Capítulo 8: "Mantequilla: el mejor amigo del bromista"
Carly Gómez en multimedia
P.O.V Blake
-Entonces, ¿si no aceptamos ayudarlas no podemos ir a la fiesta de Vic? -preguntó Matt sorprendido.
Estábamos en la sala de estar tratando de que mis dos hermanos y su amigo nos tomaran en cuenta para hacer la broma. Y cuando por fin lo hacen, los muy zopencos dicen que están cansados. Lo que nos lleva al plan de emergencia: chantaje y soborno. Y la fiesta de Vic parecía una alternativa perfecta.
-Si- respondimos Vic, Carly y yo.
Félix nos miró con una mezcla de confusión y miedo.
-Me aterra cuando hacen eso. Nosotros con suerte sabemos que contestar por separado, no estoy muy seguro de que estupidez diríamos juntos.
Jack y Matt le pegaron un codazo al mismo tiempo.
- ¡No puede ser que para golpearme se pongan de acuerdo! – protestó mi mellizo sobándose los brazos mientras que Jack y Matt se reían.
-Entonces... ¿Qué dicen? -pregunté impaciente ignorando el teatro que montaba mi hermano menor con respecto a su golpe.
- ¿Tan insensible eres con tu mellizo? -volvió a hablar Félix indignado.
Lo ignoré. De nuevo.
-No olviden que yo soy la mayor- les recordó Carly sonriendo burlonamente-. Están obligados a seguirme a menos que quieran que mamá se entere del asunto del jarrón chino.
Los tres chicos gruñeron, pero se levantaron del sofá del que no se habían movido desde que llegamos. Y eso se considera un logro. El jarrón chino era una reliquia que mis hermanos y Matt rompieron mientras jugaban basquetball en la casa. Carly los salvó diciendo que el jarrón lo había roto un perro que perseguía a Roberto y que había entrado a la casa. Desde entonces mi hermana tiene ese recuerdo para hacer que los chicos hagan lo que ella quiera, y es muy útil en ocasiones.
- ¿Qué hay que hacer? – preguntó Jack resignado.
Vic sonrió maliciosamente y miró a Carly que le devolvió la sonrisa.
-Pensé que nunca lo preguntarían.
***
Los Mason's no están en casa. Perfecto. ¿A dónde estaban? Ni idea. Pero eso no importa. Nos facilitaron un montón el proceso de la broma.
-Blake, ¿nos vamos? – me llamó Félix.
-Ya casi termino- insistí.
Sólo quedábamos nosotros, mis hermanos y sus amigos se habían encargado de encerar los pisos al máximo con toda la mantequilla y cera de pisos que existió en nuestra casa y se habían ido. Félix y yo nos encargamos de poner mantequilla en los desodorantes, aunque nos encontramos con un par en aerosol. Pero nuestra creatividad no tiene límites. Con un aceite en spray funcionó el plan. Lo malo es que nos habíamos quedado solos porque los mayores habian escapado por si los Mason's llegaban.
Félix me estaba esperando en la puerta impaciente, los vecinos podían llegar en cualquier momento, y considerando que estábamos en el segundo piso de la casa eran muy limitadas las
Ocurre que yo soy muy perfeccionista y estaba detallando algunas bromas bonus estilo Blake en la habitación de los chicos, pero me faltaba alg...
El sonido de la puerta de abajo abrirse me puso alerta, y a mi hermano también porque abrió mucho los ojos. Sin pensarlo rodé bajo la cama de...No sé... ¿Alex o Zac? Da lo mismo, el punto es que me escondí debajo de la cama de alguno de los chicos y Félix se ocultó conmigo.
- ¡¡¡Gómeeee...!!! -se escuchó un grito de abajo, probablemente de Lilly, pero se deformó al final cuando se oyó que algo chocaba con la pared.
En serio me hubiera gustado ver eso.
Abajo se oyeron más gritos y maldiciones hacia nuestro apellido. Creo que ya descubrieron la mantequilla-cera para pisos y su nueva pista de patinaje. Sería gracioso en otras circunstancias pero Félix y yo teníamos un problema mayor: cómo salir de la casa sin que nos viera el enemigo.
Existía la idea de pasar por el árbol que comunicaba mi cuarto con el de las chicas Mason, pero tal vez se oirían los pasos. Se descartaba la idea de bajar porque nos verían y no podríamos salir por el piso resbaladizo. Debimos planear esto antes, cuando estaban mis hermanos y sus amigos.
Miré a Félix en busca de ayuda, pero él estaba peor, lo vi en posición fetal meciéndose de atrás a adelante con los ojos muy abiertos.
Rodé los ojos.
