✡ CXLII

Capítulo 142: Almas Muertas

Los tres novatos se encontraban sentados en el suelo en posición de meditación. Sus ojos estaban bien cerrados, y su concentración era absoluta.

—Recuerden lo que les dije —mencionó Fran, quien estaba caminando en círculos frente a ellos—. Para poder alterar el Xen a su gusto primero tienen que sentirlo... Sientan el Flujo de Energía recorrer su cuerpo... Siéntanlo...

Pero Raidel no sentía nada. Se suponía que uno debía sentir una especie de oleada o corriente recorrer el interior del cuerpo, pero el muchacho no sentía absolutamente nada... solamente sus tripas revolverse por el hambre.

Los tres novatos estaban estáticos en su posición desde hacía varias horas ya. Este era el tercer día de entrenamiento con el Flujo de Xen, pero no habían tenido ningún avance significativo.

Fran se detuvo.

—Esto es como controlar el Rem —dijo—. Pero la diferencia es que el Xen reside dentro del cuerpo de uno... Deben de sentir la energía recorrer el interior de sus cuerpos.

Raidel ya estaba harto de escuchar eso. Fran había repetido lo mismo una y otra vez por todos estos días que habían estado entrenando, como si se tratase de una grabadora dañada.

El líder miró el reloj de arena que yacía junto a un árbol, encima de varios de sus papeles. Observó que el último grano de arena ya había terminado de caer. Luego volvió a girarse hacia ellos y dijo:

—Bueno, aquí culmina la sesión de hoy, muchachos. —Los uno por uno—. ¿Alguno de ustedes a tenido.. avances? ¿Han logrado sentir el Flujo aunque solo sea por un segundo?

Los novatos se pusieron lentamente de pie. Ninguno de ellos respondió.

—Bueno, sigan intentándolo mañana —dijo, mientras se alejaba en dirección a sus papeles.

—¿Por qué no hoy? —dijo Alisa con tranquilidad; con demasiada tranquilidad para tratarse de ella, lo que daba como resultado un efecto aterrador.

—Cuando se trata de esto, lo mejor es tomarse su tiempo —dijo Fran—. No van a ganar nada aunque intenten detectar el Flujo de Xen por todo el día. Esto es cuestión de meses... Además, nuestra primera misión es en pocos días. Será mejor que entrenen en otras áreas, ¿saben?

Raidel y Keila se acercaron a ambos.

—Todavía no nos dices cuál es esta "misión" —dijo Raidel, preguntándose a qué enemigo querría muerto el White Darkness esta vez.

—Tranquilo, se los diré una vez que Sendor esté de regreso —dijo Fran, encogiéndose de hombros—. El equipo debe estar completo.

—Por cierto, ¿dónde está él? —quiso saber Keila.

—Ah, bueno —murmuró Fran, rascándose la mejilla con un dedo, como si explicar aquello fuera bastante incómodo—. Le di vacaciones...

—¿Qué? —dijeron Raidel y Alisa al unísono. Luego ambos se regresaron a ver entre ellos como si no pudieran creer que hubieran dicho la misma palabra que el otro.

—Bueno, él me dijo que estuvo encerrado en este salón por días enteros haciéndoles entrenar... Así que me pidió unas vacaciones...

—¿Y cuándo se supone que va a regresar?

—Solo debería demorarse un par de días...

Sendor regresó cuatro días después, en el momento en que los tres novatos estaban luchando simultáneamente contra el líder. Los brazos de Fran se encontraban recubiertos de una abundante lava humeante. Sus rivales no estaban tan locos como para acercarse demasiado a él,  así que se limitaban a atacarlo desde la distancia. Raidel arrojaba bolas de fuego,  Alisa lanzaba los carámbanos de hielo y Keila estaba utilizando la corrosiva espada voladora que había sido de Tana. Hace poco la había aprendido a usar. Afortunadamente no había que ser un mago para saber manejar la espada voladora. Solamente había que "enlazar" el arma con el portador, y eso Sendor ya lo había hecho hace unos días atrás...

Y no había que mencionar que las bolas de fuego de Raidel no tenían ningún efecto en Fran. Las llamas del muchacho eran mucho menos calientes que la lava de Fran, por lo que a éste no le causaba ningún daño en lo absoluto. Los carámbanos de Alisa tampoco lograban hacer nada porque se derretían aún antes de causarle alguna herida. Lo único de lo que se tenía que preocupar Fran era de la Espada de Ácido de Keila. El arma era un objeto mágico de alto nivel para el Colmillo Rojo. De modo que hasta Fran se veía obligado a esquivarla. Pero no tenía muchos problemas con eso porque el arma era algo lenta. Keila era bastante principiante cuando se trataba de controlar una espada mágica.

