One-Shot Evelix: "Helado para dos"

Para @GiovannaAbarcaVazque


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Antes de empezar me quiero disculpar por haber estado ausente tanto tiempo. Tal vez se me catalogue como una desconsiderada pero en serio lamento lo que hice. Sin embargo, de verdad necesitaba una pausa. Pero, por supuesto, no se puede dejar inconcluso algo que prometiste, y, aunque no recibí todos los pedidos de one-shot de los ganadores voy a hacer lo que prometí con los pedidos que hay, y luego, con las ideas que me surjan. 

Sin más preámbulo... El Primer One-Shot, que, a propósito, está situado la vez que Eve y Félix fueron a comprar helado con el cupón que tenía Félix, si no lo recuerdan, revisen el capítulo 18: "Familia, helado y música", aquí va lo que pasó ese día...


**** 

P.O.V Eve 

Ni idea de por qué acepté. 

¡Odio mi moralidad! 

Pude haber dicho: "¿Sabes qué, Félix?  Hoy no puedo, le prometí a mi madre regar las gardenias". Era una excusa aceptable... porque esas malditas plantas tienen hasta un sistema pre-programado para que no les dañe la luz ultravioleta.  

Y ahora que lo pienso, creo que no es tan mentira porque... Si ayer fue el turno de Zac, y Lilly y Alex se encargan la próxima semana, entonces yo.... Oh-oh, mamá me asesinará, ¡y luego me va a convertir en abono para las hortensias" 

Mientras estaba debatiendo mi destino como fertilizante noté que ni Félix ni yo habíamos dicho ni una palabra en todo el trayecto al lugar de los helados. 

"Ay no" pensé "tal vez ahora se siente peor porque está pasando por un momento tan incómodo por mi culpa. ¡Idiota, Eve! ¡Bien hecho!"

-Y... ¿qué tal todo? -bien, adelante, ríanse, pero es lo mejor que tenía a estas alturas. 

-Oh, genial-respondió él con evidente sarcasmo. 

Lo observé de reojo: tenía las manos metidas en sus bolsillos y miraba el piso. 

-Así que, ¿vas a mirar el cemento? -genial, fase dos de mi estupidez: empezar a hablar cosas sin sentido para distraer. El único problema es que no sé cuando está bien, y cuándo parezco una radio con energía infinita para trasmitir-, es lindo el color. El gris es un color muy popular- empecé a aumentar la velocidad de las palabras-, oí que la gente lo ama, los rascacielos lo aman, los diseñadores de trajes lo aman, aunque a mí no me gusta en lo personal. Parece obsoleto, como vómito de gárgola, que, por cierto, tampoco debería ser gris, espera, ¿acaso existe eso? Porque creo...

- ¿Y entonces qué?-me interrumpió-  ¿Verde?  ¿amarillo? tal vez ese color que a las chicas les gusta, ya sabes, ¿rosa? 

 -Azul-sonreí volviendo a mirarlo de reojo-. Como tus ojos.

Si les digo que no lo dije con intención coqueta sino para establecer semejanzas, ¿me creerían?  

Hubo una pequeña pausa en la que me debatí seriamente en tartamudear una explicación o considerar largarme a correr, total, ya había hecho una cuota de cardio considerable. 

-¿Es un cumplido o un insulto que mis ojos sean considerados vómito de gárgola?- preguntó, no me atreví a verlo, pero captaba el deje de sarcasmo y diversión que se asomaban. 

Bien, si lo seguía insultando tal vez no se sentiría tan melancólico... Pero, por otro lado, ¿qué tal si le daba un cumplido? 

-No, zopenco-cabeza-de-roca- eso es, yo era la diosa de los cumplidos, ¿no?-, ergh... Quise decir que era MI color favorito, no sé cómo el vómito de gárgola se coló en la conversación- me encogí de hombros, tratando de restarle importancia y, mirando hacia otra parte para que no me viera enrojecer. 

Félix tardo un minuto en contestar, pero no paraba de caminar. Rayos, este chico avanza rápido pensé. 

