Capítulo 17: "Con el enemigo no se juega... y con los nombres turcos tampoco"

Zac en multimedia

P.O.V Félix

Ya veo que habrán supuesto que soy... emm... ¿cómo se dice? Ah, sí: mentiroso.

Pero no lo soy.

La verdad es que solo creo una historia (no necesariamente verdadera) para impresionar a Eve y sus escépticas teorías sobre que iba al baile solo.

¿Ven? Eso no es mentir, me gusta pensar que es "crear algo que aún no pasa".

Excepto por el simple, detallado, crucial e importante hecho de que no tengo una cita y eso jamás pasará porque aún me dan ganas de vomitar los besos en las películas y tener que abrazar a mis hermanas en sus cumpleaños o en Navidad. Que asco, ¿se imaginan cuántos gérmenes tiene Blake después de atacar la mesa de dulces? ¿Alguna idea? ¿No? Entonces tienen suerte.

Ahora tengo otro problema que agregar a la lista de problemas de Félix Gómez, y créanme, ya se está llenando muy rápido ese pedazo de papel rosa que arranqué del diario de Carly (me costó correr por veinte minutos por el jardín siendo perseguido por mi hermana pero valió la pena).

Ahora que dos de mis hermanos están en modo "parejitas" con los Mason's tengo serios asuntos que resolver.

Y todo empezó ese día cuando Jack se las dio de muy valiente y nos dijo que invitó a Lilly al baile de otoño, claro que lo valiente se fue cuando explicó que lo hacía para escapar de Susan pero aún así, ¡es el enemigo!

Unos días después mi propia melliza me clavó el puñal por la espalda y aceptó salir (repito) ¡CON EL ENEMIGO!

Esperaba más de Blake, me daba lo mismo si salía con ese loquito que prácticamente la acosa ¿Arnold? ¿Algert? ¿Existe el nombre Algert? Da igual, las neuronas no me dan para eso, con suerte me dan para lo vital. O bien, la rubia teñida también podía salir con Tim, un chico de nuestra clase que estaba libre, o Harold, o James, o quedarse en casa, o Francis, o Paul, o con el vago de la esquina, en fin, el punto es que... ¡¡¡todos esos me caen mejor que Alex Mason!!!

No es tan difícil de entender.

Y ahora Carly y Victoria salen con que Jason y Zac van con ellas al baile, ¡tiene que ser una broma!

No les basta restregarme en la cara que no tengo pareja.

Ahora tienen que burlarse por el nombre de mi cita inventada, restregarme que no tengo pareja, y que ellos salen con el enemigo.

¿Por qué no me matan y ya?

Ahora estoy sólo en clase de matemáticas, porque, aparte de tener que soportar ser cuñado de los vecinos, Blake se metió en no-se-qué problemas y ahora está en detención sin mí, ¡¡SANS MOI!! (A.N: significa "sin mí" en francés). Por lo que estoy solo, abandonado y olvidado por mi propia familia.

Y como el día no puede ir peor la profesora tuvo la brillante idea de cambiarme mi compañero de asiento. Ahora no es Chad, el "agradable chico que me dejaba copiar sus ejercicios", ahora es la aguafiestas.

- ¿Sabes cómo sacar la seis? -me preguntó Eve a mi lado, despertándome de mis pensamientos de odio al mundo.

-No- respondí sin dejar de mirar al frente, tratando al máximo de ignorarla.

- ¿Y la tres?

-No.

- ¿Entonces no entiendes las ecuaciones lineales?

-Ni una sola.

La chica gruñó a mi lado, frustrada, mientras que yo sonreí complacido: al menos alguien la estaba pasando tan mal como yo. Además, fastidiar gente me sube el humor.

- ¿Cómo es que pasaste sexto grado?

-Ni idea. Seguramente me ascendieron por lástima. O porque el profesor de sexto grado quería deshacerse de mí- le guiñé un ojo volviéndome hacia ella, que me miraba con cara de repulsión-. Una de dos.

-Me inclino por ambas- me sonrió cínicamente y volvió su vista a los ejercicios-. Es sólo que... la seis me parece algo compleja.

-Eve, si te hace sentir mejor, yo ni siquiera he anotado la fecha.

La oí reír disimuladamente a mi lado, pero de repente se calló.

Me volví hacia ella, nuevamente, muy sorprendido. Nadie ignora mis chistes, es lo que me hace más genial que Jack.

Mason cuatro miraba fijamente la hoja de ejercicios y disimuladamente apuntaba al frente con su lápiz, allí pude ver que la maestra estaba mirándonos, y por su expresión sabía que esperaba el momento justo para encontrarnos hablando.

