Capítulo 11: "Día de drama Mason"

 Blake en multimedia



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P.O.V Lilly

Está de más decir que quiero asesinar a Eve.

¿Por qué?

Porque dejó las cortinas del cuarto descorridas. Y como no tengo ganas de cerrarlas, sólo me queda esperar... a las siete de la mañana... un sábado.

Ok Lilly, concéntrate en algo bonito

¿Y qué cosa bonita hay aquí sí se puede saber?

El sonido de los pájaros cantando...

Malditas aves, ¿qué nunca se les ocurrió que no estamos en un concierto de heavy metal si no que en una madrugada de sábado?

...o en la luz del sol en tu cara...

¡No me quiero broncear! ¿Entiendes? ¡Quiero dormir!

...o que tienes a tu hermanita durmiendo en la cama de al lado. ¡Tienes que admitir que es un momento fraternal muy lindo!

Oye conciencia, ¡tienes razón en eso! Estar al lado de mi hermana que incluso ronca a estas horas... ¡me da más opciones para asesinarla por hacerme levantarme tan temprano! ¡Gran idea!

¡Espera, Lilly! Eso no es lo que quis...

Muy tarde. Ya dejé de prestarle atención a mi conciencia que representa básicamente mi lado bueno ahora es el turno de mi demonio Lilly interno. Que es básicamente la parte de mí que más uso.

Esto se pondrá bueno.

Sin hacer ruido alguno me levanté de la cama, busqué si había una cosa que podría usar para levantar a Eve. La verdad es que las opciones son limitadas ahora que dormimos con la puerta de la habitación cerrada desde el incidente del cabello teñido. 

No sé si por suerte o casualidad Alex tuvo clases de química y encontró un compuesto que nos quitó el tinte de cabello antes de lo planeado, y, aunque guardemos esa mezcla tengo muy en claro que subestimé lo que alguna tintura verde comprada en Florida puede hacerle a mi cabello.

Da igual.

No encontré nada ...salvo ...oh, esperen, tengo una clásica idea. Siempre funciona.

***

Tardé tres minutos en tener todo listo.

Tres minutos para cobrar venganza.

Tres minutos en los que procuré no hacer un mínimo ruido en la habitación.

Tres minutos en los que supe que Eve ronca como el motor de una moto de alta propulsión.

Y tengo en claro que era mucho más fácil sólo levantarme y correr las cortinas, no piensen que soy estúpida. Pero todo ese sueño interrumpido no se perdona así como así. No señor.

Y si te han despertado temprano toda una semana para ir a la escuela y cuando por fin tienes tiempo de dormir más TAMBIÉN lo hacen, entonces creo que me comprenderás.

Me acerqué a mi hermana que estaba más inconsciente que nunca, casi me arrepiento de lo que estaba a punto de hacer, pero, nadie se mete con mi sueño.

Me agaché a la altura de la oreja de la chica de quince años y con todas mis fuerzas le grité:

-¡¡¡EEEVVVEEE!!!

Justo como lo planeé mi hermana se sentó de golpe en la cama como si hubiera sufrido un ataque cardiaco (cosa que estoy segura de casi haberle dado), y yo no desperdicié mi oportunidad. Sin dudarlo le lancé una cubeta de agua helada que había sacado del baño, a la cara.

Eve parecía shockeada, molesta y asustada.

- ¡¿Qué demonios te pasa?! – gritó mientras se estrujaba el cabello y me miraba letalmente.

Retrocedí un par de pasos.

-Vaya, Eve- comenté para calmarla-, no pensé que te exaltaras tanto.

Eve se levantó de la cama y se acercó a mí lentamente.

- ¡¡Dime qué hice para que me tiraras agua y me despertaras temprano!!

- ¿Fue una orden o una pregunta?

- ¡¡¡Eso no importa!!!

-Ok, creo que es una orden. Bien, tú – apunté a Eve con mi dedo índice tratando de simular confianza (la cual perdía a cada minuto que Eve gritaba)-, dejaste las cortinas descorridas.

- ¡Es para que entre luz natural! - respondió mostrándome la ventana.

-Claro- comenté sarcástica-. Cuando esa "luz natural" – hice comillas imaginarias con esas dos palabras-, te llegue en el rostro ya te entiendo.

- ¡¿Y era necesaria el agua?!

-Ahora que me lo replanteo creo que no tanto. Pero igual estuvo entretenido.

Eve gruñó y entrecerró los ojos. Rayos, nunca pensé que se iba a molestar tanto.

Se puede decir que ahora sí tengo miedo.

***

Estúpidas cortinas.

Estúpida luz del sol.

Estúpidos pájaros heavy metal.