Y justo en el minuto en el cuál, estaba comenzando a creer que, de verdad se había ahogado con saliva o algo por el estilo al no estar acostumbrado a recibir cumplidos de mi parte, simplemente dijo: 

-Si esperas que con eso diga que mi color favorito es el café, serio error porque no lo es. 

Claro, como Félix no se toma nada en serio... 

Rodé los ojos y tomé esa broma como una señal para mirarlo a la cara mientras trataba de seguir su paso: 

-Ni creas que lo dije por ti. Es sólo que siempre me llamó la atención  el azul, feo, como de mar contaminado por petróleo. 

Ojos de Mar Contaminado se llevó la mano al pecho ofendido: 

-Mis ojos no te prestan atención, ¿sabes? Tienen cosas más importantes qué hacer.  

- ¿Cómo qué? ¿Centrarse en el camino para que la única neurona que te queda ahí dentro no cometa el triste error de tropezar con... una hormiga? 

-Ja ja- rió seco- No tengo una sola neurona- se quejó por lo bajo. 

-Claro que no- seguí animadamente-, al principio, me atrevo a creer que tenías... seamos generosos y digamos que... ¡Cinco neuronas! 

Félix suspiró exasperado y puso los ojos en blanco, pero eso no me impidió continuar. 

-Digamos que tenías cinco neuronas, entonces, una se ahorcó a sí misma por accidente, ¿bien? Eso nos deja a cuatro neuronas, ¿eh? Pero entonces, dos trataron de hacer sinapsis, y se asustaron al verse a si mismas, entonces explotaron y , ¡Bum! Dos neuronas menos. Lo que nos deja a dos, que estaban tan dañadas por la explosión que, quedaron en una camilla de hospital, y como no hay más neuronas se tuvieron que inyectar suero a sí mismas- reí al imaginármelo-. El problema fue cuando una confundió alcohol desinfectante con suero y ahí va otra neurona menos. Lo cual nos deja con...  

Iba a continuar, pero ni siquiera noté que ya habíamos llegado a la tienda de helados, Félix alzó las cejas e hizo un gesto para que entrara. Entrecerré los ojos, negué con la cabeza y abrí la puerta del lugar en respuesta.

Bien, no era un caballero para abrirme la puerta, pero, viniendo de Félix Gómez, me sorprendía que siquiera me hubiese dejado pasar primero, así que podemos decir que se estaba acercando (levemente) al modelo de chico perfecto. 

 Jamás había venido a este lugar, bueno, no al menos sin mis hermanos. Y en cierto modo era raro no ver a Zac asesinar con la mirada a cada chico que mirara a Lilly, y que a su vez esta no se precipitara a ver qué sabores de helados que había como si fuera una niña de 7 años. 

Por mi parte, no tenía ningún pretendiente, nunca. Y aunque era algo deprimente ver a tu hermana mayor acaparar todas las miradas sin quererlo, resolví que era mejor pasar desapercibida. Porque: 

1.-Zac no me tenía que vigilar, lo cuál era... vergonzoso.

2.-No me vestía como si tuviera que impresionar a alguien.

3.- Siempre que salíamos de la tienda de helados molestábamos a Lilly con sus pretendientes hasta que se ponía roja como un tomate de la incomodidad. Y yo no quería que eso me pasara a mí. 

Por eso, cada vez que venía a la heladería con mis hermanos mi papel y el de Alex era: buscar una mesa para sentarse mientras que el otro ordenaba los helados y arrastraba a Zac a pagarlos. 

Era un sistema infalible. 

Pero ahora, estaba Félix. Abrí mucho los ojos al darme cuenta de eso, ¿qué iba a hacer? No me podía encargar de las mismas tareas que tenía cuando estaban Zac, Lilly y Alex. 

Volvía a considerar la idea de huir, sí, lo sé, es patético, pero ese era mi sistema de defensa al temor. 

Miré a Ojos de Agua Contaminada, el cuál, parecía totalmente relajado mientras nos acercábamos al mostrador. 

- ¿Qué sabor quieres? -me sobresalté al escucharlo, esperé que no lo notara, pero Félix estaba concentrado observando desafiante a la chica que nos iba a atender. 

- ¿Eh? 

-De. Qué. Sabor. Quieres. Tu. Helado.- repitió recalcando cada palabra. 

