Capítulo 16 - Nuevas lecciones
A pesar de haber pasado tan sólo unos pocos minutos después de las audiciones sentía que habían transcurrido largas horas, todo lo que me sucedía se sentía ajeno a mí y no era capaz de despertar mis sentidos hacia la realidad.
Compartí con Nathan todo lo ocurrido durante la audición y de mi participación decidida en El ruiseñor y la rosa; a pesar de ello y de la motivación por parte de mi amigo no sentí desasosiego por conocer lo que sucedería después.
—Rosalie, ¿recuerdas que mencioné que tenía algo que decirte durante clases? —emitió una pausa, dubitativamente o tal vez buscando las palabras correctas para continuar—. Necesito que nos volvamos a reunir, tengo algunas pistas e información que podría servirnos, además de que tu ayuda me es indispensable.
—De acuerdo. —Inferí por sus palabras que se trataba de un asunto de suma importancia del que no podríamos debatir en frente de la multitud, por lo que acepté instantáneamente.
...
Decidimos encontrarnos cerca de los linderos que daban al bosque; al parecer el territorio en el que se encontraba mi casa era el lugar más seguro para reunirnos y ejecutar parte del plan que Nathan tenía en mente.
Los sonidos en conjunto de las sensaciones transmitidas por el viento, creaban una indudable armonía llena de calma e ímpetu, algo de lo que nunca que había percatado hasta este momento, al igual que con otros incidentes con los que logré ver cuánto había cambiado lo que antes era mi normalidad.
—Rosalie, antes que nada necesito revelarte algo. Desde hace un corto periodo de tiempo, decidí dedicarme a resolver pequeños conflictos a los cuales no se pueden enfrentar personas normales e involucrarme en determinadas búsquedas, a pesar de que algunos sigan pesando que lo que hago es peligroso. —Reflexionó por un minuto encontrando la forma de continuar su explicación—. Durante mis investigaciones, formulé una hipótesis con respecto a la naturaleza de tu energía, y por otro lado he descubierto algunas pistas que nos llevarían a resolver lo sucedido en el bosque en nuestro primer encuentro y muy posiblemente al origen de la barrera.
—Así que has hecho esto solo todo este tiempo —cuestioné con asombro no sin dejar de ser respetuosa.
—No quiere decir que realmente me interponga al peligro ni situaciones serias; además no lo hago solo, he conocido muchos amigos a través de eso —meditó por un instante, revolviendo un poco su cabello con la mano hasta llegar a su nuca—. De cualquier manera, mi padre no me dejaría sin protección, a pesar de ser su mejor alumno.
—¿Su alumno? —inquirí con cierto desconcierto.
—Sí, te lo explicaré —emitió una pausa, sopesando sus palabras por un momento—. En este mundo es extremadamente raro encontrarte con un híbrido natural o un dividido puro, como en el caso de mi padre y yo. Un dividido puro nace de la unión de un hada y un humano, aunque... esa no es la única forma en la que puede existir un dividido, ¿recuerdas lo que mencioné sobre los tratados de paz?
—Sí, algo así, permiten que no haya conflictos entre hadas y humanos, eso recuerdo.
—Y es precisamente que por ello fueron creados, pero eso no quiere decir que no han surgido conflictos, han existido y el más grande hasta la fecha se ha conocido como «La guerra silenciosa».
—¿Una guerra? —inquirí con la misma inquietud que sentí cuando descubrí por primera vez algo relacionado a las hadas.
—La guerra silenciosa más que de un conflicto, surgió de un atentado contra las hadas por parte de los humanos; eso sucedió hace aproximadamente un siglo. —Se detuvo antes de reparar cómo continuar la explicación—. En un principio, varios años atrás, las hadas tenían libre acceso a la Tierra al igual que eran capaces de interactuar con los humanos, y era visto como algo normal comparado a la actualidad; hasta que se decidió que era mejor guardar en secreto la existencia de las hadas. Con los avances científicos de la época, se crearon experimentos y en contraposición a lo que cualquiera creería, tuvieron éxito, lo que dio como resultado la mezcla de sangre; los sobrevivientes son considerados híbridos impuros, y a través de estos años se han multiplicado, generando una gran descendencia —Hizo una pausa, reparando su mirada en mí al observar mi rostro confuso y atento, para finalmente continuar—. Lo que quiero dar a entender es que mi padre lidera una academia para aquellas hadas perdidas, es por eso que llegado a una conclusión que me lleva a ti.
