Capítulo 20 - Una seguidora sospechosa (parte 2)
Todavía me era difícil creer en las acciones que había tomado Amelia, pero era capaz de sentir que las palabras de Lidia eran sinceras. Dentro de mí esperaba que se tratara de un malentendido; no podía asimilarlo, me costaba creer lo que había sucedido.
Yo confiaba demasiado en Amelia, no, en ambas; para mí eran amigas muy especiales y verdaderamente deseaba que este conflicto pudiera resolverse; aunque, si era verdad, el dolor se iba acumulando en mi ser y no me creía capaz de soportarlo.
Pensar en Nathan resultaba demasiado doloroso, porque él era quien había dado toda su confianza en Amelia, y eso resultaría muy difícil para mí, más que aceptar su relación con mi amiga. Simplemente no soportaría ver el daño que le haría; le quería demasiado como para ignorarlo y yo no podía decirle nada, al menos no hasta encarar a Amelia y descubrir la verdad de propia mano. Tenía planeado hablar con Amelia a primera hora en el instituto, directamente, sin ninguna distracción, tal como la había mencionado a Lidia; esta era la forma más certera que podía encontrar de resolver esta situación.
Al llegar a casa, intenté sosegar mi mente; aún tenía deberes pendientes y aproveché el tiempo para mantenerme ocupada. Realmente no quería deambular pensando en fatalidades, como si fuera un imán de mala suerte, tal como siempre mencionaba Camila.
El tiempo que utilicé para realizar mis deberes transcurrió bastante rápido, y sin darme cuenta ya casi se acercaba la noche. En pocos segundos el sonido de mi celular me alertó y me detuve a revisarlo, un poco extrañada, ya que no tendía a recibir muchas llamadas.
—Hola Rosalie.
—Oh, hola Nathan.
—Lamento llamarte tan tarde, pero debo avisarte de algo. Te envié una solicitud de registro y una carta de invitación a nombre de mi padre.
—¿Una carta de invitación?
—Sí, es de la academia. Ya que tus padres aún no... conocen tu situación. Pensé que sería más fácil para ti si les entregas documentos verificados y así no tendrías que explicar el motivo de nuestra academia.
—Ah, yo... —Mantuve una pausa, no tenía idea de cómo continuar, mi mente había quedado completamente en blanco. —Muchas gracias. —Había olvidado del asunto de la academia, era algo muy importante y no creía poder haberlo pasado por alto, aún siquiera lo había debatido con mis padres.
—Si te parece bien, mañana se encuentran abiertas nuestras instalaciones y puedes acompañarme para conocer un poco el funcionamiento dentro de la academia —sugirió con voz amable, a pesar de que yo aún me encontraba absorta.
—Sí, está bien, mañana nos vemos —atiné a decir. No podía cancelar un compromiso que ya había acordado a pesar de que prefiriera no verlo directamente hasta esclarecer el asunto con Amelia, no consideraba sentirme cómoda ocultando una situación que podría causarle daño sin tener total certeza.
Decidí con un poco de premura pedir el permiso a mis padres de visitar la academia al momento de la cena, imprimiendo con antelación la invitación que Nathan había enviado a mi correo. Contrario a mi preocupación por la abrupta noticia, accedieron gratamente al enterarse de la invitación por parte de mi amigo, en especial, supuse les dio mayor seguridad leer la carta formalmente firmada por el director; en la inscripción se distinguía el nombre «Academia de artes y estudios multidisciplinarios», tratándose de un centro especializado para jóvenes que decidieran desarrollar sus aptitudes en actividades extracurriculares como la antigua academia de arte a la que yo asistía.
La mañana siguiente Nathan me avisó que pasaría con su chofer a recogerme para ir directamente a la ubicación de la academia, en caso de no existir algún inconveniente; de esa manera mis padres no tendrían que preocuparse por mi seguridad.
En cuestión de media hora aproximadamente llegamos a las instalaciones de la academia, la fachada no dictaminaba que las actividades que se desempeñaban fueran diferentes de cualquier otra institución similar, eso de forma aparente como mi amigo lo había explicado.
