El final de una era
–Lo siento. No te creo. Con esto que has dicho tengo más que suficiente para volver a los Zeta– le enseño el móvil grabando–. Además, estoy enamorada de Derek.
–No eres más que otro de mis juegos. No te creerán con eso. De hecho, todos los Omega saben que estamos teniendo una cita aquí. ¿Cómo crees que reaccionará Derek después de asegurarle que no había nada entre nosotros?
–Sabes que sí sirve, Nathan– me coloco el móvil en el oído y me preparo para el golpe final–. Todo tuyo Aiden.
Inmediatamente la pantalla se activa y una cámara enfoca directamente a Nathan. Ambos salimos en la pantalla, pero las miradas están fijas en él y en la cara de odio y vergüenza que se le ha quedado grabada. Mi hermano y Emma han cumplido su parte del trato: todo el instituto está en ese autocine, incluso Derek.
Aiden agarra un micrófono de la sala de mandos dónde estaban escondidos y sale frente a todos.
–¡Incumpliendo la regla dos del reglamento tenemos a Nathaniel Harrison! ¡Un fuerte aplauso para él!– la gente lo vitorea–. Además encontramos a mi preciosa hermana Charlie, que una vez más desmuestra que esta guerra no es solo de hombres.
Emma conecta el ruido de un tambor por los altavoces.
–¡Y el oscar al mayor mentiroso del instituto es para... Nathaniel! ¡No me lo puedo creer!
–Charlie... –agarra mi brazo para que no me vaya.
–Lo peor es que por un momento creí que eras una buena persona, pero aquí estás otra vez. Eres un manipulador y un mentiroso– intenta quitarme el móvil y lo abofeteo con fuerza, llamo la atención de la gente y empiezan a reírse de él–. Hagas lo que hagas, nunca conseguirás vencerme. Puedo asegurarte que esta última jugada también era en honor a Nick y lo que hizo tu hermano. Se acabó. No vuelvas a acercarte a mí.
Intento bajarme del coche, pero él me retiene. Los Omega suben todos al escenario, echan a Aiden y Nathan me arrastra junto a él frente a la pantalla.
Derek sale de entre la multitud e intenta llegar hasta mí, para apartarlo, sin embargo, tres Omegas le cierran el paso.
Nathan también ha preparado algo contra mí.
–Tenía esto guardado por si decidías jugármela preciosa– susurra en mi oído–. Has elegido el camino incorrecto. Sabía que no podía ser una coincidencia lo de las hamburguesas, el cine y el coche.
–Y aquí tenemos a la verdadera Charlie Campbell, señores y señoras– gritan por el micrófono.
–Te odio, pero necesito una razón o supongo que perdonarte por todo. Mentiría si dijera que no ocurrió nada especial.
En las imágenes se me veía atenta a él, pero todo ello estaba sacado de contexto. Nadie sabía que tenía que camelarmelo para poder sacar la confesión.
–Es un fastidio, lo siento
Se aprecia como coloco mi mano sobre la suya para consolarlo.
También había escenas de nuestra conversación en el partido y de él acariciando mi mejilla con dulzura.
Era bochornoso. Estaba volviendo a ocurrir lo mismo.
Busqué la mirada de Derek y eso le dio fuerzas para abrirse paso entre los jugadores y llegar hasta mí. Rodeó mi mano con la suya y me colocó a su espalda, lejos de Nathan.
–No vuelvas a tocarla nunca. ¿Me oyes?– amenazó.
–¿Vas a seguir defendiéndola después de todo esto? –señaló la pantalla y nos fijamos todos en la escena del beso, que parecía durar eternamente.
–Confío en ella, he tardado un tiempo en darme cuenta, pero ahora lo sé. Tu hermano usó la misma técnica contra Nick. Eres un manipulador y la utilizaste.
Sonreí al escuchar que me defendía.
–No es cierto.
–Lo es, Nick lo sabe– señaló a un costado dónde efectivamente estaba mi hermano. Todos se callaron al verlo–. Y me jugaría lo que fuera afirmando que lo que has dicho es verdad. Estás enamorado de ella y no soportas que no esté contigo. ¿Te suena esa historia de alguien?
Nathan lo empujó sin previo aviso y a mí con él. Ambos caímos al suelo, yo me quedé ahí y Derek se levantó de un salto. No quería que se peleara. Se abalanzó con rabia sobre él y forcejearon en el suelo hasta que el rubio consiguió colocarse encima y empezó a pegarle con fuerza en la cara. Todos mis hermanos corrieron en su auxilio y los Omega por el otro lado. Se armó una batalla campal.
