Capítulo 18 - Magia pura

Por si no fuera demasiado, en mi mente había quedado en blanco el hecho que debía presentarme el día de mañana al finalizar las clases, para comenzar con los ensayos del papel que se me había otorgado junto con mis compañeros, en la obra que se encontraba cada vez más próxima. Por un momento pensé que habría sido más fácil si estuviera en el equipo de vestuarios, hasta observar el tipo de vestimenta que se me había asignado.

El club entero se asemejaba al caos de un remolino, incluso cuando apenas había ingresado; todos parecían apresurados tomando medidas de los escenarios, practicando sus líneas y tomando nuevas posturas por indicaciones de la profesora.

—Hola Rosalie, acompáñame, debemos tomarte las medidas para ajustar tu traje —mencionó la profesora dirigiéndome hacia donde se encontraban los bastidores, un lugar en el que actualmente varios de mis compañeros se encontraban probando sus trajes y tomándose las medidas.

Los encargados del área de vestuario se demoraron unos minutos más antes de siquiera tener idea del motivo por el cual se habían esmerado demasiado al diseñar mi traje.

En un inicio sopesé todo lo que supondría representar mi papel; en un instante pensé que únicamente daría mi voz al ruiseñor sin aparecer realmente en el escenario. Así es como realmente me sorprendí al descubrir que no debía usar simplemente una botarga, sino todo lo que había implicado el complejo diseño de la vestimenta que usaría, sumado al de mis compañeros que también se presentarían en la obra principal, en donde su presencia debía resaltarse más.

—Adela, Enrique, ¿pueden traer los vestuarios?, por favor —indicó la profesora a dos compañeros pertenecientes a otro grupo.

—En seguida profesora —asintieron al unísono, dirigiéndose con apremio.

Realmente todos estaban inquietos por terminar con las preparaciones lo antes posible. El tiempo se reducía considerablemente aún más cuando teníamos que presentar tres obras.

Sin mucha demora, mis compañeros y la profesora me ofrecieron a que probara el traje que habían confeccionado para mí; probablemente sólo requeriría ajustarlo un poco y esperaba que sin demasiados cambios.

Ma encaminé a los bastidores antes de abrir la funda del vestuario, parecía ser un poco amplio. El traje constaba de una sola pieza que cubría desde mis tobillos hasta mi cuello; el fondo era negro y a mis dos extremos tendían unas inmensas alas con plumas sintéticas con las que podía inclusive llegar a cubrir mi cabeza; en sí era bastante cómodo y liviano, por lo que no me resultaría ninguna dificultad el realizar cualquier movimiento, aunque en cierta medida podría ser que simplemente el peso no significara nada para mí.

Suspiré, al menos por hoy tenía una rutina normal que me hacía sentir tranquila.

Me apresuré lo más rápido a salir de los bastidores después de inspeccionar mi traje; todavía faltaban las presentaciones de los ensayos generales y yo aún no había practicado lo suficiente para memorizarme todos los aspectos del libreto, aun siquiera me sentía del todo segura de interpretar a mi personaje.

—¿Este es el diseño? —cuestionó la profesora examinando la confección de mi traje, especialmente por el plumaje en mis alas.

—Sí, originalmente esta es la base. Sólo requiere ajustarse y agregar los detalles del plumaje, pero queríamos ver que tanta libertad de movimiento ofrece el diseño.

—Está bien, ¿pronto traerán la parte final del disfraz?

—Sí, en cuanto nos lo entreguen nos encargaremos de completar todas las preparaciones antes de la semana final de ensayos.

—De acuerdo. Rosalie, ¿cómo te sientes con el traje?, ¿puedes llevarlo fácilmente?

—Sí, es bastante práctico y ligero —asentí a pesar de que sintiera que era demasiado el esfuerzo por parte de mis compañeros, en especial por un papel como el mío.

—Muy bien. Adela, Enrique; realicen los ajustes necesarios.

—Oh, Rosalie, así que tú vas a ser el ruiseñor. —Anica, una compañera mía de un grado anterior se acercó al área de vestuarios; supuse que ella también necesitaría que realizaran ajustes en su atuendo.

—Hola Anica. Mmm... sí —sostuve con un movimiento de cabeza.

—Siento mucho que no consiguieras el papel que querías. Oí que tu audición había sido impresionante, realmente me habría gustado ver la presentación de primera mano de una profesional.