El edificio principal era utilizado para las actividades propias de una academia en las que podía inscribirse cualquier clase de público o estudiantes. Las verdaderas actividades de la academia se ejecutaban en los edificios anexos donde se encontraban las áreas especializadas del gimnasio.
Para mi asombro, las instalaciones eran inmensas, considerablemente de mayor extensión que el gimnasio del instituto y el de mi casa. Al parecer cada área se encontraba dividida en diferentes secciones de acuerdo con las etapas de entrenamiento.
—Oh, hola Rosalie, nos vemos de nuevo. —David se acercó a nosotros, haciendo que los demás se detuvieran un momento.
—Hola Rosalie, es un gusto que puedas entrenar con nosotros. —Elena de igual manera se aproximó con un saludo cordial.
—Eres de agua. —Súbitamente alguien más expuso sin darme tiempo de responder a los amigos de Nathan.
—Mmm... ¿yo?
—Tu elemento es el agua, ¿no es cierto? —aseveró nuevamente, se trataba de Erika. Su mirada seguía fija en mí, esperando a que afirmara con prontitud.
—Mmm... yo, sí, disculpa, pero... —Estaba a punto de preguntarle cómo lo sabía, aunque quizá se debiera a que Nathan lo hubiera mencionado.
—No le hagas caso a Erika, ella siempre es así —continuó David, en cierta forma amainando la tensión que pudo generarse por la apariencia un poco severa de Erika.
—No, no es... —intenté explicar para evitar malentendidos.
—¿Por qué no nos muestras tus habilidades?, hemos escuchado de Nath que tienes un talento natural. —Elena intervino con voz alegre para restaurar un ambiente animado.
—Eh, ¿yo? —articulé, no con completa seguridad de sus expectativas.
—Ella aún está aprendiendo, por el momento no creo que sea lo mejor que entrene en grupos —enunció Nathan, quien había regresado tras resolver lo que necesitaba—. Yo voy a estar a su cargo mientras desarrolla sus habilidades, sería un poco peligroso en su nivel. —Agradecí en mi interior su ayuda cuando no me encontraba preparada para realizar una demostración de mis poderes, no al menos en público.
—Sí, señor —aseguró David señalando a su sien en un acto de saludo militar.
—¿Sí, señor? —formulé con un poco de extrañeza, pero en cierta forma divertida.
—De vez en cuando hacen esas bromas. —Nathan rodó los ojos, intentando excusarse—. Te acostumbrarás un poco. —Finalmente manifestó.
—Pero eres nuestro líder —repuso frunciendo el entrecejo.
—Yo no soy su líder, lo hacen sonar como si encubriera una organización secreta. —Cubrió una parte de su rostro con la palma de su mano como si le provocara dolor de cabeza—. Si mi madre se enterara... —declaró soltando un suspiro con un ápice de exageración.
—Sí, como sea. Nos retiramos. —David desistió inclinando ligeramente la cabeza.
—Parece que todos son muy animados —expuse sin temor de ocultar una leve risa.
—Sí, disculpa Rosalie —elevó su mano a la nuca, brindándome una tenue sonrisa—. No estás realmente acostumbrada a este entorno —añadió con sutil nerviosismo.
—¿Por qué lo mencionas como si fuera algo malo?, en realidad me gustaría conocer a tus amigos, parecen ser bastante agradables. —Le aseguré para evitar que se sintiera incómodo.
—Señorita Rosalie, lamento si nuestra conducta le molestó. —David retrocedió al ver lo que sucedía.
—¿Señorita? —mencioné simplemente con curiosidad, nadie que fuera de mi edad me llamaba así.
—Sí, es que nuestro je... quiero decir Nathan nos advirtió sobre nuestra conducta porque bueno, perteneces a una clase al...
—Yo nunca dije eso —Nathan le reprimió antes de que pudiera continuar.
—No es necesario, eso me incomoda, llámame Rosalie —manifesté efectuando una sonrisa sincera, podría ser una simple broma, pero prefería usaran por mi nombre de pila como lo harían con sus amigos.
La mañana prosiguió con Nathan explicando el uso de cada sección, donde podían estrenar para controlar sus habilidades físicas, además de grandes espacios donde tendrían la facilidad de desarrollar sus capacidades mágicas y de canalización acordes a los elementos con los que tenían conexión.