-Fresa- solté algo intimidada. 

-Bien- repuso sin quitar la vista de la chica que también le devolvía la mirada tosca. 

Ella no podía dar tanto miedo pero se lo tomaba en serio, incluso, parecía que ella y Gómez 4 se conocían. 

La chica tendría unos 20 años quizás, el cabello castaño claro amarrado en una coleta y uniforme amarillo con el logo de lugar en una esquina del pecho: un helado sonriente. 

-Bárbara- escupió Félix con rencor. 

-Félix- le devolvió la chica. 

Ojos de Agua Contaminada cambió su cara por una expresión de superioridad al mostrarle el cupón y, acto seguido a mí. 

Bárbara gruñó, agarró el papel de la mano de Félix.

-Uno de Fresa y...

-Sorpréndeme- sonrió mi acompañante. 

Bárbara  se dio vuelta con la cuchara para helados y en unos minutos ya los tenía listos, a Félix le entregó un helado que bien parecía una mezcla de todo lo que había más cinco tipos de salsa. Hacía ver soso a mi simple helado de fresa con salsa del mismo sabor. Pero aún así, no me sentía intimidada, sino más bien asombrada por Félix. El chico podía tener mil problemas con su familia, pero aún así se las arreglaba para meterse en situaciones donde siempre terminaba ganando, sin importarle lo que pensaran de él.  Así que sólo lo seguía a una mesa disponible. 

-Así que- empecé-, ¿qué rayos pasó allí? 

Félix sacó una gran cucharada de su helado de forma tranquila y explicó de la misma manera: 

-Ellos me dieron ese cupón porque nunca pensaron que traería una chica aquí. 

Asentí. 

- ¿Así que me usaste para tener helado gratis? 

-Oye, tú eras la que insultó mis ojos y mis neuronas, no tienes derecho a quejarte. 

Touché. 

Traté de entenderlo, parecía relajado comiendo helado, como si nada hubiera pasado, ni una pelea en el colegio, ni una oleada de gritos con sus hermanos ni nada que lo pudiera turbar por mucho tiempo. Pero yo empezaba a comprenderlo: trataba de que todo pareciera bien, trataba de alegrar y de responder con sarcasmo para que el mundo se enterara de que estaba todo en orden, pero por dentro era humano (creo), y también estaba buscando la forma de hacer malabares con sus problemas para no derrumbarse y caer.  

¿Qué pasaba si trataba de ayudarlo? ¿Empatizar con él quizás?

De pronto, él levanto la vista, y sus ojos se encontraron con los míos. 

- ¿Qué tienes? -inquirió tragando helado. 

-Félix, ¿sabes que puedes contarme lo que te ocurre? 

Él ahogó una risa. 

-Sí claro- respondió con burla-, ¿para que después lo usen en nuestra contra en la guerra? No soy tan tonto Eve. 

-Hablo en serio- insistí, este idiota no se iba a escapar de esta conversación-, puedes confiar en mí, de hecho, creo que lo haces. 

-Claro que no. 

-Lo haces- insistí-, si no lo hicieras, no me habrías invitado... 

- ¡Necesitaba a alguien más para cobrar el cupón y darle su merecido a Bárbara! -alegó señalando a la vendedora. 

-¡Pero no necesariamente requerías que fuera yo! 

Félix resopló, dándose por vencido y se dejó caer en la silla. 

-Bien, sí-confesó-. Creo que eres un poco mejor que tus hermanos. 

Bien, ya van dos Gómez que me dicen eso. 

-Eso es algo- sonreí-. Y... ¿me vas a decir qué te ocurre? 

-No. 

-Bien, hagamos un trato-seguí-, yo te cuento algo personal y tu me dices qué ocurre, ¿hecho? 

Félix sólo asintió. 

-Bien, uhhmm- traté de recordar-, bueno, una vez, una amiga me comentó que, su papá la llevó a montar caballos con su hermana... 

-Esa obviamente eres tú. 

- ¡No! ¡Cállate! -respiré - Como sea. La niña aprovechó que su padre estaba hablando con su hermana y el dueño del rancho y se fue al establo a ver a los caballos. Entonces- hice una pausa para comer un poco de mi helado-, vio a uno muy bonito, en serio, en serio, muy bonito. Y quiso subirse. La verdad, le costó mucho al principio, pero lo logró. 