—¿Disculpa?, no es así, yo no soy... —intenté excusarme con cierta incomodidad, no me agradaba que se dirigieran a mí de esa manera.

—No digas eso, no exageres Anica —intervino Pamela, otra compañera un poco mayor, quien habría obtenido el papel para el que yo había audicionado.

—Lo siento si te importuné Rosalie. —Se disculpo Anica con sinceridad.

—No, descuida, no hiciste algo malo.

—Por cierto Rosalie, pensé que audicionarías para Alicia —agregó Pamela con cierto atisbo de curiosidad.

—Yo quería experimentar el interpretar un personaje complejo, es por eso que escogí a La muerte.

—Ya veo. Lo siento por quitarte el papel, espero que tengas suerte con el tuyo.

—No es ningún problema, sólo debo esforzarme más.

—Gracias por entender. Vamos Anica, en pocos minutos es nuestro ensayo. —Se despidió Pamela llevándose consigo a Anica. Al ser parte del elenco principal, ellas debían acudir al escenario antes de que se presentara el primer ensayo.

El ensayo general se llevó a cabo exitosamente, sin ningún imprevisto que pudiera ocasionar retrasos en nuestra agenda, debido a que faltaban pocos días en los que la profesora podía supervisar ambos grados.

Llegó nuestro turno pronto, mientras nuestro grupo se preparaba para mostrar el ensayo de El ruiseñor y la rosa, a pesar de que yo aún me encontraba nerviosa, algo que nunca antes me había sucedido al salir al escenario, tal vez se debiera a que aún no me sintiera preparada de interpretar un personaje diferente al que yo estaba acostumbrada y no me sentía segura de hacerlo correctamente, de acuerdo a las expectativas de los demás.

—¿Te encuentras bien Rosalie? —cuestionó Nathan, observándome con detenimiento, tal vez al percatarse de mi conducta extraña e inquieta.

—Sí, no es nada, descuida. Sólo estoy un poco nerviosa —asentí un poco dubitativa, no sabía realmente cómo actuar.

—Nunca te había visto así. ¿Ha pasado algo? —añadió con preocupación expresada en su mirada cristalina, intentando descifrar algo en mí.

—No, no realmente. Solamente estoy preocupada por mi papel —aseguré para evitar cualquier malinterpretación.

—¿Qué sucede?, tú nunca estas nerviosa en los ensayos.

—No estoy segura de que pueda interpretar mi papel adecuadamente. No sé cómo debo hacerlo, es muy difícil para mí salir al escenario así —afirmé soltando un suspiro, en una forma de amainar mi ansiedad.

—No tienes que estar nerviosa, es un papel como los demás que has interpretado. No es realmente difícil, ya has logrado comprender a un personaje diferente y construir su personalidad a pesar de ser complicado.

—Pero, no es lo mismo. Realmente no sé qué hacer, falta poco tiempo y no tengo ni idea de por dónde empezar—mencioné inquieta, hecha un manojo de nervios como nunca antes había experimentado.

—Tranquila. Reléjate un poco antes de salir al escenario. Recuerda que eres muy fuerte y puedes sobrellevar todo tipo de situaciones. —Hizo una pausa, y hablando con suavidad me sentí sosegar—. Cierra tus ojos y piensa que eres un ave que recorre lugares hermosos. Dime, ¿cuál es tu lugar favorito?

—El bosque, amo los bosques porque se sienten tan familiares y es tan... confortable —enuncié, verdaderamente me encontraba en un estado pacífico que permitía distenderme. El olor a tierra, a vegetación y los diferentes sonidos, como el crujir de las hojas, inundaban mis sentidos, ampliando cualquier percepción.

—Muy bien, ya que te encuentras ahí puedes explorarlo y sobrevolar todo lo que te guste —continuó en voz calma.

—Wow, se siente tan real, sería increíble poder hacer esto siempre —declaré, ahombrada por la capacidad que tenía de sentir el aire golpeando en mi rostro, al mismo tiempo que extendía mis alas y la movía consecutivamente para obtener una mejor vista de los espacios entre los árboles, como si realmente fuera un pájaro.

—Es algo natural, solo déjate llevar —mencionó acercándose a mí a unos pocos centímetros y apoyando sus manos sobre mis hombros—. Así es cómo debes actuar.

—¿Cómo sucedió eso? —expresé abriendo mis ojos de golpe; fue una sensación muy vívida—. ¿Cómo hiciste eso? —inquirí de inmediato girándome para ver su rostro—, ¿o lo hice yo?