—Wow, nunca en mi vida había imaginado que existirían este tipo de instalaciones para personas como nosotros —enuncié asombrada al observar todo el equipamiento en las diferentes secciones de entrenamiento; era muy parecido a un gimnasio, aunque ligeramente adaptado a las condiciones que algunos poseían.
—¿Te gustaría ver una demostración al aire libre? Gabriel y Erika se están preparando, así podrías aprender un poco del entrenamiento que llevamos a cabo dentro de la academia —manifestó Nathan.
—Sí, me gustaría —asentí entusiasmada por descubrir una parte de lo que realizaban en la academia.
—Además también podrías observar cómo hacen uso de su energía a través de un elemento distinto al tuyo —agregó alegremente.
—Oh, Rosalie, ¿estás lista para ver una de las mejores demostraciones? —David interpuso con genuina emoción.
—Gabriel y Erika se van a enfrentar, ¿quién creen que gane esta vez? —Esta vez Laín añadió, era un poco tímido y en consecuencia no se acercaba mucho donde yo me encontraba; en determinada manera éramos parecidos, aunque eso no lo limitaba a tener interés e interactuar libremente con quienes ya tenía confianza.
—Recuerden que es solo un entrenamiento —aclaró mi amigo con voz serena.
—Sí, señor. —David medió instando a los demás a afirmar.
—Bien, esperemos a que Erika y Gabriel están listos —anunció ligeramente exasperado, esperando que todos atendieran sus indicaciones.
Una vez que ambos contendientes se encontraron ubicados en sus posiciones, Nathan hizo un ademán a que todos nos ubicáramos detrás de la línea de seguridad, y logré percatarme de que el área consistía en un jardín natural de una gran extensión, sin duda adecuado para las prácticas que se llevaban a cabo. Aún no sabía cuál era el elemento con el que podían canalizar su energía, pero podía inferirlo por el color de sus ojos, así como había aprendido por Nathan que era posible deducirse el tipo de elemento que eran capaces de controlar.
Sin más demora, la demostración comenzó con el primer movimiento de Erika deslizándose con inmediatez en dirección de Gabriel, mas él al parecer ya se encontraba preparado y la esquivó, saltando alto por encima de ella con gran agilidad, elevándose como si volara para finalmente ejecutar una proyección perfecta y sutil.
Acto seguido, Gabriel emitió una ráfaga de viento como un proyectil en dirección a Erika y ésta formo una barrera densa como una roca con la intención de redirigirla a su oponente, no obstante, este la utilizó como apoyo para lanzarse y destrozarla con apenas un esfuerzo.
Los movimientos de Gabriel eran considerablemente más veloces y ágiles que los de Erika, pero ella también era bastante perspicaz y tenía la capacidad de leer sus movimientos para generar un contraataque. Al igual que Gabriel, Erika ponía en juego sus planes de una forma muy meticulosa, al mismo tiempo que su habilidad de canalización era asombrosa.
Indudablemente era increíble ser testigo de una demostración en una simulación de enfrentamiento a través de la canalización de dos elementos muy distintos; los ataques de ambos convergían en una serie de maniobras meticulosamente ejecutadas que parecían representar una coreografía performática que fluía con cada movimiento, con la ligereza en que Gabriel era capaz de esquivar y desplazarse, contrapuesta a la solidez y resistencia de Erika, quien también poseía un nivel de reacción notoriamente veloz.
Nunca habría pasado por mi mente la posibilidad de que ambos elementos podrían canalizarse de una manera más amplia y con diferentes usos que podían adaptarse a situaciones determinadas. Observar a ambos se había convertido en una experiencia única, en especial la capacidad que tenía Erika para que la tierra se convirtiera en un elemento con bastante maleabilidad de trasladarse con una mayor velocidad con ayuda de una fina capa de arena, algo parecido a deslizarse sobre una pista de hielo.
Por unos instantes el suelo tembló sobre nuestros pies, provocando que tropezara por la inestabilidad al encontrarme lo más cercana al área de entrenamiento, siendo asistida por Nathan en el momento, sujetando mi espalda de manera sutil.