Estúpidas lecciones de karate que Eve tomó el año pasado.

Gracias a el sensei Johnson y sus malditas clases que le dieron cinturón negro a mi hermana en tres semanas, tengo que estar amordazada y amarrada a una silla con las ventanas totalmente descorridas mientras todo el estúpido sol me da en la cara. 

Estúpido todo.

Definitivamente enojé a Eve. Y mucho.

Porque desde que me noqueó con esa patada ninja, me amarró a esta silla y dejó que el sol de la mañana me diera de lleno en la cara, ella se fue a dormir tranquilamente un par de horas más. Además, para ahorrarse problemas me amordazó con cinta adhesiva y lo único que me queda por hacer es aceptar que esos plumeros vivientes más conocidos como pájaros se les ocurra dejar el rock, ¡ya son las nueve de la mañana! ¡Paren ya!

De repente oigo pasos y que alguien abre la puerta.

Me imaginé por un momento que serían los Gómez, pero cuando abrieron la puerta y vi a Zac de algún modo mis sospechas se fueron.

Mi hermano estaba confundido, y me hizo muchas señas para preguntarme de algún modo qué era lo que había hecho.

Con unos movimientos de cabeza le pedí que me desatara y me sacara la cinta adhesiva que Eve había usado en contra mía.

Casi grito cuando me sacaron esa última. La buena noticia es que no tendré que depilarme por un buen tiempo.

Zac y yo salimos de la habitación con cuidado de no despertar a Eve y de poder cerrar bien la puerta.

-Vale, ¿me explicas que pasó? -preguntó Zac rascándose la nuca confundido.

-Enojé a Eve. Con una cubeta. Y un grito. Y agua.

Zac alzó una ceja.

-Ok, ok- cedí- lo hice porque Eve tenía las ventanas descorridas y me llegaba todo el sol en mi cara.

- ¿Por qué no sólo corriste las cortinas?

-Mira, cuando tú estés en esa situación recién vas a comprender lo que se siente- fruncí el ceño-, ¿y tú que hacías en mi cuarto?

Mi hermano mayor se encogió de hombros.

-Como no venía nadie a despertar a Alex y a mí con una bocina o una sartén pensamos que te habían raptado los extraterrestres- se encogió de hombros nuevamente-. Y no nos preocupamos tanto al principio, es solo que nos empezamos a alterar cuando pensamos en quién hornearía las galletas de chocolate y nueces que haces tú- me señaló-. Así que después de jugar piedra, papel o tijera con Alex perdí yo y tuve que revisar si estabas... ya sabes... viva.

Lo miré escéptica.

-Gracias- dije sarcástica-. No pensé que les importara tanto.

-Oh, cierra la boca y prepara esas galletas para desayunar.

- ¿Disculpa?

-Quise decir, por favor hermanita, hazlo por mí, que te quiero tanto.

Rodé los ojos.

-Está bien, pero si Eve viene y pregunta por mí, tú le dices que me fui a Canadá- le hice jurar.

-Hecho.

Bajé las escaleras negando divertida con la cabeza.

Fui a la cocina y saqué los ingredientes, luego me puse a cocinar.

No es tan difícil hacer esas galletas para desayunar, es un poco de harina, huevos y... ¡oh, no puede ser!

Paré en seco mi funcionamiento cerebral, dejé caer la taza de azúcar que se supone debía verter lentamente en la masa, me quedé con la boca abierta (literal) contemplando la vista que había por la ventana de la cocina y daba al patio Gómez.

Si bien la cerca me tapaba un poco la visión, no me impidió ver a un Jack Gómez sin camisa con una cortadora de césped.

Suspiré anonadada.

Mis mejillas se volvieron rojas como tomates.

Abrí y cerré mi boca como un pez.

Justo cuando el chico iba a voltear mis piernas flaquearon y quedé oculta por la encimera.

Traté de recuperar el aliento momentáneamente y darme golpes en la cabeza para que espabilara de una vez.

¡Madre mía!

Jamás vi a Jack como algo más que un rival malditamente competente, ahora lo veo como un rival de buen cuerpo malditamente competente.

Si les digo a mis hermanos se van a enojar conmigo. Soy la que dicta reglas, pero no la puedo romper a la primera, o eso espero.

Pero si soy objetiva tengo que decir que el chico va mucho al gimnasio.

Ok, Lilly, cálmate.

Pero, ¿viste sus abdominales?

Sí, soy tú, ¿cómo no? Pero disimula, levántate y sigue con las galletas que si los chicos nos pillan suspirando por el enemigo estoy muy segura de que Eve no será tan benévola esta vez.

