Las Sigma
Acababa de terminar la última clase del día, la más aburrida de todas. La profesora había conseguido para el tiempo y aquella hora había sido más larga que toda la semana. Estaba recogiendo, cuando Derek se acercó y me abrazó por la espalda. Me moría de amor cada vez que hacia algo así. Era el mejor chico que había conocido en mucho tiempo, después de todos los malos tíos que había en mi antiguo instituto.
-¿ No deberías estar en el entrenamiento?- preguntó , mientras me besaba el cuello.
-Necesitaba que mi amuleto me deseara suerte.
-Ganarás el partido, estoy segura- respondí sonriendo. Pero él pareció poner mala cara al escuchar mi respuesta, como si estuviera preocupado.
-¿Estás bien?- preguntó-. Pareces preocupada por algo.
-Yo...-me tenía calada-. Es mejor que lo hablemos luego. Tienes que jugar el partido.
No pareció importarle, se sentó sobre la mesa y me acercó hacia él, mientras acariciaba mi mano. No quería echar a perder lo que teníamos, sin embargo, tenía razón. Estaba preocupada por lo que estaba ocurriendo entre nosotros: me daba miedo que fuera tan rápido. Apenas nos conocíamos de semanas y parecía que llevábamos un mes de relación. No me malinterpretéis, me encantaba pasar tiempo con él y estaba empezando a gustarme, era la definición de mi prototipo, pero siempre he sido desconfiada con todo lo relacionado con el amor.
-Puede que me asuste lo rápido que va esto- confesé-. Y no es que no me gustes. Creo que ese es el problema. Ósea, nos conocemos de hace poco, luego están mis hermanos, mi padre...pero tú te has portado tan bien conmigo...
-Charlie... ¡Charlie! No te pongas nerviosa, está bien, lo entiendo- sonrió, y fue como si me derritiera.
-¿Entonces te parece bien?
-Sin duda, yo solo quiero estar contigo, así que iremos tan lento como me digas.
Esa vez fui yo la que sonreí. ¡Donde has estado toda mi vida Derek Walker!
-De hecho, yo también tengo que confesarte algo- se mordió el labio-. No caí hasta después de saber que eras hermana de James y del resto, pero ya había oído hablar de ti. Nos conocimos un día que fui a tu casa hace años, estabas con tus amigas, apenas cruzamos unas miradas, pero tengo que decir que me llamaste la atención. Fuiste algo así como mi crush.
En mi interior estuve gritando desde el momento que comezó su discurso. Estaba tan nervioso, que le temblaban las manos y yo tampoco estaba para llevar bandejas. No recordaba haberle visto antes: ¿Cómo no me había fijado en un tío así? Ahora las cosas tenían algo más de sentido: por qué había sido tan simpático, las forma de sonreírme siempre y lo preocupado que estuvo el día de la fiesta por mí. ¡Era su crush! El mejor día de mi vida.
No dije nada, rodeé su cuello con ambas manos y besé con labios con inocencia, sentí como sonreía entre los míos y me devolvió el beso, con más intensidad. Sus manos bajaron hasta mis caderas y me acercó más a él. Aún estando sentado en la mesa, era más alto que yo, y tuve que ponerme de puntillas para no romper aquel beso. Una de sus manos de agarró la mejilla y sus dedos se filtraron entre mi pelo.
-¡Charlie!
Ahora no Emma, me maldije al escucharla venir hacia la clase. Hacía un rato que había quedado con ella y no había podido esperarse en las gradas como dijimos. La quería mucho, pero en ese momento quise asesinarla sin piedad y luego fugarme con Derek para que nadie volviera a molestarnos.
Cuando sentí que Derek se separaba, supliqué en mi interior que pasara de la y siguiera besándome, pero miró hacia la puerta para ver quien me había llamado. Emma estaba petrificada, sonriendo de oreja a oreja, y con los ojos abiertos de par en par. Era un cuadro. Me reí imaginando lo que debía estar pensado y sabiendo que después me haría un tercer grado.
-Queda poco para el partido-dijo con un hilo de voz. Seguíamos estando pegados el uno al otro y él aún estaba abrazándome.
-Emma tiene razón. Está mal visto que un jugador llegue tardé- respondió.
Volvió a mirarnos incrédula, esta vez porque la hubiera llamado por su nombre. No podía creerlo.
-Eso es- fue apenas un susurro.
Emma se colocó a mi lado y apretó mi mano eufórica.
