Capitulo 1 Espejos vestidos y el postre
Capítulo 1
Espejos, vestidos y el postre
Era una hermosa mañana de primavera. El sol asomaba su orbe dorada y sus primeros rayos pintaban de colores brillantes la Sierra Lapisuli, cordillera de montañas escarpadas que delimitaba los dominios del próspero reino de Oblitus. Todo era felicidad y regocijo en las aldeas y calles aledañas al castillo, pues ese día sería la boda de el rey Casimiro con una hermosa dama llamada Aimeé.
En el castillo imperaba el bullicio y la servidumbre trabajaba como abejas laboriosas preparando el festejo de la boda del soberano. De aquí para allá se movían las doncellas y criadas cargando telas, guirnaldas de flores, jarras de vino y todo lo requerido para que la celebración del matrimonio fuera un éxito.
El pobre rey Casimiro había quedado viudo hacía varios años, cuando su amada reina murió por causa de una extraña y repentina enfermedad. Así pues el pobre y acongojado hombre tuvo que criar a sus dos hijas gemelas Lynnes y Rominah sólo. Pero el amor tocó a las puertas del castillo una noche de invierno cuando una mujer, perseguida por unos bandoleros, llegó pidiendo auxilio. Aimeé era su nombre.
El rey quedó prendado de tanta belleza, humildad, candidez y bondad, nobleza...
—¡Ay cállate ya pajarraco estúpido!—, Aimeé se levantaba de la cama furiosa y extendiendo su mano disparó un destello de luz que incineró al avechucho en un segundo para luego caer al suelo como una masa de plumas carbonizadas.
Aimeé contemplaba el humo que despedía la bola negra con pico y sonreía maléficamente.
En esos instantes alguien tocaba a su puerta. Aimeé saltó de la cama de un brinco y se colocó justo en frente del cú-cú recién rostizado para ocultarlo tras su largo y holgado camisón de dormir.
—Adelante—, contestó Aimeé con voz dulce.
Un sonriente Rey Casimiro entraba a la habitación de su futura esposa. -Buenos días mi amada. ¿Cómo amaneció la futura soberana de Oblitus?— Casimiro plantaba un beso en la frente de Aimeé de manera muy tierna.
—Yo amanecí muy bien mi adorado. Muy feliz por que por fin ha llegado el día tan anhelado... Pero no deberías estar aquí. Es de mala suerte ver a la novia antes de la boda.
—¡Pamplinas! Sabes que no creo en supersticiones... Tenía que verte. Te vez tan hermosa recién levantada.
—Lo dices por que eres un adulador. Debo verme horrible con esta melena revuelta y la cara toda hinchada por el sueño.
—¡Jamás! Eres la más hermosa de las mujeres de este reino... Oye, ¿y cú-cú? ¿No me digas que se te ha escapado por la ventana como los otros cinco?
Aimeé le daba una patada a los restos del ave achicharrada que lo deslizó de un extremo a otro de la habitación hasta caer debajo de su cama juntó a otros tres pájaros que habían corrido igual suerte.
—Ay mi amor. Tú sabes que yo me levanto muy temprano y abro las ventanas para que la brisa mañanera traiga consigo los aromas de la campiña.
—Pero hoy apesta a quemado.
—Es que los hombres preparan la leña esta mañana—, ripostó la mujer enseguida disimulando lo acontecido.
—Sí... Eso es de seguro.... Bueno, mi adorada, no te entretengo más. Ordenaré que te traigan el desayuno a la recámara y a prepararte el baño. Así podrás dedicarle el día a lo que te toca, estar hermosa para este día especial... Te veo en el altar mi bella novia—. El rey Casimiro besó la mano de Aimee y se retiró de la alcoba.
—¡Ah! ¡Por fin se fue el viejo baboso! No veo la hora en que nos casemos... Y lo mate tal como hice con la estúpida de su mujer. Así el reino de Oblitus será todo mío. ¡Jajajajaja!— Aimeé soltaba carcajadas altisonantes llenas se saña y maleficencia.
La hermosa hembra caminaba con cadencia hasta colocarse frente al enorme espejo ovalado de la habitación. Aimeé contemplaba ufana su reflejo en el cristal. Su largo y sedoso cabello rojo tomaba tonos dorados y cobrizos al reflejar la luz del sol que entraba por la ventana. Ella sonreía al verse tan lozana y preciosa y sus ojos verdes reflejaban un brillo especial aquella mañana. Por fin vería su sueño realizado de ser reina, rica y poderosa.
