Todo tiene un precio...

Hace unos minutos:

Mario corría por los pasillos sin saber por donde iba, solo trataba de evitar los pasillos repletos de soldados inconscientes, pues por allí de seguro había pasado Rosy. Luego de unos minutos de correr dio con la última habitación que no había revisado.

Mario : Ojalá este aquí.

Mario abrió cuidadosamente la puerta, tras lo que fue recibido por el destello maestro, quien se arrojó contra su cara.

Destello M. : ¡Papá!

Mario : ¡Hola! ¿Estas bien?

Destello M. : ¡Sí! Escuché varios gritos y me asusté, especialmente cuando los dos tipos que me custodiaban salieron. No sabía que estaba pasando.

Mario : Pues tu mamá llegó y ... ya sabes, salvó el día.

Destello M. : ¡Pues vamos a ayudarla!

Mario : ¡Vamos!

Mario dio unos cuantos pasos cuando calló de rodillas al suelo. El pequeño destello se colocó a la par suya sin saber que le estaba pasando, pero Mario sentía un dolor inmenso en todo el cuerpo, como si trataran de comprimir cada parte de su cuerpo. El dolor era insoportable, y justo antes de que parara, escuchó una voz muy familiar en su cabeza.

Rosy (en su mente) : '¡Mario ayúdame, por favor!'

Mario : ¡Rosy!

Mario se levantó y desapareció en una nube oscura, dejando al destello maestro parado a la mitad del corredor sin tener ni idea de que estaba pasando...

Margareth no lo vio venir, pero en definitiva si lo sintió. Un enorme puño envuelto en llamas la golpeo directo en el estomago, causando que se estrellara contra la pared. Rosy dio un último grito de dolor y calló inconsciente. Mario se volteó y corrió hacia ella, comenzando a sacudir su cuerpo de manera frenética.

Mario : ¡Rosy! ¡Amor, di algo por favor! ¡Despierta, despierta, no me hagas esto ahora! ¡No me abandones Rosy, Rosy!

Mario soltó su cuerpo al no obtener respuesta. La había abandonado a su suerte, y ahora se había ido; era su culpa. Lágrimas de frustración manaron de sus ojos, encontrando su destino en el suelo. Pronto, su preocupación y tristeza se convirtieron en ira pura y perdió el control de sí mismo. Una sola idea existía en su mente: hacerle algo mucho peor a la persona que le había hecho esto a Rosy.

Lentamente volvió a ponerse de pie y volteó a ver a donde estaba Margareth, quien apenas comenzaba a levantarse. Sus miradas se cruzaron y ella no pudo evitar sentir algo de terror. Los ojos de Mario habian cambiado de azules a rojos y una chispa de ira brillaba en ellos, casi se podría decir que verlo a los ojos era como ver al infierno. Una enorme onda de calor se formó a su espalda, derritiendo el metal del suelo a su alrededor. Con paso lento pero amenazador comenzó a caminar mientras dos alas negras salían a sus espaldas, como las alas de dragón, y sus dientes se convertían en colmillos.

Margareth trató de huir, pero Mario la tomó del cuello y la estampó contra la pared. El calor de sus manos era tal que comenzó a quemarle el cuello. Y no sólo eso, su armadura comenzó a calentarse creando un pequeño horno para su cuerpo. Una cola negra salió de la espalda de Mario y se pobló de espinas a lo largo de la misma. La cola se colocó frente a la cara de Margareth y pasó por su lado derecho, haciendole unos cuantos cortes. Realmente se podía ver el terror en los ojos de Margareth, sabía que había despertado a la bestia.

Mario (en un tono super grave) : Dijiste que mi poder era inmenso, ¡que tal si te doy una probada!

Mario la arrojó hacia el techo causando que lo rompiera. Margareth se hizo a un lado del agujero y comenzó a arrastrarse tratando inútilmente de huir. Mario subió por el agujero quedando ambos en le techo de lo que parecía un enorme castillo medieval a la orilla de un acantilado. La noche había caído sobre el lugar. Mario se acercó a Margareth y la tomó de un pie.

Mario : ¿Tan rápido te quieres ir?

Mario la tomó y la arrojó hacia el cielo. Mientras viajaba, Margareth reaccionó y trató de hacerle a Mario lo mismo que con Rosy, pero no funcionó.

Margareth : ¿Pero que demonios?

Mario voló hacia donde estaba y le dio una patada en la espalda, causando que callera a toda velocidad, abollando el techo pero sin romperlo. Mario aterrizó a la par suya.

Mario : Tus patéticos poderes no funcionan conmigo, pero no te preocupes (imitando la voz de Margareth) me encargaré de darte una muerte lenta y dolorosa.