—¿A mí? —respondí con sorpresa, abriendo por completo mis ojos.
—Sí, la única posibilidad que me ha pasado por la mente es que tu naturaleza sea resultado de los experimentos humanos causados durante la guerra silenciosa, y es probable que alguno de tus padres tenga sangre híbrida sin siquiera tener conocimiento, eso resolvería varías incógnitas.
—¿Eso es posible? —Me debatí en mi mente ante todo lo que había dicho, encontrar un hilo de sentido que reuniera todos los trazos.
—Aunque aún no tenemos nada concreto, es por eso que encontré una pista que puede guiarnos hacia las respuestas que necesitas, porque el sello que tenías no era común. Estoy trabajando en una misión con algunos compañeros; te ayudaré si es que deseas brindarme tu ayuda a cambio.
—¿Yo?, ¿ayudarte? —No comprendí del todo lo que quería decir Nathan, y eso dio paso a otra explicación por parte suya.
—Todavía hay residuos del sello que tú tenías, por lo que probablemente aún exista una conexión con el origen del encantamiento, si es así, podremos dar con esa persona; aunque —mencionó dubitativamente—, por otra parte puede llegar a ser un poco peligroso, a pesar de que todo implica riesgos, ¿aun así te gustaría acompañarme?
Reflexioné con cautela la propuesta de Nathan y todo lo que había expuesto anteriormente. Todo implicaba riesgos, sí; sin embargo, no podía aventurarme en un camino a ciegas. Y por otro lado se encontraban mis padres; debía enfrentarlos tarde o temprano, tenía miedo y me costaba asumirlo.
Si bien era miedosa y a veces me sentía cobarde, tenía justo enfrente a un amigo que me mostraba su apoyo de manera incondicional y no me agradaba la idea de ser un peso con el cual cargar; deseaba tener más valor, el mundo irremediablemente crecía y nadie lo haría por mí.
Mi respuesta por fin estaba hecha, una elección que decidiría el futuro.
—Lo haré.
Nathan pareció sorprenderse un minuto con mi respuesta, pero inmediatamente comprendió el motivo tras mi consentimiento, ofreciéndome una sonrisa a modo de confort.
—Está bien —anunció una pausa—. Hoy comenzaremos con tu primera lección de magia —sentenció adoptando una postura firme.
—Espera, ¿ahora?
—Sí, es importante que aprendas a canalizar bien tu energía y hacer uso correcto de tu magia; lo necesitas y sobretodo si quieres acompañarme en la misión.
—Estoy de acuerdo, pero...
—Nunca has usado tu magia voluntariamente por lo que no sabes cómo resultará, te entiendo. No es algo realmente complicado, en realidad todo el mundo respira y se alimenta de magia.
—¿En serio?
—Sí, y es por eso que las personas que hacen buen uso de la energía son llamados magos. Por ejemplo, podrías encontrarte hambrienta o agotada, pero si canalizas la energía a tu alrededor, esta te puede servir de alimento y revitalizarte.
—¿Es como succionar la energía?, ¿algo así como los vampiros?
—Sí, aunque... los vampiros no existen —soltó una risa breve—, al menos no en este mundo o bien nunca me he encontrado con uno, pero si hablas de personas que succionan energía vital, creo que se les podría llamar así.
Solté un suspiro de alivio, al menos no me tocaría encontrarme con un ser así de terrible.
—Por otra parte existen los hechiceros —Su mirada se tornó igual de fría que en el momento en el que había hablado sobre los nahuales o cambiaformas.
—¿Hechiceros?
—Sí, son lo peor que puede existir. Sé lo que estás pensando, pero un brujo o un hechicero no es lo mismo que un mago.
—Entonces, ¿cuál es la diferencia?