Me detuve a mirara a Félix, que escuchaba atentamente mi historia y continué: 

-El problema era que... no sabía montar caballos. Así que cuando lo intentó como había visto en la televisión, el caballo comenzó a correr y ella se cayó. 

Vi que Félix inclinarse con intriga hacia la mesa para oír mejor. 

-No fue nada grave- aclaré- solo un brazo roto, pero eso no fue lo peor- suspiré-. La madre de la chica se enojó tanto con su papá por no vigilarla que se la pasaban discutiendo... por eso, y por muchas otras cosas. Estaban al borde del divorcio. Entonces, la chica, al sentirse culpable, hizo regalos a cada uno de sus padres, haciéndoles creer que eran del otro y se pedían perdón. Al final ellos nunca supieron, pero su matrimonio se arregló. 

-Bueno- suspiró Felix- es una linda historia, pero no creo que la mía termine tan bien. 

-No me importa- dije- sólo me interesa saber por qué actúas raro... tal vez... tal vez decirme te ayudará un poco a sobrellevarlo- me encogí de hombros. 

-Vale- cedió- allá va... 

**** 

Había pasado una hora desde que supe lo que le ocurrió a mi vecino, sin embargo, todavía me costaba digerirlo. Félix sólo me comentó que habían peleado y que se habían dividido, obviamente no me contó algunas cosas con la excusa de que eran "motivos personales", así que no le presioné. Sin embargo, pude notar que en el camino de regreso, Ojos de Agua Contaminada se veía mejor, como si se hubiera sacado un peso de los hombros. 

Ahora, estábamos escondidos en la esquina, habíamos acordado que yo iba a entrar primero a mi casa y luego, unos siete minutos después, él a la suya, para evitar sospechas. 

-Bueno, me sorprende decir esto, pero me divertí- confesé con una mini-sonrisa. 

-Lo mismo digo- se pasó una mano por el cabello-. Nadie más puede enterarse de lo que hablamos, ¿hecho? -me extendió una mano. 

-Hecho- en lugar de estrechársela también lo abracé, él tardo unos segundos en reaccionar, pero luego me devolvió también el abrazo. 

 -Nos vemos- caminé un par de pasos hasta que me detuvo. 

-Hey- me volteé a verlo-, esa chica, que se rompió el brazo y arregló el matrimonio de sus padres, ¿eras tú? 

-Sí- asentí. 

-¿Y ellos todavía...? 

-Todavía no saben que la de los regalos era yo- completé. 

*** 

Cerré la puerta tras de mí, tratando de no hacer ruido. Eran las siete y media, pero eso no significaba que podía evitar problemas si no medía mis palabras. 

-Eve- me encontré a Zac viendo la televisión mientras que Alex seguía en su teléfono, Dios sabe donde está Lilly.

Sentí pánico al ver cómo mi hermano mayor se aproximaba serio, quizás había visto algo y supuso mal sobre Félix y yo. 

-Sabes que esto es grave, ¿no? 

Y aquí va... 

-¡Sí!  ¡Lo sé, lo siento! No debí... espera, ¿de qué me estás hablando? Solo para asegurar. 

Mi hermano negó con desaprobación la cabeza. 

-No regaste las hortensias de mamá- me recordó-, tienes suerte de que todavía no llega. Vé y hazlo ahora. 

Asentí rápidamente y corrí hacia el jardín. 

Con algo de suerte no notó nada raro en mí. 

¿Pero de qué me preocupo? 

¡Es Zacarías Mason de quién estamos hablando! ¡No tengo nada que temer! 

***

Y así empiezan los One-Shots. Tadaaaaaaa, prometo no ausentarme por taaaanto tiempo, pero, es que necesitaba organizar mi tiempo un poco, lo siento tanto por dejarlos colgados, en fin nos vemos pronto :-) 

Los extrañé ;-) 

Gracias a @-Clary2002- hizo una portada maravillosa que quiero estrenar pronto. 

Voten, comenten y nos vemos pronto

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