—Solo te ayudé un poco a imaginar y que no dudaras de tus habilidades. Muchas veces el mejor consejo es que actúes libremente en este tipo de escenario y naturalmente el personaje vendrá a ti, en este caso el ruiseñor.

Asentí a las explicaciones de Nathan, siempre era más sencillo cuando el me ayudaba a salir de circunstancias complicadas que no entendía del todo bien. Todo lo que decía era más fácil de comprender cuando efectuaba sus indicaciones a mi voluntad.

—Está bien, aunque no me encuentro del todo segura de interpretar a un personaje no... humano —solté, deteniéndome al instante de darme cuenta de mis palabras.

—Eso no es un problema. Sinceramente la muerte es más difícil de interpretar desde mi opinión, porque es algo desconocido. Ahora, eres un ave; recuerda las sensaciones que te produjo explorar el bosque, si lo haces te será más fácil pensar como ave.

—¿En serio? Bien, lo intentaré. Muchas gracias Nathan.

En respuesta, mi amigo me mostró una de sus sonrisas, tiernas y cálidas, que me llenaban de felicidad cada vez que se dirigía a mí; una de las cosas que más atesoraba

—En pocos minutos se presenta El ruiseñor y la rosa. ¿Están listos para el primer ensayo? —La voz de la profesora titular se hizo escuchar de entre todo el bullicio tras los bastidores.

—Sí, profesora —asentimos al unísono.

—No te preocupes, yo te guiaré si no te sientes segura—manifestó con modestia, ofreciéndome una mirada comprensiva.

—Gracias—articulé nuevamente, siempre le estaría agradecida.

—Alisten todo en la primera escena. Rosalie y Nathan entran, recuerden sus posiciones —indicó en voz fuerte, dando inicio al primer ensayo de nuestra obra.

***

Después de múltiples ensayos, me sentía mucho más estable; aunque en cierta forma agotador, mantener mi mente ocupada siempre lograba que dejara de lado mis preocupaciones y me ayudaba a sentir normal, tanto como si nada hubiera cambiado a mi alrededor.

Tal como lo había prometido, las siguientes lecciones que me daría Nathan estaban relacionadas a la magia pura y sus principios básicos. Siendo sincera, para mí era emocionante descubrir cosas nuevas referentes a mi naturaleza y a mi magia; tenía la sensación de que al adentrarme en esos temas podría llegar a comprender mejor mi situación y me resultaría más fácil hacer un uso correcto de mis habilidades, añadiendo el hecho de lo emocionante e interesante que suponía para mí descubrir la verdad del mundo.

—Como al comienzo lo mencioné, es imprescindible que sepas controlar la magia en su estado más puro, por lo que hoy te enseñaré a hacer uso de la energía que todos poseemos —emitió una pausa antes de proseguir con su explicación, procurando que asimilara todo correctamente—. Hasta este momento sabes cómo liberar tu energía, pero únicamente te he enseñado a conectarla con tu elemento, aunque también es posible manipularla de manera directa, como a continuación te mostraré. —Me indicó que observará atentamente, elevando su brazo en mi dirección. De su palma surgió un destello luminoso tomando la forma de una pequeña esfera, y lo más sorprendente fue verla convertirse en una delicada flor de cristal.

—¿Cómo hiciste eso?, ¿es real? —cuestioné absorta, pensaba que la única forma de usar mi magia era a través de mi elemento—. ¿Es una ilusión? —continué aún más impresionada, pero me detuve al sostenerla entre mis manos.

—Tómala, no es una ilusión —Me aseguró con una mirada sonriente y un poco divertida al ver mi expresión—. A esto se le llama materialización. Si te preguntas cómo sucede, todo se reduce a que la energía puede ser transformada porque es parte de la materia, por lo tanto, toda la materia posee energía.

—Oh, suena un poco complejo —agregué un poco absorta ante su declaración, e indudablemente lo relacioné a un principio de la física, así que sí, era muy congruente.

—Sí, puede llegar a parecerlo si aún no comprendes la composición de un objeto, Bien, por supuesto que depende del grado de complejidad de la composición, aunque no es realmente tan difícil una vez lo has entendido —afirmó con voz apacible, intentando que sus explicaciones fueran lo más entendibles.

—¿Entonces puedo transformar mi energía en cualquier forma?