—¿Estás bien? —preguntó asegurándose de lo que había ocurrido.
—Ahh... sí, disculpa, solo perdí un poco el equilibrio —asentí al salir de mi ensimismamiento—, creo que me acerqué mucho a la línea de seguridad.
—Has hecho trampa Erika. —La voz de Gabriel llegó a todos nosotros, con tono exaltado, haciendo que giráramos a ver la escena. Él se reparaba de una caída considerable que lo había dejado a una distancia media de la joven.
—Por supuesto que no, ¿acaso no puedes aguantar una pequeña vibración? —Erika se mofó mostrando aires de suficiencia.
—Está bien, no tienen por qué pelear. —Nathan intermedió al ver que todavía tenían la intención de continuar con su enfrentamiento—. Solo es un entrenamiento —reiteró colocándose entre los dos.
—Yo diría que Erika ganó justamente —David sopesó.
—Yo estoy con Gabriel, ese movimiento se vio muy sospechoso. —Elena secundó no totalmente convencida de lo que aseguraba su compañera.
—Ya, ¿por qué no lo dejamos en un empate? —resolvió Nathan en medio de la discusión—. No se alteren.
—Por mí está bien... por el momento, pero no voy a dejar pasar tus trucos Erika. —Gabriel le dejó una advertencia con la mirada.
—¿De qué trucos hablas Gabriel o es que acaso te da miedo admitir la derrota? —rebatió en una forma de provocación.
—Tranquilícense ambos, no admitimos peleas entre amigos. —Nathan tuvo que intervenir otra vez para sosegar el ambiente.
—Ya veremos quién es el ganador la próxima vez —replicó Gabriel en posición erguida para aparentar una postura imponente que le favorecía a causa de su estatura.
—Ve puliendo tus habilidades para ver si puedes alcanzarme. —Le retó con firmeza imitando la misma apariencia.
—Y tú para ver si dejas de ser tramposa —contrargumentó en nada complacido por su actitud.
—Recuerda que en la guerra todo se vale, nunca debes bajar la guardia. ¿Y ahora por qué no mi siguiente oponente eres tú? —Señaló en dirección mía con los ojos ligeramente entrecerrados; su sola presencia denotaba seguridad, parecía retarme con un propósito claro.
—¿Te refieres a mí? Pero... yo no.
—Rosalie todavía es nueva en el uso de su energía —agregó mi amigo al reconocer sus intenciones.
—Pero siempre hablas maravillas de ella, Nath. Tranquilo, no va a ser nada serio —mencionó relajando su expresión a una más jocosa—. Creo que todos tenemos curiosidad por las habilidades de Rosalie, ¿no es así?
—Sí, Nath, no es como si Erika fuera a pelear en serio —aseguró David, restándole importancia a sus preocupaciones y también las mías.
—Yo también quiero ver las habilidades de Rosalie —añadió Elena con completa convicción.
—Ella también puede canalizar a través del agua. —Isabel anexó, uniéndose a lo que aún no se solucionaba—. Debe ser asombroso —agregó aumentando más las expectativas sobre algo con lo que no me sentía cómoda del todo.
—Eso no depende de mí, depende de la decisión de Rosalie y de si se siente preparada —dictaminó Nathan, distinguiendo como poco a poco los estudiantes se arremolinaban a nuestra estancia.
—¿Y entonces?, ¿qué piensas Rosalie?, solo será una práctica para mostrarnos tu potencial. —Era perfectamente claro que Erika estaba dispuesta a convencerme, aún no segura de sus intenciones ni del objetivo que buscaba lograr.
—Supongo que podría hacerlo, pero no esperen nada grandioso, todavía no sé usar bien mi magia —desistí finalmente al encontrarme asfixiada por todas las miradas que me envolvían.
—No hay problema, será una sencilla demostración —convino Erika esbozando una sonrisa que parecía genuina.
Reiteradamente se tuvo que preparar el área de práctica para que no existiera ningún inconveniente, expresamente para que no existiera algún percance que resultara peligroso para ninguna de nosotras ni de los estudiantes que se encontraban como espectadores.