Me hice el desentendido y volví mi vista a mi hoja de ejercicios, la cuál estaba tan inmaculada como cuando me la entregaron.

A la fuerza agarré mi bolígrafo y escribí mi nombre y la fecha.

Al menos algo es algo. Ya no nos pueden decir que no escribimos nada presumió mi conciencia.

Lo ignoré y traté de acordarme de las lecciones de matemáticas que mamá me daba de vez en cuando. Pero los números me parecían hacer burla, gruñí de frustración y traté de procesar las ecuaciones. Y luego... ¡Boom! Hecho. Los diez ejercicios completos en tres minutos.

levanté la vista, sonriente, muy asombrado de mí mismo, porque no me tenía tanta fe.

Francamente creí que llegaría hasta la mitad del primer problema y lo dejaría ahí.

Observé a Eve por el rabillo del ojo y la vi con el ceño fruncido, mordiendo la punta del lápiz y tamborileando la mesa con sus dedos.

Me desesperaba el constante repiqueteo de sus uñas en la madera, así que hice lo impensable: la ayudé.

Me fijé que la maestra no nos estuviera mirando y rápidamente me volví hacia el examen de mi contraparte enemiga, para que no se notara la ausencia de papel, intercambié su hoja por la mía, no sin antes darle un breve repaso a mis ejercicios. Entonces, antes de que Eve protestara llené los cinco ejercicios que le faltaban y prácticamente le lanzé su guía al momento que agarraba la mía y volvía a pretender como si nada hubiera pasado.

La chica Mason posó su vista en los problemas matemáticos ya resueltos, luego me observó con la boca abierta y volvió hacia los ejercicios.

Reí por lo bajo, pero mantuve mi pose seria. La he estado practicando últimamente: estilo Batman.

-Alumnos, voy a entregarles los exámenes de la semana pasada- anunció la maestra enseñando un montó de papeles-. Lamento decirles que sólo hubo dos calificaciones máximas- por favor que no sean Blake y Alex, por favor que no sean Blake y Alex, por favor que no sean...- el señor Alex Mason y la señorita Blake Gómez- ¡Fantástico! ¡Incluso la Señora Números los shippea! ¡Universo, quiero decirte que esto es caer bajo!

Por el contrario a mí, Eve sonreía feliz. Esto de ser una fangirl enloquecida se estaba metiendo mucho con ella.

Me desvié de mis raras divagaciones cuando me entregaron mi nota: un seis.

Sin mi permiso, la molesta castaña que sentaron al lado mío asomó su cabeza hacia mi examen y no tuve tiempo de cubrirlo. Frunció el ceño al ver mi calificación y luego volvió la vista a la suya: un perfecto ocho. Claro, no era de menos.

- Félix-llamó ahora que la maestra estaba distraída-, ¿por qué tienes un seis? Pudiste haber sacado un diez como tu hermana, los ejercicios que hiciste son...

-Mira, Evecita, aclaremos esto-la corté antes de que se pusiera a dar charlas motivacionales-, yo NO soy el nerd, ¿vale? Soy el payaso, ese es mi don, no sacar cuentas-empecé a enumerar con los dedos-. Segundo: mi hermana es la multifacética y sin miedo a la opinión ajena. Ella puede ser nerd, deportista, rebelde y lo que sea. Yo (como dije antes) NO. Y si no logró convencerme Blake de cambiar, tú tampoco. Tercero: si supiera que te pondrías tan eufórica por un par de numeritos no te hubiera ayudado y, en este minuto, estarías tragándote el lápiz del nerviosismo, ¿ya? Así que no me obligues a lamentar mi buena acción del mes y confórmate con tu trabajo hecho porque no lo haré otra vez.

Lo admito, eso sonó frívolo frente a alguien que sólo trata de ser amable conmigo. Pero no estoy de humor, y aún le guardo resentimiento a Eve Mason por no ayudarme a separar a su mellizo de la mía.

Ante mí chocante respuesta, Mason cuatro bajó la cabeza y asintió levemente. Luché contra el remordimiento un par de veces, en serio no quería disculparme.

Pero me educaron demasiado bien.

Como aún tengo orgullo y no quiero echarlo al piso pidiéndole disculpas le mandé una notita haciéndolo.

No quise firmarla porque... bueno, eso también era un detonante a perder el orgullo, así que me conformé con dejarla en blanco y deslizarla bajo el cuaderno de Eve cuando ella no estaba mirando.