—Sí, puedes usar magia pura para transformarla, al igual que lo haces al canalizar tu energía, pero tampoco debes excederte o puede resultar demasiado peligroso —añadió en tono de advertencia, fue ligero, aun así, me asustó un poco—. Es aquí donde entra tu fuerza de canalización. Todos tenemos límites, por eso debes conocer tu punto máximo para no sobreesforzarte y que te hagas daño. La magia en su estado puro consume energía vital, por ello las hadas no la usan mucho, pero eso no quiere decir que este prohibido o sea malo, únicamente que no debes abusar de ella.

—Lo entiendo un poco, ¿así es que por esa razón las hadas usan la magia a través de su elemento?

—Sí, es de esa manera —asintió, dándome una breve aclaración—. Dado que tu elemento es una manifestación de tu energía, es una forma de conectar con ella en un nivel más maleable sin ser agotador y consume una mínima parte de tu energía vital en comparación a manipularla en su estado puro; puedes pensar que tu elemento actúa como un canalizador.

—Aun así, eso asusta demasiado, ¿en ese caso no sería mejor nunca usar la magia pura?

—Lamento asustarte. —Se disculpó sinceramente; realmente no pretendía que tomara sus palabras de ese modo—. No pasa nada porque la uses en pequeñas cantidades, debí explicarlo mejor. De igual manera, no es como si fueras a expulsar toda tu energía, siempre algo te detendrá de hacerlo. —Esperó unos minutos a que relajara mi semblante, tal vez parecía que me había alarmado demasiado. —Bien, sin mencionar que la materialización no es el único método para usar la energía pura, también puedes conectar tu energía a otros objetos, incluyendo seres vivos. Así es como de manera inherente todas las hadas se conectan con la naturaleza, porque nuestra esencia viene de ella y compartimos el mismo origen.

—Ah, creo que eso ya lo habías mencionado antes, que la naturaleza es el elemento inherente de todas las hadas.

—Sí, al establecer una conexión con la naturaleza, debes realmente sentir a la Tierra y comprender sus emociones, lo que piensa; es una especie de unión profunda que sucede cuando la naturaleza te acepta y permite que compartas su misma energía —manifestó con una voz suave como un cántico que podría adormilar mis sentidos— ¿Te gustaría intentarlo? —expresó amablemente para amainar un poco la situación anterior.

—¿Cómo puedo hacerlo?

—Te mostraré —indicó sutilmente para localizarme a su lado y que me sentara sobre el mullido césped—. Mantente serena y guarda silencio —añadió tomando una postura bastante relajada y observe cada una de sus acciones con atención. Nathan fijó su atención a la hierba, de donde comenzaron a brotar unos delegados tallos con pequeños botones que se fueron abriendo poco a poco, para al final revelar unos pétalos hermosos de dalia en una gran variedad de colores.

Las flores llenaban mi campo de visión y mi olfato con exquisitos aromas dulces y tranquilizantes. El viento movía los árboles, llevando a su paso algunas flores y pétalos caídos recorriendo cada ínfimo rincón del claro. Contemplar cada detalle producido por la naturaleza era hermoso, de una manera indescriptible; era semejante a encontrarme en un verdadero paisaje fantástico.

—¡Wow, es hermoso! —exclamé, tomando una de las pequeñas flores que traía consigo una ráfaga de aire.

—Me alegra que te encuentres más tranquila —enunció con una ligera sonrisa entornando un poco sus ojos—. Si quieres seguir mi ejemplo, te recomiendo concertarte en todas las sensaciones que acabas de experimentar y las asocies, para crear tu vínculo con la naturaleza.

Asentí ante las palabras de Nathan, su voz era calmante y me ayudó en gran medida a establecer una conexión con mi alrededor; buscaba esa apertura por lo que yo pudiera familiarizarme con cada ser vivo. Tan solo debía desprender un poco de mi energía para llegar a ese enlace, y cuando finalmente sucedió, mi realidad parecía distinta; mis ojos eran diferentes, miraban desde una diferente perspectiva puesto que ya no era solo yo, sino que la naturaleza misma me prestaba sus capacidades para ver y sentir en una forma tan sencilla e inocente, un sentimiento verdadero y apacible. Era increíble, indudablemente; la conexión que sentía con la Tierra había cambiado por completo mi concepción del mundo, y a su vez, todo lo que era capaz de percibir me permitía escuchar los deseos de la naturaleza que también se convertían en míos, al dar origen a nuevas formas de vida y sanar las que se encontraban débiles y lastimadas.

