Capítulo 32: "El establo, el caballo y el tipo con uniforme de hockey"
P.O.V Eve
Y aquí estamos.
En casa.
Después de un fin de semana caótico.
Y yo... pues yo estoy aquí también.
No sé cómo, pero las cosas han pasado tan rápido que ni yo soy capaz de digerirlas. Luego de que desperté en la espalda de Félix un Sábado en la mañana, en una muy incómoda silla de hospital, fui a buscar a mis hermanos. Pero como soy buena samaritana decidí ir a por Zac primero y dejar a Alex con Blake más tiempo. Y adivinen qué. Me encontré a mi hermano mayor como un intento de tablero de afiches. Al principio no entendí muy bien el por qué rayos tenía una nota adhesiva rosa pegada en la frente, luego, al no ver a Lilly por ningún lado y descartar la teoría de que hubiera ido al baño, la realidad me golpeó.
Así que hice lo que cualquier hermana menor hubiera hecho a las cuatro de la mañana para despertar a su hermano.
Coloqué las palmas de mis manos a poca distancia de los oídos de Zac, casi al lado, y con un movimiento rápido aplaudí.
Zac se sobresaltó, paró sus incesantes ronquidos, rodó por las sillas que estaban a su lado y cayó al suelo. Lo ayudé a levantarse.
- ¿Qué fue eso? -preguntó una vez que estuvo de pie a mi lado.
-Un pájaro-respondí.
-Los pájaros no suenan así- alegó.
-Este sí-repliqué.
- ¿Y qué hacía un ave aquí?
- ¿Desvió de migración?
Zac simplemente pareció tragarse esa excusa, porque rápidamente pasó una mirada por el hospital y luego volvió a mirarme a mí:
-Este no es mi cuarto.
Estrellé la palma de mi mano en mi frente y negué con la cabeza.
-Olvídalo-repuse cansada-, vamos a buscar a Romeo antes de que su Julieta rubia lo asesine por decir alguna estupidez.
-Nah-Zac le restó importancia con un ademán-. Si Alex y yo tenemos ADN en común, entonces el chico ya habrá metido la pata.
Abrí mucho los ojos, me volteé hacia Zac, este seguía con la mirada relajada con dirección hacia el horizonte, hasta que se percató de lo que dijo y también abrió mucho los ojos.
-Si, ¿sabes qué? Vayamos a ver a Alex, con algo de suerte Blake no ha encontrado un arma blanca aún.
Tal como predijo Zac, Alex corría por su vida, pero ese no es el punto.
Lilly volvió un rato después, se le veía mejor, nos contó que Jack estaba bien, y dentro de poco podría volver a casa. Afortunadamente no se había hecho daño, solo una fractura la pierna.
En fin, como era sábado y habíamos llegado a eso de las cinco de la mañana a casa nos dedicamos a dormir y a jurar solemnemente por las galletas de Lilly que no le diríamos esto a nuestros padres hasta que usaran bastón, así les será más difícil realizar tortura, y para ese entonces planeo tener hijos o sobrinos que me defiendan, ¿con quién? No sé aún, pero aún conservo la esperanza de que un modelo alemán de revista venga a proponerme matrimonio, lo llevo soñando desde los diez.
Así que hoy, domingo, no tengo nada que hacer. A decir verdad, nuestros padres no sospecharon nada sobre lo de ayer, y antes de ayer, entonces, si consigo un pedazo de cinta americana ya al menos tenemos cubierto que Zac se quedará con la boca cerrada.
Alex está devolviendo unos libros a la biblioteca. Lilly está en modo-enfermera con Jack que ayer llegó a su casa, y aunque está fuera de riesgo, mi hermana no piensa igual. Blake tiene que terminar un informe de historia para el martes, que se supone es de cinco páginas y de la cual mi amiga recién va en la número tres.
Así que, hemos llegado a un punto en el que estoy mirando cuanto necesitamosrepintar el techo de mi cuarto. Sip, aprovecho la vida al máximo.
- ¡EVE! -me incorporo de golpe al sentir el grito de alguien. Al principio pensé que era mamá, pero no, es Zac y a juzgar por el grito no está contento.
Suspiré pesadamente, ¿y este qué quiere ahora?
-Voy- anuncié levantándome de mi cama.
Arreglé mi cabello, que tal vez se había despeinado al echarme en mi cama y bajé corriendo hacia la cocina. Zac estaba con un paquete de galletas vació en su mano y una mirada claramente irritada.
