10| ¿Cita? ¿Qué es eso?

— Llegamos. — anunció Luke. Alcé la mirada al lugar que nos había traído mi hermano y me sorprendí al ver que era como una especie de cafetería y bar, era muy grande, tenía un enorme ventanal, en el estaba pegado el nombre de la cafetería con letras cursivas y de varios colores. El lugar era todo de color marrón oscuro, excepto la puerta que estaba pintada de color blanco, y por fuera, tenía varias macetas alargadas con distintas flores. Era un hermoso lugar.

Thomas sonríe divertido, me mira y luego dirige su mirada hacia la cafetería, yo estaba sentada al medio de la parte trasera del auto e intercambiaba mi mirada entre la cafetería y los dos chicos que estaban al frente de mí. Luke se apoyó en el volante, colocando sus dos brazos en el y se quedó mirando hacia adentro de la cafetería.

­—¿Acaso vinimos hasta acá para observar una puta cafetería? — dije molesta. Estaba perdiendo mi tiempo, en media hora estaba por empezar mi serie favorita y me lo iba a perder. —Joder, hermano, no se que es lo que estamos haciendo aquí, pero siento que estamos perdiendo el tiempo.

Thomas se dio media vuelta y me observó molesto ¿Y ahora qué le pasaba? Le devolví mi mirada, indicándole que no me arrepentía de lo que había dicho y que tampoco me iba a disculpar. Él suspiró resignado y miró a mi hermano.

— Quieres que te ayudemos con ella. Es eso, ¿verdad? — Luke lo miró con una mueca en sus labios y asintió con su cabeza. Los miré sorprendida ¿Qué carajos? ¿Acaso mi hermano estaba enamorado de alguien que estaba dentro de la cafetería?

Tomás sonrío divertido y asintió comprendiendo la situación.

— ¿Y quién es ella? — pregunté en un murmuro. Luke tragó saliva y soltó un suspiro.

— Se llama Anne, va a nuestro colegio, pero siempre está en la biblioteca y nunca puedo encontrar un momento para hablar con ella. Cada vez que quiero invitarla a salir, mis palabras se traban y no puedo hablar.

— Así que un ratoncito de biblioteca ¿He? Qué buena jugada, hermano. — Luke lo miró molesto y Tomás empezó a reír, levantó sus manos al aire manteniendo su sonrisa burlesca. — Ok, Ok, hermano, no he dicho que eso está mal. Bien por ti, Luke. Espero que no nos eche a patadas cuando vayamos a pedirle su número de teléfono por ti.

— No entiendo. — Tomás soltó un suspiro de exasperación y se giró hacia mí.

— ¿Qué no entiendes, bebé? Tú hermano nos trajo hacia aquí para que lo ayudemos con esta chica. — su tono de voz fue bastante obvio, sentía que me estaba tratando de idiota. Rodeé mis ojos y lo miré exasperada. — Por suerte la conozco bastante bien y puedo conseguírtelo rápido. — alcé mis cejas y lo miré sorprendido.

— ¿La conoces? — preguntó Luke, robándome la pregunta que estaba por hacerle. — ¿Conocerla en qué sentido? —

— No, no, hombre, no es lo que tu piensas. Salía hace un tiempo con su hermana y su hermano es un amigo mío. Ella siempre solía estar en su habitación cuando iba a su casa en Londres, hablé algunas veces con ella, pero nunca fui con esa intención. — comenzó a hablar Tomás, miró hacia la cafetería de reojo y luego a mi hermano. — Su hermana, en cambio, es...— negó con su cabeza y una sonrisa divertida en su rostro. — Es... uf, es bastante buena en la ca...

— Joder, sí, no queremos escuchar eso de la loca de la hermana de esa chica y tampoco de tus conquistas. — lo corté molesta. Sentía algo dentro de mi que no sabía lo que era, pero estaba molesta al escuchar que estuvo con otras mujeres.

Tomás sonrío divertido mirándome a los ojos.

— ¿Estás celosa, bebé? — bufé enojada, ignorando su comentario y él soltó una carcajada. ¿Celosa? En sus sueños iba a estar celosa. —Ok, bro, vamos a conseguirte el número de esa chica. Deséanos suerte.

Bajamos del auto y caminamos hasta la acera de la calle, habíamos estacionado al frente de la cafetería, por eso, teníamos que cruzar la calle para llegar. Tomás tomó de mi brazo y lo miré alarmada.

— ¿Qué carajos haces? — pregunté entre dientes. Miramos hacia los dos costados de la calle y cruzamos.

— Estoy ayudándote a cruzar la calle ¿Acaso no lo ves?

— No soy una abuela en peligro para que me ayudes a cruzar, así que es mejor que me sueltes antes de que te deje sin herencia en medio de la calle. — él me ignora, rodee mis ojos y dejé que tomara mi brazo.