Una vez que la vio, achinó los ojos e inmediatamente me miró en busca de una respuesta. Yo no aparté mi mirada y levanté las cejas. No esperaba una respuesta, tampoco una compensación, sólo quería deshacerme del remordimiento y ya.

Pero al parece a la gente le gusta salirse de mi plan ya que Eve me contestó:

¿Sabes? Esto no es "Kate, pásame la dos" , si quieres que te perdone dilo

¿Qué quiere que haga? ¿Que tire mi orgullo por el piso y me arrodille a pedir súplicas? No señor.

Olvídalo, Eve. Lo hice por remordimiento tómalo o déjalo. Además, si fuera "Kate, pásame la dos" YO sería Kate, porque soy más hermoso para ser el protagónico y tú no sabes ni dónde ubicar coordenadas en un plano cartesiano sin la ayuda de tu hermano gemelo.

Y así seguimos mandando notitas, evitando la atenta mirada de la bruja que tenemos como profesora hasta que sonó el timbre.

Me disponía a salir de clases cuando una mano golpeó mi escritorio y atrapó mi cuaderno.

Levanté la vista y por suerte ya no quedaba nadie en la clase.

Así que seguí levantando la mirada hasta encontrarme con unos ojos castaños que me miraban con furia.

Obviamente la cabreé. Es un don.

-Dilo-amenazó. Obviamente quería que le pidiera disculpas ahora, pero no lo iba a hacer.

-Dilo-repetí con una media sonrisa para enojarla aún más, mientras reunía el resto de mis cosas y salí de la clase.

-Eres imposible- gruñó la chica Mason detrás mío-. No puedo creer que pensé que tenías un gajo de humanidad en ti.

-Boh-hu, que pena- dije sin emoción en mi voz-. Bueno, es una lección para otro día.

- ¿Y cómo te va con tu cita? ¿O debo decir tu cita falsa? -me tensé al instante. Oh no.

- No sé de que hablas- mentí con un ligero temblor de voz.

-Sé que tu novia no existe, genio.

-Mequed es tímida.

-Porque no existe.

-Cree lo que quieras pero...- pare en seco mi argumento y dirigí mi vista a un punto más allá de la cabeza de Eve. Ella también se volteó y vimos a dos chicos en medio de una pelea, que estaban tratando de ser separados.

Reconocí al instante a Jack, pues Carly estaba tratando de separarlo al agarrarlo por la camisa, el otro trataba de ser contenido por Matt.

Divisé a Blake con rostro preocupado, tratando de entrometerse pero Carly le gritó algo y retrocedió.

Sin dudarlo me precipité hacia allá, ignorando por completo los llamados de Eve. Corrí hacia mis hermanos y me interpuse entre dos chicos que se miraban entre sí de forma asesina, no había que ser un genio para conocerlos, ambos era populares, se odiaban a muerte y tenían su séquito. Me puse en medio tratando de separar a mi hermano del otro chico, el cuál reconocí de inmediato.

Iba a preguntarle a Jack qué pasó cuando la voz del director me cortó:

¡¡Jack Gómez, Raymond Olsen!! A mi oficina por ser protagonistas de una pelea en los pasillos.

Ambos chicos, cabizbajos se acompañaron al director a su oficina, mientras que el grupo que rodeaba la pelea se dispersaba.

- ¿Qué pasó? -pregunté preocupado una vez que me reuní con mis hermanas y con Matt y Vic, los cuáles también estaban ahí.

-Te explico en casa. Pero, ya sabes, lo de siempre-explicó Carly con la mirada ausente y con Matt y Vic a su lado.

Blake tenía los ojos llorosos y se abrazaba así misma, obviamente tenía miedo de que Jack volviera a recaer y que esta vez, no pudiéramos hacer nada para ayudarlo. ¿Les soy sincero? A mi también me aterra eso, que Jack vuelva a lo que fue hace un par de años. No fue bonito esa fase en nuestra familia.

Le di un abrazo a mi melliza y ella me lo devolvió.

Esto es serio, si Jack recae, esta vez será más difícil sacarlo de su pasado, y por consiguiente: del nuestro.

***

*Inserte música de terror*

Hace muuuuucho tiempo que quería poner el tema del pasado Gómez y eso. Se irá develando en otros capítulos, ¿ok?

Si, si, ya se que dije que iba a actualizar martes y sólo martes, pero la verdad es que esta semana creo que no podré así que lo hice antes, creo que eso es todo.

Besitos y abrazos virtuales.

Voten comenten blablabla, lo mismo que se dice siempre, ¿ya?

Bye

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