Yo seguía en el suelo, inmóvil por el dolor que sentía en el tobillo, y todos se pegan casi sobre mí. Aiden se abalanzó sobre un chico y empezaron a forcejear, ninguno de los dos estaba dispuesto a rendirse. El Omega lanzó un puñetazo contra su nariz y ésta empezó a sangrar a borbotones, estaba rota. Intenté levantarme para ayudar a mi hermano, sin embargo, no me di cuenta de lo que estaba por venir. Nathan, lleno de ira, agarró a Derek de la ropa y lo empujó con tanta fuerza que salió despedido hacia mí. No tuve tiempo para reaccionar. Nuestros cuerpos chocaron con tanta fuerza que la inercia nos tiró fuera del escenario, Derek cayó de cara y pudo poner las manos antes de impactar con el suelo, en mi caso, caí de espaldas con tanta fuerza que al chocar me golpeé la cabeza con el suelo. Ese fue mi momento. Mi final.
POV DEREK
Tanto Nathan como yo estábamos más cabreados que nunca y no fuimos conscientes de todo lo que causábamos a nuestro alrededor. Ambos sabíamos que la lucha iba más allá de la fraternidad, era por Charlie, no obstante, no nos dimos cuenta de que aquello fue justo lo que nos hizo perder. Le asesté un fuerte golpe en el estómago y él, quemando sus últimos cartuchos, me empujó con tanto ímpetu que perdí el equilibrio. No vi que Charlie estaba a mi espalda, solo sentí que chocaba contra alguien y después estuvimos suspendidos en el aire unos segundos. Caí con los brazos y aquello alivió la caída. Escuché mi muñeca crujir y sentí el dolor recorriendo mi brazo como si fuera electricidad. Me quedé tendido en el suelo, agarrando mi mano con fuerza, sin percatarme de lo demás.
–¡Charlie! –la voz de Emma se rompió al gritar.
Cuando me giré para ver que le ocurría, me encontré con una escena mucho peor. Charlie estaba a mi lado, inconsciente y con una brecha en la cabeza que no dejaba de sangrar.
Nick fue el único que consiguió traspasar el cúmulo de gente sin pegarse con nadie y llegó a su hermana antes que yo. Rodeó su mejilla con la mano e intentó que se despertara pero ella no respondía.
–¡Que alguien llame a una maldita ambulancia!
–¿Est...está bien? –las palabras no salían de mi boca.
Me arrastré hacia ella y, cuando vi como estaba, comencé a llorar. Era mi culpa. Busqué a Nathan. Estaba observando la escena desde el escenario. Quise levantarme, lleno de ira, no obstante, Emma me empujó de nuevo hacia el suelo.
–¡Basta ya! ¡Al próximo que de un golpe lo mato! –gritó entre lágrimas –. ¡Sois unos gilipollas!
Omegas y Zetas se detuvieron al instante. Todos los hermanos Campbell se acercaron veloces e hicieron un círculo junto a su hermana en el cual yo no estaba incluido. Las sirenas empezaron a sonar con más fuerza a medida que se acercaban a nosotros. Fue como si estuviera en estado de shock. Los sanitario corriendo hacia Charlie y obligaron a todos a alejarnos para poder salvarla. Le colocaron un collarín y la subieron en una tabla amarilla para llevarla al hospital, que no estaba muy lejos de la escena. Ambos médicos pusieron cara de terror al verla y supe que aquello eran malas noticias.
A partir de es punto todo fue extraño, como si no estuviera ahí. No fui consciente de como los policías corrían hacia nosotros, de como Charlie se alejaba hacia esa ambulancia y cómo Nathan me ayudaba a levantarme para ir al hospital con ella. Me dolía más la culpabilidad que mi propio brazo. Tenía un nudo en el pecho que no me dejaba respirar. Una enfermera nos paró a medio camino y me obligó a subir en una de las ambulancias, no opuse resistencia y dejé que me llevaran al hospital, junto a Nathan que se subió conmigo en la parte de atrás. Ninguno respondió a las preguntas de la mujer, no teníamos fuerzas, no queríamos. Ni siquiera sabía si ella estaba viva.
–Charlie –dije en un susurro.
Me rompí en pedazos. Solté las pocas lágrimas que quedaban en mis ojos. Agarré a la muchacha y me abracé a ella con fuerza, ésta dejó que me desahogara de camino al hospital.
Cuando llegamos al hospital, mucho más tarde que la ambulancia de Charlie, la sala de urgencias era un caos. Me resistí a que me llevaran a curar y huí hacia la sala de espera, donde suponía que estarían ellos. Y así fue. Toda la familia Campbell estaba ahí. Emma estaba abrazada a Aiden mientras lloraba y el resto tenía la mirada perdida. Arrastré los pies y me coloqué junto a su padre, que tenía la cabeza enterrada en sus manos.
–Lo siento – apenas se me entendió por las lágrimas.
Al verme, su padre se levantó veloz y agarró mi camiseta con fuerza. Me chocó con la pared que teníamos detrás. Estaba furioso.
–¡No vuelvas a acercarte a mi hija! –me volvió a golpear la espalda contra la pared –. La has matado, es por tu culpa.
–Papá, no –Nick le llamó la atención –. Es solo un crío.
Me miró fijamente y entonces empezó a llorar. Su hijo lo apartó de mí y lo abrazó.
