídos por el bullicio, llevándose la sorpresa del año–"¡Quietos! No se muevan"–la morena pidió en una súplica.
Sus amigos dudaron antes de bajar las armas, pero seguían estando reacios a las extrañas visitas.
Aome suspiro ligeramente aliviada–"Mantengan la calma"–les rogó y otra vez su atención estaba sobre los tres hombres–"Necesito respuestas"–ella dijo endureciendo el gesto, Miroku respondió con un movimiento de cabeza–"Síganme"–caracterizada por su naturaleza dominante, Aome los llevo hasta el salón.
–"¿Qué estás haciendo?"–Ayame dijo en un murmullo, que pretendía ser solo para la azabache ya que ignoraba los sentidos súper desarrollados de los dos demonios, aunque Miroku no contaba con un buen oído intuía el motivo de su preocupación –"¿Quiénes son estos suje-"
–"Soy Miroku un monje"-comenzó una nueva presentación–"Él es Inuyasha un Inugami hanyou"-señalando al susodicho quien se cruza de brazos y suelta un Fhe como respuesta–"Y ese de ahí es Sesshōmaru un Inugami completo"–indica al mayor quien se encontraba recostado sobre una pared lo suficientemente alejado–"No tiene de que preocuparse, no estamos aquí con la intención de hacerles daño, sino para ayudarlos"
Akira soltó un bufido, frunciendo el gesto–"¿Cómo podemos creer en lo que dices?"-inquirió delatando su desconfianza.
Hakaku dio un paso el frente luciendo intimidante–"¡Así es quien nos asegura de que no nos asesinaran!"-aporto.
El semblante del monje se relajó–"No puedo solo, deben confiar"-respondió este mostrando toda la sinceridad que logro reunir brillando en sus ojos–"¿Señorita recuerda la perla rosa? ¿La que tenía en el baño?"–comenzó dirigiéndose a Aome, esta lo observo pensativa, como si no comprendiera a que se refería, la mente de la morena divagó por un par de segundos.
–"Eso creo"–murmuro como respuesta, ella escasamente divisaba haber encontrado una perla, el alcohol aún estaba circulando en su cuerpo y el dolor de cabeza la estaba volviendo irritable–"¿Qué ahí con eso?"-frunció la nariz.
El rostro de Miroku se ensombreció–"Fue la perla quien nos trajo aquí, a través de su deseo"–comenzó este explicando, bajo la mirada sorpresiva de los tres humanos, especialmente Aome quien lo miraba como si se hubiera vuelto loco–"Fue usted quien pidió ayuda, esa es la razón por la que estamos aquí-"
–"No es posible"–Aome lo interrumpió.
–"¿De qué está hablando Aome?"–inquirió Akira, pero se vio completamente ignorado por la morena, quien se perdía a través de sus propias divagaciones.
Ella estaba estupefacta, el mundo se había ido a la mierda por su culpa y ahora había invocado a tres seres mitológicos en el baño de su casa.
Y aunque ahora no sabía exactamente que pensar, además del temor que estaba sintiendo, como hace mucho no lo sentía Aome pudo discernir esta absurda situación que ponía en duda su cordura, a un paso de la fantasía y la realidad.
Monstruos voladores, demonios y perlas mágicas.
¿Qué era esto? ¿Un cuento de hadas?
¡Alguien estaba escribiendo su destino de una forma irreal!
Le estaba jodiendo la existencia.
–"Debo estar loca pero dadas las circunstancias en las que vivimos..."-ella dijo en un murmullo alzando la mirada sobre los tres desconocidos, pero su vista solo se posó sobre uno en particular, aquel que en todo este tiempo no había formulado palabra alguna–"Te creo"- concluyo con seguridad.
El monje cabeceo mostrando una ligera sonrisa aliviado de escuchar esa respuesta, para seguidamente regresar a su postura seria–"Ya que su deseo sea cumplido, la perla se resguardo dentro de usted, hasta que la deuda sea saldada, una vez que la hayamos ayudado en lo que usted requiera, volveremos al interior de esta"–explico asombrando a todo una vez más.
–"¿Q-ué?"-Ayame balbuceo incrédula–"¿Viven dentro de la perla?"
–"Desde hace siglos"–Inuyasha mascullo con cierto mal humor–"Es aburrido estar ahí dentro"- admitió.
