David Wiliams

-Narra David-

Esa chica era... impresionantemente molestosa. Tenía ese tono chillón en su voz de puta, de rubia oxigenada; aunque fuera castaña. Me di un golpe mental ¿Perdonarla?¿Por qué lo dije? Ella susurró algo antes de voltear, como si no le importara mi presencia.  Quizá ella todavía no conocía mi historia, ni los oscuros secretos que me seguían cada vez. ¿Y eso le importa a alguien? No, solo a mí y punto. Jodase el que quiera meterse con este sensualón David Williams.

- Espera- No volteó, siguió caminando como si no me fuera a hablar en mi puta vida. Me tira a  proposito Coca Cola, me llama "puto" y luego se va con dejarme ganas de más. No sabía quien era esta chica, pero lo iba a averiguar, necesitaba hacerlo.- ¡Hey! ¡Tonta!..- Siguió intentando esquivar a la gente para poder pasar. Yo empecé a seguirla, intentando captar su atención. - ¡NIÑATA!- Agarré un pastelillo, con crema y todo, y se lo tiré a la cabeza. Sabía que esto la enojaría. La sentí suspirar por un momento, la guerra empezó.

- ¿Que acabas de hacer? - Dijo Frustrada, sin voltear aún -¡Dime que es broma!- Todos, digo, literalmente todos, se separaron, dandonos espacio para pelear... Bien, quizá ella no era la indicada para hacer bromas ¡perfecto!

- Oops.- Levanté los hombros, sonriendole malvadamente. Aw yeah, ¡Bienvenidos a Bromas landía!

- Me las pagarás- Mordió sus labios, sus mejillas estaban rojas de rabia y su mirada erradiaba odio a kilometros. - No se como te llamas..

-David.- Interrumpí, aunque ella siguiera hablando.

-PERO NO PASARÁS DE ESTA.- Me retó, formalmente, creo.- LA GUERRA EMPIEZA.- Genial, empesaría el lunes ¿Que mejor? Una broma con una de las futuras chicas del internado ¿Como lo sabía? Mi padre era el director, y en una semana, entrarían nuevos estudiantes, incluyendo a esta pequeña rata que ya había visto en fotos.

Me dí la vuelta, alejandome. Juro por Dios que casi me tiro al suelo a matarme de risa. Un chico, el rey de las bromas, el peligroso chico que ha dejado en coma a uno de sus compañeros ¿Peleando contra una niñita de mamá? Wow, no estabas en mis planes. 

- Te veo en tu nueva habitación.- Dije un poco en voz alta, haciendo que ella quedase pálida. ¿Su nombre? Lo conseguiría despues ¿Su historia? Nunca pararía de buscarla. ¿Ella sabría la mía? De seguro en unos segundos todos empezarían a sacar los trapos sucios de David Williams, el chico maniatico.

Empecé a moverme hacia el jaedin trasero, donde se encontraban todos los equipos de musica instalados, realmente, esta no era la mejor de todas las fiestas pero tampoco era mala. Mire por detras de la reja, hacia la calle. Un bar se encontraba aboeryo en la calle de al frente. Camine, casualmente como para que nadie sospechara, hacia la pequeña reja de metal oxidado pintado de blanco. Una vez alli, sonrei y salté por encima de ella.

El lugar estaba lleno de borrachos, lamentandose, otros gritando de alegría. Me sente en una de las mesas, esperando a que la mesera me atendiera.

- ¿Su orden?- Dijo un poco molesta. La mire de pies a cabezas, expectacular cuerpo. Su melena anaranjada comparable con el fuego estaba brillante a la luz del bar. 

- Dame lo más fuerte que tengas.- Guiñé un ojo, obviamente lo decía en doble sentido.- Y cariño, las propinas para tí.- Le entregué un billete de los grandes sonriendole mientras veía ese gran trasero.

***

- Dime que no pasó otra vez - Dijo mi hermano entrando a mi habitación bruscamente, gritaba mucho, mucho, mucho. Me ardía la cabeza, ¿Es normal estar así? No, David, debes dejar de drogarte. -¡Mierda! David.- Me levantó del piso, el lugar olía a bebida pura, dulce olor.

-No me lastimes.- Intenté darle un golpe, pero no le acerté. De seguro serían efectos secundarios de la droga.- No... me...- Para eso yo ya estaba tendido en la cama. 

-David, tienes que dejarlo.- Me tendió una colcha ¿Y si lo dejaba? Sería un maduro aburrido como él.- Es MALO.- Alargó la palabra, como si yo fuera un bebé aprendiendo a hablar.

-Bueno... es BUENO.- Repetí sus acciones, quitandomé el cobertor con los pies y tirandolo al suelo, de seguro mugre y mojado de alcohol. - A mí.. no..me molesta... no me daña. - Se paró en frente mio, con los brazos cruzados.

- ¿A sí? Gritaste y corriste desnudo por el vecindario.- Salió de la habitación, golpeando la puerta y logrando que un estrepitoso sonido retumbara en mi cerebro ¡MALDITO HIJO DE PUTA! ¡SÍ! ¡PUTA!

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