-Te quiero amiga- susurró, sin susurrar, y todos nos reímos al unísono.
[...]
La gente estaba eufórica en las gradas. Derek se despidió de nosotras y corrió al campo junto con el equipo. Nosotras nos sentamos con el resto de las Sigma, y nos unimos a los vítores de ánimo de nuestro equipo. Las animadoras estaban al 100% dando saltos y bailando, llamando la atención de todo el campo.
-Charlie- me llamó Nathan desde un lado de la grada. Hice caso omiso, y continué hablando con Emma, que no parecía haberse dado cuenta-. Perdedora.
Me levanté de un salto y fui directa hacia él. Sabía que lo había hecho para llamar mi atención, sin embargo, no soportaba que me dijera eso.
-¿Qué quieres, Nathan?- solté, molesta. Sin preocuparme porque los de alrededor me oyeran-. No tengo tiempo para gilipolleces.
-Quiero disculparme.
Fue como si hubiera visto un fantasma, me quedé perpleja, y no supe que responder a eso. Esperé que soltara un comentario de los suyos, o que dijera que ni en mil años se discuparia, pero no era así, me observaba totalmente serio esperando mi respuesta.
-Claro... ¿Y por qué ahora?
-No te di la oportunidad nunca. Me caen mal tus hermanos, no tú- colocó la mano en mi mejilla. ¡¿Que estaba pasando?!- Hagamos una tregua y enterremos el hacha de guerra.
-Me parece bien- aparté la cabeza de su mano y tomé algo de distancia-. Eres como un grano...
-¡Vale! Lo entiendo, no acabes esa frase. Recuerda que es un ofrenda de paz.
-Trato hecho- me estrechó la mano.
Por primera vez, me sonrió sin ser sarcástico y salió corriendo de nuevo al campo. ¿Aquello era real? ¿Se habían acabado mis problemas?
Derek, que no lo vi hasta ese momento, me miraba desde el campo confuso. Le saludé con la mano y él hizo lo mismo, aunque muy lentamente. Sabía que el también alucinaría cuando le contara lo que me habia dicho.
[...]
Quedaban cinco minutos de partido y el equipo ganaba por dos puntos. Estaba siendo complicado. Cada jugada les había servido para conseguir puntos y se habían alternado el puesto de ganador durante todo el juego. Derek había conseguido varios puntos para su equipo y todos me los dedicó a mí.
La grada estaba celebrando ya la victoria y pensando en la gran fiesta que habría después.
-¿Estás bien?- me preguntó Emma.
-Sí, solo que me ha ocurrido algo raro. Nathan se ha disculpado conmigo.
La boca de su amiga se abrió de par en par y miró hacía el campo, después a ella y de nuevo al césped.
-Él nunca se disculpa, y menos con las cosas que has hecho. ¿Estás segura de que era una disculpa?
-Me pidió enterrar el hacha de guerra. Creo que eso solo puede significar hacer las paces.
-No confíes en él- me aconsejó.
-¿Por? Parecía sincero, por una vez en su vida.
-Yo solo te lo digo, haz lo que quieras. Pero Nathan es como una serpiente, cuando menos te lo esperes atacará.
-No exageres. Tendré cuidado. ¿Contenta?- asintió sonriendo, y me abrazó.
Sonó el pitido final y el equipo se declararon campeones. Los vitores y gritos inundaron todo y lanzaron a Nathan por los aires y después a Derek, que subió corriendo a la grada para besarme.
-Te dije que me dabas suerte- dijo, y volvió a besarme.
-Felicidades, teñido- dije con malicia. Me apretó entre sus brazos riendo y besandome por toda la cara.
-Eso ha sido un golpe bajo Campbell. Esto no quedará así- miró hacia su conpañeros-. Tengo qie irme. Me ducho y me preparo y nos vemos en la fiesta. ¿Te parece bien?
-Perfecto. Estaré con Emma.
-Cuidamela- le guiñó un ojo a ella, y se despidió, para volver de vuelta al vestuario.
[...]
Llegamos comobun ejército. Emma agarrada de mi brazo, y todas las Sigmas a nuestra espalda. Todas llevábamos un vestidos espectaculares y habiamos cuidado hasta el último detalle. Nos habiamos maquillado entre todas, como si yo también fuera una de las suyas, y me habían contado miles de anécdotas sobre el instituto y la fraternidad.
-Oh la la- exclamó el novio de una de ellas, al vernos entrar-. Esto si que es una entrada a lo grande.