Le señalé a mi hermano la puerta a lo que él negó rotundamente y con pánico. Entrecerré los ojos, dirigí una mirada amenazante y volvía apuntar, esta vez asintió.
Ambos salimos de nuestro escondite, por suerte, los gritos y caídas que había en la planta baja nos facilitaron un montón la escapada de la casa ya que no se oían nuestras pisadas.
Atravesamos el bendito pasillo con el consuelo de que en algún punto tenía que dar a la habitación de las chicas.
Entramos a un cuarto amarillo. Era el baño.
Luego a uno verde. La habitación de los padres.
Finalmente, gracias a que existen los milagros, llegamos a la habitación blanca que hacía que le ardieran los ojos a Félix por los objetos de chicas.
- ¡Aleluya! -gritó el tonto de mi hermano, para luego taparse la boca y mirarme asustado.
- ¡Hay alguien arriba! – informó Zac, mientras oíamos algo parecido a pasos resbaladizos-, ¡Demonios! ¡Lilly trae el bastón de la abuela como arma!
Oímos a la Mason número dos responder con que no se podía parar por la mantequilla en el piso.
Miré a Félix, sonrió y ambos volvimos sobre nuestros pasos y nos acercamos a la escalera con cuidado de no pisar los peldaños (también estaban con mantequilla) y vimos el mejor espectáculo sobre hielo (o cera de pisos) de la historia.
No pude resistirme a reír, y cuando lo hice unas cinco cabezas voltearon a verme. Mi hermano, Zac, Lilly, Alex y Eve. Sin embargo, Félix se unió a mis carcajadas.
-Ustedes- gruñó Eve tratando de acercarse, pero terminando en el suelo pareciendo un trapero humano.
-Sip –asentí-, nosotros.
Los Mason's me dirigieron miradas mortíferas.
-Blake, creo- empezó Félix temeroso- ¡que hay que irnos!
Asentí al ver que el temor al que se refería mi mellizo. Era que los vecinos empezaban a captar como patinar sobre la mantequilla y en cualquier momento podían venir a por nosotros.
Corrimos como locos al cuarto de Lilly y Eve y cerramos la puerta tras nosotros con seguro sólo por si acaso.
Al otro lado se oían quejas e instrucciones que daban los dos hermanos mayores para tratar de subir las escaleras.
Abrí la boca para recalcarle a mi hermano lo estúpido que era, pero él me cortó:
-Sí lo sé, fue una estupidez gritar, lo tengo en claro, ahora vayámonos antes de que aprendan a patinar en una escalera.
-Te perdono sólo porque necesito que lleguemos con vida a casa. Carly me mata si tenemos un Gómez menos.
Félix asintió y se dirigió a la ventana, la abrimos y se apoyó en una rama. Lo gracioso y cruel es que la rama se rompió y Félix cayó directo al césped de nuestra casa.
-Chicos, creo que están en este piso- se oyó algo parecido a Alex en el pasillo acercándose. Ahora es cuando me arrepiento de no haber engrasado el segundo piso también.
-Mierda- masculló Félix mientras se levantaba del césped de nuestro jardín, para después darle una patada al árbol- ¡Estúpido árbol, es la segunda vez que me caigo por tu culpa!
- ¡Oye! Yo aún lo necesito, se están acercando- alegué desde la ventana del cuarto de las chicas.
Félix rodó los ojos y gritó:
- ¡Le avisaré a Carly y Jack en el caso de que te atrapen y tengamos que hacer negociaciones, y de paso veré si Matt y Vic están ahí! ¡Blake, por favor, no tengo ganas de negociar, escapa rápido!
Asentí y observé como mi hermano entraba por la puerta de la cocina a nuestra casa.
Suspiré y miré a mi alrededor.
Como aun no sentía a ninguno de los Mason's cerca, tuve la oportunidad de observar el cuarto de Eve y Lilly más a fondo.
Veamos: muchas cosas relacionadas a caballos y premios de equitación, varias medallas de Lilly por deletreo, un par de manualidades que tenían firma de Eve, libros...
- ¡Gemelos Gómez, abran de una vez! – se oyó un grito al otro lado de la puerta. Tal vez era Eve, porque su voz sonaba mucho como la de ella, pero estaba muy enojada, y eso era algo que nunca había visto así que era difícil de identificar.
Culparé a Félix por todo esto, si el idiota no se hubiera caído y después me gritaba desde el jardín estoy segura que no se habrían dado cuenta de que estaba por acá.
Me percaté de que estaban tratando de forzar el seguro, en serio espero que esa familia haya comprado uno decente y que aguantara a cuatro chicos muy molestos y engrasados.
Me volteé rápidamente hacia la ventana que Félix había dejado abierta, y sin dudarlo me acerqué casi corriendo y puse un pie en la rama del árbol.