—Los brujos... —En su mirada pude observar duda, una incertidumbre latente que no le permitía pronunciar una palabra—. Ellos... venden su alma a cambio de poder, al igual que los cambiaformas.
No hizo falta que Nathan continuara hablando para entender exactamente a qué se refería, si era de esa manera ahora lograba comprender porque se insertaba tanto odio en su voz cada que mencionaba algo referente a ellos, aunque por otra parte eso producía un miedo mayor en mí.
—De cualquier manera no debes preocuparte, el cristal que posees te protege de ataques mágicos; aun así es bueno que también aprendas un poco de defensa. —Reparó en mi mirada y exhaló suavemente. —Es por eso que primero te enseñaré las cosas básicas que necesitas saber para aprender a controlar tu magia—. Hizo un ligero movimiento con su muñeca, expulsando una suave ráfaga que impulso el movimiento de los árboles.
—Es asombroso, ¿cómo puedes hacer eso? —enuncié en voz baja cercana a un susurro.
—Fue una simple libración de energía, aunque entre más grande requiere mayor concentración y fuerza; eso lo logras cuando llegas a conectar con tu elemento. El agua es un elemento poderoso, pero a la vez es el segundo más fácil de controlar después del aire; es un elemento que se encuentra en constante flujo, por lo que no es muy denso y aun así puedes manipularlo de varias formas para hacerlo muy fuerte. —Emitió una ligera pausa para avanzar unos pasos en mi dirección—. Intenta canalizar tu energía, intenta sentirla.
—¿Cómo puedo sentirla? —La explicación de Nathan me pareció en cierta forma ambigua, ¿cómo se suponía que entendiera algo si no sabía nada de magia?
—Cierra tus ojos —mencionó sutilmente, con voz calma; su voz era hipnotizante como un encanto y tan suave que parecía adormilarme, pero a pesar de eso mi cuerpo no se sentía pesado, en cambio se sentía tan ligero como si fuera capaz de flotar.
Una luz emergía en mi interior, se sentía sumamente cálida, tal como la luz que me cobijaba en mis sueños. El resplandor acrecentó y se difundió en todo mi cuerpo. Mi ser se encontraba lleno de esa cálida energía, apacible y que me brindaba una sensación de fortaleza excepcional.
—Nunca vi una energía tan pura, tu luz es asombrosa —sentenció con indudable sorpresa.
Abrí mis ojos de golpe, la sensación que antes me había colmado era demasiado abrumadora, demasiado para poder sostenerla por mi cuenta. Solté una bocanada de aire como acto de liberarme de esa fuerza inconmensurable.
—¿Qué fue eso? —Alcancé a decir entre leves jadeos intentado recuperarme.
—Es la energía que posees —Su mirada se encontraba absorta, inclusive más desconcertada que la mía—. Es... tu magia. —Finalmente repuso en voz serena.
—¿Mi magia?, ¿puedes verla?
—Mmm... sí. —Dudó por un momento—. Es parecido a ver auras —Se limitó a decir.
—Yo... ¿también puedo hacerlo?
—¿No puedes ver nada?, ¿no puedes ver mi energía?
—No, ¿eso es anormal? —cuestioné inquietante al advertir su reacción.
—No, es normal. —Su tono de voz se relajó—. Es posible lograrlo con práctica, aun así, es innecesario si lo sientes. Veamos si puedes transformar tu energía y mantener un buen control sobre tu elemento —continuó con normalidad.
Nathan se posicionó frente a mí, explicándome con completa fluidez cómo transformar mi energía en una esfera flotante de agua como la que había formado por primera vez accidentalmente. Para él era fácil y natural, pero para mí ya de por sí suponía un gran desafío; a pesar de atender a todas sus indicaciones, no llegaba a comprender del todo cómo es que sucedía el proceso de transformación.
—Tienes que relajarte, la magia no fluirá si la aprisionas, es parecido a dejarte llevar cuando actúas.