Mi amigo me ayudó, explicándome que durante las prácticas con demostración de magia elemental era indispensable tener a disposición una extensión de superficie bastante considerable, por lo que nos señaló a ambas situarnos a una distancia mínima de diez metros, en especial aconsejándome por las habilidades que Erika poseía.
—¿Quieres empezar o empiezo yo? —pronunció antes de comenzar, examinándome con agudeza sin darme realmente tiempo de responder.
Erika se dispuso veloz en mi dirección sin perder ni un solo segundo, se veía ansiosa de ejecutar el primer movimiento para atacarme, por lo que en respuesta envolví un áspid para alejarla lo más posible, no quería en realidad causarle ningún daño. Mi intento fue en vano porque fácilmente disolvió la cadena de agua que había formado al crear una muralla sólida que cubría su altura, llevando las raíces del suelo a su paso.
Al soltar su protección, percatándose de me encontraba indefensa, redireccionó su escudo en una especie maleable como arena, pero no tan fina como polvo. En consecuencia, elevé una tenue cortina como la que Nathan me había enseñado durante nuestras primeras prácticas, permitiendo que esta se disolviera al contacto con mi barrera.
Por un instante perdí a Erika de mi campo de visión, pero logré localizarla gracias al súbito incremento en la energía que emanaba de ella, tal vez no lo habría visto pero podía sentirlo gracias a las nuevas capacidades con las que me estaba adaptando paulatinamente.
Nuevamente creí que ella atacaría con el mismo tipo de ofensiva por la postura que mantenía, algo que en un par de segundos recaí se trataba de un engaño para ejecutar su verdadero movimiento. La joven sonreía ávidamente al suponer que había caído completamente en su trampa.
Sentí las ligeras vibraciones bajo mis pies, lo que me indicaba se trataba de una de las estrategias de Erika para hacerme perder el balance, que con un poco de surte anulé al saltar, no tan alto como lo había hecho Gabriel pero que me permitió esquivar el ataque que ella se encontraba preparando con una suerte de piedras dispersas en mi dirección; logré aterrizar de manera casi imprevista con ayuda de la superficie congelada que había permeado casi instintivamente, momento en el que me dejé asombrar y casi bajo la guardia.
Un remolino de tierra se avecinaba sobre mí a una velocidad que me permitió pensar con presteza; realicé una tenue barrera de agua casi imperceptible que velozmente tuve que transformar a una cúpula para recubrirme por completo, creando finalmente un sello que la fortaleciera en un ímpetu al darme cuenta de que por sí sola tenía déficits de soportar el enérgico embate de Erika que no se daba por vencida; en ese momento caí en cuenta de cuál era la causa por la que me resultaba intimidante.
—Wow, ¿Rosalie puede hacer sellos mágicos? —Atendí al sonido de los estudiantes que se encontraban a la lejanía.
—Bien, ya veo que eres buena para hacer encantamientos avanzados, pero veamos si eres capaz de resistir a mi prisión especial.
Erika recubrió mi barrera con una capa gruesa de tierra acompañada por rocas visiblemente más grandes al darse cuenta de que el sello que había realizado le dificultaría quebrantarla, algo que había creado como reflejo para protegerme de las habilidades hasta entonces desconocidas para mí a través de un elemento completamente diferente al mío. Advertí a través del movimiento de recubrimiento que no simplemente quería encapsularme dentro de mi propia barrera, sino que deseaba estrecharla hasta poder destruirla y atraparme para que no fuera capaz de escapar.
La luz disminuía su tamaño al reforzar su muralla aprisionada por rocas hasta solo dejar entrever un pequeño haz de luz que cada vez se hacía más fino. En cierta manera me encontraba impresionada por la magnitud del control en sus habilidades, de un modo que al mismo tiempo me resultaba atemorizante. Pensé en deshacer el sello de la cúpula que me protegía, pero ello dejaría que no tuviera ningún tipo de escape seguro, lo que tendría que hacer era actuar inmediatamente para imposibilitar a mi contrincante. de realizar un movimiento más. Tenía seguridad de que no resultaría nada peligroso si impulsaba toda mi fuerza hacia el exterior al momento de disolver mi barrera por la diferencia inicial en nuestra distancia, afortunadamente suspiré al percatarme que mi plan había funcionado, abriendo un espacio al entrar en contacto con la cápsula formada por Erika, solo para vislumbrar el semblante desorbitado en su rostro; aún no entendía que sucedía.
