Construyendo la nave

Rosy estaba sorprendida de todo lo que estaba encontrando en el diario de Mario. Planos, bocetos y hasta algunos apuntes sobre física daban vida a varias de las ideas que había tenido para construir una nave. Pero eso era lo de menos para ella, lo que más le llamaba la atención eran todos los dibujos que había hecho de ella. Algunos rodeados por corazones, otros con palabras bonitas cerca de ellos y algunos (que supuso los habría hecho en su adolescencia) con unos atuendos un tanto provocativos.

Mario (apareciendo en la sala) : Ya hable con Cappy y dijo que puedo conservar la Odyssey... ¿porque sonries?

Rosy (sonriendo) : Oh nada, es sólo que me parece tierno que te refirieras a mí como 'Rosalinda'.

Mario (rojo de la vergüenza) : ¡Tenía 12 años!

Rosy : Yo sólo dije que me parecía tierno.

Mario : Bha, como sea ¿encontraste algo útil aparte de nuevas maneras de molestarme?

Rosy : De hecho sí, y debo admitir que estoy sorprendida, jamás pensé que alguien tan jóven podría tener tan buenas ideas.

Mario (tocando su panza) : Si, bueno, nunca fui super aficionado a los deportes la verdad, así que en algo tenía que sobresalir ¿no?

Rosy (entre risas) : Supongo. Por cierto ¿donde planeas construir esta cosa?

Mario (tendiéndole la mano) : Ven.

Rosy tomó la mano de Mario y este la guió hasta una puerta cerca de las gradas. Al entrar bajaron a lo que sería el sótano de su casa. Era más bien un cuarto vacío, con un único estante bastante oxidado en una de las paredes.

Rosy : Vaya, no usas mucho el sótano supongo.

Mario : Yo no, Luigi lo usaba y ahora que está casado con Daisy supongo que se llevó sus cosas para el castillo.

Rosy : Sí, casados...

Mario decidió omitir ese último comentario y Rosy decidió hacer de cuenta que no lo había hecho.

Rosy : Bueno, pero ¿que no este lugar es un poco... pequeño?

Mario : Es que no la vamos a construir aquí.

Mario se acercó a la pared donde estaba el estante y puso su mano sobre un pequeño pedazo de pared. Su mano comenzó a emanar fuego y luego de unos segundos la pared se deslizó hacia abajo y el mueble se movió hacia la derecha, causando que quedara a la vista un corredor metálico más estrecho que la pared. Ambos entraron y llegaron a una especie de elvador sin ventanas, luego de entrar en él Mario presionó un botón y comenzó a bajar mientras la pared y el estante regresaban a su lugar.

Rosy : ¡Guau! ¿Qué es todo esto?

Mario (sonriendo) : Esta casa fue construida hace mucho tiempo. Este es un pequeño resquicio de la casa original, supongo que era una especie de sala de entrenamiento o algo parecido.

El elevador finalmente llegó hasta el suelo. Al abrirse Rosy no pudo evitar maravillarse al ver donde estaba: era una enorme sala, como un hangar para aviones. Habían maquinas de diversos tipos, pizarrones y varios monitores.

Rosy : ¡Asombroso! Este lugar parece hecho para construir naves.

Mario : Sí, mi madre lo actualizó cuando descubrió mi fascinación por el universo. Yo me encargué de hacerle unos arreglos luego de un tiempo y lo dejé estancado... hasta ahora.

Rosy : Y ¿como planeas meter la Odyssey?

Mario (tomando un control de una mesa) : Observa.

Mario presionó un botón y el techo del lugar se abrió, dejando ver un enorme conducto que llevaba hasta el patio trasero de la casa de Mario.

Mario : Tengo que volver a leer un par de cosas, pero creo que con tu ayuda seremos capaces de crear la nave más veloz del universo.

Rosy : Por supuesto.

Los siguientes días pasaron volando. Ya que Bowser ahora era su amigo y el universo estaba bastante tranquilo, Mario y Rosy usaban su tiempo juntos para trabajar en la nave. Usaron partes de la Odyssey como base para no empezar desde cero. No le dijeron a nadie de su pequeño proyecto, por lo que ni siquiera los destellos lo sabían.

Pero este pequeño proyecto no los apartó de los demás. Seguían divirtiéndose con sus amigos: haciendo carreras de karts, jugando diversos deportes, jugando videojuegos, etc.