-Muy bien, árbol- me sentí algo estúpida por murmurarle a una planta, pero de todos modos ese árbol había dejado caer a mi hermano... dos veces, así que se habían ganado mis respetos-, ayúdame a cruzar y te aseguro que todas las semanas me encargaré de que mi mellizo no te vuelva a golpear. Y si lo hace yo lo golpearé de vuelta todavía más fuerte.
- ¡Tengo la llave de repuesto! – celebró una de las chicas del otro lado cuya voz ni siquiera me molesté en distinguir.
Oh, no, mala señal. Si tenían la llave, abrían la puerta, y si abrían la puerta me atrapaban... conclusión: era mi fin.
-Por favor- supliqué al árbol una vez más para luego salir por completo de la habitación Mason y quedar suspendida a cuatro metros del patio y la cerca que dividían los territorios Mason's y Gómez.
-No quiero morir, no quiero morir, no quiero morir- murmuré repetidas veces mientras pisaba con cuidado de rama en rama hasta que por fin alcancé el alfeizar de mi adorada habitación.
Sin dudarlo y con una sonrisa en la cara abrí mi ventana y entré a mi cuarto.
Cerré rápidamente mi ventana con seguro y observé como los Mason's por fin abrieron la puerta para no encontrarse con nadie en su cuarto.
Burlonamente los saludé, y Lilly y Eve me miraron como si estuvieran planeando cómo matarme en treinta formas distintas (cosa que creo que hacían en su mente), y los chicos las estaban deteniendo de saltar por la ventana y tratar de estrangularme allí mismo.
***
Después de unos minutos mirando el lado molesto de las hermanas Mason's bajé a la cocina, dónde mis hermanos y sus amigos me miraron aliviados.
-Qué bueno que estás viva- comentó Carly abrazándome.
-Oímos unos gritos de las vecinas y temimos lo peor- dijo Matt mientras me tendía una botella de jugo de naranja la cuál tomé y le dí un sorbo.
-Cuéntanos lo que pasó- insistió Vic.
-Félix nos contó algo- Jack señaló a mi mellizo que tenía una bolsa de hielo en su ojo por la caída del árbol y reposaba en el sofá-. Pero está medio mareado por el golpe así que es mejor que tú nos lo digas.
Acepté su petición. Después de todo, siempre tuve un don para contar historias en donde casi muero y/o me asesinan lunáticos vecinos, cosa que Félix no puede decir.
Una vez que terminé de relatar mi peligroso trabajo huyendo de las fieras que se hacen llamar hermanos Mason's todos se quedaron en silencio.
-Debiste irte con nosotros- dijo Jack negando con la cabeza.
- ¿Y tú cómo crees que iba a poder si ya habíamos llenado todo el piso de mantequilla y cera para pisos? – reclamó Vic.
-No es mi culpa de que el plan tuviera fallas, eso es culpa de Matt- devolvió Jack encogiéndose de hombros.
- ¿Qué tengo que ver en esto? – se defendió el rubio amigo de mi hermano.
-Mucho tienes que ver- Carly se cruzó de brazos molesta, por fin dejando de estrujarme la vida con su abrazo-, ¿quién dijo "dejemos que terminen los mellizos solos y vayamos a comer un sandwich"?
-Carly, yo tenía hambre- se defendió Matt.
-Matthew Daniel Lively- reprendió Vic usando el nombre completo de Matt.
-Victoria no-sé-tu-segundo-nombre Main, ya que ayudamos, ¿podemos ir a tu fiesta? - Matt hizo pucheros y Vic rodó los ojos.
-Está bien- cedió-. Después les digo los detalles. Ahora me tengo que ir.
Nos despedimos de Vic, la cuál trotó hacia su convertible plateado y lo puso en marcha con dirección a no-sé-dónde. Al poco rato también se fue Matt, pero este se fue porque su mamá necesitaba que fuera a cenar y la ayudara a lavar los platos.
Lo que me dejaba sola con mis hermanos.
-Hoy fue un día largo- dije tirándome al sofá, obligando a Félix a correrse.
-Yo no puedo esperar a mañana para ayudar con la planificación de la fiesta de Vic- explicó Carly entusiasmada mientras subía a su cuarto murmurando para sí un montón de posibles ideas para la fiesta. Jack la siguió, seguramente para irse a jugar videojuegos en el cuarto que comparten él y Félix.
Suspiré cansada. Planificar era la parte más dura de todas, pero el hecho de ir a una de las mejores fiestas del año por ello lo valía.
***
Ok, ahora actualicé antes porque estoy super-feliz por el booktrailer. No tengo nada más que decir, así que ¡Felices fiestas!
Chao
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