—¡Alto! La práctica ha terminado, Erika. —La voz de Nathan se alzó, pausando todo movimiento que se suscitara de improviso.
Observe a todos mis alrededores por los murmullos que surgieron desde el repentino silencio por la orden de mi amigo, todos parecían mantener expresiones desconcertadas.
—¿Vieron eso?
—No puedo creerlo. Es como si hubiera controlado la prisión de Erika.
—Estoy seguro de que en realidad la quebrantó usando su fuerza.
—Aun así no cualquiera puede hacer eso, además tenía un encantamiento.
Repentinamente los estudiantes comenzaron a arremolinarse a nuestra cercanía, dejando muy poca distancia para movernos libremente.
—Eres genial, y también es super fuerte para romper la barrera de Erika —anunció David descubriendo su expresión llena de emoción.
—Estuviste increíble —declaró Elena—. No por nada Nath siempre nos cuenta lo talentosa que eres.
—Definitivamente es una genio —agregó Laín con emoción y sorpresa en los ojos.
—No, realmente no intenté nada —quise excusarme, me incomodaba que tantas personas se dirigieran a mí en un espacio que a mi percepción se cerraba cada vez más.
—Eso fue bastante peligroso Erika, dijiste que no ibas a pelear en serio —recriminó Gabriel
—Estamos de acuerdo —aprobó Isabel.
—Deberías disculparte con Rosalie —dictaminó David, continuando la misma cadena de sus compañeros.
—Está bien—masculló—. Lo siento —asintió con ligero disgusto al observar la presión de todos sobre ella.
—Realmente no esperaba que algo como esto sucediera en tu primera visita a la academia —enunció Nathan con preocupación en su mirada.
—Erika es de un carácter tanto ... fuerte —intentó explicar Isabel con un poco de nerviosismo.
—Eso no la excusa ni tampoco a mí por permitirlo. —Sostuvo una mano sobre su cabeza como una señal de malestar.
—Ya Nath, después de todo Rosa ganó —expuso David en un intento para volver a animar el ambiente—. Ups... ¿está bien si te decimos así? —siguió al darse cuenta de nombrarme por mi diminutivo.
—Claro, no te preocupes, no hay problema —aseguré ante una nimiedad.
—Realmente lo lamento, Rosalie. —Su mirada cristalina me observó con notable angustia.
—Está bien Nathan, no pasó nada malo. Gracias a mi visita y lo que sucedió aprendí cosas nuevas. Me ha gustado bastante venir y conocer la academia —declaré a modo de que finalmente se relajara después de todas las cuestiones por las que habíamos pasado y en última instancia, pensé, de lo que se avecinaba.
Nathan decidió concluir con nuestra participación en las actividades de la academia para retirarse y acompañarme, tal como lo había prometido para no presenciar ningún inconveniente en mi regreso a casa; una situación a la que todavía no me encontraba del todo confortable, en espacial no cuando la carga en mi consciencia regresó al ocultarle un asunto de gran peso y esperaba poder resolver de forma inmediata.
Mi mente era un absoluto caos por todos los eventos sucedidos en el fin de semana que más bien simulaba ser el recuento de lo que había ocurrido en un largo mes. La incertidumbre recorrió mi ser, aun más cuando creí entrar en paranoia al reencontrarme con un par de ojos violetas en las cercanías a la entrada de mi casa, o quizá yo comenzaba a alucinar por una carga de estrés que se iba acumulando; realmente esperaba eso, puesto que la mirada de esa niña me persiguió hasta mis sueños.
***
Hola de nuevo mis queridas hadas.
Por fin les anuncio oficialmente que Guardiana está de regreso con más aventuras emocionantes.
Espero que les haya agradado la lectura. No olviden dejar sus comentarios.
Ahora sí, nos vemos.
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