Cuando llegamos a vereda de la cafetería, me solté del agarre de Tomás, haciendo que el sonriera divertido. Entramos al lugar y pude divisar que era un lugar muy grande, tal y como aparentaba fuera, tenía un ambiente rustico, todo de madera y de color marrón, había figuras y frases pegadas en la pared. Tomás golpeó mis costillas con su codo, atrayendo mi atención hacia él.

— Ella es nuestra víctima. — murmuró él indicándome a una chica en la caja, la señaló con su cabeza. Miré hacia la dirección que apuntaba Tom y realmente la chica era muy bonita y también muy delicada, llevaba una camisa de color celeste pastel, que se ocultaba por el delantal, su cabello era castaño, casi rubio y estaba atado en una chula. No tenía maquillaje, solo unos pendientes circulares en su oreja y un piercing pequeño en su nariz. Ambos soltamos un suspiro y caminamos hacia ella.

— Hola — nos sonrío. — ¿Qué se les ofrece? — tenía una placa pequeña que tenía su nombre "Anne" escrito con varios colores. — Hoy tenemos un menú especial, más que nada se lo llevan las parejas, trae dos capuchinos y dos muffins, pueden elegir el que más les guste. Y de regalo, dos galletas a elección, solo a quince dólares. Es una oferta del día, pero pueden pedir lo que gusten. —

Miré a Tomás sorprendida ¿Acaso ella pensaba que éramos pareja? Joder, no, solo en sus sueños.

— Disculpa, pero nosotros no somos...

— Me agrada el menú del día, vamos a pedir esa promoción ¿Verdad, amor? — me cortó Tom, sonrío divertido girándose para mirarme, entrecerré mis ojos y lo miré molesta ¿Qué estaba tramando?

— Perfecto, pueden tomar asiento y les llevaré su orden dentro de cinco minutos. — ella anotó algunas cosas en la caja registradora y Tomás pagó nuestro pedido, le dejé que lo hiciera porque él había sido quien pidió eso ¡No habíamos venido a tomar café!

Anne se giró y empezó a caminar hacia la cocina ¡Joder, se estaba yendo!

— ¡Tom! La chica se está yendo. — la señalé y él me miró confundido.

— ¿Qué chica? — ¿Acaso me está jodiendo? Lo miré cansada y el asintió comprendiendo, se golpeó la frente y empezó a reírse solo.

— Cierto, lo arreglaré, no te preocupes. —me sonrío — ¡Oye! Espera, necesitamos otra cosa. — la castaña giró hacia nosotros y asintió, caminó hacia donde estábamos y nos miró esperando a que habláramos.

— ¿Puedes darme tu teléfono? — ella lo miró sorprendida. Golpee mi frente y lo miré incrédula. — Ella me miró y luego a mi acompañante que tenía algunos problemitas en su cabecita ¿Enserio acababa de pedir su número tan directamente? ¿Acaso se había olvidado de que le había dicho a la chica que yo era su pareja? Jodeeeeer, amigo, eres un bruto.

— Vaya, Tom, sí que no has perdido tu encanto ¿Pero llegar tan lejos? — ella me señaló — Está tu novia frente a nosotros y me pides mi teléfono, ten un poco de consideración, aunque sea por ella. — ¿Qué? Miré sorprendida a Tom y a Anne, conteniendo la risa que quería salir por el rostro de mi acompañante. Anne se dirigió hacia mi y tomó mis manos. — Amiga, ten cuidado con él, es un chico que le gustan las mujeres ¡Y qué mujeres! No es alguien para tener una relación estable, te lo digo por experiencia.

— Oye... — antes de que dijera algo, Tom se adelantó.

— Joder, Anne, no es para mí. Pensé que no me habías reconocido, tú número es para un amigo mío que no pudo venir hoy y quiere invitarte a salir. — ella empezó a reír a carcajadas y soltó mis manos.

— ¿Qué no te reconocí? Tú rostro es imposible de olvidar — de repente se puso seria y me dio un poco de miedo la mirada que estaba dirigiéndole al amigo de mis hermanos. Los miré extrañada, estaba sospechando que la historia que nos había contado Tom era falsa. Entrecerré mis ojos y miré al castaño que estaba a mi lado, con sus manos en los bolsillos de su pantalón, que miraba a la chica despreocupado.

— Ya hemos hablado de esto, tu hermana sabía en lo que se metía y no fue mi culpa. — contestó el castaño. Joder, ahora sí que se venía una grande y no quería escuchar esta conversación y mucho menos ser participe de esta.

— Es para mi hermano. — dije cortando el rollo. Tom me miró agradecido, cosa que rodé mis ojos, devolviéndole la mirada con cara de cansada. Hacía más de media hora que estábamos aquí, Luke estaba esperándonos en el auto y estaba segura que se estaría preguntando que carajos estábamos haciendo que tardábamos mucho, total, era un número de teléfono y ya ¿Cierto? 

La chica sonrío asintiendo, supongo que comprendiendo la situación en la que estábamos metidos.

— Dile a Luke que sea él quien me invite a salir, si no, no aceptaré y tampoco les daré mi número de teléfono. Él ya sabe en donde encontrarme. — colocó sus manos dentro de su delantal y me miró. — Es una alegría que estés de regreso, Emily.