¿Tú llamas benévolo a alguien que noquea a otro alguien y luego lo ata a una silla? Conciencia, siento decírtelo, pero tú y yo tenemos distintos conceptos de "benévolo".

Calla y haz lo que digo.

Sin siquiera protestar me incorporé lentamente y traté de concentrarme en las galletas, pero sin quererlo volteé a la ventana y vi a Jack mirándome con una sonrisa coqueta.

Sin quererlo abrí mucho los ojos y me ruboricé.

- ¿Te gusta lo que ves, Mason? – me preguntó. Lo seguía oyendo pese al vidrio.

Abrí la ventana y grité en respuesta:

- ¡Cállate, Gómez! ¡O te voy a lanzar una olla llena de budín de zanahoria que mamá hizo ayer!

Recibí una risa como contestación. Pero si ese chico supiera lo mal que sabe ese budín creo que ya no estaría riendo.

Cuando estaba por cerrar la ventana oí que gritó:

- ¡Lindo pijama de gatitos!

Demonios.

Olvidé es hecho de que estaba en pijama.

Me ruboricé aún más si es que eso era posible.

-Sólo cállate, ¿quieres? – dije con voz temblorosa.

Jack se rió nuevamente.

-Tranquila, nadie sabrá que duermes con "Pusheen" el gato.

Le saqué la lengua y cerré la ventana por completo. Al menos, así su risa era amortiguada por algo.

Tardé unos ocho minutos en volver a concentrarme, Jack ya se había ido para entonces, recogí el azúcar y comencé la receta de nuevo.

A veces me pregunto si mudarme de vecindario es admitir derrota. Porque cualquier cosa es mejor que soportar a tu némesis que vive al lado, y a sus otros mini-némesis.

Sentí unos pasos bajar las escaleras y me volteé.

Alex en pijama y somnoliento sonreía débilmente.

- ¿Acaso huele a galletas?

Sonreí.

-Por supuesto- respondí-, ahora pon los cubiertos mientras esperamos que se horneen bien.

Alex obedeció y dentro de poco las galletas estuvieron listas.

-Voy a llamar a los chicos- avisó Alex mientras se levantaba de su asiento.

Asentí, agarré una galleta y observé como el chico se acercaba al pie de la escalera y gritó:

- ¡¡¡Bestias 1 y 4, Bestia 2 hizo galletas!!! ¡¡¡Repito, Bestia 2 hizo galletas!!!

Como por arte de magia Eve y Zac bajaron corriendo y se miraron entre sí cuando vieron las galletas.

- ¡DESAYUNO! – gritaron al unísono con una sonrisa en la cara.

Y se lanzaron al ataque por galletas.

Esa es la razón por la cual evito hacer postres.

***

- ¿Por qué tengo que acompañarlos yo? ¡Si fueron ustedes los salvajes que devoraron las galletas como si no hubieran comido nunca! – protesté.

-No puedes ser tan dura- pidió Alex mientras se subía al coche de nuestros padres-. Es tu culpa en cierto modo, por no hacernos galletas en tan largo tiempo.

Negué con la cabeza, le mostré mi puño y entrecerré los ojos, y el cobarde abrió mucho los suyos para meterse rápidamente al coche. En cierto modo eso ya es un acto reflejo de Zac y Alex cada vez que los amenazo con usar la violencia.

Eve también estaba en el auto, y Zac estaba tratando de arrastrarme con ellos.

La moraleja de esta familia es: "Si nos hundimos, tú te vas con nosotros"

Y eso se traduce en que, si nos atrapan o estamos en problemas, todos tenemos que sufrir lo mismo. Lamentablemente eso se traduce a su vez en: hermanos.

Lo que explica por qué me están tratando de llevar a la fuerza con ellos de compras ya que después de que Eve, Alex y Zac se tragaran todas las galletas, empezaron a desabastecer el refrigerador (¡y lo que más me enerva es que ellos no engordan después de comer todo eso!). Lo más terrible es que nuestros padres se dieron cuenta y como castigo tenemos que comprar casi todo lo que mis hermosos hermanos (sarcasmo) se comieron.

Si no tienes hermanos, celébralo. A veces es más conveniente.

- ¡Vamos Lilly! -apremió Zac mientras me jalaba y yo me sostenía de la manija de la puerta para oponer resistencia.

Finalmente, mi hermano mayor ganó. Y después estaba sentada como copiloto mientras Zac conducía el auto y lo estacionó en el supermercado.

-Eve, ¿la lista de compras? – pregunté a mi hermanita antes de que Zac se estacionara.

Ella me mostró un papel que era más largo que la lista de niños malos de Santa Claus.

Suspiré derrotada.