Las horas transcurrieron y, aunque los tres lucharon juntos, no lograron hacerle ni un rasguño. Sin embargo había que mencionar que en una ocasión el arma de Keila estuvo a punto de impactar contra la espalda del líder. Incluso le había rasgado la túnica que él llevaba encima. Pero de algún modo Fran fue capaz de eludir el ataque a último momento.

En cuanto Sendor entró tuvo que sentarse junto a un árbol hasta que el combate finalizara, y cuando éste tocó a su fin, los participantes apagaron su Rem y tomaron un respiro.

Alisa escupió al suelo mientras se alejaba.

—Sabía que no iba a salir nada bueno de esto...

—Eh, ¿qué dijiste? —gruñó Raidel con el ceño fruncido, creyendo saber a lo que se refería.

Alisa se giró para hacerle frente.

—Mocoso, solo sirves como estorbo. ¡Tus ataques son más torpes que los de un cachorro ciego! —dijo sin nada de piedad—. La próxima vez te sugiero que veas a donde atacas. Tuve que esquivar innumerables bolas de fuego... Eres una distracción... Parece que lo hiciste a propósito...

Raidel se encogió de hombros.

—Yo digo lo mismo. Varios de tus carámbanos llegaron hasta mí, y casi me cortan las b...

Pero sin que pudiera terminar la frase, Fran se apresuró a intervenir, antes de que las cosas pasaran a mayores.

—No se preocupen, muchachos. Es normal que sus ataques lleguen por equivocación a sus compañeros que están al otro lado después de que yo los haya esquivado... En el fragor de la batalla no cualquiera se fija si sus compañeros están atrás mío... Para que esto no ocurra tendrán que entrenar en equipo por un buen tiempo... Solo así mejorarán sus habilidades grupales...

Pero Raidel y Alisa giraron sus miradas hacia otro lado, sin querer saber nada de entrenamientos grupales. A continuación ambos se marcharon del lugar, cada uno por su lado.

Fran soltó un suspiro.

—Esos dos son tan parecidos... —dijo—. ¿Por qué entonces se pelean tanto?

—Los imanes iguales se repelen —señaló Keila, observando a los compañeros.

—Almas Muertas —dijo Fran con una expresión grave en el rostro—. Así se llama la Organización. Almas Muertas.

Todos los miembros del equipo estaban sentados en la hierba, escuchando las palabras del líder. Un fuerte viento soplaba por el lugar y el cielo artificial estaba nublado y ennegrecido, como si fuese a llover.

—¿Entonces nuestra misión es aniquilar a esta... Organización? —dijo Raidel con los ojos entrecerrados, sin poder creerlo—. ¿A la Organización completa?

—Así es, a toda la Organización —anunció Fran, ante las sorprendidas miradas de sus compañeros—. Son varios cientos de miembros... Y si uno sobrevive habremos fallado en la misión... Tendremos que aniquilarlos a todos —los miró, uno por uno—. Y no tengo que mencionar que el White Darkness no tolera los fracasos, ¿no es así?

Ellos asintieron con la cabeza.

—¿Todos los miembros estarán en el mismo lugar? —preguntó Keila.

—Sí, ellos tendrán una reunión en su "guarida". Todos los miembros estarán presentes. Y allí es cuando nosotros realizaremos el ataque...

—¿Exactamente quiénes son ellos? —quiso saber Alisa.

—Son un grupo de malhechores y ladrones organizados que habitan en el Imperio Arkandor. Desde hace varios meses que sus actos vandálicos empezaron a ganar mayor intensidad y frecuencia, así que el imperio ya no puede dejar pasar por alto las acciones de semejante grupo...

—Así que Arkandor contrató al White Darkness para eliminarlos, ¿no? —dijo Raidel con lentitud. Le parecía curioso que alguien se viera en la necesidad de contratar a unos criminales para deshacerse de otros...

—Así es —confirmó Fran—. Por alguna razón no quieren ensuciarse las manos ellos mismos, así que contrataron al White Darkness para la limpieza.

El líder miró las expresiones pensativas de sus compañeros.

—No se preocupen demasiado. Si bien ellos se cuentan por cientos, nosotros deberíamos de ser capaces de eliminarlos sin mayores dificultades.

Todos querían creer eso, pero de todas formas los enemigos eran demasiados... y ellos simplemente cinco. El muchacho se preguntó si esta misión resultaría más difícil que la anterior... Seguramente habrían muchos individuos sumamente poderosos en el bando enemigo...

Fran se aclaró la garganta.

—Lo que deberemos hacer para garantizar la victoria es formar una buena estrategia —dijo, mientras desplegaba un gran pergamino frente a él—. Aquí, como pueden ver, tenemos una representación bastante exacta de su guarida... El número de salones, pasillos, túneles, pasadizos secretos... —alzó su mirada para verlos una vez más—. Por cierto, también deberemos entrenar fuertemente los días que quedan...

Todos estuvieron de acuerdo. Algo les decía que esta misión sería extremadamente difícil...

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