-¡Mi amor!- se abrazó a él.
Nos saludó a todas, y se fueron juntos a por unas copas. Emma y yo continuamos hacia la barra, y nos servimos algo de beber. La casa de Nathan seguía impresionándome como la primera vez que fui. Estaba atestada de gente y eso que no todos los jugadores no habían llegado aún.
-Por la fiestas y los buenos novios- proclamó en voz alta-. Y porque estás con uno de los tíos más guapos que hay.
-Cállate- repliqué riendo. Brindamos con un grupo de chicos que bebía a nuestro lado y ya parecían estar borrachos.
-¿Charlie?
-Na... Nathan- bajé la copa, cortada- ¿Qué ocurre?
-Quiero hablar contigo.
Emma apretó mi brazo sin que le vieran. Hubiera sido sensato no ir, pero acepté su oferta.
-Si llega Derek entretenlo- susurré. Asintió y me preguntó si estaba segura- No pasará nada, tranquila.
Nos apartamos de la gente y subimos hacia las habitaciones. No sabía que estaba haciendo, ni porque estaba con Nathan, en vez de esperar a mi novio. Era una locura y un gilipollez, pero sentía la curiosidad por saber que quería decirme.
Entramos en una de las habitaciones, dónde no había ninguna pareja besándose, y cerró la puerta. Estaba cubierta de posters de grupos de los ochenta y de jugadores de fútbol y béisbol. También había una foto en la mesa, Nathan con una chica. Era su cuarto. Quise irme, pero era tarde para hacerlo.
-He sido un poco gilipollas, lo sé, y cuando te mandé el mensaje no pretendía asustarte, bueno sí, pero no pensé que fueras a responder. Eso me hizo darme cuenta de que no eres como tus hermanos y que no quiero pelearme contigo.
¿Enserio?
-Ya te perdoné por eso Nathan.
-Lo sé, pero no pudimos acabar la conversación- admitió. No me gustaba por dónde iban los tiros, sin embargo, seguí escuchándolo-. Nunca pensé que podría conocer a alguien que me hiciera ver las cosas de otro modo, pero lo has hecho. Y sé que estás con Derek, lo acepto, pero no puedo mentir y decir que no me gustas. Eres diferente Charlie.
No tuve tiempo de reacción, se abalanzó sobre mí y me besó. Apenas fueron unos segundos, porque lo aparté y le solté una bofetada. ¿Qué se creía?
-¡No vuelvas a hacer eso! ¡Estás loco! Estoy con Derek, me gusta y le quiero a él.
Me di la vuelta y salí de allí casi corriendo. Escuché que me llamó, pero no hice ni caso. Me abrí paso entre la gente, intentando llegar a la puerta para huir, y me topé con Derek.
-Charlie, te buscaba. ¿Estás bien?
- Sí, sí. Necesito aire fresco, me agobia toda esta gente.
-Claro, vamos- agarró mi mano y abrió el camino para sacarme lo más rápido posible.
Ya fuera, sentí que me iba a desmayar y me agarró con fuerza.
-¿Quieres que te lleve a casa?
-Por favor- supliqué.
Fue a avisar a Emma de que nos ibamos y yo subí a su coche. Puse la radio y me quedé apoyada contra el cristal. Nathan salió hasta la puerta y me observó desde allí, parecía cabreado y tenía el mismo rostro irónico que el día que lo conocí.
-¿Todo bien?- preguntó Derek, subiendo al coche. Aparté la mirada del moreno y me centré en él.
-Sí, supongo que es el cansancio- mentí.
Condujo hasta mi casa, y pasé todo el viaje en silencio. Quería contárselo, pero no podía. No quería perderle. Se pondría hecho una furia y mataría a Nathan en cuanto lo viera. Era mejor que ese secreto de fuera a la tumba conmigo.
***
¡Hola, feliz jueves ! ¿Cómo estáis?
Nueva parte, nuevas dudas y teorías. Una semana más os traigo nuevo capítulo para quitaros las ansias de saber que pasa, pero creando aún más intriga. Lo primero decir que siento la demora, he tenido unas semanas muy ocupadas.
¿Os ha gustado este capítulo ?
*Si
*No
¿Se enterará Derek de lo ocurrido? ¿Qué ocurrirá ahora etre Nathan y Charlie? ¿Surgirá el amor?#TEORIA
Así que ya sabéis cargar pilas y nos vemos la próxima.
Att: m_watt47
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