Tras experimentar esa nueva realidad, me fue difícil regresar a mis originales capacidades, que a pesar de encontrarse más agudizadas que la de un ser humano común, no se comparaban a aquella conexión en la que podía sentir lo que los otros sentían.

Permanecí en un momento de quietud, cerrando mis ojos por un instante y regresando paulatinamente a mis sentidos.

—Fue realmente increíble —expresé exhalando ante aquella gran impresión en todo mi ser.

—Esa es una de las características de las hadas que las diferencian de las criaturas feéricas. —Hizo hincapié en esa frase, aunque no lo entendí del todo en un instante—. Mi abuelo llegó a contarme una leyenda en la que las hadas eran los brotes de luz que los ángeles habían enviado al mundo físico, desde ese entonces se ha quedado grabado en la mente de muchos que las hadas son los seres mortales más cercanos a la luz de Dios.

—¿En serio existe una leyenda así? —mencioné asombrada, era una leyenda muy bonita que podría ser recitada como un cuento para dormir.

—Sí, aunque ya sabes cómo actúan las leyendas. En el pasado también confundían a las hadas con los ángeles.

—Lo sé, aun así no deja de ser una hermosa leyenda. Todo en el mundo de las hadas suena tan increíble. Ah... realmente me gustaría conocerlo algún día.

—Bien, definitivamente puede cautivar a cualquier persona. Mmm... Rosalie, ¿te gustaría realizar algunos ejercicios?

—¿Ejercicios? —pronuncié un poco dubitativa.

—Sí, ¿o aún tienes miedo de usar magia pura?, si es así entonces...

—No, pero... —Me detuve unos segundos, reflexionando sobre algo importante que quería mencionarle a Nathan—. Espera, recordé algo que necesitaba decirte.

—¿Sucedió algo Rosalie?

—Sí —asentí dando un ligero movimiento de cabeza—. Después de regresar de la misión, noté que el cristal que me diste brillo, nunca lo había visto hacer algo así; quería preguntar si conocías la razón porque lo había hecho.

—¿El cristal brilló?, ¿por qué no me dijiste nada antes? —Su voz tenía un tono bastante alarmado, algo que verdaderamente no esperada fuera tan grave.

—¿Es algo malo?, lo siento, fui distraída y no le di importancia. —Me disculpé, debí haber pensado con más razón, no era posible que fuera una persona demasiado ingenua.

—¿Qué más sucedió?, ¿hizo algo el cristal? —agregó tratando de controlar su voz y mantenerla firme, a pesar de que la incertidumbre era notoria en sus ojos.

—No, no realmente, solo brilló por un momento y cesó —enuncié, eso fue lo único que me extrañó, aunque no me atemorizó.

—Esto no es normal, ¿quieres decir que solo brillo sin nada más, sin ningún efecto?

—Sí, solo eso —asentí, realmente no había sucedido otra cosa que yo hubiera advertido.

—¿En qué lugar sucedió específicamente eso?

—En las puertas de mi casa, cuando me dirigía a la entrada principal —aclaré, recapitulando el momento preciso; en ese instante no me había parecido algo por lo que preocuparme demasiado, pensaba que era un mecanismo normal por parte del cristal porque no sentí algo que suponiera otra cosa.

—¿Sucedió cuando entraste a tu casa? Dios, no puede ser.

—¿Qué sucede? —inquirí con leve confusión, no sabía exactamente si la magnitud del problema podría llegar a ser muy grande.

—El cristal solo reacciona así cuando entra en contacto con otra fuente de magia —explicó brevemente.

—¿Qué quieres decir?

—Realmente no lo entiendo, si estabas en la seguridad de tu casa, ¿cómo pudo pasar? Nadie pudo haber pasado. —Se detuvo con un semblante pensativo, y cuando encontró una respuesta, su mirada cambio por completo, como si hubiera descubierto algo que nunca habría pasado por su mente.

—¿Nadie?, ¿a qué te refieres?

—Al parecer la energía que percibió el cristal no es maligna, así que por ahora no debes preocuparte, pero, tendré que investigar más a fondo. Tal parece que el hada responsable de la barrera se encuentra más cerca de nosotros de lo que esperaba, o es más probable que este sea su territorio.


***

Después de años y años, prometo ponerme al corriente con las actualizaciones.

No me maten, esta historia es muy importante para mí  T ~ T


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