–Márchate de aquí, los dos –miró hacia Nathan, que estaba en la puerta observando la escena en silencio. No me había dado cuenta de que me había seguido.
Busqué la mirada de mis amigos y de Emma, pero ellos tampoco parecían dispuestos a hablarme.
–Yo solo quiero saber cómo está.
–Has perdido ese derecho, Derek –me respondió James tajante –. El plan nunca fue empezar una pelea. ¡No tendrías que haber dejado que la ira te cegase! ¡Tenías que protegerla!
–Fue por mi culpa –añadió Nathan a mi espalda–. Todo lo que ha ocurrido ha sido por mi culpa. Lo siento. Dejad que se quede aquí para verla. Él la quiere. Lo único que ha hecho ha sido protegerla cada vez que ella lo ha necesitado y ahora merece el beneficio de la duda, necesita esta oportunidad.
–Me alejaré de ella, pero deja que la vea al menos –le ofrecí a su padre. Él asintió.
Le agradecí el gesto a Nathan y se ofreció para acompañarme para que me curaran la mano en el tiempo que teníamos que esperar a que los médicos nos dieran algo, él tampoco quería marcharse aunque no le dejaran esperar con ellos. Lo último que le habían dicho era que Charlie debía entrar a quirófano.
Seis horas después...
Me armé de valor antes de entrar, no sabía bien que decir. El médico había dicho que no debía alterarla y eso significaba que no podía explicarle la decisión que había tomado. No podía despedirme de ella.
–Teñido –murmulló al verme entrar.
Estaba más pálida que de costumbre, tenía un vendaje rodeando su cabeza y apenas tenía fuerzas para moverse. Me senté en el borde de la cama y ella sostuvo mi mano. Aguanté mis ganas de llorar.
—¿Estás bien? — rodeé su mejilla con cariño.
—Ahora sí —asintió con una sonrisa cruzando su rostro.
—Siento no haber venido antes, y siento lo que ha ocurrido. Si no me hubiera dejado llevar tú no estarías aquí — limpié una lágrima de mi mejilla para que lo la viera —. Esto es culpa mía. No sé como compensarte por esto. Has estado a punto de....
—No lo he hecho —me interrumpió —. No es culpa de nadie. Estaba en el lugar equivocado en el momento equivocado, no te martirices por lo que ha ocurrido —tuvo que detenerse porque se quedaba sin aire —. Sin disculpas, por favor.
—¿Por qué sigues siendo tan perfecta?
—Es gracias a ti. Tú has arreglado mi vida —me moví con cuidado y apoyé mis labios sobre los suyos, que estaban agrietados, y sentí que aquello era mi despedida. Lo mejor para ambos era que yo me alejara lo máximo posible, ella no lo sabía, pero era la realidad.
—¿Sabes que te quiero? —asintió —. Nunca voy a dejar de hacerlo.
—¿Qué ocurre? —limpió una lágrima que caía por mi mejilla.
—Nada, estoy preocupado por ti.
—Estoy bien, estamos bien. ¿Vendrás cuándo me despierte? —entrelazó sus dedos. No sé que responder a eso, no quiero mentir, tampoco puedo decir la verdad.
—Aquí estaré —mentí —Te amo.
Me quedé a su lado los minutos que tardó en dormirse. Besé su frente antes de marcharme y dejé una carta en su bolso, mi despedida. Cuando salí, su familia estaba esperando fuera. Asentí, mirando a su padre, y eché un vistazo a los chicos antes de salir. En ese momento pensé que no querían saber nada de mí, no obstante, Emma me tiró del brazo y me obligó a abrazarla antes de irme, después se acercaron Aiden, Ben e incluso James.
—No tienes que irte si no quieres —me dijo el último.
—La decisión está tomada. Me marcho a Boston con mis padres por un tiempo. Cuídala.
Mi madre estaba esperándome a la entrada del hospital. Aún debía hablar con un par de policías antes de marcharme. Sé que parecía una decisión egoísta por mi parte, incluso drástica para lo que había ocurrido, sé que no todos me culpaban de lo que ha ocurrido, sin embargo, más allá de lo que había pasado, necesitaba tomarme un respiro lejos de ella. La ira que sentí mientras pegaba a Nathan era diferente, nunca había experimentado algo así. Charlie había pagado el precio. Ella merecía estar a salvo, yo necesitaba saber que me ocurría.
Quién sabe, puede que algún día volviéramos a encontrarnos.
***
Hola!! Perdonad la tardanza. Sé que mis actualizaciones son lentas y siento mucho haceros esperar tanto tiempo entre capítulos. Sé que este capítulo rompe con el resto, que es más trágico, pero soy una amante del drama y no he podido evitarlo. Espero que os guste mucho este penúltimo capítulo.
El próximo es el final.
Gracias por vuestra paciencia.
Si os gusta, dejad un voto y un comentario y seguiré de regalo a los cinco primeros que lo hagan.
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¿Qué esperáis para el próximo capítulo?
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