–"Espera ¿Qué?"–Akira soltó una risilla nerviosa–"Esto debe ser una broma".
Miroku comprendió que debía ser más explícito–"La perla de Shikon o de las cuatro almas es una valiosa joya que así como puede brindar grandes poderes a quien la posee también atrae grandes desgracias... nació en la villa Taiji, durante la época de guerras, en la que sacerdotes y guerreros luchaban contra los monstruos-"
–"¿Desgracias? ¿Poderes?"–Ahora lucia asustada–"No necesito más desgracias de las que ya ahí"
–"¿Cuatro almas?"-Ayame murmuro pensativa, tenía la sensación de haber escuchado esa historia antes, Aome noto el semblante de su amiga quizás estaba preocupada por lo mismo que ella.
–"Cuatro almas, Arami Tama significa valor, Megimi Tama significa amistad, Kushimi Tama significa sabiduría, Sakimi Tama significa amor, de estas cuatro almas está formado el espíritu"
–"Dentro del cuerpo estos viven en el corazón, esto es lo que mantiene con vida y conciencia a los seres humanos"- aporto Inuyasha, cruzándose de brazos, con la mirada puesta sobre el techo.
Aome percibió un gesto muy extraño por parte del monje, dirigido hacia el Youkai, una mirada, pero no era cualquier mirada, sino que lucía como si estuviera pidiendo su aprobación y en cuanto al tal Sesshōmaru, este simplemente había volteado el rostro.
Luego de esto el monje suspiro y continuo hablando–"La joya fue creada por Midoriko"–todos reconocieron ese nombre sin embargo decidieron no interrumpir–"Era una sacerdotisa con el poder de purificar las almas de los demonios, ella combatió con cientos de Youkais, la batalla se extendió durante siete días y siete noches"–Aome estaba asombrada, la fuerza de esa mujer era envidiable–"Debido a esto comenzó a debilitarse y los demonios comenzaron a devorarla, antes de morir ella utilizo sus últimas fuerzas para combinar y expulsar sus almas, ambos murieron, debido al hecho de que dejo sus almas, nació la perla de Shikon"
–"¿Midoriko?"- Ayame murmuro en cuestión, con el rostro pensativo vio a Aome a su costado, tenía intenciones de saciar la curiosidad, pero la morena había visto la reacción del Youkai al ser mencionada a esa mujer, y por alguna extraña razón sentía que no debía dar a conocer los detalles de la estatua, la cueva y sobre todo el supuesto cadáver de la milenaria sacerdotisa–"No digas nada"– Aome le dio una advertencia silenciosa, por suerte Ayame lo entendió de inmediato.
La pelirroja sonrió quedito.
–"¿Qué?"–el hanyou arrugo el gesto con desconfianza, observando a la mujer de pies a cabeza–"¿Acaso la conoces?"
Parpadeo con aire inocente–"Claro que no, solo me parece un nombre peculiar"–respondió con tranquilidad.
Inuyasha estrecho ligeramente los ojos, Ayame lo noto–"¿Cómo podría conocer a alguien que ha muerto hace siglos?"–inquirió esta con aire ofendido.
Ella tenía razón –"Tsk"–El mestizo gruño vencido.
–"Por cierto. ¿Cómo es que la perla está dentro de mí?"–Aome habla cambiando el ambiente–"¿Qué es eso de que da poderes a quien la posee?"–finalizo curiosa.
–"Esta joya tiene la capacidad de incrementar el poder de cualquier monstruo o persona, por lo que muchos, tanto humanos como Youkai, la ambicionan"
–"¡Imposible!"-exclamo Ayame
–"¡Pero yo no la quiero!"–respondió ella de inmediato, haciendo sonreír al monje y llevándose una mirada inquisitiva por parte de los dos demonios.
–"Eso explica porque está dentro de ti"–respondió con una ligera sonrisa–"Sabe que eres una buena persona, aun después de lo que has pasado y lo que has hecho"–dijo viéndola a los ojos–"La perla ha confiado en ti y por esa razón es muy probable que te otorgue alguno de sus poderes"
–"¿Buena persona?"–Aome se dijo así misma con cierta burla, ella no se sentía de esa forma.
Hace tiempo había dejado de ser una inocente-ilusa
–"Sabe lo que hay en tu corazón, jamás falla"–reafirmo el monje.
–"¿Qué poderes puede darle?"–esta vez fue Akira quien hablo interesado.