Mientras esta 'pelea' sucedía en el techo, el pequeño destello consiguió llegar a la sala del trono donde encontró el cuerpo de Rosy.

Destello M. (acercándose) : ¡Mamá!

El destello la movió un rato, pero no obtuvo respuesta. Desesperado buscó alrededor hasta que dio con su báculo y lo trajo, poniendolo a la par de ella tocando su cuerpo.

Destello M. : Por favor funciona, por favor funciona, por favor fun...

Rosy comenzó a toser mientras trataba de agarrar el báculo y una vez lo sostuvo firmemente fue capaz de levantarse.

Rosy (aún adolorida) : Gracias pequeño.

Destello M. : ¡No hay de que mamá!

Rosy : Ah, por cierto, ¿no venía Mario contigo?

Destello M. : Él se me adelantó, pero hizo algo muy raro ... calló de rodillas sosteniendo su cuerpo como si algo le doliera y luego de unos minutos gritó tu nombre y desapareció en una nube de oscuridad.

Rosy : ¿Estás seguro de eso?

Rosy escuchó gritos provenientes del tejado y notó el gran agujero, peor aún, sabía de quien eran los gritos : Margareth. Aunque le desagradara tenía que saber que estaba pasando, podría tratarse de una nueva amenaza tipo Dimentio.

Rosy : Quedate aquí.

Destello M. : Ok, pero vuelve rápido.

Rosy : Lo haré.

Rosy subió al tejado y quedó perpleja y paralizada del miedo al ver la escena. No solo fue el shok de la apariencia de Mario, sino fue el verlo sosteniendo el cuerpo de Margareth lleno de golpes y cortadas, verla a ella peleando por respirar y seguir viva y ver la despiadada sonrisa del rostro de Mario: esa cosa en definitiva no era su pareja, era algo más.

Rosy comenzó a correr hacia ambos y por una vez Margareth se alegró de verla venir. Pero esa alegría no duró mucho, Mario la arrojó contra el piso nuevamente, callendo ambos hacia la sala del trono. El pequeño destello sufrió lo mismo que Rosy al ver a Mario pero multiplicado por diez, el pobre ni se podía mover. Mario comenzó a golpear a Margareth repetidas veces en el rostro, por lo que Rosy bajó y sostuvo el brazo que estaba usando en un intento por detenerlo.

Rosy : ¡Mario por favor detente, estoy bien! Este no eres tú, si sigues así la vas a matar. ¡por favor para!

Mario la golpeo en el rostro para quitarsela de encima y cambio momentaneamente de objetivo. Rosy calló cerca de donde estaba el destello y notó que le había dejado la marca de una arañazo en la mejía debajo del ojo que no llevaba cubierto. Mario se acercó a ambos y fue entonces que reaccionó. Lo hizo al ver la expresión de terror en los ojos de Rosy y del destello, al ver reflejado en sus miradas lo que era en ese momento: un monstruo.

Rápidamente dio la vuelta y salió volando por la ventana, atormentado por varias voces que comenzaban a resonar en su cabeza. El pequeño destello seguía aterrorizado, incapaz de poder decir que estaba pasando. Rosy se acercó poco a poco a Margareth y se alivió al ver que no estaba muerta, pero si muy, muy herida. Usando su magia logró sanar sus heridas más graves, más que nada para asegurarse que no moriría desangrada o algo así.

Margareth (esforzándose para hablar) : ¿Po... porque lo haces?

Rosy (seria) : Porque no soy como tú.

Una vez que terminó, tomó al destello en sus manos y creó un portal para salir de allí y comenzar a buscar a Mario, pero Margareth la detuvo.

Margareth : No te esfuerces, ya no ... esta en este planeta.

Rosy : Porque debería creerte.

Margareth : No lo hagas, pero es tu tiempo el que se pierde. Deberías hablar con los creadores, ellos te dirán lo que pasa ... o tal vez no.

Rosy : ¿De que hablas?

Margareth : Todo tiene un precio, ... especialmente volver a la vida luego de detener la explosión del centro del universo. No puedo imaginar lo difícil que debe ser llevar tanto poder dentro.

Rosy entró en el portal y apareció en el planetario. Luigi y Daisy corrieron hacia ella.

Luigi : ¡Donde esta Mario!

Rosy lo volteó a ver, aún sin poder entender bien que pasaba.

Rosy : No lo sé, pero tal vez alguien si sepa.

Rosy se dirigió al centro del planetario y marcó como destino el hogar de los creadores. Estaba dispuesta a descifrar lo que estaba pasando, pero más que nada, lo quería de vuelta...

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