— ¿Me conoces? — me señalé sorprendida. Tom estaba en silencio y me pareció muy extraño que estuviera callado, es decir, era un milagro que su bocota se mantuviera cerrada. Anne río asintiendo con su cabeza.

— ¡Claro! Tú hermano siempre me habla de ti y de Samuel, es como si los conociera, por eso, no me extrañó que estuvieras aquí y sabiendo el motivo, ahora todo queda claro.

— No sabía de eso. — murmuré por lo bajo, de pronto, me sentí un poco incómoda ¿Mi hermano hablando de mí y de Sam? Tom se dio cuenta de mi cambio de actitud, se despidió de la chica y nos marchamos de la cafetería.

— Joder, me olvidé del pedido. — se palmeó la frente, deteniendo su andar. Lo miré burlesca y contuve la risa que quería soltar. Este chico era todo un personaje. — Y lo pagué. — miró a mis ojos y sonrío divertido, me señaló con su dedo — Eres libre de burlarte y reírte de mí, solo por esta ocasión. Ya vuelvo. — y salió corriendo hacia la cafetería.

— Hola, Luke, te trajimos café. Es cortesía de la cajera. — Dice Tom divertido mientras entramos al auto, reí y miré divertida a mi hermano mientras daba un sorbo al café que había comprado el castaño. Estaba delicioso.

—¿¡En dónde carajos estaban!? — grita Luke, Tom que estaba a su lado, se sobresaltó, haciendo que un poco de café, cayera sobre sus pantalones.

— Auch, quema, quema. — se sacudió — Este pantalón era nuevo. — estaba enojado, joder, lo que faltaba.

— No me interesa, han tardado más de una hora y media en ese lugar, joder. ¿Saben los nervios que tengo en este momento? ¿Qué han hecho? ¿Pudieron conseguir su número de teléfono? — Pasó sus manos por su rostro, hice una mueca con mis labios y miré Tom que sonreía divertido mientras observaba a mi hermano que estaba por entrar en una crisis nerviosa. — Joder, nunca debí de enviarlos a ustedes, debí de traer a Samuel, él es más cuerdo con todo.

— Lamento decirte, amigo, que ella nos dijo que no. — Lo miré molesta — ¿Qué? Es cierto. — se defendió. — Ella se dio cuenta quienes éramos y nos dijo que tú tienes que invitarla y sabes en donde encontrarla — subió sus cejas de arriba y abajo mientras seguía bebiendo su café. — Joder, esto está delicioso. — relamió sus labios.

Luke se mantuvo en silencio por un buen rato y nosotros dos, también. Nos dedicamos a observar a mi hermano, tomando una decisión mental, sin ni siquiera consultarnos. De repente, para nuestra sorpresa, sacó las llaves del auto y se bajó del vehículo; miré a Tom y también nos bajamos, antes de perder de vista a mi hermano, pero él se dio cuenta y se giró hacia nosotros, cuestionando que lo estábamos siguiendo.

— ¿A dónde creen que van ustedes? — alzó su ceja. — No quiero que estén a mi alrededor, viendo todo lo que hago para ir y burlarse de mí con Samuel. Joder, no voy a cansarme de decir esto, pero ustedes son iguales.

— Amigo — comenzó a decir Tom —, nosotros no estamos aquí para burlarnos, es decir, queremos presenciar el momento en que invitas a una chica a salir. — asentí, de acuerdo con lo que decía el castaño. No podía creer que estaba de acuerdo con él.

— No, nos los quiero cerca. — dicho esto, puso la alarma al auto y se marchó. Solté un suspiro y miré al castaño ¿Por qué siempre me quedaba a solas con él?

— Joder, se enojó. — Pasó sus manos por su cabello, de repente, se giró hacia mi con una sonrisa que prometía muchas cosas, lo miré confundida e intrigada de lo que estaba por decir. — ¿Porque me miras así? — hice una mueca

— Porque sé que vas a salir con cualquier estupidez, así que dilo, vamos, te escucho.

— ¿Así que piensas que ir por un helado es una estupidez? — joder, no, no pensé que iba a decir eso.

— Todo lo que tenga que ver con helado, no es una estupidez. Todo lo que tenga que ver contigo, en cierta manera, puede serlo. Dependiendo de la situación. — contesté, evadiendo a su pregunta. Había metido la pata. 

Me quedé en silencio, meditando la propuesta que me había hecho y por dentro, si quería ir por un helado, era mi tentación después de todo. ¿Quién le dice no a un helado?

— Está bien. — dije. Simple, sencillo y corito.

— ¿Estás aceptando mi invitación? — murmuró sorprendido. Tocó su corazón y me sonrío divertido. — Este día voy a anotarlo en mi calendario. — sonreí mientras negaba con mi cabeza, golpeé su hombro y empecé a caminar hacia la heladería.

— Vamos antes de que me arrepienta.

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