Definitivamente íbamos a tardar un rato.

***

-Está bien- dijo Zac mientras conducía el carrito de compras-, ¿qué más nos falta?

- Un boleto de avión para irnos a México.

-Muy graciosa Lilly- respondió Zac enfocándose en mí.

Me encogí de hombros mientras buscaba en qué pasillo guardaban el detergente.

-No me puedes culpar por tratar- sonreí victoriosa y apunté a un pasillo a la derecha-, allí está el detergente.

-Allá vamos- masculló Eve.

Frucí el ceño.

-Oigan, cómo es que agotaron el detergente

Eve, Alex y Zac compartieron una mirada de confusión y pasmo.

FLASHBACK

Esa misma mañana, después del desastre de las galletas, los padres de los Mason's llamaron a sus hijos para que limpiaran el desastre en la cocina.

Lilly no estaba porque había corrido a su habitación a cambiarse su pijama por ropa casual.

Lo que dejaba a Eve, Zac y Alex la difícil tarea de saber cómo se limpia un piso de cocina con harina desparramada, azúcar también y huevos hasta en las ventanas.

Lamentablemente ninguno de ellos lo había hecho antes, y la que sabía más sobre tareas hogareñas era Lilly, pero no estaba.

Así que los mellizos, comandados por Zac fueron a buscar dos grandes paquetes de detergente, que, según ellos, sacaba cualquier mancha.

Su hermano mayor, había conseguido que la manguera del jardín llegara hasta la cocina. Así que cuando Eve y Alex consiguieron el detergente, no hicieron más que esparcirlo por el suelo y luego dejar que Zac y la manguera hicieran el resto trabajo.

Pero las cosas no resultaron bien. Mejor dicho, las cosas nunca resultan bien con un detergente ultra espumoso.

Pasó lo que muchos se imaginan: espuma por doquier.

Ahora, ninguno de ellos sabía por qué Lilly no había bajado ya a ver ese desastre. Aunque lo que menos se imaginaban era que su hermana estaba reviviendo en su mente un incómodo momento con su rival de enfrente. Pero eso no hay por qué decirlo.

En fin, cuando sus padres se enteraron tuvieron que drenar toda el agua por conductos de desagüe.

Por eso, cuando Lilly por fin bajó vio a sus hermanos completamente empapados y la casa con un fuerte aroma a cerezos en flor.

FIN FLASHBACK

Sin embargo, nadie respondió mi pregunta.

Da igual, cuando por fin llegamos al pasillo y vimos el detergente, sólo quedaba uno.

Me dispuse a agarrarlo cuando otra mano también lo hizo.

Levanté la vista y vi a nada más ni menos que a Gómez uno.

-Lilly- gruñó.

-Carly.

-Necesito ese detergente.

-Yo también- me crucé de brazos.

-Es el único que no deja mi piel irritada- dijo Alex detrás de mí.

Blake Gómez rió desde el otro lado del pasillo.

Genial pensé Carly trajo a su tropa.

- ¿Piel irritada? – preguntó la rubia entre risas.

-Y deja un aroma a lavanda en mi ropa interior- agregó Zac con aire soñador.

Blake no se contuvo y estalló en carcajadas junto con su mellizo.

Eve les dio un golpe en el brazo a mis dos hermanos seguían mirando el vacío de forma ridícula para que espabilaran.

-Está bien- dijo Jack palmeando el hombro de Carly y dándole una seña que no logré entender.

-Tienes razón- cedió la chica sonriendo repentinamente.

- ¡Oye, Carly! ¿No es el tipo que actuaba en Crepúsculo? – preguntó Jack  de repente, señalando detrás de nosotros.

- ¡¿Dónde?! – grité yo y mis hermanos al unísono para después voltearnos.

No había nada detrás de nosotros salvo un señor calvo que compraba manzanas.

Fruncí el ceño y me volví rápidamente para comprobar lo que me temía: habían escapado con el detergente.

Sin embargo, Félix Gómez seguía desorientado, buscando aun lo que su hermano había dicho. Hasta que su hermana melliza asomó la cabeza del pasillo de al lado y lo agarró del brazo para después salir corriendo.

-Mason's, ¡¡al ataque!! – rugió Zac señalando la dirección en la que habían huido los Gómez.


**** 

Ok, como dije antes, hice algo muy tonto con los Gifs, así que mis más sinceras disculpas, porque no los he podido volver a encontrar. Pero si vuelvo a encontrar uno, no duden que lo pondré en multimedia. 

Hoy me excedí un poquito con palabras, pero bueno, espero que eso compence mi tardanza de un día por publicar. Eso es todo. 

Adiós

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