- ¿Si, hermanito? -pregunto con la esperanza de ablandar ese enojo.
-No me "si-hermanitees" a mí- espetó-, se muy bien que te comiste mis galletas.
- ¡Estaban sobre el mesón! - alegó.
Zac se soba las sienes por unos segundos antes de responderme:
-Eve, tengo que concentrarme para los exámenes, necesito mis galletas y no tengo tiempo para ir a comprar. Hermanita, sabes muy bien lo que eso significa.
Contengo una protesta, gruño, agarro mis llaves y abro la puerta.
-Bien, pero si me raptan dile a mamá que la culpa es tuya- lo apunto con el dedo.
Si, si, mientras no pidan rescate todo está bien.
No sé si tomármelo en serio o no, así que solo cierro la puerta y me dispongo a ir a la tienda.
Sin embargo, cuando paso frente a un arbusto alguien me lanza algo que me deja inconsciente por unos segundos.
Ya no sé del mundo.
***
Así que esto se supone que sienten las personas después de una resaca, ¿eh?
Sólo que... bueno, ellas no viven alucinaciones.
En cuanto abrí los ojos me di cuenta de que había algo fuera de lo común, quizás porque estaba apoyada sobre un montón de ¿heno?
Genial, ahora resulta que mi cuarto es un... establo. Un establo de madera, con montículos de heno, no veo a ningún caballo así que es probable que el dueño no esté. De repente se me vienen a la cabeza recuerdos de esta tarde y lo capto todo, bueno, casi.
¿Qué hace un tipo con equipo y bastón de hockey?
Peor de hecho. ¿He sido raptada por un equipo de hockey?
Aunque eso no es lógico. Sólo a Alex le pasan esa clase de estupideces y fue una vez.
Vuelvo mi vista al sujeto con traje de hockey, que me sigue apuntando con el palo. Esta cerca de la puerta, tal vez si lo empujo pueda correr, de igual forma tampoco se ve como si fuera muy atlético.
Lentamente me incorporo, apoyándome en montículo de heno que hay detrás de mí. El tipo con traje de hockey se mueve asustado, sin pensarlo dos veces me largo a correr y ruego que este sujeto aún le tape la vista la máscara de hockey.
Desafortunadamente, calculé mal a la hora de doblar y choqué con el tipo, haciendo que ambos rodemos sobre la paja de el establo y él termine encima mío.
-En serio me esperaba algo así- dijo el sujeto con la voz amortiguada por el casco.
Eso me deja confundida, frunzo el ceño, él se me quita de encima y también se deshace del casco.
¿Por qué esto me sigue pasando?
-Félix- intento que mi voz suene, indiferente, fría, mezquina, o algo. Pero siento como si me hubiera tragado paja al rodar, tal vez fuera eso.
-Hola, Eve- su rostro también esta serio. Al menos, me alivia que no esté melancólico como en el hospital. Sus ojos, que antes estaban tristes ahora tienen un brillo, ese brillo típico y a la ve molesto de Gómez cuatro.
- ¿Qué hago aquí? -pregunté sentándome para estar más cómoda. Si Félix me raptó entonces descarto inmediatamente que una mente maquiavélica me persiga.
-Es complicado, y creo que tus padres te responderían eso...
- ¡NO hablo de cómo llegué a este mundo, sino AQUÍ! -señalé el establo con frenesí, vale, me exasperé demasiado rápido.
-Ah, bueno, ese es un tema diferente- se rascó la nuca-, y... este... ejem... te vas a reír al final.
Achico los ojos, buscando dar mas miedo o presionarlo para que hable. Lo cual funciona porque se da por vencido y suelta un sonoro resoplo:
-Te traje aquí porque sé que te gustan los caballos, conseguí que el dueño te preste uno por un par de horas, y como no puedo acercarme porque Blake me tiene en vigilancia lo mejor que pude hacer es... esto- señaló su uniforme-, fue un proceso bastante largo si me lo preguntas, y como esperaba que trataras de escapar o te pusieras belicosa pues, conseguí este traje.
- ¿Por qué no solo me preguntaste?
Él rió.
-Oh, si claro, como si hubieras aceptado, exceptuando el obvio hecho de que en casa, haya una rubia maniático-protectora con sus amigas que no quiere que ta haga daño de nuevo. Sí, ¿por qué será que no se me ocurrió?