Finalmente al cabo de dos semanas ya estaban muy cerca de terminar el proyecto: sólo les faltaba ponerle nombre y terminar de revisar los sistemas de navegación.

Rosy estaba en la cocina hablando con Daisy mientras Mario terminaba con algunos detalles.

Daisy : Y ¿que tal con todo?

Rosy : Bastante bien ¿y tu?

Daisy : Bien. Luigi se ha adaptado bien a la vida del castillo, aunque aún sigue actuando como un niño pequeño aveces.

Rosy (sonriendo) : Sí, creo que es normal.

Daisy : ¿A que te refieres con normal?

Rosy : A nada, ¿a que te refieres tú?

Daisy no pudo evitar reír también, a veces olvidaba lo bromista que podía ser Rosy, era difícil pensar en ello cuando recordabas que es la guardiana del cosmos.

Daisy : Así que ¿esta es tu primera relación?

Rosy : Sí.

Daisy : Y ¿nunca te sentiste sola allá arriba?

Rosy : No, siempre tuve la compañía de mis destellos.

Daisy : Entiendo.

Rosy (jugando con su cabello) : Es por eso que a veces, sólo a veces, pensar en todo esto me asusta un poco.

Daisy : ¿En que sentido?

Rosy : Bueno, los destellos ya han aceptado a Mario, así que no debo preocuparme de ello. Lo que me preocupa es que creo que Mario aún no ha visto la imágen completa.

Daisy (con más curiosidad aún) : ¿A que te refieres?

Rosy : A que parece que él está muy emocionado por explorar el universo y eso está bien, pero creo que aún no entiende que yo soy inmortal y... él no.

Ambas se quedaron en silencio por unos minutos.

Daisy : Supongo que él espera que eso lo arreglen juntos.

Rosy : Ese no es el verdadero problema, yo sé como hacerlo inmortal como yo. El problema es que al hacerlo, él deberá renunciar a su hogar, y a sus seres queridos como Luigi o Yoshi.

Daisy (poniéndo su mano en su hombro) : Escucha, él fue capaz de casi morir con tal de salvarte. No soy muy buena con esto de los sentimientos, pero creo que te ama lo suficiente como para dejar el resto atrás.

Rosy : ¿Tu crees?

Mario (hablando desde el sótano) : ¡Bien, eso será todo!

Al cabo de unos minutos, Mario apareció en la cocina donde estaban las dos chicas.

Daisy : Y ¿que tanto haces en ese condenado sótano?

Mario : Eso amiga mía, es un secreto.

Daisy : Cómo sea (a Rosy) que sepas que tu novio es un rarito.

Mario : Sí claro, y la manía de Luigi de gritar al ver una imágen de un Boo es normal.

Daisy y Rosy comenzaron a reír. Daisy se despidió de ambos y se fue camino a su casa.

Mario : Bueno, el proyecto está casi listo.

Rosy : Así parece.

El reloj de la casa sonó, ya eran las 6:00 de la tarde.

Rosy : Bueno, creo que ya debo irme.

Mario : Está bien, pronto podré seguirte sin mayor problema.

Rosy : Lo sé.

Ambos se juntaron para un beso de despedida y Rosy salió por la puerta principal. Mario se quedó en la cocina y se hizo un sandwich, tras lo que se sentó en el sillón a jugar unas partidas de 'Smash Bros.'

Mario : Nada como unas cuantas partidas online para no perder la práctica.

Al cabo de unos minutos, Mario apagó la consola y se quedó sentado en el sillón, una sola idea rondando su cabeza. Todo este tiempo Rosy siempre había sido la que iba a su casa, nunca al revés. Mario se quedó pensativo un rato hasta que tomó su desición: se acercó hasta el teléfono de su casa y marcó el celular de Rosy.

Rosy : ¿Hola?

Mario : ¡Hola Rosy! Soy yo Mario.

Rosy : ¡Ah! Hola Mario, ¿que pasa, necesitas más ayuda con la nave?

Mario : No, de echo estaba pensando que después de terminar esto mañana, tal vez podría pasar un rato contigo en el observatorio.

Rosy : ¿En serio?

Mario : Sí, ese lugar es tu hogar y quisiera pasar tiempo en él también.

Rosy : ¡Suena bien para mí!

Mario : ¡Perfecto! Te veo mañana entonces.

Rosy colgó y Mario hizo lo mismo. El corazón de Mario iba a mil por hora y es que tarde o temprano tendría que preguntarselo: él quería vivir con ella en el observatorio.

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