Miroku no respondió de inmediato, permaneció en silencio unos segundos antes de dar a conocer su conclusión–"Dado que su creadora fue una muy poderosa miko, es probable que adquiera habilidades espirituales y de purificación"
Aome palideció–"¡¿Qué?!"–exclamo sorprendida.
Reacciono Hakaku–"¡Vaya capitana es usted asombrosa!"–palmeo el hombro de la joven, como muestra de aliento y aprobación.
–"¡Es genial Aome!"–dijo Ayame con los ojos brillando, tal vez era bueno conservar la esperanza.
–"Lo es"-agrego Akira con una ligera sonrisa.
Pero el semblante de Aome no era alentador, ella lucia más preocupada y asustada que antes en su interior crecía el sentimiento de que estas personas le traerían tantas alegrías como desgracias, sentía que estaba a punto de hacer un pacto con el diablo, enceguecida al borde de un precipicio que con el más sutil de los movimientos caería al vacío.
Aome presentía que las cosas empeorarían, pero al mismo tiempo estaba convencida de que la presencia de estos seres seria de mucha ayuda, para el futuro tan incierto que les esperaba.
No debía olvidar que lo importante era sobrevivir, proteger a los suyos a costa de su propia vida, por su temor no podía desaprovechar la oportunidad de usar a estos seres a su favor, no cuando la vida de sus hijos y amigos corría peligro día tras día.
Ella alzo la vista centrándose en las tres presencias, su mirada no mostraba ni una pisca de temor y toda duda había sido disipada–"Si acepto su ayuda, tienen que prometerme una sola cosa"– la seguridad había rodeado el aura de la muchacha mientras que su postura demostraba liderazgo.
Miroku observo a la joven con serenidad, al contrario de Inuyasha quien había fruncido el ceño al oír la altanería con la que se expresaba–"¿Cuál es la condición?"–cuestiono el monje.
La morena sonrió–"Deben obedecerme y sobre todo no atentar contra la vida de mis hombres"– dijo con inteligencia.
Sesshōmaru arrugo el ceño, ninguna mujer decretaría sobre él.
Inuyasha soltó una carcajada–"No estás en condiciones de exigirnos nada"–Mascullo entre dientes el hibrido, Aome le dedico una fiera mirada.
Los demás humanos se pusieron alertas.
–"Lo estoy"–Aome sonrió de lado–"Ya que puedo regresarlos al agujero de donde salieron en cualquier momento ¿O me equivoco?"–Inquirió con cierto aire de frivolidad–"A puesto a que no ven la luz de sol muy seguido"–finalizo con burla.
El mestizo gruño amenazante, mientras que Miroku sonreía complacido, la joven tenía el valor de enfrentar a tres seres mitológicos, lo cual era digno de admirar. Sin embargo aunque le encantase la actitud de la mujer, no podía pasar por alto la opinión de sus compañeros, especialmente la del Inu Youkai.
El cual era obvio que se iba a negar.
–"Tendremos que pensarlo"–respondió el monje y Aome asintió.
Inuyasha gruño–"¡Una mierda, no hay nada que pensar!"–Exclamo de brazos cruzados, haciendo un desprecio–"¡De ninguna manera!"
El moreno suspiro mirando con reproche a su amigo–"Tranquilo Inuyasha, dejemos que tu hermano lo decida"
Aome parpadeo confundida "¿Hermano?" se dijo a si misma y de inmediato sus ojos marrones se posaron sobre la figura demandante del Inu Youkai.
Sus orbes doradas destellaban un completo desprecio–"Hn"–fue el monosílabo que broto desde su garganta, al ver la intensidad con la que era observado por los humanos, especialmente por ese par de orbes avellanas.
La mujer era altanera, pero sobre todo a Inu no le agradaba involucrarse con asuntos que no eran de su interés, especialmente si había ningen de por medio.
Aome sintió un fuerte estremecimiento que la cubrió de los pies a la cabeza, con tan solo oír su voz.
¿Cómo algo tan simple podía dejar sus nervios a flor de piel? Sencillo, el Inu Youkai decía "Peligro" en cualquier en cualquier punto que mires, todo él decía que debía ser respetado, Aome trago duro su garganta estaba rasposa y reseca e incluso vio la negativa mucho antes de ser dicha.