Siempre había sido cierto el esfuerzo que me suponía al realizar cualquier cosa, siempre me había esforzado por que el resultado de mis acciones fuera perfecto y correcto. Nunca antes hubiera notado que la principal causa de que lo que hacía resultara mal era la presión que ejercía en mí cada vez que me sentía insegura, pero a la vez esa era también una fuente que me impulsaba a obtener más fortaleza.
Sosegué mi mente, obligando a relajar cada parte de mi ser. Únicamente tenía que transformar mi enegía, ese cúmulo de luz, concentrarlo para darle forma a esa sensación que producía el agua; ligera y con un sutil dinamismo.
Prontamente apareció la imagen de un áspid circulando hasta convertirse en una perfecta esfera sin deformarse. Mis dedos se encontraban próximos a la esfera y mi curiosidad no pudo más, intenté tocarla con mis manos y sorprendentemente no se deshizo, e incluso pude introducir mis manos sin mojarme ni modificar su forma; me encontraba completamente atónita.
—Seguramente piensas cómo puede ser posible pero no es una ilusión, tu controlas tu magia —enunció emitiendo el mismo acto que yo, a diferencia de que disolvió su burbuja dejando el líquido fluir por su mano.
Gracias a la demostración de Nathan muchas piezas encajaron en mi mente para dar a una conclusión y una pregunta referente a algo que me había molestado gran parte de mi vida.
—Nathan, ¿tú sientes frío?
Mi pregunta pareció descolocarle por un instante, probablemente lo habría tomado por sorpresa.
—Mmm... sí, ¿por qué lo preguntas?
—¿Nunca has sentido extraños cambios de temperatura? Bien, tal vez no sean extraños —vacilé y solté un largo suspiro—. Lo que quiero decir es si es normal tener cambios de temperatura cada vez que sientes algo diferente.
—Muchas veces la temperatura cambia dependiendo de nuestras emociones, no es tan diferente de lo que les sucede a las demás personas —respondió con calma, siendo paciente a todas las cuestiones que me aparecían.
—Ah, ya lo entiendo —mencione con una media sonrisa a pesar de que aún quedaban algunas dudas rondando por mi mente, ¿y si fuera un caso invertido? No, realmente no valía la pena preguntar, ya me lo había explicado antes, era algo completamente normal.
—Aunque a veces si tus emociones llegan a ser demasiado fuertes, pueden inferir un poco modificando tu energía.
Abrí mis ojos asombrada, tal vez habría una explicación para los cambios que había sentido; una forma de adaptación a la nueva naturaleza que se fusionaba en mi interior.
Tomamos un descanso antes de continuar. Nathan me había explicado que debía acostumbrarme poco a poco al uso de mi magia, sino me traería consecuencias a causa de un agotamiento energético; él accedió a enseñarme como hacer un uso correcto de mi fuerza también, debido a la obviedad con la que había mostrado varias de mis dificultades.
—No tienes que intentar suprimir tu fuerza, debes liberarla.
—¿Liberarla?, ¿cómo?
Sujetó mi hombro con suavidad, posicionándose detrás de mí; lo sentí como un soporte que no me dejaría caer ni tropezar.
—Alza tu mano y libérala —susurró sosteniendo mi brazo por la muñeca.
Su cercanía era realmente confortable, era cálida y agradable. Me sentía muy segura en su presencia, no me sentía incómoda; quería permanecer en su cercanía, pero sabía que no era correcto, era mi amigo y él simplemente me estaba ayudando. No debía confundir las cosas como lo había hecho antes, o podría lastimarme y a mi amiga también.
—¿Eso es todo? —añadí en un tono serio, quizá demasiado vacío, sin emociones.
—¿No te sientes más ligera?, puedes probar a golpearme —expuso formando una sonrisa abierta; mi corazón dolió por un segundo.
—¿Qué? —reparé cobrando mis sentidos.
—Es una broma, sé que no te gusta hacerle daño a nadie, pero si quieres desarrollar tus habilidades es más seguro entrenar con alguien que te equipare en fuerza.
—Yo... no pienso volver a practicar algún arte marcial. Al menos... no por el momento.
