capítulo 41
—Su majestad—hizo reverencia
—Sientense—les ordenó y Mahidevran miró a Nazikeda con duda
—Nos ha mandado ha llamar ¿ha pasado algo?—suspiró
—Si, Nazikeda se va a casar—Mahidevran miró a su hija
—¿Ha si?—alzó una ceja
—Si, no se irá con el hasta que cumpla la edad adecuada, ella lo ha pedido y el paşa es buena persona y joven—dijo el sultán y Mahidevran no dejo de ver a su hija
—¿Cuándo es la boda?—murmuró
—Primavera, te quedarás aquí para organizarla—dijo el sultán — Yusuf también, esperó que pronto me den noticias de un nieto
—Por el momento no tiene favorita —suspiró —Pero descuide el príncipe Azad le dará el primero—se puso de pié —si me disculpa tengo que hablar con mi hija
—Te esperó está noche Mahidevran —dijo el y ella salió de ahí junto a su hija
—Madre—ella alzó la mano
—Por Allah Nazikeda, pudiste haberme dicho, ¿por qué te quieres casar?
—Por el bien de Yusuf—la miró
—¿Y tu crees que vas hacer feliz con el?
—Ser hija de un sultán no implica ser feliz, tardé o temprano lo ibas a hacer tu, y decidí buscar al indicado yo
—¿Quién es el? Tengo que hablar con el
—Halil paşa, mañana lo verá, ahora vamos con mis hermanos
—Eres igual a tu tía Raziye —dijo yendo a sus aposentos y la Sultana sonrió
—Te extrañamos —dijo Şah
—Y yo a ustedes—dijo viendo a las hija de Beyhan sultán —¿Bayaceto ha estado bien?
—Si, tuvo una crisis hace poco, pero Nazikeda pudo ayudarlo —dijo Firial en un susurró
—Me alegró que se cuiden cómo hermanas—las miró —Vayan a descansar, mañana podemos desayunar en el jardín —dijo abrazando a todos sus hijos y a los hijos de Beyhan sultán.
La noche había dado paso para Mahidevran quién la había pasado con el sultán, Nazikeda estaba nerviosa, deseaba que su plan saliera bien, ella quería ver con bien a sus hermanos y más a Yusuf, quería que Neslihan y su hijo se hicieran polvo, Nazikeda no quería a los hijos de Neslihan, la bruja no dejaba que ellos se acercarán a los hijos de Mahidevran siempre les decía que un día ellos le servirían a ellos, Neslihan los estaba mal criando.
—Vamos Gul —dijo Mahidevran
—El paşa ya está ahí —dijo el eunuco y la Haseki suspiró para luego entrar a la habitación
—Haseki sultán —dijo el paşa
—Paşa, me he enterado que será parte de nuestra dinastía — lo miró — y sabes también que mi hija es lo más preciado.
—Lo se sultana, prometo que daré mi vida por ella y por nuestros príncipes
—¿Entonces ya lo sabes?—dijo ella
—Si sultana, la sultana Nazikeda fue claro conmigo, haré todo lo posible por mantener mi promesa
—Eso quería escuchar —lo miró — se fiel a mis hijos y serás gran visir —dijo saliendo de ahí.
La primavera había llegado, los preparativos estaban listos, las criadas corrían de un lugar a otro atareadas, los eunucos revisaban cada detalle y las kalfas corrían siguiendo a las criadas, a las afueras del palacio todos esperaban ansiosos la boda, la celebración sería la más grande jamás vista, oro, comida, juegos y más se estaban dando en honor a la boda de la hija favorita del sultán.
La joven sultana estaba nerviosa, su madre le decía que todo pasaría, que cuándo estuviera lista iría con el, Mahidevran suspiraba frustrada, las demas sultanas habían llegado, si o si tenían que ir a la boda de su hija, los Şehzades venían de sus provincias y las hijas de ellas jamás habían dejado el palacio, algunas estaban celosa cómo şahihuban, ella anhelaba ser ella la que tuviera esa gran boda, las hijas de Neslihan habían heredado su mal carácter y eso era de mal gusto para las criadas y kalfas.
—Vas hacer la envidia de ellas—dijo Turhan dándole un regalo
—Eso es lo que quiero—dijo viendo los pendientes que le había dado Turhan y Mahienver, Şah y Firial le regalaron un hermoso collar mientras que su hermano mayor le había dado un anillo echo por el, Bayaceto, Orhan y Murad habían escogido la mejor corona que habían visto alguna vez, su hermana estaba haciendo un gran esfuerzo por Yusuf y ellos lo sabían.
—Ya llegan—dijo Kardelen y Nazikeda rodó los ojos para luego poner una sonrisa falsa en su rostro para recibir a Şahihuban, y a Neslihan sultán, luego ingreso Mahfiruz sultan, se llevaba bien con sus hijas, Hanzade, Firuze y Safiye, luego Gülbahar y sus hijas, la única que no tenía el corazón podrido era Handan pero Hümaşah era una bruja igual que su madre
—Vamos—dijo Mahidevran viendo a las Sultanas y luego a su hija
Nazikeda estaba feliz, el paşa no era un anciano, tampoco era feo, tenía suerte en ser ella quién escogiera a su esposo, sus tías Raziye y Atike no habían tenido tanta suerte, pero ambas eran felices y estaban ahí ese día, todo era perfecto, la ceremonia paso y con ello la primera noche de casada, Nazikeda había decidido no ir a su palacio y menos pasar con su esposo hasta que ambos vieran que era necesario, el acepto el trato hasta que ella tuviera la edad necesaria, el paşa tenía veinticuatro años, muy joven para el rango de segundo visir.
Días después.
—Madre—dijo Kaya— ¿se irá?
—Sabes que si mi pequeña —beso su cabeza—pero regresaremos
—Lo se madre, falta mucho para que Orhan toque una provincia
—Si, aún tiene ocho años—sonrió —disfruta a tu hermano mucho tiempo
—Quiero pasar tiempo con Yusuf madre—hizo puchero la pequeña sultana
—Lo se, ve con el ahora—sonrió y la pequeña fue con su daye dónde su hermano—¿Ya se van las víboras?
—Si sultana —dijo Gul
—Yo me voy en una semana, quiero que tu y Ayperi estén pendientes de mis hijos y de Bayaceto
—Lo estaremos—le dijo el Eunuco
—Hija, quiero que estés alerta, tus hermanos son todo lo que tenemos—dijo Neslihan
—Lo se madre, no dejaré que ellas le hagan daño, Azad será el sultán y tu la valide—dijo Şahihuban
—Lo se—subió al carruaje
—Madre no quiero que se vaya—dijo Safiye
—Ni yo, pero tienen que cuidar a su hermano, sabes muy bien que Gülbahar o Neslihan les pueden hacer daño, quiero que cualquier cosa me avisen, saben que Mahidevran puede ayudarlas
—Lo se madre, cuide a Mustafa —dijo Firuze besando su mano y vieron partir a su madre
—Humaşah quiero que tu y Handan vigilen muy bien a Mahidevran, quiero saber todo—dijo Gülbahar
—Descuide madre—dijo Humaşah —pero Handan ama a esos bastardos y dudo que nos ayude
—Lo hará, es su obligación —dijo subiendo al carruaje
—No cometas otra locura Nazikeda—dijo Mahidevran
—No madre—sonrió ella— cuide de Yusuf, quiero sobrinos ya—beso su mano y luego abrazo a su hermano
—Pronto verás a tu sobrino allah que si—dijo el Şehzade y subio a su caballo.
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