–"¡Debo ser fuerte, debo serlo!"–se decía a si misma–"¿Por qué solo te quedas viéndome?"–ella comenzaba a desesperarse y el mutismo de aquel hombre lograba hacerla sentir mal, porque si se negaba esta guerra jamás iba a tener fin.
¿Por qué había pedido ser obedecida? Fácil, necesitaba estar segura de que protegerían a los suyos, que podría confiar y dejar en ellos la seguridad de sus hijos.
Si algún día ella moría, si algún día ella les faltaba–"Por favor, por favor"–¿Qué sería de sus bebes? Expuestos a tantos peligros–"¿Sesshōmaru?"
Ella había pronuncia su nombre tan bajo y suave que el demonio se sintió estremecer, el rostro de la mujer antes altanero ahora parecía suavizarse y lo que encontró en aquella mirada logro sorprenderlo por un microsegundo "Miedo" ella inconscientemente o no había suplicado tras decir su nombre.
Inuyasha noto el cambio en el aura de su hermano de inmediato e incluso podía asegurar que Miroku también lo había presentido.
Sesshōmaru estaba dudando y los segundos se volvieron eternos.
Tenso la mandíbula y cerró los ojos por un segundo–"Haz lo que quieras"-siseo con desdén mientras que sus colmillos rasgaban su mejilla interna como un auto castigo. Como si se hubiera arrepentido al instante.
Inuyasha abrió los ojos con absoluta sorpresa.
–"Perfecto"– Miroku dijo con tranquilidad, sonriendo levemente.
La joven azabache seguía sin comprender, aquello había sido un no o un sí, estaba desconcertada–"¿Qué?"–parpadeo confundida, y busco al monje con la mirada, pidiendo una explicación.
Este amplió la curvatura de sus labios–"Él acepto"
–"¡Khe!, no esperes que te hagas caso"- el hibrido dijo haciendo un mohín–"Y ten presente que aunque mi hermano haya aceptado, nadie le dice que hacer. ¡Así que ten cuidado!"
Aome estaba estoica.
...
El ambiente en la casa era tenso, sin embargo ninguno se atrevía a decir algo fuera de lugar para no despertar la ira, de los nuevos integrantes, no había sido fácil convencer a su grupo de que la decisión tomada había sido la mejor, porque incluso ella misma dudaba, pero aun así había objetado que lo primordial era protegerlos.
Cuando llego el momento de decirles a sus hijos, agradeció a todos los dioses que estos fueron inteligentes, su madre había reclutado a seres mitológicos para acaban con las aves y ellos bajo ningún motivo podían mencionar lo ocurrido en la cueva, para Shippō y Rin su madre siempre tenía la razón, era la más sabia porque los mantenía con vida durante todo el tiempo.
Aome no comprendía el porqué, pero su sexto sentido o sentido de supervivencia le advertía de que sería una mala idea dar a conocer lo de Midoriko.
Ella confiaba ciegamente en sus instintos, por ellos aún seguía respirando.
En cuanto a las visitas, Aome les había ofrecido la comida con la que contaban y hospedaje tal como debía ser, por suerte su casa contaba con más de una habitación de invitados, así que ahora se encontraban distribuidos de la siguiente forma, Ayame y Akira siendo parejas compartían la cama, ubicados en la planta baja junto con la de Hakaku quien yacía solo aunque su pieza era originalmente de Souta, pero este había decidido pasar la noche en la segunda planta cuidando de los niños cuyo dormitorio contaba con solo dos camas, así que tuvo que arrojar un colchón al suelo, Inuyasha y Miroku compartían habitación estaban frente a la de los niños, en cuanto al tal Sesshōmaru, este tenía una recamara para él solo, algo pequeña pero acogedora después de todo el transmitía esa sensación de ser el líder dominante y la morena no quería comprobar que tan terrible era su mal humor, casualmente la habitación de este se encontraba frente a la suya.
Solo tenía dos baños, así que el aseo seria por turnos, más vale evitar inconvenientes.
Y hablando de inconvenientes, pronto tendría que hacer un sondeo por zonas alejadas en busca de suministros, no solo la comida estaba comenzando a faltarles, sino que también el combustible del generador estaba escaseando y solo Dios sabe lo que les pasaría si se quedasen sin luz.
Tendría que buscar la manguera y el bidón para extraer la gasolina en los autos abandonados.
Si, Aome tendría que dar un paseo muy largo al amanecer.
Continuara...
Saludos hijos de Húrin!
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Namárië
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