La diosa fortuna ya había hecho las pases con ella... Después de todo, Aimeé no tenía la culpa que su consorte fuera tan flojo de voluntad. Llevarse a Ignus a la cama había sido muy fácil... Como a otros cientos de tontos pusilánimes que habían caído en sus redes de seducción infalible. Y el pobre Casimiro, siendo un simple mortal, no pudo resistirse a sus encantos; físicos o sobrenaturales. El ser una bruja con poderes de seducción inefables le hacía la vida vida muy fácil.
Aimee tocó con su dedo índice tres veces el espejo y dijo, —Espejito, espejito, sabio cristal de magia pura. ¿Quién es la mujer en este mundo de perfecta hermosura?
En el espejo se dibujó un rostro masculino, muy bien parecido, por cierto. El hombre traslúcido en el cristal reflector habló. —De cierto de cierto os digo que en este mundo la más hermosa de todas seres tú, Aimee. Tu belleza es más pura que la luz de un lucero. Tu piel es lozana como el pétalo de una rosa. Tu rostro es etéreo como el de un ángel. Tu cuerpo es tan...
—Si. ¡Si ya entendí!— Contestó hastiada la bruja y tocó de nuevo con su índice el espejo y el hombre dentro de el desapareció tras hacer una mueca de fastidio y sacarle la lengua a sus espaldas.
Aimeé bailaba de contenta de lado a lado en su habitación. —¡No hay nadie más hermosa que yo! Ni la habrá jamás!
En esos momentos escuchó un reverbero en el pasillo fuera de la habitación. La puerta de la recámara se abrió estrepitosamente y dos niñas con cabellos dorados entraron corriendo entre juegos y risas.
—¡Aimee! ¡Aimee!—corearon al unísono las pequeñas.
Aimeé abrió los ojos enormes para luego soltar un respingo de desazón. Disimulando su obvio desagrado por las chiquillas les recibió con un exagerado saludo efusivo. —¡Lynnes, Romynah! ¡Mis hermosas pequeñas! ¿Vinieron a desearle suerte a su mamita adorada este día tan especial para todos?
Las niñas abrazaron a la pelirroja con inocencia y regocijo y contestaron. —Sí mamita Aimee. Estamos muy contentas de que te cases con papá y seas nuestra mamita de verdaddij— dijo Lynnes.
—Mamita Aimeé, vamos a hacer tan felices cuando seamos una familia— ,Romynah habló en esta ocasión muy contenta.
—Yo también estoy muy emocionada. Serán mis hijas adoradas de hoy en adelante cuando me case con su padre en este día. Y viviremos felices por siempre— hablándole Aimeé a las gemelas les plantaba un beso en la frente de ambas. En esos momentos llegaron las sirvientas, unas con el desayuno y otras para alistar el baño. —Ahora bien, mis niñas preciosas, busquen a su nana Tabitha para que las prepare para la ceremonia.
—¡Si mamita Aimee!— Y ambas niñas corrieron obedientes a buscar a su niñera.
¡Estúpidas niñas, estúpido Casimiro, estúpidos todos! Después de este día todo será distinto y me desharé de todos ustedes. Pensaba la pelirroja mientras las sirvientas dejaban todo listo y salían de la habitación.
Aimeé se disponía a desvestirse cuando sintió que alguien tocó a la puerta.
—Ah... ¿Y ahora quien demonios será?— murmuró. —¡Adelante!
La puerta se abrió y un apuesto y joven paje entraba con el pesado vestido de novia en brazos.
Aimeé lo miró de arriba a abajo, tasando su hermosa apariencia -al paje por que al vestido ni caso que le hizo-. Todo su cuerpo subió de temperatura y todo lo que pudo humedecerse en ella se hizo agua.
—Mi señora, aquí traigo su vestido de novias—. El guapo joven habló con voz entrecortada mientras hacía una reverencia .
—Ponlo en el espaldar del sillón de descanso— , Ella contestaba mientras caminaba suntuosamente hacia el hombre que se sonrojaba.
—Me ordenaron ponerlo encima de la cama para que no se estrujara.
—Lo que me vas a poner sobre la cama es otra cosa... Y créeme que lo que va a salir estrujado de aquí no tiene que ver con tela.- La pelirroja sonreía de manera coqueta y maliciosa.
Con un tronar de sus dedos la puerta se cerraba con seguro. El joven colocó de inmediato el vestido sobre el sillón. Aimee se desvistió en un segundo y su camisón cayó al suelo quedando expuesta su perfecta femineidad. El pobre hombre no puso resistencia. Aimeé lo había embrujado con su poder de seducción.
El hombre se despojó de sus bragas enseguida y ambos se revolcaron en la cama. Aimeé se comería el postre antes de su boda.
***¡Wepa! ¡El reto ha comenzado!
¿Qué les parece este primer capítulo? Intenso, ¿no? ¿Qué opinan de Aimeé y de su poder de seducción? No olviden votar y comentar.
A ver que le parece a IGnus_
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