—¿Es por lo que sucedió? Es normal que tengas miedo a lastimar a alguien, yo también lo sentí, pero... —Noté cierta amargura en su voz al mismo tiempo que un deje de melancolía—. Al observar lo que tantas personas inocentes sufrían por culpa de monstruos, y los seres de oscuridad no son los únicos monstruos, los humanos también llegan a ser monstruos... Si no era yo, si no era nadie, ¿quién protegería a esas personas indefensas? —Entendí ese sentimiento, era parecido a la angustia que me inundó cuando hice todo lo posible por proteger a Amelia.
—Es por eso que decidiste...
—¿Arriesgar mi vida protegiendo personas? Sí, aunque como ya lo había mencionado, no hago nada riesgoso siempre que estoy en equipo. Ahora que recuerdo, mi abuelo me decía que de pequeño tenía sangre de guardián. —Esbozó una ligera sonrisa pesarosa.
—Antes habías mencionado que tu papá lideraba una academia para hadas. —Cambié de tema al apreciar la actitud de mi amigo, a pesar de que verdaderamente era un tema que me interesaba conocer más al respecto.
—Sí, sería bueno que acudieras a nuestras instalaciones, pero desafortunadamente no hay ninguna otra hada con un poder parecido al tuyo, mas que mi padre y yo.
—Pero, ¿las hadas no dominan al menos un elemento?
—Sí, pero ellos son divididos incompletos, es un poco diferente para ellos, la mayoría controla magia básica que los une al elemento inherente de cualquier hada, la naturaleza; las pocas hadas elementales son capaces de controlar el aire o la tierra, y ya que el elemento que tu controlas es el agua, soy el único que puede enseñarte.
Me llenaba de curiosidad saber que existían más personas en la misma condición que yo, a pesar de que no estaba del todo segura si era correcto llamar a nuestra naturaleza de esa forma.
—Oh, todo es muy complejo; tú ya debes estar acostumbrado a esto.
—Sí, prácticamente viví de esa manera desde siempre —produjo una pausa—. Te acostumbrarás dentro de poco.
—Sí, aún es difícil para mí, pero tal como hablas de las hadas, me gustaría conocer una algún día.
—Mi abuelo es el único hada que yo conozco, sinceramente nunca he conocido a una en persona, lo poco que he aprendido es por parte de él. Pero... —Se detuvo un instante a sopesar—, ¿te gustaría conocer a mi grupo?
—¿Tu grupo? —manifesté con desconcierto.
—El viernes nos reuniremos durante la misión, y podré presentarte a algunos amigos que también son divididos, son conocidos de la academia que están dispuestos a ayudarnos.
—¿En serio?
—Sí, y después de eso nos dividiremos para tener mejor movimiento.
¿Es tan pronto?, estuve a punto de preguntar, mas en una parte de mi ansiedad por conocer más accedí sin cuestionar.
...
Al regresar a casa, una parte de mí se sentía increíblemente ligera. Gracias a Nathan había aprendido demasiadas cosas en un mundo que todavía era nuevo para mí. Pero afortunadamente, gracias a todas las prácticas que realizaba para tener un mejor control sobre mis habilidades, ya no resultaba tan agobiante ni forzoso una vez que lo tomaba con total naturalidad. Pensaba que existía una gran posibilidad de que llevara una vida normal sin ninguna anomalía, después de descubrir que podían existir más personas como yo en el mundo de lo que había creído en un principio.
Yo no era única.
***
Chan chan chan... Nuevo capítulo
Disculpen si este capítulo quedo corto. La parte inicial del capítulo era más larga, pero como perdí mi memoria y yo pensando que ya le había dado screenshot, no lo guardé en un medio auxiliar T_T
Por lo que ya había mencionado, tuve que modificarle algunas cosas para que no quedara raro, con algunas ediciones. Quería agregar algo para explicar sobre algunas cositas de Nathan, aunque al final decidí eliminarlas para incluirlas en un capítulo próximo, pero, ¿adivinen qué? ¡Habrán nuevos personajes!
Recuerden dejar sus comentarios referentes a que les pareció el capítulo.
Sin más preámbulos y explicaciones innecesarias, me despido :(
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