Sonreí de lado. Era divertido verlo tan agitado por explicar, además, si lo miras del modo novela-juvenil esto es lo más original que vi o leí sobre un chico. ¿Quién necesita una cena en la playa? El secuestro es lo más.
Hablando de eso...
-Oye, ¿cómo me trajiste aquí? ¿Mis hermanos saben?
Él volvió a sonreír, como si lo tuviera todo planeado.
-La verdad es que Carly me ayudó a traerte, con su auto.
- ¿Carly?
-Sí. Pero claro, tuve que darle la lata por varias horas hasta que la convencí. Mira las cosas que hago por... -se cortó de inmediato.
- ¿Por? -inquirí. Esto se estaba poniendo interesante.
-Nada. En cuanto a tus hermanos, ¿por qué crees que Zac te molestó con sus galletas?
Abrí los ojos con sorpresa.
-Así es. Debo admitirlo, tu hermano es mucho más romántico de lo que parece, y no me costó convencerlo, así que una vez que me mandó la señal avisando que habías salido, solo tuve que lanzarte un calcetín apestoso de Jack y, ¡tarán! Problema resuelto, él le dirá a tus padres que estás en casa de alguna amiga- ensanchó su sonrisa y se levantó del suelo.
- ¿Cómo sabes que me gusta equitación? -pregunté aceptando la mano que él me ofrecía ara levatarme.
- ¿Recerdas cuando Blake y yo nos escondimos en tu cuarto por la broma de la mantequilla? Habían varios premios de equitación a nombre de Eve Mason-susurró en mi oreja.
- ¿Eran ustedes? ¡LO SABÍA!- exclamé dando un salto y haciendo mi baile de victoria, a lo que Félix rió-, no me juzgues.
-No he dicho nada- alzó sus manos en gesto de rendición, para luego abrir la puerta del establo y guiarme hacia un maravilloso campo, en donde un caballo café claro y uno negro esperaban.
Las riendas las sujetaba un señor de unos cincuenta años, quién no dijo nada, pero sonrió al vernos y le entregó las riendas a Félix.
Él, ates de aceptar se quitó el resto de su uniforme de hockey y lo dejó a un lado.
-El café es tuyo- señaló al caballo- y yo, me quedo con el emo- palmeó al caballo negro que ante el gesto trató de morderlo- cuidado Clarabella, o serás un sandwich- le advirtió señalándolo con el dedo.
Reí, acaricié suavemente a mi caballo y observé como Félix peleaba con el suyo, gritándole insultos y evitando las mordidas del animal.
Aunque trate, este idiota me sigue gustando.
***
- ¿Y bien? ¿Te gustó? -preguntó Félix mirándome a los ojos. Ambos estábamos en estacionamiento del rancho, las horas habían pasado volando y nos tuvimos que ir, ahra esperábamos a Carly, ya que se supone que ella nos iba a buscar en su auto.
-Jamás me divertí tanto- le confesé.
Su mirada se oscureció un poco.
-Eve, sé que hice mal, pero, pensé que... Que alguien como tú jamás se fijaría en un payaso idiota- bajo la vista al suelo-, entonces, al ver a Dakota, pensé que te hacía un bien al dejarte tranquila y olvidarte. Sobra decir que nunca pude- volvió a mirarme-. Lo lamento.
¿En serio? ¿Este tonto se fue con esa plástica porque creía que no me gustaba? ¿¡Es idiota o se hace!?
-Te perdono- sonreí-, Félix, tu... ¿Tú aún gustas de mí?
- ¿¡Hablas en serio!? -gritó- ¡TE SECUESTRÉ, CONSEGUÍ UN RANCHO, SOPORTÉ QUE UN MALDITO CABALLO ME MORDIERA EL PELO Y AÚN ASÍ DUDAS!
Contuve la risa.
-Porque tu también me gustas- sentí un leve sonrojo, pero no fue nada comparado con la cara de pasmo de Félix.
-Yo- yo...
Una bocina de un auto lo interrumpió.
- ¡Eh! ¡Tortolitos! -gritó Carly Gómez desde la ventana del auto- ¡Hora de irse!
****
Sooooo
¿Les gustó?
Por favor, paciencia, no soporto si me ponen "actualiza" minutos después de que actualicé, porque necesito renovar ideas.
Fuera de eso, gracias por leer y por los comentarios.
#Evelixislof
Capítulo dedicado a Evelix shippers.
Byeeee
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